El coaching es un método de acompañamiento que busca potenciar capacidades para alcanzar metas personales y profesionales. A través de técnicas específicas, este recurso ayuda a clarificar objetivos, identificar obstáculos y desarrollar habilidades y estrategias para superarlos.
Algunos estudios resaltan que el mismo debe ser entendido como un proceso social, en lugar de una simple herramienta práctica. Esto se debe a que puede ser muy efectivo para generar cambios positivos, en especial en culturas o contextos desafiantes. Se clasifica de acuerdo al área en el que se practica, a las técnicas que emplea y al enfoque del coach. Ahondemos en ello.
Según el área de aplicación y contenido
Existen ocho tipos de coaching propuestos a estudiar las condiciones actuales de un individuo o grupo, plantearles fines y conducirles a la materialización de estos, atendiendo al entorno en el que se apliquen y partiendo de un contenido que responda a sus necesidades. A continuación, los listamos.
1. De vida o personal
El coaching de vida o personal se centra en el desarrollo individual, buscando el crecimiento interno, la mejora de habilidades y el autoconocimiento. El objetivo principal es lograr una transformación que se traduzca en una mayor satisfacción; es ideal para quienes desean mejorar su confianza o superar obstáculos personales.
De la mano de un buen coach, esta asesoría ayuda a gestionar el estrés, la autoestima, las relaciones personales y el equilibrio emocional, y se orienta siempre hacia el bienestar y la concreción de metas.
2. Organizacional
Este se enfila en promover la cultura y el clima de una organización. Es un enfoque útil para alinear a los empleados con la visión y misión de la empresa, impulsando una mayor cohesión y efectividad en el trabajo en equipo. Aplica para facilitar cambios organizacionales y evitar la falta de comunicación interna.
3. Ejecutivo
Se trata de un método dirigido a líderes, ejecutivos y mandos medios que desean fortalecer sus competencias, mejorar la toma de decisiones y gestionar sus equipos de forma efectiva. Asimismo, fomenta habilidades estratégicas, comunicación asertiva y la capacidad de adaptación a entornos cambiantes.
4. Empresarial
Estamos ante uno de los tipos de entrenamiento que favorece a emprendedores y propietarios de negocios, pues potencia destrezas en planificación, gestión de recursos y crecimiento empresarial, apoyando así el éxito a largo plazo.
5. De liderazgo
Este coaching se especializa en la formación de líderes efectivos, ayudándoles a comprender su estilo de liderazgo, mejorar su comunicación y fomentar un ambiente de trabajo positivo.
6. De equipos
Esta clase de «tutoría» se centra en mejorar la dinámica y el rendimiento de un grupo de trabajo; busca fortalecer la colaboración, la comunicación y la resolución de conflictos dentro del equipo, cooperando a alcanzar objetivos comunes y fortaleciendo la cohesión.
7. Profesional
El coaching profesional prioriza la planificación de carreras, la mejora de habilidades específicas y la preparación para nuevos roles o desafíos laborales. Es muy útil para quienes buscan avanzar en su profesión o realizar un cambio en el ámbito de trabajo.
8. Deportivo
Dentro del campo deportivo, hay coaches que se concentran en el rendimiento físico y mental; lo aprovechan los atletas para superar bloqueos mentales y emocionales, manejar la presión y desarrollar habilidades de autogestión en sus disciplinas.
Es un método que trabaja aspectos como la motivación, el enfoque y la resiliencia, fundamentales para enfrentar la presión competitiva. Los coaches deportivos enseñan a sus clientes a establecer y cumplir metas puntuales, así como a construir una mentalidad orientada al éxito.
De acuerdo con el enfoque metodológico
Los tipos de coaching también se categorizan acorde con las técnicas y métodos que utiliza el especialista durante el proceso. Para resultados efectivos, esta variante contempla los aspectos emocionales, las interacciones del cliente (también llamado coachee), los pensamientos y otros factores que, enseguida, veremos en detalle.
