Fitzroya en Chile pronto podría romper el récord del árbol más antiguo del mundo

En un bosque del sur de Chile, un árbol gigante ha sobrevivido durante miles de años y está en proceso de ser reconocido como el más antiguo del mundo, arrebatándole el título a un pino bristlecone encontrado en California.

Esta especie es endémica de la región de los Andes en Argentina y Chile, y es un árbol de hoja perenne que puede vivir durante miles de años. La madera de este árbol es muy valorada por su belleza y durabilidad, lo que ha llevado a la explotación intensiva y la inclusión de la especie en la lista roja de especies amenazadas.

Conocido como el «Bisabuelo», tiene un tronco de cuatro metros de diámetro y 28 metros de altura. Yace al borde de un barranco en un bosque en la sureña región de Los Ríos, 800 kilómetros al sur de la capital Santiago.

Pertenece a la familia de las cupresáceas y se trata de un género monotípico, cuya única especie es la Fitzroya cupressoides (llamada así en honor a Robert Fitzroy).

Su representante más longevo tiene más de 5000 años y está a punto de reemplazar a Matusalén, un pino bristlecone de la Gran Cuenca de 4850 años que se encuentra en California, Estados Unidos, como el árbol más antiguo del planeta.

«Es un sobreviviente, no hay otros que hayan tenido la oportunidad de vivir tanto tiempo», dijo Antonio Lara, investigador de la Universidad Austral y del centro de ciencia del clima y resiliencia de Chile, quien es parte del equipo que mide la edad del árbol.

Antonio Lara, investigador de la Facultad de Ciencias y Clima de la Universidad Austral, observa el al Bisabuelo en el Parque Nacional Alerce Costero en Valdivia, Chile. Crédito: Martín Bernetti/AFP.

En los últimos años, los turistas han caminado una hora por el bosque hasta el lugar para fotografiarse junto al nuevo «árbol más antiguo del mundo». ​Debido a su creciente fama, el organismo forestal nacional ha tenido que aumentar la cantidad de guardaparques y restringir el acceso para proteger el milenario ejemplar.

Científicos emocionados

El guardaparque Aníbal Henríquez descubrió el árbol mientras patrullaba el bosque en 1972. Murió de un infarto 16 años después mientras patrullaba el mismo bosque a caballo.

«Él no quería que la gente y los turistas supieran dónde estaba porque sabía que era muy valioso», dijo su hija Nancy Henríquez, quien también es una guardaparque.

El sobrino de Henrique, Jonathan Barichivich, creció jugando entre los Fitzroya y ahora es uno de los científicos que estudia la especie.

Fitzroya cupressoides en un bosque en el Parque Nacional Alerce Costero en Los Ríos, Chile, 17 de enero de 2020. Crédito: Jonathan Barichivich.

En 2020, Barichivich y Lara lograron extraer una muestra del Bisabuelo utilizando el taladro manual más largo que existe, pero no llegaron al centro.

Estimaron que su muestra tenía 2.400 años y utilizaron un modelo predictivo para calcular la edad total del árbol. Barichivich dijo que «el 80 por ciento de las posibles trayectorias muestran que el árbol tendría 5.000 años» y que espera publicar pronto los resultados.

El estudio ha creado entusiasmo dentro de la comunidad científica dado que la dendrocronología —el método para fechar los anillos de los árboles cuando se formaron— es menos precisa cuando se trata de árboles más viejos, ya que muchos tienen un núcleo podrido.

Símbolos de resistencia

Sin embargo, se trata de algo más que una competencia para ingresar a los libros de récords, ya que el Bisabuelo es una fuente de información valiosa.

«Hay muchas otras razones que le dan valor y sentido a este árbol y la necesidad de protegerlo», dijo Lara.

Hay muy pocos árboles de miles de años en el planeta.

«Los árboles milenarios tienen genes y una historia muy especial porque son símbolos de resistencia y adaptación. Son los mejores atletas de la naturaleza», comentó Barichivich.

El Bisabuelo. Foto sin fecha.

«Son como un libro abierto y nosotros somos como los lectores que leemos cada uno de sus anillos», añadió Carmen Gloria Rodríguez, investigadora asistente del laboratorio de dendrocronología y cambio global de la Universidad Austral. «Esas páginas muestran años secos y lluviosos, dependiendo del ancho de los anillos. También se registran incendios y terremotos, como el temblor más poderoso de la historia que azotó esta zona en 1960».

El Bisabuelo también se considera una cápsula del tiempo que puede ofrecer una ventana al pasado.

«Si estos árboles desaparecen, también desaparecerá una clave importante sobre cómo la vida se adapta a los cambios en el planeta», concluyó Barichivich.

Fuente: AFP. Edición: MP.

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