Muchos grandes maestros han dicho “Todo es Yo” (o “Todo es el Ser”) (1), y esta frase se repite regularmente durante las discusiones espirituales. Pero, ¿qué significa? Especialmente cuando recordamos que hay otra frase muy conocida que se refiere a una realización profunda: “No hay un yo”. Con respecto a esto último, una de las experiencias que describen regularmente las personas interesadas en el Advaita es: “No hay nadie aquí, y no le sucede nada a nadie”.
Entonces, la pregunta que surge necesariamente es, ¿cómo puede todo ser yo y, al mismo tiempo, no haber un yo?
La explicación de la aparente contradicción es una combinación de diferentes perspectivas y el lenguaje utilizado.
Lo que ocurre es que el centro de la identidad de uno se aleja de la parte pensante y emocional de uno mismo y pasa a la conciencia que está observando y experimentando lo que ocurre. De repente es como si el “yo” hubiera desaparecido. Aquí no hay nadie más que la conciencia. Claramente queda alguien o algo que tiene el reconocimiento de que no hay nadie aquí, pero ya no es la persona que estaba aquí. De hecho, no es una persona en absoluto. Sólo conciencia, ser o presencia.
Eso aborda el aspecto «No hay nadie aquí», pero no el «No sucede nada».
Esto último entra en juego porque, sin la identificación y el apego emocional a estar separado y al entorno físico en sí mismo, la percepción de uno cambia de ser un cuerpo físico en un entorno físico a ser la conciencia que está mirando una escena. Y dado que «todo es uno», la escena ya no es solo la cantidad regularmente aceptada de objetos físicos individuales (aunque todavía se debe actuar como si lo fuera, ya que las leyes de la física aún se aplican), sino más bien una colección de formas y colores con los que uno interactúa, no muy diferente de usar un casco de realidad virtual.
Así que ahora el entorno físico ya no es solo una mezcla de objetos aleatorios e inconexos, sino más bien una simulación: una proyección, un sueño, maya o una ilusión. Y está siendo observado y experimentado por una conciencia que parece no tener atributos, y ciertamente ninguno relacionado con la personalidad emocional previa.
Por lo tanto, tenemos la explicación detrás de la descripción: «No hay nadie aquí, y no le sucede nada a nadie». La conciencia simplemente está mirando e interactuando con una escena pictórica tridimensional.
Eso todavía no explica el dicho, “Todo es Yo”, que sigue pareciendo una contradicción ―quizás más aún― dado lo que acabamos de describir.
La explicación detrás de esto comienza con el término “Yo Superior”. Esto se usa para señalar el ser o la conciencia detrás de todo, y es con lo que uno se conecta a medida que explora y progresa a lo largo del camino espiritual. Es lo que queda cuando el así llamado yo inferior, la personalidad pensante emocional, se ha derrumbado o se ha rendido, dejando una sensación de no ser nada. Este Yo Superior es el alguien o algo que permanece cuando la persona se ha ido.
Para muchos, este cambio de percepción puede ser un evento repentino. Habiéndose identificado con el yo inferior durante tanto tiempo ―un yo (self) que proporcionó su sentido de identidad y que llamaron “yo” (“I”) (2)― al referirse a la conciencia que permanece como un tipo de “yo” puede parecer absurdo. Para ellos, “¡Yo no soy/estoy aquí! ¡(Yo) ya no soy!”
Para otros, particularmente aquellos que practicaron aferrarse a la conciencia consciente como un medio de desarrollo espiritual, lo que permanece cuando el ser emocional inferior se rinde es “Yo soy. Yo soy la conciencia, YO SOY el Yo Superior.”
Pero (y es un gran pero) aunque el yo emocional se haya dado por vencido, no ha desaparecido por completo. Queda un residuo, y dado que todo es uno, este apego emocional ―antes mucho más obstinado y responsable de todos los pensamientos y preocupaciones, y de extraviar la conciencia del momento― es la energía misma que crea la apariencia del entorno físico y todas las circunstancias de la vida cotidiana.
Entonces, tenemos la conciencia, a menudo llamada el Yo Superior, mirando la pantalla de la conciencia dentro de su propio ser, observando e interactuando con imágenes creadas por su yo inferior emocional. Y estos dos yoes aparentes se fusionan en una sola experiencia y autoexpresión. El observador y lo observado, el soñador y el sueño, se vuelven uno. «Yo soy Esto. ¡No hay otro!»
Y, sí, “Todo es Yo”.
1. El término en inglés utilizado aquí es Self que suele traducirse en español, según el contexto, como “Yo”, “Ser” o “Sí mismo”, lo que en el hinduísmo sánscrito sería Atman. Por lo tanto, en este artículo “Yo” y “Ser” son sinónimos. (Aunque en inglés existe el término being que significa “ser”, como en Human being, “Ser humano”).
2. Para “Yo” también hay en inglés dos formas: Self (nombre) y I (pronombre), que en español pueden escribirse igual, como en la frase I am the Self, “Yo soy el Yo”. Y que para no confundir los “yoes” suele traducirse como “Yo soy el Sí-mismo” o “Yo soy el Ser”.
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