Andrea es asmática pero nunca había tenido crisis tan serias como las ocurridas tras vacunarse con la vacuna del Virus del Papiloma Humano (VPH). Seis días después de recibir la primera dosis, presentó unos síntomas similares a los que habían padecido otras jóvenes al ser vacunadas: dolores de cabeza intensos e incapacitantes, molestias gástricas, incapacidad para ponerse en pie, etc. Todo ello, acompañado de una crisis aguda de asma, por lo que tuvo que acudir al servicio de urgencias de Gijón donde lograron estabilizarla. Los padres de la joven comunicaron en el hospital que le habían puesto la vacuna del papiloma hacía unos días.
A pesar de todo ello, Andrea recibió la segunda dosis el 23 de agosto por la mañana y esa misma tarde presentólos mismos síntomas que tras la primera dosis aunque en esta ocasión con un agravamiento de la dificultad respiratoria. Ante esta situación, los padres solicitaron ayuda médica urgente. A pesar de su insistencia, la ambulancia nunca llegó, tan sólo un coche de policía que trasladó a la joven al hospital.
Cuando Andrea ingresó estaba en parada cardio-respiratoria y aunque lograron reanimarla no lo lograron por lo que le indujeron un coma. El 31 de agosto, al quitarle el tubo del respirador, los médicos constataron que la niña no podía respirar espontáneamente. Ahora sus padres, ante esta gravísima situación se ven obligados a tener que decidir entre mantener a su hija conectada a una máquina o dejar que la naturaleza siga su curso.
Desgraciadamente, el caso de Andrea no es único en el mundo. Los informes del Vaccine Adverse Event Reporting System (VAERS), la autoridad pública en farmacovigilancia de vacunas de Estados Unidos ya tienennotificadas 119 muertes y 26.564 casos de reacciones adversas de personas que recibieron la vacuna del papiloma. Desde la Asociación de Afectadas por la Vacuna del Papiloma (AAVP) se preguntan
“cuántas víctimas son necesarias para que las instituciones sanitarias reconsideren el balance riesgo/beneficio de la vacuna, máxime considerando que se administra a niñas y jóvenes sanas, que la vacuna no es imprescindible porque se dispone de otras medidas preventivas que no pueden abandonarse en la población vacunada y que la verdadera eficacia ni seguridad de la vacuna no ha sido todavía demostrada en poblaciones reales. Por desgracia, la lamentable situación por la que Andrea y su familia están atravesando podría haberse evitado si los responsables políticos y sanitarios hubieran actuado con la debida diligencia y cautela. Avisos no han faltado“.
Desde estas páginas damos ánimos a los progenitores pues conocemos casos de afectadas que, aunque lentamente, han conseguido mejorar.
Comentar también que esas autoridades políticas y sanitarias están cometiendo dejadez de sus funciones que han de encaminarse a velar por la salud pública y más pronto que tarde deberán asumir sus responsabilidades.
No quiero terminar este post sin expresar mi preocupación por la actitud de la “clase periodística” con este asunto. La anterior noticia escandalosa sobre esta vacuna data de hace tres días, cuando publiqué que se hadescubierto ADN del VPH en una joven que murió tras la vacunación con este producto, que en el mundo fabrican dos compañías, GlaxoSmithKline y Merck & Co. Pero casi ningún periodista se hace eco de este tipo de noticias, aunque abundan aquellas que son mera promoción de la vacuna. Tan es así que cuando Alicia, la coordinadora de la AAVP, me contó este caso hace dos días y me pidió cautela hasta obtener el consentimiento de los padres de la chica para publicarlo no me molesté, como hago en otras ocasiones, en pedirle ser el primero en poder dar la noticia. No es necesario, pese a que envían a multitud de periodistas sus comunicados estos no suelen ser recogidos por la “gran prensa” y menos por la especializada.
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cuántas víctimas son necesarias para que los padres y madres en todo el mundo se den cuenta de que no deven de permitir que se vacunen a sus hijos