«Ha aumentado un 20% la demanda de búnkeres», afirma Antonio Alcahud, ingeniero nuclear que hace más de 30 años se dedica a la construcción de refugios atómicos. «La predicción maya junto a las posibles catástrofes climáticas y el cambio de la polaridad de la Tierra» han reactivado el interés por los búnkeres, añade. El caso de G.S.E 2012 Jonathan Bosque, impulsor de G.S.E 2012, (http://gse2012.es) explica que «di casualmente con la fecha del 2012 por Internet, empecé a investigar y me puse en contacto con Patrick Geryl», autor del libro El cataclismo mundial del 2012.
«Trabajé en su grupo de supervivencia, que está preparando su búnker en Sierra Nevada y yo me monté mi propio grupo», relata. «Somos ya 165 personas, 50 de las cuales formamos parte del proyecto del búnker, que dispone de 50 plazas. Queríamos construir uno para 400 personas, pero el tiempo apremia y decidimos hacer un primer refugio, que estará listo en seis meses». «Alrededor del búnker construiremos una ecoaldea para orientar el proyecto hacia el medioambiente, de esta manera la gente no pensará que somos unos freakies que se preparan para el fin del mundo», explica. «Iremos a vivir allí unas semanas o meses antes de la fecha y si vemos que la cosa se pone fea, entraremos en el búnker, donde tendremos autonomía para dos o tres meses».
Cada persona ha abonado 200 euros por el terreno y la inversión total será de 2.400 euros por cabeza, según comenta Bosque. «Los refugios colectivos suelen ser más baratos porque se reparten los costes, de 1.000 a 2.000 euros por persona», explica Alcahud. «Si son unifamiliares, en un chalet, para 25 personas, puede costar unos 44.000 euros; para 55, 55.000 euros». La mayor parte de refugios se encuentran en las áreas de Madrid y Barcelona, según Alcahud, aunque ahora se está valorando especialmente la zona de Huesca. «Estamos haciendo varios en esta región, ya que goza de altura, sin ser muy montañosa, con lo que no hay riesgos de desplazamientos de terreno, el subsuelo es rico en agua y hay terrenos agrícolas, lo que es muy útil para el plan de supervivencia de estos grupos», especifica.
En Cataluña, el ingeniero nuclear aconseja construir búnkeres en la Panadella. «Es una altiplanicie bien comunicada, no muy cara, con buen clima y con bosques, lo que también es oportuno para la supervivencia». ¿Exceso de cautela? Miguel Perlado, psicoterapeuta especialista en sectas y otras dinámicas de manipulación psicológica, duda de la naturaleza de este tipo de grupos. «No Piramide maya de Chichen Itza podemos catalogar el G.S.E 2012 de secta destructiva, pero sí es un grupo medio apocalíptico, plantea una contrarreloj y hay un riesgo de manipulación». «Preocupa la dinámica de miedo que pueden generar y que sus miembros sufran aislamiento, dependencia al grupo y pérdida del referente de la realidad», añade.
«El fin del mundo es un recurso bastante explotado, y también hablan de un cambio de conciencia planetaria, que no deja de ser lo mismo, ya que, de una manera o de otra, conviene estar preparados, por lo que realizan entrenamientos y cursos de supervivencia que mezclan con prácticas new age como meditaciones o ruedas de luz y teorías científicas», explica el especialista. «Cada uno en el grupo tiene su teoría», argumenta Bosque. «Esta fecha es para empezar a hacer las cosas de otra manera», y añade que «la NASA ha advertido que en el 2012 se producirán las mayores tormentas solares y tenemos que tener en cuenta que el terremoto de Haití sucedió dos días después de una llamarada solar».
«Cuando pase la fecha y vean que no ha ocurrido nada, justificarán su acción diciendo que ya están preparados para la siguiente ocasión, lo que no deja de ser una contradicción en su discurso», explica Perlado. «Este tipo de grupos gira en torno a un personaje y también suele haber dinero de entre medio», apunta. Otras iniciativas para el 2012 Más allá de los grupos que preparan bajo tierra la llegada del 2012, hay otros que prefieren agruparse en la superficie terrestre. «Son sobre todo grupos de vertiente ufológica y están buscando pueblos abandonados de España para construir su comunidad», comenta Perlado. «Tienen en cuenta que estas localidades estén en zonas aptas energéticamente y en coordenadas concretas», añade. «También vivirán juntos cuando llegue el momento, lo que generará una dinámica endogámica que se irá retroalimentando».