El Parlamento Europeo recompensa el odio palestino Evelyn Gordon

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Mis felicitaciones a los británicos. Aparte de todas las otras razones para aplaudir la decisión británica de abandonar la Unión Europea (es decir, la democracia, la soberanía nacional), ha votado separarse de un ente facilitador del terror palestino y de la educación del odio. Y si esa acusación suena dura, tenga en cuenta lo que ocurrió en el Parlamento de la UE en el mismo día de la consulta Brexit.

Mientras que los británicos estaban votando, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbás, se dirigía al Parlamento de la UE en Bruselas. Desde cualquier punto de vista, la visita empezó mal: Al llegar, Abbás rechazó inmediatamente una petición personal del presidente del Parlamento, Martin Schulz, para reunirse con el presidente israelí, Reuvén Rivlin, que se encontraba también en Bruselas. Las cosas se agravaron rápidamente cuando Abbás comenzó a hablar.

El discurso de Abbás siempre está lleno de calumnias en contra de Israel, y esta no fue una excepción. Él acusó a Israel de «masacrar» a los palestinos y de negar su «historia, patrimonio, identidad y geopolítica». Calificó la «ocupación» israelí como la más larga de la historia y la consideró como un mal «único», no sufrido por ningún pueblo en el mundo. Por supuesto, esto no tiene nada que ver con la realidad: no sólo no han existido ocupaciones más largas, sino que pocos conflictos como este han conllevado tan poco derramamiento de sangre.

Acusó a Israel de ser «fascista» y «racista», de cometer ejecuciones extrajudiciales, y de sitiar «a nuestro país en una prisión al aire libre».
Pero incluso para los estándares de Abbás, este discurso fue excepcionalmente vil en dos aspectos. En primer lugar, acusó a Israel de la responsabilidad del terrorismo en todo el mundo, ridículamente afirmó que «una vez que termine la ocupación, el terrorismo va a desaparecer, no habrá más terrorismo en el Medio Oriente, o en cualquier otro lugar del mundo.» Después de todo, Israel parece ser la razón por la que los musulmanes están matando a otros musulmanes, bombardeando mezquitas, escuelas, hospitales y en los países musulmanes como Siria, Irak y Pakistán.

Por si faltara poco, Abbás resucitó un libelo de sangre medieval, acusando a Israel de envenenar pozos palestinos. Por supuesto, él estaba hablando en árabe, y esta acusación no estaba preparada en su traducción escrita al inglés; pero el traductor simultáneo lo tradujo al inglés, y los reporteros israelíes no tuvieron problemas para escucharlo; por tanto, hay que asumir que esto fue audible para parlamentarios de la UE, también.
Entonces, ¿cómo respondieron

los parlamentarios? Le dieron una ovación de pie. En otras palabras, premiaron su libelo de sangre contra Israel y su negación a reunirse con el presidente Rivlin.

Esto, por supuesto, no es especialmente sorprendente. La AP ha promulgado el odio a Israel a través de sus escuelas y los medios de comunicación durante más de 20 años, y durante todo este tiempo, la UE y sus Estados miembros han sido los mayores donantes de la AP; por tanto, la UE ha estado subsidiando directamente a la educación de odio palestina durante más de dos décadas. La UE y sus Estados miembros son también los principales financiadores de las ONG anti-Israel, así que en ese camino, también, han estado financiando la propaganda antiisraelí durante décadas. Y no es casualidad que la UE haya dedicado tanto dinero para este propósito; está obsesionada con Israel al punto de excluir otras preocupaciones de política exterior, como lo demuestra un estudio de 2010 de los temas que discuten los ministros de Exteriores de la UE. Ese estudio encontró que los ministros habían mantenido exactamente una reunión en China, una potencia emergente, durante los cuatro años anteriores – pero discutieron «el proceso de paz en Oriente Medio» 12 veces por separado en 2009 y en la primera parte del año 2010.

Después de que Abbás se negó a reunirse con él, Rivlin inocentemente dijo «sorprenderse» por esta negativa. Sin embargo, no es de extrañar en absoluto cuando Abbás puede ser recompensado por ello con una ovación de pie por parte del mismo cuerpo cuyo presidente personalmente le pidió celebrar la reunión. Del mismo modo que no es sorprendente que Abbás rechazó asimismo una petición personal por el entonces ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Laurent Fabius para reunirse con Biniamín Netanyahu en París en octubre de 2015. ¿Por qué habría de hacerlo cuando Fabius ha recompensado con prontitud su negativa al anunciar planes para convocar una conferencia internacional para que Israel se adhiera a las demandas palestinas y prometió que Francia reconocerá unilateralmente Palestina como un Estado si Israel se niega a capitular? Tampoco es sorprendente que la AP siga destilando el odio anti-israelí, ya que al hacerlo gana la financiación lujosa de la UE y las ovaciones de sus parlamentarios.

Con la concesión de recompensas financieras y diplomáticas al rechazo palestino y la educación del odio, la UE ha fomentado el terrorismo palestino y alejando la paz. Ningún país que se precie de tal quiere ser asociado con este tipo de comportamiento, lo siento. Gran Bretaña estará bien fuera de la Unión.

* Fuente: Evelyncgordon.com

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