Yarisley Urrutia.- El alza de precios de la vivienda y los alimentos hace que el costo medio mensual de criar a un niño ascienda ya a 758 euros. Es una “inflación específica” hasta un 51% más alta que la general y supone un factor de riesgo de pobreza. Los hogares de más de la mitad de los menores tienen dificultades para llegar a fin de mes.
El costo de criar a un niño es un 13% más caro que en 2022 y ya supone un desembolso al mes de 758 euros de media.
Cerca de un millón de hogares (895.649, el 20% más pobre de las familias con niños) no pueden asumir tal gasto, ni siquiera dedicando a él todos sus ingresos.
Estas y otras conclusiones se ven en un informe de la organización Save The Children, que analiza el impacto de la inflación en gastos básicos de las familias.
Entre sus conclusiones, esta ONG apunta la necesidad de implantar más ayudas a la crianza para reducir el riesgo de pobreza y exclusión social desde la infancia. Recordamos que España muestra el peor índice de pobreza entre la población menor de 18 años de toda la UE tras Rumanía: un 28,9%.
El estudio analiza el costo de acuerdo a necesidades básicas, como alimentación, higiene, ropa y calzado, educación, juguetes, sanidad, vivienda, muebles y enseres domésticos, suministros de gas, electricidad y agua, transporte, gastos de conciliación familiar y gastos extraordinarios.
El incremento del costo de crianza se debe mayormente al alza de los precios de la vivienda y sus suministros (un 63% más caros desde 2022) y de los productos de alimentación (un 26%). Según cálculos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la variación del Índice de Precios de Consumo (IPC) de enero de 2021 a octubre de 2024 es del 18,6%. De resultas, el 43% de los niños en España habitan en hogares “con serias dificultades para afrontar gastos imprevistos”, escriben los investigadores de Save The Children. Es un 4% más que en 2022.
Se constata que los hogares con niños sufren especialmente la inflación, por lo que cabe hablar de una “inflación específica de la crianza”, que es entre un 37% y un 51% más alta que la inflación general. Las familias con hijos menores de edad tienen un 70% más de probabilidades de situarse por debajo del umbral de la pobreza, al tener que destinar más de la mitad (57%) de sus ingresos solo a su crianza.
“La crianza representa una carga económica considerable para las familias, especialmente en la adolescencia, y se ha convertido en un factor de riesgo significativo de pobreza”, asegura Andrés Conde, director general de la organización.
La economía de las personas con menores de 18 años a su cargo no mejora en España, pese a la bonanza macroeconómica del país. La situación es especialmente angustiosa para los cerca de 530.000 hogares monoparentales. La mitad de este tipo de unidades familiares está en riesgo de pobreza.
“Las tasas de pobreza infantil y de pobreza de las familias monoparentales son bastante más elevadas que sus contrapartes de los países de la eurozona”, afirma Iván H. Ayala, profesor del área de Economía Aplicada en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid (URJC), que en conversación con Sputnik explica que ambos problemas, junto con la baja natalidad, son los actuales “retos del estado del bienestar en España”.
También hay diferencias por territorios, que pueden llegar hasta el 30%. Criar a los hijos no cuesta lo mismo en Andalucía (722 euros de media mensual) que en Cataluña (938). En Madrid, el costo alcanza los 896 euros.
Natalidad afectada
Es fácil establecer una relación más o menos directa entre el elevado costo de crianza y la baja tasa de fecundidad en España. Según datos del INE, el número medio de hijos por mujer se redujo en 2023 hasta un mínimo histórico: 1,12.
El dato empeora aún más para las madres autóctonas (1,09), pues las extranjeras o nacidas en otro país presentan un dato levemente mejor: 1,28. “Desde el año 2013, el número de nacimientos ha bajado un 24,7%”, constatan los estadísticos del INE.
“La tasa de natalidad está especialmente ligada a las ayudas o servicios asociados al sistema del bienestar que tienen como objetivo ayudar en la crianza”, apunta Ayala. En este sentido, las prestaciones por hijos a cargo son “de las más bajas de toda Europa”, recuerda.
“Las ayudas para la escolarización de 0 a 3 años son escasas y solo ahora se están empezando a implementar. Tampoco se capacita a las empresas para proveer este tipo de servicios. El gasto público en familia e infancia es bajo, lo cual redunda en una menor tasa de natalidad. Porque, en España, las mujeres tienen que elegir entre familia y profesión. Y esto hace que las tasas de natalidad sean muy bajas”, explica el economista.
