¿Quiénes son los «refugiados fantasma» del desierto jordano y cómo llegaron a quedar atrapados en él?

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Personas en el campamento de RuqbaImage copyrightAP
Image captionLa distribución de comida y agua en Ruqban ha sido más difícil desde el cierre de la frontera el 21 de junio.

Les llaman los «refugiados fantasma». Son miles, atrapados en tierra de nadie del lado sirio de la frontera con Jordania, en un área remota y árida que soporta temperaturas de más de 50 grados.

Los primeros -varios miles- llegaron a Ruqban, en el límite sureste de Siria, en julio de 2014. Huían del avance Estado Islámico, sobre todo, de las gobernaciones de Homs y Alepo.

En estos momentos se estima que llegan a los 70.000.

El 7 de septiembre, la organización Human Rights Watch publicó una imagen satelital de la zona: a la izquierda se ve el área extensa de tiendas de campaña donde se asentaron los refugiados, en el centro, junto a la valla que sella la frontera, siete núcleos de personas alrededor de otros tantos puntos de distribución de agua.

La zona en la que se asentaron se conoce como «the berm« (el banco de arena en inglés), un promontorio en medio del desierto.

Imagen satelital del campamento de RuqbanImage copyrightDIGITALGLOBE
Image captionEn la última imagen satelital distribuida por HRW se observan 7-8 puntos de distribución de agua.

«No es un campo de refugiados»

«The Berm no es un campo de refugiados. La situación allí es mucho más extrema de lo que sería en un campo de refugiados, donde las personas tienen instalaciones, acceso a comida, agua y asistencia sanitaria», le dice a BBC Mundo Natalie Thurtle, líder del proyecto de Médicos sin Fronteras en The Berm.

Pero, ¿cómo quedaron estos miles de refugiados sirios «atrapados» en un lugar tan remoto?

El 21 de junio, un ataque suicida contra un puesto de control del ejército jordano cerca del improvisado asentamiento dejó siete muertos. El autodenominado Estado Islámico se responsabilizó del ataque.

En ese momento, el gobierno de Amán aseguró que ese incidente era una «prueba clara» de que elementos de Estado Islámico se esconden entre la gente que llega a las fronteras del país.

Frontera cerrada

«Tenemos una posición firme en nuestra guerra contra el terrorismo y esperamos que el mundo entienda nuestra decisión soberana y apoye a Jordania», le dijo a la BBC en aquel momento el ministro de Información jordano Mohammad al-Momani.

Tras ese ataque, Jordania cerró y declaró zona militar sus fronteras norte y este.

Desde entonces, el aceso al área está restringido y la ayuda humanitaria llega con cuentagotas. Y las condiciones de los miles de refugiados del otro lado de la línea empeoraron.

«Incapaces de cruzar la frontera o de volver atrás, la situación a la que se enfrentan estas mujeres, hombres y niños es más desesperada cada día. Necesitan cuidados sanitarios urgentemente», dijeron en un comunicado conjunto las agencias de ayuda humanitaria de Naciones Unidas a principios de agosto.

Entre el 2 y el 4 de ese mes, Naciones Unidas trasladó víveres para dos meses mediante grúas al otro lado de la frontera. Ese plazo ya se cumplió y los observadores advierten del creciente riesgo de escasez.

«Las leyes internacionales indican que quienes huyen de la guerra deberían recibir asilo y protección. Sin embargo, las organizaciones humanitarias tienen difícil presionar a Jordania para que reabra sus fronteras. No pueden cuestionar el temor de ese país por su seguridad y se encuentran en una posición difícil. Mientras que muchos países occidentales rechazan recibir refugiados, Jordania aloja ya a más de 650.000 sirios», escribió la periodista de la BBC Yolande Knell, quien visitó The Berm a finales de julio.

«Crisis humanitaria»

Niño refugiado con un saco de alimentosImage copyrightAP
Image captionAgencias de ayuda humanitaria lanzaron víveres con grúas a través de la frontera el pasado 4 de agosto.

Con prácticamente toda comunicación con el exterior cortada, la situación de estos «refugiados fantasma» de Ruqban es dramática.

Las imágenes satelitales -una de las herramientas que se utilizan para tratar de monitorizar la evolución de la crisis ante la falta de acceso- muestran que los puntos de distribución de agua se encuentran en el lado jordano, fuera de la zona desmilitarizada, entre dos bancos de arena.

«Parece que las familias sirias deben cargar el agua desde esos puntos de distribución hasta la zona desmilitarizada donde se encuentran sus tiendas», señaló HRW en un comunicado publicado este miércoles.

La situación sanitaria también es precaria.

«La gente allí está recibiendo la mitad del agua que deberían en una situación de emergencia como esta. No hay acceso humanitario que provea atención médica. Nosotros ofrecimos cuidados básicos para niños y madres entre 15 y 20 de mayo y el 21 de junio. Desde entonces no tienen acceso a esos servicios. Creemos que puede haber algún tipo de asistencia básica muy limitada a través de los propios refugiados que tengan formación médica», señaló Thurtle.

Hace casi dos meses, Ali, uno de los refugiados de The Berm, le dijo a la BBC: «solo necesitamos sustento hasta que podamos volver a nuestros pueblos. Sin eso, el futuro es sombrío».

Hoy, con la frontera aún cerrada, advierten las agencias de ayuda, la «crisis humanitaria» en el campamento de Ruqban solo parece empeorar.

«Pedimos poder llegar a esa población porque la situación se deteriora día a día y las personas están muriendo allí«, concluye Thurtle.

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