¿Por qué a las personas que destacan del resto son amonestadas? El clavo que sobresale siempre recibe un martillazo porque la envidia es una emoción muy humana. Deseamos lo ajeno, y cuando nos es imposible obtenerlo, lo atacamos para que pierda valor, se haga pequeño y deje de brillar. Los grandes corazones son aquellos que, a pesar de sentir la envidia, la reconocen, pero evitan que se adueñe de sus conductas.
Cuando alguien brilla, ¡que brille más!, porque las grandes historias, las más hermosas obras de arte o las producciones científicas más importantes nunca habrían sucedido si cada clavo que sobresale siempre recibiera un martillazo. Es labor del resto alentar las cualidades de quienes nos rodean para que crezcan cada vez más alto, y nos deleiten con las cosas que convierten a un ser humano en único y extraordinario.
La envidia está detrás del dicho “el clavo que sobresale siempre recibe un martillazo”
La envidia deriva del latín invidia que significa ‘considerar algo con malicia’. Para el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la envidia se define como ‘la tristeza o pesar del bien ajeno, así como el deseo de algo que no se posee’.
La envidia es una emoción social. A diferencia de otras, como la sorpresa que se experimenta ante estímulos inesperados, la envidia requiere de algo más: un otro a quien dirigirla y un algo que se desea y se anhela.
La valoración moral de la envidia suele ser peyorativa; sin embargo, nada es inmoral si es experimentado por todos los seres humanos. Y la envidia, como emoción que es, cumple esta función. De esta manera, sentir envidia dista de ser inmoral para convertirse en un hecho normal.
“La envidia es una de las emociones que más cuestan admitir, especialmente porque con ella se asume no solo que se codicia lo que tienen los demás, sino que, de alguna manera se reconoce una inferioridad respecto a la persona que posee lo que se anhela”.
-Chóliz-
El problema de la envidia son las conductas que desempeñamos cuando la sentimos. ¿Has sentido alguna vez envidia de un amigo, pero te has sentido bien por eso que está sucediéndole? ¿O has intentado boicotearle? Esto marca la diferencia.
Comparación social
La comparación social juega un papel muy importante en la envidia. A través de esta construimos nuestro autoconcepto y nuestra autoestima, porque las personas que nos rodean se convierten en punto de partida y en criterio a la hora de valorar, validar y modular nuestras propias capacidades. Cuando nos superan en estas, sentimos envidia.
“Si bien la experiencia de envidia depende de la autorrelevancia de los aspectos que se están comparando, es decir, de las cuestiones que en realidad son importantes a la hora de establecer el propio autoconcepto”.
-Smith-
¿Qué factores explican la emoción envidia?
Para Smith, Diener y Garoznik son tres los factores que podrían potenciar el hecho de que los seres humanos experimentemos envidia:
- La frecuencia e intensidad de las experiencias de envidia en la vida de la persona.
- Los sentimientos de inferioridad.
- El resentimiento y las percepciones de injusticia.
“Así, la experiencia de envidia (anhelar lo ajeno y el deseo de desventura de quien lo posee) se relaciona con el resentimiento por la sensación de injusticia, la hostilidad y los sentimientos de inferioridad”.
-Chóliz-
A pesar de la relevancia de la comparación social en la génesis de la envidia, esta solo se produce y genera esta emoción en aquellas cuestiones que consideremos de valor y relevantes. La que denominamos “envidia sana” es aquella en la que, a pesar del deseo de poseer lo ajeno, no existe la ambición de quitarle nuestro objeto de deseo al otro.
La insatisfacción sigue presente y es desagradable, pero entraña un nuevo sentimiento: el deseo de crecerse y el afán de superarse. Para Parrot y Smith, son seis las etapas emocionales que describen la envidia sana:
- Deseo de lo que tiene la otra persona.
- Hostilidad.
- Admiración hacia la persona.
- Resentimiento global.
- Sentimientos de inferioridad.
- Culpa.
Como hemos podido comprobar, la envidia es una emoción muy humana que impacta en las relaciones sociales debilitándolas o fortaleciéndolas. Saber detectar los momentos en que la sentimos nos puede ayudar a regularla y articularla desde su vertiente positiva.
Agradecer lo que tenemos y alegrarnos por lo que los demás consiguen es una buena vía a la paz y a la tranquilidad mental ¿Te apuntas?
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