La tendencia es generalizada en toda la UE y forma parte de un proceso que no solo afecta a países desarrollados. Pero, al menos en el caso de España, el costo de crianza ejerce un efecto disuasorio a la hora de engendrar hijos. Hay quien quiere ser padre o madre, pero no se lo puede permitir. Este choque entre la fecundidad deseada y la fecundidad efectiva se traduce en una gran brecha.
De acuerdo con la Encuesta de Fecundidad, Familia e Infancia efectuada en septiembre por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), casi el 59% de las mujeres entrevistadas habría deseado tener más hijos. Y entre las que no tienen hijos, casi el 50% habría querido tenerlos.
La familia monoparental: la más afectada
En España, la prestación por nacimiento de un hijo equivale a una baja laboral de 16 semanas, tanto para la madre como para el padre. Sin requisitos si son menores de 21 años, con exigencia de haber cotizado a la Seguridad Social entre 90 y 360 días para edades posteriores.
También hay complementos de 100 euros por hijo para personas de bajos recursos y que ya perciban el Ingreso Mínimo Vital. Para las familias monoparentales, numerosas o con hijos y/o padres afectados de alguna minusvalía, existe el llamado “cheque familiar”, una ayuda de entre 1.200 y 2.400 euros anuales, que puede cobrarse mediante ingresos mensuales.
“Yo la primera ayuda que cobré fue la de los 1.000 euros (…) Pero es insuficiente, mi cheque familiar no llega a 1.600 euros anuales y, al final, cualquier gasto imprevisto tira abajo tu economía”, cuenta a Sputnik Lucy López, madre soltera de un niño de siete años, que alude a otra ayuda por nacimiento o adopción que se otorga a las unidades familiares arriba descritas.
En su caso, el incremento del coste del alquiler obró un cambio de residencia, que la llevó de Rivas-Vaciamadrid, al sureste de la capital española, hasta Parla, otra ciudad dormitorio al sur.
“El piso que alquilaba era de protección oficial, así que el dueño no podía poner el precio que le diera la gana, sino el que le marcaba por ley la Comunidad de Madrid. Pero cuando se cumplen diez años de la compra de un piso de protección oficial, el dueño ya puede ponerlo en el mercado libre. Así que el año pasado me subió el alquiler y pasé de pagar poco más de 780 euros a 1.200. Tuve que mudarme”.
Preguntada por el riesgo de pobreza, esta madre responde que, precisamente para evitarlo, tuvo que buscarse otra vivienda un poco más barata.
“Si mi niño y yo nos quedábamos donde estábamos, lo íbamos a pasar mal, eso está claro. Porque iba a tener 400 euros más de gastos y los precios de todo han subido mucho. Y mi sueldo de contable sigue siendo el mismo, no llego a dosmileurista”, confiesa.
Según el INE, el 20,5% de los asalariados percibe unas ganancias brutas anuales de entre 14.000 y 19.000 euros. En este diapasón se ubica el salario más extendido en España: 14.586 euros brutos anuales.
“Claro que me habría gustado tener otro niño más, una niña. Pero ya no me lo planteo, aunque encontrara una pareja ideal y para toda la vida. Y pienso que tengo suerte, porque si ahora mismo, en vez de tener un niño, tuviese dos, [el dinero] no nos alcanzaría, ni siquiera con la ayuda de mis padres. Solo en comida, gasto casi 300 euros al mes en el supermercado. Y el comedor del colegio del niño son otros 120”, asume esta madre soltera.
La baja cuantía de las ayudas a las familias y el exiguo crecimiento de los salarios en España en un contexto de “incremento del costo de la vida a raíz de la pandemia” es para Iván H. Ayala el cóctel que explica el “elevado impacto” que tiene para las familias la crianza de los hijos. A su juicio, los buenos datos macroeconómicos del país apenas inciden en las economías familiares.
“Aunque en esta legislatura el Gobierno ha logrado reducir un poco algunas desigualdades, también es cierto que las tasas de crecimiento que se están generando están yendo a parar al incremento de los alquileres, a pagar la vivienda. Y la mejora en el empleo igualmente se la está comiendo el aumento del costo de la vivienda y los suministros, lo cual también tiene un efecto en todo esto”, concluye.
El impacto de la inflación acumulada en España: cuando la crianza de los hijos te hace pobre