Si hay una dimensión que apenas tiene cabida en nuestro apresurado mundo actual, es la autorreflexión. Esa capacidad para profundizar en nosotros mismos, saber qué rima y qué desafina en nuestra vida es una cualidad de la que estamos cada vez más desprovistos. No hay tiempo y cuando lo tenemos, optamos por universos como Netflix para desconectar de todo.
Así, y casi sin darnos cuenta, ponemos grandes distancias de esas parcelas interiores que edifican la persona que somos y la realidad que nos define. Es de este modo como surge el estrés que nos aprisiona, los nudos que nos asfixian y la infelicidad que no sabemos de dónde viene al actuar en piloto automático. Cuanto más nos alejamos del propio ser, más nos acercamos a la deriva del malestar mental.
En la lengua japonesa existe un término de lo más inspirador denominado naikan, que significa tener la habilidad para verse a uno mismo con el ojo de la mente y el alma. Este concepto sirvió de base para la creación de una escuela terapéutica que, a pesar de contar con más de 80 años de antigüedad, sigue siendo útil e interesante.
Llega un momento en nuestra vida en que debemos hacer balance sobre en qué punto nos encontramos y qué hemos estado ignorando.
¿En qué consiste la terapia Naikan?
A menudo se dice que la terapia Naikan es como subirse al pico más alto de una montaña para tomar mayor perspectiva de nuestra vida. Desde esa posición de gran angular uno se da cuenta de infinitas realidades. Hay áreas grises que hemos dejado crecer en exceso. También intuimos que hay territorios de gran potencial que deberíamos aprovechar. Puede que hasta escuchemos la voz del viento susurrándonos algún secreto…
No nos extrañará saber que este enfoque tiene su origen en el país del sol naciente. Fue Ishin Yoshimoto, un budista japonés, quien asentó las bases de esta terapia basada en la autorreflexión, la meditación y la práctica de cuestionarnos a nosotros mismos.
Lo que empezó en los años 40 como una técnica ascética, llegó a Estados Unidos constituyéndose como una práctica terapéutica. Fue David K. Reynolds, miembro de la facultad en la Escuela de Salud Pública de Universidad de California, quien la introdujo y creó los primeros programas.
La terapia Naikan es la más popular en Japón y la que hunde sus raíces en el budismo.
1. Objetivos que podremos alcanzar
Estamos ante un recurso sobre el que existe abundante literatura científica y libros de autoayuda. Ejemplo de ello es Naikan: Gratitude, Grace, and the Japanese Art of Self-Reflection (2002). En este trabajo, su autor, Gregg Krech, explica las metas de esta forma de terapia que tiene como principal objetivo despertar en el ser humano el sentido de la autorreflexión.
Para ello, con el fin de lograr ese propósito, la persona deberá trabajar tres áreas estratégicas:
- Desarrollar un conocimiento profundo, significativo y útil sobre quiénes somos, qué necesitamos y en qué punto de nuestra vida nos encontramos.
- Un objetivo esencial es reflexionar en nuestras relaciones con los demás. Saber qué vínculos nos benefician y si nuestra interacción con las personas que amamos es la adecuada.
- Asimismo, también nos invita a un ejercicio al que no siempre estamos habituados: reflexionar en la naturaleza fundamental de la existencia.
2. ¿A quién va dirigida esta forma de terapia?
En la actualidad, existen centros Naikan en las principales ciudades del mundo, no solo en Japón. El hecho de que no solo haya perdurado en el tiempo, sino que se alce como un enfoque terapéutico digno de interés, se debe sobre todo a la eficacia que presenta en diversos grupos poblacionales.
- La terapia Naikan es muy positiva para pacientes con trastornos de ansiedad generalizada (TGA) y trastorno del pánico. Un estudio de la Universidad de Tottori de Japón destaca este dato.
- Es útil a su vez en personas que estén pasando por momentos de crisis, transiciones o cambios vitales.
- Asimismo, es un recurso enriquecedor para potenciar la autoestima, las relaciones con los demás y para mejorar el crecimiento personal a todos los niveles.
- El hecho de que favorezca la autorreflexión, puede ser positivo en pacientes con depresión, traumas, etc.
- Por otro lado, hay un ámbito de la investigación que aún está evaluando su beneficio en la población reclusa. La terapia Naikan podría ser útil para mejorar la autoconciencia, la responsabilidad personal y la percepción de la culpa.
- También se realizan terapias intensivas para solucionar problemas concretos, como el alcoholismo, la adicción al juego, etc.
El método Naikan nos invita también a ser más agradecidos, porque valorar lo que somos y lo que nos rodea es también el mejor ejercicio de conciencia y autorreflexión.
¿Qué técnicas aplica este enfoque terapéutico?
Sabemos que la terapia Naikan aborda ámbitos tan amplios que pueden ir desde el desarrollo personal, hasta vertientes más espirituales. Sin embargo, la mayor parte de las veces se aplica para fines terapéuticos de los que parte con una base científica y empírica. Para ello, parte de tres preguntas básicas en las que debe trabajar cada persona. Son las siguientes:
1. Pensar en el cuidado y el apoyo que recibimos o no del entorno
En la primera parte de la terapia se le plantea al paciente la siguiente cuestión: ¿qué he recibido de…? Esta premisa se alza como una invitación directa a la reflexión profunda sobre nuestros vínculos y nuestras interacciones cotidianas. No se circunscribe solo a nuestra familia, sino que debemos abrir la óptica a todo escenario en el que transitamos a diario.
Esto nos permitirá saber si somos felices con nuestra pareja, en el trabajo, con los amigos, la familia, la ciudad en la que vivimos, etc.
2. Las contribuciones a los demás
Ishin Yoshimoto, el creador de esta terapia, insistió en su día que nuestra finalidad debería ser la de encontrar el equilibrio vital. Para ello, debemos pensar en las siguientes ideas:
- ¿Qué has dado y recibido en los últimos meses?
- ¿Estás tomando más de lo que ofreces?
- ¿Qué necesitas de los demás?
- ¿Podrías pensar en esas acciones que haces a diario por las personas que conforman tu vida y cómo te sientes al llevarlas a cabo?
3. Los problemas y dificultades que causamos (y nos causan) los demás
Una de las metas de esta terapia es convertirnos en personas más reflexivas y también más responsables. Esto significa que, por un lado, debemos ser conscientes del sufrimiento que causamos a otros. Por otro, es necesario darnos cuenta de qué relaciones o situaciones nos causan más infelicidad que equilibrio existencial.
Solo así despertaremos para detectar qué problemas y dificultades nos rodean y poder afrontarlos de forma madura y segura.
Mirar hacia el interior
Las personas somos historias y para escribir el mejor de los relatos vitales debemos saber hacia dónde queremos ir. Eso implica revisar nuestras mochilas personales y los vínculos que nos rodean.
Solo cuando somos capaces de mirar hacia nuestro interior, tomaremos conciencia de cómo vivir mejor en nuestro exterior. Este tipo de terapia puede facilitarnos dicho objetivo.
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