Con una deuda de 15.700 millones de euros –333 euros por habitante, y una morosidad de 525 días, la pregunta que cabe plantearse sobre la sanidad española es cuánto tiempo le queda para hundirse. David Calvet, director de Farmafactoring y experto en números en el sector sanitario, advierte de que la situación actual es tan crítica, que si no se acuerda una solución a corto plazo, «el sistema no aguantará».
¿La solución puede ser el plan de Montoro, que consiste en pagar a los proveedores con un consorcio bancario y el ICO? Calve considera la iniciativa un paso positivo, pero echa en falta concreción ypide que se ponga en marcha «cuanto antes». No obstante, discrepa en algunos puntos, a espera de que mañana se presente el plan en el Consejo de Ministros: «Se exige a la empresa que tenga que pagar la morosidad, es decir, que se exime a la administración de los intereses. Esto repercute en las empresas. También se está hablando de una quita a la griega«.
Habrá que leer la letra pequeña del plan y si es factible. Pero ante todo, Calvet urge a una solución a la deuda sanitaria, porque alargar esta situación sería poner en riesgo la sanidad. A la pregunta de qué puede pasar si el sistema se desmorona, el experto explica que un primer efecto podría ser el desabastecimiento de medicamentos en comunidades donde la morosidad supera los 800 días. Son los casos de la Comunidad Valencia, Cantabria, Baleares o Castilla y León. Hay que tener en cuenta que muchas medianas empresas están en una situación de colpaso financiero: a los impagos de la administración se suma el cierre del crédito.
El mayor volumen de deuda sanitaria corresponde al sector farmacéutico; se eleva a los 6.500 millones de euros. Para Calvet, los impagos han golpeado a la industria farmacéutica española y esto se ha traducido en cierres y despidos, aunque no dispone de datos concreto. Reconoce que medianas empresas se han plantado desabastecer a comunidades morosas. «El simple planteamiento ya indica la gravedad de la situación, la desesperación». Sin embargo, los laboratorios no pueden negarse a distribuir los productos y si no pueden hacerlo, la única puerta es el cierre.