¿Te imaginas viviendo en el cráter de un volcán? Este pueblo japonés lo hace y tienes que conocerlo

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Debe ser algo inquietante vivir sobre la abertura de un volcán de 6 kilómetros cuadrados, perdido en medio del Océano Pacífico.

El pueblo más pequeño

Japón tiene 127 millones de habitantes, de los cuales solo 200 están en Aogashima, su municipio menos poblado. Hay una buena razón para lo pequeña de la localidad, aparte de lo remota: está localizada en el cráter de un sistema volcánico.

Aogashima es una isla muy aislada del archipiélago japonés, y valga la redundancia. Parece una tartaleta con una enorme valle, con acantilados casi verticales que van a dar al mar. En realidad, es una isla-volcán con una caldera volcánica en el interior.

En la profunda depresión está la gente, que prefiere vivir en su solitario paraíso, a sabiendas de que lo hace sobre un monstruo que en cualquier momento podría abrir sus fauces y devorarlos a todos.

La realidad mejora la ficción

Aogashima pertenece al Archipiélago de Izu, situado a más de 350 kilómetros deTokio. Ha sido llamada la «Isla del Mundo Perdido» por su parecido con la isla de los dinosaurios en la película Parque Jurásico. No sabemos si Steven Spielbergsabía de su existencia cuando rodó la cinta, pero de cualquier modo, es otro de esos casos en los que la realidad supera a la ficción.

La pequeña corriente de visitantes hacia la isla sí es realmente merecedora del calificativo de turismo de aventura. Solo se puede llegar en barco al pie de la isla y en helicóptero al cráter. Ambos medios de transporte se abordan en la isla de Hachijojima.

Volcán activo

Los operadores turísticos garantizan la salida pero no la llegada, ya que con frecuencia los viajes se cancelan después de la partida por exceso de niebla o por las condiciones de navegación.

Los que van por barco tienen que conformarse con quedarse en las playas de la gran isla, a menos que estén dispuestos a hacer escalada y rapel por los acantilados de 400 metros para llegar al interior del cráter.

Pero vale la pena ir al lugar, dicen los pocos que lo han hecho. La vegetación es paradisíaca y el valle está repleto de fuentes de aguas termales, una prueba del calor que hay en las profundidades de la tierra. El volcán no ha entrado en erupción desde hace 300 años, pero es considerado activo.

Si andas en busca de un excitante destino en el que sentirte verdaderamente aislado, difícilmente hallarás uno mejor.

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