El misterioso libro que sustenta el reclamo de Pekín sobre el mar de la China Meridional

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Si uno quiere entender cómo realmente se siente China con respecto a su polémico reclamo sobre amplias zonas marítimas al sur de sus costas, la isla de Hainan es un buen lugar donde empezar.

Este es un sitio donde todo busca justificar y sustentar esa afirmación de soberanía, desde las políticas gubernamentales y militares, hasta el ámbito de la pesca y turismo e, inclusive, la historia misma.

Llegamos al puerto pesquero de Tanmen, en la costa este de Hainan, atraídos por unos informes recientes en la prensa estatal sobre la existencia de un documento extraordinario: un libro de 600 años de antigüedad que contiene evidencia de importancia nacional vital.

‘Prueba contundente’

El libro, en manos de un pescador jubilado llamado Su Chengfen, supuestamente registra las instrucciones de navegación precisas con las cuales sus muy lejanos antepasados podían llegar hasta las desperdigadas rocas y arrecifes de las apartadas islas Spratly, a cientos de millas náuticas.

El reclamo insistente de China de que estos rasgos geográficos son parte de su territorio se sustenta principalmente en el argumento de «fuimos los primeros». De manera que el «estimado» y «protegido» libro del octogenario señor Su es algo así como un Santo Grial de los mares.

Según los informes, no es nada menos que una «prueba contundente» del derecho de propiedad chino al Mar Meridional de China.

Fuimos, entontes, a reunirnos con el señor Su y lo encontramos ocupado en la construcción de un modelo de barco en su antejardín, a pocos minutos de la playa.

«Fue pasando de generación en generación«, me dice, cuando le pregunto sobre el libro. «De la generación de mi abuelo, a la generación de mi padre, hasta mí».

Nos enseñó principalmente cómo llegar a algún sitio y regresar, cómo llegar a lasParacel y las Spratly, y cómo regresar a la isla de Hainan.

Pero, cuando le pido que me deje ver el documento -cuya existencia fue divulgada por toda China y más allá, hace sólo unas semanas- hay una sorpresiva novedad.

El señor Su me dice que no existe.

«Aunque el libro era importante, me deshice de él porque estaba roto», me cuenta.

«Lo habían hojeado demasiadas veces. El agua salada en las manos lo corroyó… Al final ya no era legible así que lo tiré».

Fuera lo que fuera, parece ser que el libro del señor Su ya no es prueba contundente de nada. La excepción son los medios controlados por el Partido Comunista chino, que no permiten que unos hechos se interpongan a la narrativa oficial.

Abandonamos la casa del señor Su un poco confundidos por la experiencia, pero observamos otro aspecto de la disposición de Hainan para controlar el mensaje cuando se trata del Mar Meridional de China.

Dondequiera que vayamos, estamos seguidos de vehículos gubernamentales con los vidrios ahumados, desde el puerto donde intentamos entrevistar a los pescadores, hasta el mercado de pescado donde hablamos con comerciantes, y de regreso hasta nuestro hotel.

La atención es realmente poco necesaria puesto que casi nadie que abordamos quiere hablar con nosotros.

Aquellos que lo hacen no dicen nada más polémico que una simple repetición de la línea oficial: que el Mar Meridional de China pertenece a China porque pescadores chinos llegaron allá primero.

Pero las autoridades no toman ningún riesgo. Pronto nos enteramos de que uno de los pocos que aceptó contestar nuestras preguntas, un capitán de barco, fue inmediatamente detenido e interrogado por la policía.

Guerra propagandística

Todo esto sucede, por supuesto, en medio del muy anticipado fallo de un tribunal internacional sobre el Mar Meridional de China, que se espera en las próximas semanas.

Filipinas apeló a la Corte Permanente de Arbitraje (CPA), en La Haya, pidiendo un fallo técnico sobre cuál es la extensión de aguas territoriales que se puede reclamar en base a la posesión de diferentes costas, islas y rocas.

Muchos estiman que el fallo no favorezca a China y podría hasta invalidar su reclamo más amplio: la línea de demarcación de nueve guiones que abarca hasta 90% del territorio marítimo en disputa.

No es sorpresa que China afirme que nunca será parte el tribuna ni aceptará su autoridad ni sus fallos.

Es por eso que ha estado defendiendo su posición de la manera más enérgica a través de otros medios; intensificando la propaganda, especialmente en la que insisite en que la historia está de su lado, y aplicando presión diplomática para ganarse aliados.

Esa podría ser la razón por la cual la presencia de un periodista extranjero en Hainan, en este momento particular, está atrayendo la atención de las autoridades.

Aunque, en nuestro caso, puede haber otra razón: seguramente estábamos haciendo demasiadas preguntas acerca de notoria «milicia marítima» de Hainan.

