Philosophiae naturalis principia mathematica es probablemente la obra más importante que jamás se ha publicado en la historia de la ciencia. Publicado por Isaac Newton el 5 de julio de 1687 revolucionó la concepción que se tenía de los fenómenos naturales, brindando las herramientas necesarias para analizar el universo desde un punto de vista mecánico.
Tal vez no es tan conocido el dato de que la existencia de este libro es debida, no sólo al genio de Newton, sino que también a la persistencia de Halley, que incluso sufragó los costos de su publicación, y a la influencia de varios «Gigantes» anteriores que le marcaron a Newton el camino a seguir.
La manzana y la luna
El hecho de que Newton fuese el primero en concebir una ley de gravitación que explicase el movimiento de los planetas alrededor del Sol, o de los satélites alrededor de otros planetas es muy discutido. Uno de los principales conceptos que usó Newton es el de la existencia de unas «fuerzas a distancia» que mantenían a los cuerpos ligados y moviéndose describiendo órbitas alrededor de otros cuerpos, una ley que estaba relacionada con la inversa de la distancia que separaba a los cuerpos al cuadrado:
Cuenta la historia que estando Newton descansando bajo un manzano le cayó una manzana, y eso desencadenó que su mente empezase a plantearse cuál sería la causa de que la manzana se sintiese atraída hacia la Tierra, y pensó que tal vez esta «influencia» no estaba limitada a distancias cercanas a la Tierra, sino que era capaz de llegar mucho más allá, manteniendo incluso a la Luna ligada a nuestro planeta.
La aportación de Hooke en la ley de la gravitación
Hooke era en aquellos momentos el máximo responsable de la Royal Society, la institución a la que pertenecían los científicos más importantes de la época. En 1674 (trece años antes de la publicación del libro de Newton) Hooke había dado con la clave para explicar el movimiento de la Luna: introdujo la idea de una «acción a distancia» que se transmitiría a través del espacio vacío para ejercer una tracción.
En 1679 escribió a Newton para pedirle su opinión sobre estas teorías (que ya había publicado). Es decir, fue Hooke quien proporcionó a Newton la idea de una acción a distancia que apareció inmediatamente, sin comentarios, en todos los trabajos de Newton sobre la Ley de la gravedad.
También le sugirió la idea de una órbita en línea recta de la Luna que se curvaba como efecto de la gravedad, y que la atracción siempre es dos veces proporcional a la inversa de la distancia. Newton no respondió a esta carta, pero es evidente que fue el detonante que le estimuló a demostrar que una ley de gravedad con cuadrados inversos exige que los planetas se muevan recorriendo órbitas elípticas o circulares.
La disputa entre Hooke y Newton
Este no fue el único tema de disputa entre ambos. Anteriormente ya habían tenido algún intercambio de pareceres debido a una ponencia realizada por Newton sobre efectos ópticos (los conocidos ahora como «anillos de Newton») basada en un experimento descrito por Hooke en su libroMicrographia. Newton omitió en esa ocasión también citar a Hooke o a su obra, lo que lo ofendió profundamente. Esto dió lugar a un intercambio de correos, en los que Newton le escribió:
Lo que Descartes hizo fue un paso importante. Usted ha añadido mucho de distintas maneras, especialmente al tomar en consideración filosófica los colores de unas láminas muy finas. Si yo he sido capaz de ver más allá, es porque me encontraba sentado sobre los hombros de unos Gigantes.
Estas palabras se han interpretado como una gran muestra de la humildad de Newton, que no sólo reconocía la aportación de Hooke y Descartes (desarrolló una teoría fundamental de la luz donde la interpretaba como un pulso transmitido en el espacio), sino que los llamaba «Gigantes». Aunque no parece muy acorde con el resto del comportamiento de Newton, que negó el reconocimiento merecido a Hooke en varias ocasiones.
Sin embargo, una de las explicaciones aceptadas recientemente por ser más acorde con el carácter de Newton, y dada por John Faulkner del Lick Observatory de California, dice que Newton nombró a Descartes en esta carta para poner en su sitio a Hooke, y que al escribir Gigantes en mayúsculas realmente estaba haciendo referencia a las condiciones físicas de Hooke, que tenía la espalda deformada.
Aquí no acabaron las hostilidades de Newton hacia Hooke, sino que, una vez muerto éste hizo que desapareciese cualquier referencia existente en la Royal Society, de modo, que hoy en día, no queda ninguna imagen suya.
http://www.ojocientifico.com/4002/a-hombros-de-gigantes-la-rivalidad-entre-newton-y-hooke