Poco después de las 20.00 horas ha empezado la segunda jornada de ataques de la operación militar ‘Alba de la Odisea’. Las piezas de la artillería antiaérea de las fuerzas armadas fieles a Gadafi han comenzado a disparar al cielo de Trípoli por el que sobrevuelan aviones de la alianza occidental. Un misil ha alcanzado parte del edificio residencial del líder libio.
Al fuego antiaéreo se ha unido el sonido de fuertes explosiones en el sector del complejo presidencial, de donde salía una enorme columna de humo. Según un periodista de Afp, un edificio administrativo en el complejo residencial Gadafi ha quedado totalmente destruido por un misil.
El edificio derribado está unos cincuenta metros de la tienda donde el coronel Gadafi recibe a sus invitados. Se trata de un «bombardeo tremendo que podría haber afectado a centenares de civiles que se encontraban en las cercanías del complejo de Gadafi, ha dicho Moussa Ibrahim, portavoz del régimen de Gadafi.
El edificio destruido albergaba un centro de control de mando del ejército libio, leal al dictador. Un oficial militar de la coalición ha confirmado a la coalición que esta acción acata la resolución de la ONU y tenía como objetivo acabar con emplazamientos que supongan una amenaza para el pueblo libio.
Gadafi no está entre los objetivos
La misma fuente ha confirmado que con esta acción no se pretendía acabar con el coronel Gadafi. » Le puedo asegurar que no está en los objetivos», ha declarado a France Presse. La coalición ya había aclarado a través de un portavoz militar estadounidense que «Gadafi no está entre los objetivos de los ataques aliados». El propio Robert Gates, secretario de Defensa de EEUU, ha precisado que «matar a Gadafi sería insensato».
El almirante William Gortney ha informado en una rueda de prensa en el Pentágono de los últimos ataques. «No hay ningún indicio de víctimas civiles» en las zonas que están siendo objetivo de los atarque aéreos, ha asegurado Gortney.
El portavoz también ha afirmado que «ningún avión» de los aliados ha sido derribado por las defensas antiaéreas de las tropas de Gadafi, que además quedaron «fuertemene dañadas» después del ataque del sábado.
La principal amenaza contra los aviones estadounidenses, británicos y franceses que han intervenidos hasta el momento en Libia está constituida por los misiles tierra-aire SA-5 de larga distancia. Sin embargo, «la capacidad de lanzamiento (de estos misiles) ha sido fuertemente reducida», según Gortney.
Las fuerzas aéreas libias no mostraron signo de actividad y los radares -que sirven para detectar los aparatos enemigos sobre las defensas antiaéreas- han quedado muy limitados. De manera general, los radares de vigilancia aérea parecen ahora limitados a las zonas alrededor de Trípoli y de Syrte, feudo del coronel Gadafi.
Por otra parte, varios testigos informan de explosiones esporádicas y fuego pesado en las calles de Bengasi entre las 22.00 y las 22.20 horas de la noche (nueve de la noche en España). A la intervención de este domingo se han unido cuatro cazas F-16 daneses, según ha anunciado el Ejército del aire danés.
Nuevo aliado de la coalición
Este domingo, la intervención militar de la coalición occidental conseguía un colaborador más, pero no uno cualquiera. Qatar se ha convertido en el primer país árabe en unirse a la ofensiva de los aliados movilizando cuatro aviones que ya están camino de posiciones más próximas a Libia.
Según un alto oficial militar de EEUU, los aviones podrían participar en la operación militar occidental para asegurar la zona de exclusión aérea establecida. «Hay fuerzas, en concreto aviones de Qatar, que se están moviendo en su posición en estos momentos, como nosotros decimos, hacia el escenario».
Fuentes oficiales estadounidenses aseguran que «hay otros países que se van a unir a la operación pero que todavía no quieren hacerlo público».
Una base atacada
Además, fuentes oficiales libias han informado que tres aviones B-2 estadounidenses lanzaron a primera hora de la tarde del domingo 40 bombas contra una gran base aérea libia como parte de la operación militar aliada que comenzó el sábado, según cadena de televisión CBS.
El sábado aviones de combate franceses fueron los primeros en atacar Libia y se concentraron en destruir tanques y vehículos blindados en Bengasi, al este del país.
Horas después, buques y submarinos británicos y estadounidenses lanzaron más de 110 misiles de crucero Tomahawk contra los sistemas de defensa antiaérea libios y alcanzaron más de 20 objetivos.
El líder libio, Muamar Gadafi, equiparó la operación con un acto terrorista y presagió que la derrota de Occidente es inevitable.
«No dejaremos nuestra tierra y la liberaremos», declaró en un discurso en la televisión estatal, para añadir: «permaneceremos vivos y vosotros moriréis».