Se sabe que China le ha dado entrenamiento militar a sus pescadores durante décadas.

Pero, en años recientes, se ha informado de un número creciente de milicianos en barcos pesqueros y su actividad parecer haberse vuelto más resuelta en lo que es asegurar y hacer cumplir los reclamos chinos de soberanía.

Su ventaja estratégica es que pueden ser, y frecuentemente son, utilizados enenfrentamientos militares irregulares, ocupando territorios en alta mar, realizando misiones de vigilancia o estorbando otras embarcaciones, mientras operan bajo el manto de barcos pesqueros civiles.

La actividad de las unidades milicianas en el puerto de Tanmen ha sido bien documentada.

Hasta tienen su propio cuartel general dentro del complejo gubernamental de esa localidad, que el presidente de China,Xi Jinping, honró con su visita.

Sin embargo, a pesar de nuestros esfuerzos, nadie nos habló del papel que estaoscura fuerza desempeña dentro de la flota pesquera china y, entre más preguntábamos, más intensa parecía la vigilancia del gobierno sobre nosotros.

El profesor Andrew S. Erickson, de Instituto de Estudios Marítimos Chinos, en la Escuela de Guerra Naval de EE.UU., cree que la presencia de milicianos en aguas donde ya hay tensión incrementa los riesgos.

«Preveo un riesgo enorme de un mal cálculo y de escalamiento«, me comentó.

«La actual estrategia de China de usar su milicia marítima no sólo los pone en peligro, sino también coloca a otros individuos y embarcaciones a su alrededor en peligro y, en efecto, impone el riesgo de que EE.UU. y otros usen la fuerza en su contra en legítima defensa propia o para asegurar el paso legítimo de embarcaciones».

¿Victoria pírrica?

Y ese riesgo podría aumentar aun más, sugiere Erickson, después del fallo de la Corte de Arbitraje Permanente.

«Cuanto el tribunal de arbitraje finalmente entregue algún tipo de fallo, creo que China va a buscar una forma de registrar concretamente su oposición, su resolución y su molestia», explicó.

«Y creo la tendencia de fuerzas de la milicia marítima de acercarse más y potencialmente hostigar embarcaciones de EE.UU., Filipinas y otros será algo que los líderes de esos países deberán estar preparados para contemplar».

Así que, mientras Filipinas bien podría verse reivindicada con un fallo a su favor, podría resultar siendo una victoria pírrica.

El arbitraje internacional no contendrá a China con respecto a sus reclamos expansionistas en al mar. Eso ya lo ha dejado muy claro.

Podría, tal vez, a cambio, convencer al gobierno y los líderes militares en Pekín que sólo hay una manera de seguir adelante: por la fuerza.

El deber del turismo

Terminamos nuestro viaje a Hainan en la sureña ciudad de Sanya, viendo como uncrucero zarpa hacia las disputadas islas Paracel.

El paquete turístico de cinco días empezó operaciones en 2013 y desde entoncescientos de chinos han hecho el viaje, que no está disponible para extranjeros.

Es un extraño concepto vacacional. un largo viaje para ver un par de arrecifes y rocas, en su mayoría despobladas y muy adentradas en el mar.

Son las mismas rocas, naturalmente, que los ancestros del pescador jubilado Su Chengfen muy probablemente visitaron hace siglos.

Ciertamente existe alguna evidencia de un conocimiento de navegación compleja que ha sido pasada desde tiempos antiguos, de manera oral, de una generación a otra.

Pero la necesidad de hacer que todos los hechos quepan ordenadamente en la historia oficial parece haber transformado el legado del señor Su en evidencia firme y sólida para, luego, ser publicada en periódicos al servicio de un argumento que no resiste mucho cuestionamiento.

Aun si el señor Su pudiera producir un libro de 600 años de antigüedad para mostrarnos, sólo sería prueba del uso del Mar Meridional de China en épocas de antaño, no necesariamente la posesión de esas aguas.

Muchas otras naciones bañadas por el Mar Meridional de China pueden, por supuesto, señalar evidencia que las comunidades pesqueras de sus costas llevan mucho tiempo utilizando esas aguas también.

Pero en China sólo existe una narrativa y nuestra experiencia en Hainan es una ilustración perfecta de lo efectivamente que esa narrativa ha sido defendida y reforzada.

Le pregunté a una mujer que se preparaba para abordar el crucero a cuenta de qué decidió invertir su valioso tiempo de vacaciones visitando un grupo de rocasestériles.

«No vamos por el placer», respondió. «Hemos sido educados desde la infancia que es territorio sagrado de nuestra madre patria. Es nuestro deber ir y ver«.

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