Horizonte electoral inquietante

Horizonte electoral inquietante

La construcción de la Unión Europea ha sido el resultado del avance lento pero ininterrumpido de la democracia en el continente. El proceso se inició con seis países de Europa occidental a mediados de los cincuenta, a los que se fueron agregando en la década siguiente otros que pudieron haber participado en el momento inicial del proceso porque eran países constituidos democráticamente de manera indiscutible, pero que, por distintos motivos, decidió no hacerlo en ese momento. A mediados de la década de los setenta únicamente dos países europeos occidentales, Portugal y España, no habían podido incorporarse por no estar constituidas democráticamente. Ambos se constituirían en la segunda mitad de dicha década y se incorporarían al proceso a mediados de los ochenta.  

Quiere decirse, pues, que la incorporación de los países europeos occidentales al proceso de construcción de la Unión Europea se prolongó durante treinta años. Una vez incorporados Portugal y España, el proceso avanzaría con mucha más velocidad. En febrero de 1992 se acordaría el Tratado de Maastricht, que entraría en vigor en 1993. En apenas tres años desde la caída del Muro de Berlín, la Unión Europea sustituiría a las Comunidades Europeas. 

Aunque la Unión Europea es el resultado de la imposición de la democracia política en el conjunto del continente europeo, ella misma no está constituida democráticamente. Los Estados miembros no solo lo están, sino que tienen que estarlo, ya que, de lo contrario no pueden ingresar o pueden ser excluidos. La Unión Europea es un club de Estados democráticamente constituidos, en el que se reconoce en la Constitución de cada uno de ellos el principio de legitimación democrática, con base en el cual se ejerció el poder constituyente y se mantiene su vigencia a través de los poderes. constituidos. La legitimidad democrática tiene que estar presente tanto en el momento constituyente de cada uno de los Estados miembros como en el ejercicio de los poderes democráticamente constituidos. Sin lo primero no se puede acceder al club. Sin lo segundo no se puede permanecer en él. 

Hasta el momento el club ha sido bastante exigente en la verificación de la operatividad del principio de legitimidad democrática. La Unión Europea ha sido simultáneamente promotora y guardiana de la democracia. Y de una democracia tal como había sido entendida en los países que estuvieron en el origen de la misma. El ingreso en la Unión Europea suponía simultáneamente la certificación de que el Estado que ingresaba estaba democráticamente constituida y la garantía de que continuaría estándolos para poder mantenerse dentro del club. 

Aunque ha habido algunos momentos en que se ha puesto en cuestión el ejercicio democrático del poder en determinados países, la vigilancia de la Unión ha sido suficiente para que se hayan contenido esas expresiones de ejercicio desviado del poder dentro de límites que no desnaturalizaban el carácter democrático del club. No ha habido una experiencia democrática de éxito similar en ninguna otra parte del mundo.

La repetición ordenada de las elecciones al Parlamento europeo ha dado visibilidad a la naturaleza democrática del proceso de construcción de la Unión Europea, que se inició con el Tratado de Maastricht, pero que tiene que renovarse periódicamente. Cada cinco años las elecciones se celebran con las garantías propias de la democracia, sin que se hayan suscitado nunca dudas acerca de la regularidad del proceso.  

¿Podemos estar seguros de que las elecciones que se van a celebrar entre el 6 y el 9 de junio van a mantener el estándar democrático que han tenido las anteriores? ¿Continuará manteniendo la Unión Europea el nivel de exigencia democrática que ha tenido hasta la fecha o se verá afectado por prácticas en determinados países, que no habrían sido reconocidas como democráticas desde la puesta inicial en marcha de la Unión? ¿Será capaz la Unión Europea de mantener las eventuales desviaciones que puedan producirse dentro de unos límites que no desnaturalicen el carácter democrático del club?

Esta es la inquietud que flota en el ambiente. La Unión Europea ha resistido bien, incluso mejor de lo que cabía esperar, dos crisis de intensidad extraordinaria, la de Lehman Brothers y la de la Covid, pero no está claro que haya salido fortalecida de la superación de las mismas. Más bien parece que se han visto afectados sus nacimientos y que esta afectación viene haciendo acto de presencia de manera disruptiva desde hace varios años y puede hacerlo todavía en las próximas elecciones y en su digestión posterior.

Veremos. 

https://www.eldiario.es/contracorriente/horizonte-electoral-inquietante_132_11384452.html

Un comentario en “Horizonte electoral inquietante

  1. En otras palabras, mucho más claras, empieza a haber verdadero pánico al ascenso de opciones de extrema derecha en los grandes países europeos. Y andan preocupados sobre qué hacer en caso de que ocurra, lo cual es bastante previsible.

    Y no me refiero solo a partidos extremistas, sino también a opciones extremas dentro de partidos aparentemente no extremistas. Es el caso de Meloni y Le Pen. No solo empieza a haber mayor afinidad en las calles hacia los postulados de extrema derecha, sino que los partidarios de una derecha moderada también van radicalizando sus posiciones. Todo esto es producto, y culpa, de los propios políticos de los grandes partidos tradicionales de centro izquierda y centro derecha, que llevan tiempo alentando la polarización y radicalización de sus postulados, sus bases y sus discursos. Lo hacían, hacen, porque les interesaba pero han creado un monstruo que, ahora, amenaza con devorarlos.

    Si a ésto le sumamos la masiva inmigración africana, la creciente islamización y la inseguridad ciudadana, tenemos el escenario perfecto para los discursos de extrema derecha.

    El grueso de los votantes actuales no vivieron las guerras europeas ni el fascismo en diferentes países. No es algo a lo que teman ya que solo lo conocen de oídas; pero el discurso tipo » nosotros primero «, » Europa para los europeos «, » el mal siempre viene de fuera » ……….. cala con bastante facilidad; sobre todo si el acceso al trabajo y la vivienda, y la seguridad tampoco están para tirar cohetes.

    Así que, básicamente, lo que hay es puro miedo.

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