De un lado, quienes defienden los derechos de las IA como posibles entidades conscientes; del otro, quienes rechazan rotundamente esta idea. Este debate, que podría intensificarse en el futuro cercano, no solo dividirá opiniones, sino que también abrirá preguntas profundas sobre la naturaleza de la conciencia y su impacto en nuestra sociedad.
Crédito: MysteryPlanet.com.ar.
La posibilidad de que los sistemas de inteligencia artificial (IA) desarrollen conciencia podría generar profundas divisiones sociales, advirtió Jonathan Birch, profesor de filosofía en la London School of Economics. Mientras gobiernos y expertos se reunieron esta semana en San Francisco para discutir regulaciones sobre los riesgos de la IA, crece la preocupación por las implicaciones éticas y sociales de esta tecnología en rápido avance.
Un grupo de académicos transatlánticos recientemente predijo que la conciencia en sistemas de IA podría emerger para 2035. Según Birch, este fenómeno podría dar lugar a «subculturas que se ven mutuamente como cometiendo errores graves» sobre si los programas informáticos merecen derechos similares a los de humanos o animales.
El debate recuerda a películas como Inteligencia Artificial (2001) de Steven Spielberg o Her (2013) de Spike Jonze, donde los humanos enfrentan la idea de sentir empatía hacia las máquinas. Birch, experto en la conciencia animal, señala que esta discusión no se limita a la ciencia ficción, sino que podría dividir familias, comunidades e incluso naciones. Por ejemplo, países con diferencias culturales sobre la conciencia animal, como India y Estados Unidos, podrían adoptar posturas opuestas respecto a la sentiencia de las IA.
Creando conciencia
Aunque algunos expertos, como el neurocientífico Anil Seth, creen que la conciencia en la IA está aún lejos de ser una realidad o incluso podría no ser posible, el filósofo británico insiste en que ignorar esta posibilidad sería un error. Según él, la falta de consenso entre expertos y la resistencia de las grandes empresas tecnológicas a abordar el tema dificultan un debate más amplio.
«Las empresas de IA están profundamente enfocadas en la confiabilidad y la rentabilidad… y no quieren desviarse hacia el debate sobre si están creando algo más que un producto, tal vez incluso una nueva forma de ser consciente. Esa pregunta, de enorme interés para los filósofos, tienen razones comerciales para minimizarla», comentó Birch.
Para evaluar si un sistema de IA puede ser consciente, los investigadores proponen adaptar criterios utilizados para medir la conciencia en animales. Por ejemplo, determinar si un chatbot puede experimentar emociones como felicidad o sufrimiento, o si un robot doméstico podría «resentir» un trato descuidado.
Aunque esta perspectiva está lejos de ser unánime, la creciente sofisticación de los modelos de lenguaje, como ChatGPT, sugiere que las máquinas podrían al menos simular comportamientos motivados por conceptos como placer o dolor. Sin embargo, muchos académicos subrayan la necesidad de establecer pautas claras antes de que la tecnología avance demasiado y plantee dilemas éticos irreversibles.
Fuente: The Guardian. Edición: MP.
¿Es la IA consciente? El debate que podría dividir a la sociedad en los próximos años