1. Ontológico
La base de esta técnica es que nuestra forma de ser y actuar está influenciada por cómo interpretamos el mundo. Aborda el lenguaje, las emociones y las creencias del cliente, para que desarrolle una mayor conciencia de su forma de comunicarse y relacionarse.
Lo que persigue es transformar la manera en que la persona que recibe la guía percibe y encara sus desafíos, promoviendo un cambio profundo en su comportamiento y resultados.
2. Sistémico
Este método ve al individuo como parte de un sistema más amplio, ya sea una familia, un equipo o una organización. Su núcleo es cómo las dinámicas y relaciones influyen en el comportamiento del coachee, de manera que se puedan identificar patrones y roles que afectan su desempeño.
A través de esta perspectiva, se trabajan las interacciones y el ambiente en el que operan las personas, promoviendo cambios que benefician tanto al individuo como al sistema en su conjunto.
Es importante aclarar que el coaching sistémico no aborda cuestiones clínicas o patologías, como sí lo hace la terapia sistémica, que se enfoca en problemas emocionales o psicológicos derivados de interacciones familiares o grupales.
3. Con inteligencia emocional
Mediante esta técnica se pretende cultivar la capacidad del coachee para reconocer, comprender y gestionar sus emociones, así como las de los demás. Utiliza herramientas y técnicas para beneficiar habilidades como la empatía, la comunicación efectiva y la autorregulación emocional.
Al potenciar la inteligencia emocional, las personas son capaces de mejorar sus relaciones interpersonales y tomar decisiones más equilibradas y conscientes.
4. Coercitivo
Si lo que se busca es impulsar cambios rápidos y romper barreras mentales, el coaching coercitivo resulta una buena alternativa. Conocido por su enfoque directo y desafiante, se refiere a técnicas que intentan presionar emocionalmente al coachee para cambiar comportamientos o pensamientos. A veces, lleva a la persona a situaciones psicológicas extremas, lo cual puede ser riesgoso y contraproducente.
Debido a lo anterior, esta metodología es desaconsejada por muchos expertos. Sucede que sin una estructura profesional y consensuada, puede generar una falsa sensación de motivación, desconfianza hacia el proceso o incluso deteriorar la relación con el coach.
Es fundamental destacar que este enfoque no aborda las causas subyacentes de los problemas y debe emplearse solo en contextos específicos. Los coaches que lo implementan necesitan una formación sólida y certificaciones reconocidas (como en todos los tipos de coaching), además de experiencia trabajando con personas en situaciones emocionales delicadas o de alta presión.
5. Coaching PNL (Programación Neurolingüística)
La relación entre el lenguaje, la neurología y el comportamiento también forma parte del coaching. En este caso, se utilizan técnicas para cambiar patrones de pensamiento y comportamiento limitantes, lo que le permite al coachee reprogramar su mente para alcanzar sus objetivos.
Mediante la identificación y modificación de creencias disfuncionales, este entrenamiento en PNL promueve una mentalidad más positiva y proactiva, lo que facilita el logro de competencias específicas.
Cabe aclarar que el coaching PNL difiere de la PNL clínica, que aplica herramientas similares en contextos más profundos, como el tratamiento de traumas, fobias o trastornos de ansiedad. Diferenciar claramente estos enfoques garantiza un uso adecuado y evita expectativas erróneas en quienes recurren a estas prácticas.
Solo puedes guiar a las personas para que cambien sus propias creencias. No te corresponde a ti cambiar las creencias de otra persona. El objetivo es marcarlas y guiarlas para que establezcan una nueva creencia por sí mismas.
6. Cognitivo
Sustentada en principios de la terapia cognitivo-conductual, esta clase de asesoría ayuda al coachee a transformar sus ideas negativas en percepciones más constructivas. El objetivo es fomentar una mentalidad resiliente y positiva.
Conforme al estilo de liderazgo
Según el enfoque del coach, se destacan tres tipos de coaching; cada uno impacta diferente en cómo se ejecutan las sesiones y en la efectividad del proceso para alcanzar los objetivos del coachee.
