Ya antiguamente, los Papas fundaron 3 observatorios:
– El Observatorio del Capitolio (1827 – 1870)
Después, en 1891, el Papa León XIII fundó formalmente la Espécula Vaticana, el Observatorio Vaticano, en versión más moderna, que se construyó detrás de la Basílica de San Pedro. En los años 30, el Observatorio de San Pedro se trasladó a Castel Galdonfo, una localidad situada a 35 kilómetros.
Por un lado, el Vaticano, tenía un interés científico tradicional por el universo y la confección de los calendarios. Pero además de esto, al igual que las antiguas civilizaciones como mayas, aztecas, egipcios, etc.., siempre ha profesado la misma religión diabólica del culto hacia las estrellas, y ha estudiado la ciencia de la Astrología.
A raíz de la implicación del Vaticano en la Conspiración del Secreto Extraterrestre, guardando silencio sobre el Caso Roswell o el Encuentro entre el Presidente Eisenhower y una delegación alienígena en 1954, conjuntamente con las Comisiones secretas del Gobierno de los Estados Unidos, el Vaticano desarrolla un programa secreto de seguimiento extraterrestre y exploración espacial.
Por orden del Papa Pío XII, los obispos James Mc Intyre, de Los Angeles, y Edward Mooney, de Detroit, organizan la creación del S.I.V. , Servicio de Inteligencia del Vaticano, para atender la coordinación de información sobre materia extraterrestre, en colaboración con las Comisiones Secretas del Gobierno USA.
Desde entonces, desde Roma, se destinan fondos millonarios a estos programas secretos del Servicio de Inteligencia del Vaticano para los asuntos espaciales y extraterrestres.
En 1993, el VORG, Vatican Observatory Research Group, en colaboración con el Steward Observatory, terminó la construcción del Telescopio Vaticano en Monte Graham, Tucson, Arizona, con tecnología VATT, Tecnología Avanzada del Vaticano, uno de los centros astronómicos más importantes del mundo.
El Telescopio VATT de Arizona, es el primer Telescopio de rayos infrarrojos. Esta Base de Exploración Espacial del Vaticano en Tucson, Arizona, dispone de la tecnología infrarroja más avanzada y sofisticada del planeta. La visión infrarroja del firmamento es fundamental para detectar energías y presencias sutiles e interdimensionales o de procedencia desconocida.
Curiosamente El MGIO, Mount Graham International Observatory, de Arizona, se ubica a mitad de camino entre el Area 51, en el Estado de Nevada, y Roswell, en el Estado de Nuevo Mexico, la zona ufológica más caliente del planeta.
Normalmente los Telescopios de la Red VATT del Vaticano sirven bajo la atención de miembros científicos cualificados de la Orden de los Jesuitas, en colaboración con plantillas de astrónomos profesionales.
Los Programas «Secretum Omega» del Vaticano
Otro Observatorio del VORG, Vatican Observatory Research Group, con tecnología avanzada vaticana, VATT, pero de carácter Ultra-Secreto, se encuentra situado en el Estado norteamericano de Alaska, con una construcción mimetizada y camuflada, para que no sea identificado por la población como una Base de Observación Espacial.
Además de estas bases espaciales secretas, a principios de la década de 1990, el Vaticano participó, junto con las agencias secretas gubernamentales de EEUU, en un programa secreto llamado «Siloe», que lanzó una sonda secreta que lleva el mismo nombre del Proyecto, «Sonda Siloe» para fotografiar un gran planeta en aproximación hacia nuestro Sistema Solar, que recuerda el supuesto planeta Nibiru, cuya existencia es defendida por el investigador Zacarías Sitchin.
La sonda Siloe fué construída en el Area 51, y fué colocada en la órbita exterior por una nave secreta del tipo Aurora (aviones supersecretos que pueden salir y entrar al espacio exterior).
Precisamente los datos de la Sonda Siloe se empezaron a recibir hacia el año 1995 en el Observatorio Secreto Espacial del Vaticano en Alaska.
Como vemos, los artefactos de los programas espaciales que pone en marcha el Vaticano son fabricados en la Base Secreta del Area 51, y lanzados al espacio mediante aviones ultrasecretos espaciales «Aurora». En cuanto a la recepción de los datos de las naves vaticanas, se reciben en bases ultrasecretas del Vaticano como la de Alaska. Todo ello para mantener el Máximo Secreto, evitando todo contacto con la Nasa, ya que en la Agencia espacial-militar norteamericana Nasa trabajan muchos científicos profesionales civiles y puede dar lugar a filtraciones de información al público común.
Estos últimos proyectos secretos del Vaticano, gozan de clasificación Secretum Omega, información con categoría Top Secret del Vaticano.
La Red de Observatorios VATT, a través del VORG, así como el SIV, reciben sus presupuestos anuales de la Santa Sede en Roma. Pero además tienen canalización de financiaciones privadas. Por ello se creó la Vatican Observatory Foundation (VOF), institución libre de impuestos.
