En un mundo que gira cada vez más deprisa, marcado por las obligaciones laborales, los plazos límite y a veces incluso la sobrecarga de trabajo, las vacaciones son más importantes que nunca. Nos ayudan a deshacernos de las tensiones acumuladas, despejar la mente e incluso regenerar el cuerpo.
Y no es precisamente algo que debamos tomar a la ligera. Un estudio desarrollado a lo largo de dos décadas en más de 700 personas reveló que quienes tomaban vacaciones menos de una vez cada seis años tenían 8 veces más probabilidades de desarrollar problemas cardíacos en comparación con aquellas que se iban de vacaciones dos veces al año.
La cosa no termina ahí. Otra investigación llevada a cabo durante 5 años con 1.500 personas constató que quienes se iban de vacaciones una vez cada dos años o menos tenían más probabilidades de sufrir depresión o sentirse insatisfechas e infelices en sus relaciones de pareja, en contraposición con quienes tomaban vacaciones dos veces al año o más.
La moraleja es que cuanto más tiempo pasemos trabajando, sin desconectar, más aumenta nuestro nivel de estrés, lo cual no solo le pasará factura a nuestro estado de ánimo y relaciones, sino también a nuestro cuerpo. Sin embargo, cualquier tipo de vacaciones tampoco vale.
Cuando las vacaciones nos estresan y agotan más
Las vacaciones, en sí mismas, no son la panacea. No basta con alejarse del trabajo para lograr esa ansiedad relajación, aliviar las tensiones y reponerse del cansancio. De hecho, un estudio realizado en los Países Bajos reveló que muchas personas no se sienten más felices y relajadas al volver de sus vacaciones.
Un análisis más detallado indicó que las vacaciones no generan felicidad automáticamente, sobre todo cuando sufrimos un estrés moderado o alto relacionado con el viaje. El estrés que genera planificar todos los detalles del viaje, atar los cabos sueltos en el destino, gestionar el transporte, no estar familiarizados con el lugar o la sensación de inseguridad contribuyen a que los viajeros se sientan menos felices y más estresados, y tengan menos energía en el trabajo tras volver de las vacaciones.
Por tanto, la satisfacción, la felicidad y la relajación que suelen aportar las vacaciones dependen en gran medida de cómo las vivamos. Unas vacaciones mal planificadas, estresantes o repletas de actividades que generan tensión o nos agotan eliminan los beneficios que se le atribuyen al tiempo libre.
Afortunadamente, no todos los viajes son iguales. ¿Un viaje menos estresante podría hacernos más felices y ayudarnos a recargar las pilas? ¿Existen esas vacaciones perfectas que nos permiten aliviar el estrés?
¿Qué tienen en común las vacaciones relajantes?
Un viaje estresante, agotador y mal planificado elimina los beneficios de las vacaciones. No cabe dudas. La buena noticia es que una encuesta del Instituto de Investigación Positiva Aplicada realizada a más de 400 viajeros nos dibuja una imagen más nítida de cómo deben ser los viajes para disfrutar de unas vacaciones relajantes y revigorizantes que nos hagan más felices.
- Planificar el viaje con antelación. El 90% de las personas que se sienten satisfechas y relajadas en sus vacaciones han planificado los detalles del viaje con más de un mes de antelación. En cambio, los investigadores han apreciado que planificar las cosas en el último minuto suele generar un nivel de estrés mayor, probablemente debido a la tensión y la incertidumbre. Por tanto, elige tu destino y comienza a planificar tus vacaciones con tiempo suficiente como para que puedas atar todos los cabos sin estresarte.
- Irse lejos. Aunque quedarse en casa nos permite descansar, dicha encuesta reveló que el nivel de felicidad aumenta con los viajes fuera de la ciudad y se dispara con aquellos fuera del país. Un estudio realizado en la Universidad de Helsinki, por ejemplo, comprobó que las vacaciones en el Trópico suelen ser muy relajantes y sus beneficios se extienden cuando regresamos a casa. Sin embargo, no es necesario irse tan lejos, lo más importante es cambiar de aires, por lo que unas vacaciones en el mismo país, en contacto con la naturaleza, también pueden ser ideales para relajarse, descansar y reponer energía.
- No tener que preocuparse por los detalles. El 74% de las personas considera que el aspecto más estresante de los viajes es planificar los detalles. Los cambios de última hora, el transporte, así como los planes en el sitio suelen ser una fuente de tensión adicional que les impide relajarse y descansar. Si quieres evitar esos problemas, lo ideal es que organices una agenda de viaje o simplemente reserves en uno de los resorts todo incluido para que puedas olvidarte de todo.
Eso sí, intenta que tus vacaciones comiencen desde que sales de casa. Cuando estés en el aeropuerto, elige una zona libre de Wi-Fi. En lugar de seguir pegado al móvil, lee un libro o haz otra cosa que te conecte con el ocio. Necesitamos de 12 a 24 horas para desconectarnos del trabajo y relajarnos por completo, por lo que si esperas hasta llegar a tu destino para comenzar ese proceso, estás acortando tu viaje.
Por último, recuerda que cuanto menos estrés experimentes durante el viaje, más provecho sacarás a tu tiempo libre. Unas vacaciones bien planificadas en un entorno relajante pueden hacerte más feliz y ayudarte a liberar el estrés y las tensiones, de manera que puedas regresar con más energía al trabajo y con experiencias memorables en tu vida.
Referencias Bibliográficas:
Laukkala, T. et. Al. (2022) A Two-Week Vacation in the Tropics and Psychological Well-Being—An Observational Follow-Up Study. Int J Environ Res Public Health; 19(16): 10381.
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Chikani, V. et. Al. (2005) Vacations improve mental health among rural women: the Wisconsin Rural Women’s Health Study. WMJ; 104(6): 20-23.
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