Un revelador tercer estado desafía la forma en que los científicos suelen entender el comportamiento celular. En los últimos años, los científicos han demostrado que las células de diversos organismos pueden reutilizarse para crear robots biológicos, lo que significa un gran avance en el área de la biología sintética. Los organismos llamados xenobots, creados en laboratorio, son un «tercer estado» más allá de la vida y la muerte.
Los xenobots con comportamientos más allá de sus funciones biológicas
Los autores se centran en los robots biológicos, mediante un estudio particularmente asombroso de la Universidad Tufts en Massachusetts, en el que se extrajeron células de la piel de embriones de ranas muertas y se observó cómo se reorganizaban en un nuevo organismo multicelular al que el artículo llamó «xenobots«. A diferencia de algunas células, como los tumores o los organoides, que se dividen continuamente después de la muerte, estos xenobots asumieron nuevos comportamientos más allá de sus funciones biológicas. Los estudios también han encontrado esta capacidad en las células pulmonares humanas, creando antrobots capaces de autoensamblarse y moverse.
Hay una lista de factores que influyen en la forma exacta en que estas células sobreviven después de la muerte, incluido el tiempo transcurrido desde la muerte, la infección, el trauma y la actividad metabólica, junto con otros factores más mundanos como la edad, la salud y el sexo.
Los xenobots también desarrollaron una movilidad basada en cilios, lo cual es novedoso porque, según los investigadores, en las células de rana de las que se derivaron, los cilios se utilizan para mover la mucosidad, no las células en sí. Los xenobots también son capaces de autorreplicarse sin crecer, o, en esencia, repararse a sí mismos.
Nuevas funciones incluso después de la muerte
Por medio de la exploración de biobots como los xenobots y antrobots, los científicos han encontrado la capacidad de sobrevivir más allá de la vida del organismo anfitrión. Por ejemplo, los antrobots usan células humanas que pueden autoensamblarse en pequeñas estructuras peludas capaces de moverse por sí mismas. Otros, como los xenobots, son un poco más extraños: los científicos los crearon a partir de células de ranas ya muertas, que aparentemente engañaron a la muerte al seguir siendo capaces de realizar tareas simples e incluso de autorreplicarse.
Ahora, en un nuevo estudio publicado en la revista Physiology, los investigadores están contemplando las implicaciones de tomar células (de organismos vivos o muertos) y, en esencia, convertirlas en máquinas con funciones totalmente nuevas. Es decir, que esto apunta a un “tercer estado” biológico, uno que no encaja perfectamente en las categorías de vida y muerte.
Ambos tipos de biobots no duran más de 60 días y se biodegradan de forma segura una vez muertos. Pero no está claro como estas células reutilizadas pueden vivir tanto tiempo después de que su organismo muere, dijeron los investigadores.
Suena algo espeluznante, pero las posibilidades médicas y terapéuticas serán infinitas
Los antropobots creados a partir de las propias células de un paciente humano podrían programarse para reparar las dañadas, administrar medicamentos y eliminar los tumores cancerosos. A su vez, los xenobots, mediante estudios, también han encontrado esta capacidad en las células pulmonares humanas, creando antrobots capaces de autoensamblarse y moverse.
Afortunadamente, este tercer estado no es un reino inmortal donde las células viven hasta el infinito. En cambio, suelen morir en unas cuatro a seis semanas, por lo que los medicamentos administrados por estos robots no provocarían inadvertidamente la aparición de células invasivas que, en esencia, matarían al paciente para curar la enfermedad.
Los científicos están apenas a punto de comprender este “tercer estado” biológico, pero incluso estos primeros resultados muestran que la vida y la muerte no son tan blanco y negro como alguna vez creímos.
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