1. Autocrático
Este estilo refleja un enfoque de liderazgo más directivo, donde el coach toma decisiones y orienta al coachee de manera más controlada.
2. Democrático
Tanto la colaboración como la participación del coachee son el énfasis de este procedimiento que promueve un ambiente donde se valora la opinión y el esfuerzo del individuo.
3. Holístico
Aborda al coachee desde una perspectiva integral, considerando múltiples dimensiones de su vida y bienestar, lo que refleja una perspectiva más inclusiva y consciente.
¿Cuál es la diferencia entre el coaching y la terapia?
Aunque ambas herramientas comparten el objetivo de mejorar la vida de las personas, cada una lo trabaja desde un enfoque distinto. El coaching se centra en fines particulares y desarrollar de habilidades para alcanzar una mejor versión en liderazgo, productividad o bienestar. Este proceso es proactivo y se orienta principalmente hacia la acción y el cambio.
Por su parte, la terapia psicológica aborda tanto la salud mental como el bienestar general, ayuda a procesar experiencias pasadas, a entender y gestionar emociones complejas y a sanar traumas; pero también puede potenciar el crecimiento personal, promover la autocomprensión y fortalecer habilidades.
En síntesis, la terapia contribuye a resolver dificultades y apoya a las personas en su camino hacia una vida más equilibrada y satisfactoria. Mientras que el coaching se orienta a lograr cambios específicos para el desarrollo personal o profesional.
¿Cómo elegir el tipo de coaching adecuado?
Si te interesa contar con un coach para alcanzar tus objetivos, son fundamentales las siguientes consideraciones para garantizar que se satisfagan tus necesidades:
- Precisa tus objetivos: definir tus metas es lo primordial para obtener buenos resultados.
- Investiga las diferentes modalidades: cada una tiene sus particularidades que pueden ser más o menos adecuadas según tus circunstancias. Por ejemplo, si quieres mejorar tu rendimiento como atleta, un coach deportivo sería lo adecuado; pero si lo que deseas es crecimiento personal, el coach de vida es la mejor opción.
- Consulta a un profesional: hablar con un coach experimentado puede proporcionarte información valiosa sobre qué tipo de guía se adapta mejor a tus necesidades y propósitos.
- Revisa credenciales y experiencia: investiga la formación y la experiencia del coach en el tipo de acompañamiento que estás considerando; esto aumentará tu confianza en la elección.
- Considera la química con el coach: asegúrate de sentir comodidad y sintonía con el profesional que elijas, ya que esto facilitará una comunicación abierta y efectiva durante el proceso.
La influencia del contexto cultural en los tipos de coaching
Esta herramienta se sustenta en métodos universales, pero cada cultura tiene valores, normas y estructuras que influyen al definir el éxito, gestionar conflictos y tomar decisiones. Así, el contexto cultural, social e incluso económico del coachee repercute en los objetivos que busca y en las dinámicas del acompañamiento.
Por ejemplo, en sociedades colectivistas, donde las prioridades suelen centrarse en el bienestar del grupo o la familia, el coaching puede ser más efectivo al alinearse con objetivos compartidos. En contraste, en sociedades individualistas, el enfoque tiende a priorizar metas personales y profesionales.
La adaptabilidad cultural es clave para un proceso exitoso: el coach debe evaluar y respetar el entorno sociocultural del cliente, así evitará malentendidos o prácticas inadecuadas.
Un recurso útil para alcanzar tus objetivos
Ahora que conoces los diferentes tipos de coaching y sus implicaciones, tienes bases para elegir el enfoque adecuado de acuerdo con tus requerimientos y objetivos. Recuerda que esta metodología puede ser una poderosa herramienta de cambio, pero debe aplicarse de manera ética y responsable.
Toma decisiones informadas y asegúrate de que el coach tenga la preparación y experiencia necesarias, para aprovechar al máximo el proceso y cuidar de tus valores y principios.
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