Desde el SPT, Telescopio del Polo Sur, el Gobierno de Estados Unidos, a través de la agencia militar Nasa, está siguiendo, en secreto, permanentemente el recorrido del planeta X, Nibiru, en aproximación a la órbita de la Tierra. Esta misión astronómica en la base de observación espacial de la Antártida se puso en marcha el 16 de febrero de 2007.
Pero este es un asunto en el que quien mejor información maneja es el propio Vaticano, pues la Santa Sede tiene a su disposición una red de observatorios astronómicos y cuenta con sus propios proyectos espaciales.
En 1997, el padre jesuita Malachi Martin, un sacerdote muy cultivado y bien relacionado, conocedor del Tercer Secreto de Fátima, y con acceso al Papa, explicó en algunas entrevistas, que el planeta Hercóbulus causaría millones de muertos dentro de una década.
Pero el padre Martin falleció súbitamente en 1999, y muchos piensan que quisieron silenciar al jesuita que se fué de la lengua, ya que la hecatombe que se oculta en el Tercer Secreto de Fátima podría estar relacionada con el planeta X.
Pocas personas saben que el Telescopio espacial Hubble tiene un hermano gemelo secreto, el «SkyHole 12». Pero éste solo es uno de los ojos secretos con los que el Vaticano vigila el cielo.
El Vaticano realiza el seguimiento de los movimientos de Hercóbulus, fundamentalmente desde dos bases secretas vaticanas de exploración espacial, convenientemente camufladas: una de ellas se encuentra en Chile, y la otra en Alaska. Estos dos observatorios secretos vaticanos están manejados exclusivamente por la sección de científicos astrónomos de la Orden de los Jesuitas.
Ya en tiempos del Papa Pío XII, el SIV (Servicio Secreto Vaticano) estaba al corriente de la aproximación hacia la Tierra de un planeta que implicaba serios peligros.
Fué por ello que en los primeros años de la década de 1990, el Vaticano puso en marcha el Programa Espacial «Siloe», una misión secreta que formaba parte de un gran proyecto espacial vaticano más amplio, denominado «Kerigma».
Para el programa secreto espacial del Vaticano «Siloe», fué construída en secreto una nave sonda dentro del Area 51, lejos de las miradas de los científicos civiles de la Nasa, que podrían filtrar la información hacia el público.
Para el lanzamiento de la sonda vaticana «Siloe» al espacio, con la misión de búsqueda del Planeta X, no se utilizó ningún cohete de la Nasa, sino que fué llevada al espacio por un avión militar supersecreto «Aurora», que es un tipo de aeronave que puede salir de la atmósfera de la Tierra y viajar por el espacio.
El avión espacial supersecreto «Aurora» es utilizado para las misiones «Secretum Omega» del Vaticano. Así salió al espacio la nave-sonda vaticana «Siloe», sin pasar siquiera por la Nasa. El proyecto ultrasecreto Aurora tiene su propio departamento militar, y su propio presupuesto, dentro del gobierno estadounidense, al más alto nivel.
El objetivo de la nave Siloe fué aproximarse a Nibiru y fotografiar el cuerpo celeste. Una vez realizada la primera fase de la misión, la nave Siloe invirtió de nuevo su rumbo y se acercó a La Tierra para transmitir sus imágenes a la base de observación espacial del Vaticano en Alaska, la cual empezó a recibir la información de Siloe en octubre de 1995.
Las tomas fotográficas de la nave vaticana revelaron la realidad de un planeta de dimensiones enormes en rumbo de aproximación hacia la Tierra. Esta información secreta se consideró muy peligrosa, ordenándose inmediatamente desde el Vaticano la clasificación de «secretum omega» con nivel 1, es decir, el máximo secreto, para el expediente vaticano Nibiru.
¿Es Hercóbulus una Intoxicación vaticana y de las sociedades secretas?
Se ha intentado asociar al Planeta X con Ajenjo, el cuerpo celeste del que se habla en la Biblia en el libro de Apocalipsis. Pero Ajenjo es descrito en Apocalipsis más bien como la caída de un gran meteorito a la Tierra, y no como un planeta que se acerca y que después pasa de largo, causando ciertos desequilibrios. Ambos casos no coinciden como si fueran el mismo caso.
De hecho, en los supuestos informes del SIV, servicio secreto vaticano, previos al envío de la nave Siloe, se hablaba que dicho planeta, Hercóbulus, estaba habitado por seres extraterrestres muy belicosos para los habitantes de la Tierra.
Pero si el Planeta X se ha descrito como un cuerpo tóxico, ardiente, que va sembrando lluvias de bolas de fuego y de nubes venenosas de polvo rojo, piedras y rocas, entonces no tiene cabida alguna en ese supuesto planeta ningún tipo de vida para civilización alguna. Esta contradicción, además de la procedencia de la fuente, el Vaticano, nos pone en guardia acerca del asunto del planeta X.
Lo que sí está profetizado en la Biblia es la caída de un gran meteoro de nombre Ajenjo, pero se trata de un caso diferente al Planeta X.
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