Moldavia se está convirtiendo en un importante campo de batalla estratégico en una feroz competencia entre Rusia y Occidente. Una campaña de desinformación respaldada por el Kremlin se ha intensificado en los últimos meses, en vísperas de las elecciones presidenciales de Moldavia.
Una de las razones principales para esto es que se ha programado un referéndum sobre la pertenencia a la UE para el mismo día, el 20 de octubre.
Los desafíos que enfrenta este pequeño país, enclavado entre Ucrania y Rumania, son complejos. Rusia sigue fomentando la inestabilidad mediante sus persistentes iniciativas de desinformación , la instigación de protestas antigubernamentales y actos de sabotaje y vandalismo .
Si a esto le sumamos acusaciones creíbles de compra de votos y esfuerzos para poner en tela de juicio la legitimidad de un resultado electoral y de un referéndum proeuropeos, la situación en Moldavia parece sumamente combustible.
Moldavia obtuvo su independencia en 1991, tras la caída de la Unión Soviética. Una breve guerra civil entre el gobierno y los separatistas de la región oriental de Transnistria, apoyados por los restos del ejército soviético estacionados allí, terminó con la división de facto del país.
Los intentos de resolver este conflicto han tenido pocos avances en las últimas tres décadas. Y vivir con un conflicto sin resolver dentro de sus fronteras ha frenado el desarrollo de Moldavia y ha contribuido a sus problemas económicos.
Votación sobre la pertenencia a la UE
La actual presidenta de Moldavia, Maia Sandu, firmemente prooccidental, ha vinculado el referéndum sobre la UE a su campaña de reelección. El referéndum podría ser la mejor oportunidad del país para liberarse por fin de su pasado soviético.
Si las encuestas recientes son precisas, es probable que una clara mayoría del electorado vote “sí” sobre si apoya unirse a la UE, lo que sería el primer paso de un largo proceso .
Para muchos moldavos, la pertenencia a la UE está asociada a un mejor desarrollo económico en uno de los países más pobres de Europa . La visita del 10 de octubre de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, sugirió que la UE podría ayudar.
Von der Leyen no solo ofreció apoyo político a Sandu, sino que también trajo consigo un paquete de apoyo financiero por valor de 1.800 millones de euros (1.500 millones de libras) durante los próximos tres años para impulsar el crecimiento económico.
Pero esta visión de que la UE puede ayudar a la economía de Moldavia es ferozmente cuestionada por Rusia y sus representantes en Moldavia, quienes explotan la ansiedad que existe entre un número significativo de moldavos de que un voto a favor de unirse a la UE obligará al país a una mayor inflación, más inmigración, medidas anticorrupción politizadas, dominio obligatorio del idioma inglés y la venta de tierras moldavas a extranjeros.
Los problemas internos persistentes , como la economía, han sido hábilmente atacados en una vasta campaña de influencia respaldada por el Kremlin .
Desde hace mucho tiempo, Moldavia sufre una falta de cohesión social, política, institucional y territorial. El país tiene importantes divisiones sociales entre diferentes grupos étnicos y lingüísticos, así como entre zonas urbanas y rurales y entre ricos y pobres.
Políticamente, el sistema de partidos sigue estando muy fracturado y cada vez más polarizado, y carece de una base común sobre lo que representa la identidad nacional moldava.
Los desafíos de Moldavia
Las disputas territoriales de Moldavia también siguen siendo un problema. Esto es más evidente en la región prorrusa de Transnistria y en Gagauzia , pero también en regiones étnica y culturalmente distintas como Balti y Taraclia.
Estas regiones requerirán una gestión cuidadosa para evitar una crisis política y económica importante después del 20 de octubre y más allá. Algunas de las reformas que se están llevando a cabo en el país como parte del proceso de integración, como las regulaciones de la UE sobre competencia, subsidios y acceso al mercado, tendrán un costo a corto plazo para Moldavia. Los moldavos que se oponen a la orientación del país hacia Occidente probablemente lo aprovechen para crear narrativas anti-UE .
Hasta ahora, las operaciones de desestabilización rusas no parecen haber erosionado las aspiraciones europeas de la mayoría de los moldavos, pero la combinación de desinformación directa y hábil aprovechamiento de la crisis del coste de la vida, que ha golpeado duramente a Moldavia como resultado de la guerra contra Ucrania, ha dado a Rusia y a sus aliados herramientas para afianzar, y en algunos casos profundizar, las divisiones en el país.
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Gran parte de la campaña proeuropea se ha presentado como antirrusa, pero una de las maniobras más inteligentes del movimiento prorruso es sugerir que los moldavos pueden ser amigos tanto de Moscú como de Bruselas, sin tener que elegir.
Si un gobierno de Sandu está construyendo una alianza proeuropea, querrá conseguir el apoyo de la parte rusoparlante de la población, lo que será esencial tanto para contrarrestar los esfuerzos de desestabilización rusos como para construir una coalición más amplia.
Como lo han demostrado los países que se han unido a la UE –desde el Báltico hasta los Balcanes– en las últimas dos décadas, el proceso de adhesión a la UE puede ayudar a reformular las instituciones políticas y económicas y, en última instancia, puede ayudar a crear una visión más optimista del futuro.
Lo más importante es que esto no es algo que la narrativa de miedo de Rusia pueda ofrecer de manera creíble a la mayoría de los moldavos.