) – La Open Society Foundations, la fundación del multimillonario George Soros ha abierto en Barcelona su primer espacio en Europa pensado para acoger las actividades de entidades dedicadas a promover la inmigración masiva y las tesis globalistas.
El director regional para Europa de la fundación, Jordi Vaquer, ha explicado este viernes en rueda de prensa que aunque hasta ahora trabajaban en una oficina en el Raval, el nuevo espacio, bautizado como ‘Espai Societat Oberta’, permitirá «implicarse mucho más con la ciudad de Barcelona».
Se trata de un edificio de cuatro plantas, situado en el distrito de Sant Gervasi, cuya planta baja acogerá las actividades sociales, educativas y artísticas y relacionadas con los derechos y las libertades de las entidades con las que trabaja la fundación.
«Es un espacio que ponemos a disposición de las entidades, con el objetivo de que sea un punto de encuentro entre diferentes luchas que a menudo no interactúan, pero también queremos que sea un espacio empoderador», ha asegurado Vaquer, que ha manifestado su voluntad de que el edificio «sea de las entidades» con las que ya trabajan y «de las que un día puedan implicarse».
Según la fundación, el espacio está concebido como «un lugar abierto para exhibir proyectos artísticos, culturales y sociales» que tengan relación con los ámbitos de actuación de la Open Society Foundations: la lucha contra las discriminaciones, las libertades civiles, el control del poder y la innovación participativa.
Vaquer ha destacado la importancia de «poner el acento en la discriminación del pueblo gitano, de las personas migradas, de los musulmanes y también de los ‘afrodescendientes» y ha subrayado las actuaciones alrededor de las libertades civiles, que quieren poner atención a temas como los abusos en política antiterrorista, en las malas prácticas policiales o en la situación de los ‘alertadores’, funcionarios que denuncian la corrupción.
¿Quién es y qué defiende Soros?
Hoy George Soros, nacido en Hungría como György Schwartz, es una de las más grandes fortunas del planeta y ha hecho de la vocación mundialista del esperanto su norte vital. Su origen judío resulta apenas relevante en lo teológico pues siempre se rigió por impulsos materiales. Su patria espiritual, Israel, le acusaba hace unos años de financiar «el odio al Estado de Israel» a través de sus fundaciones. El portal DCLeaks hacía públicos el pasado verano varios miles de documentos en los que figuraban donaciones millonarias a «organizaciones anti israelíes».
No es más querido en Hungría, país en el que vio la luz un 12 de agosto de 1930. El presidente del país magiar, Viktor Orbán, es uno de los pocos líderes mundiales que ha levantado la voz contra el magnate, contra el que libra una batalla por completo desigual a cuenta de la crisis de los refugiados. Si Soros reconoció estar detrás del impulso migratorio hacia Europa, Orban es el principal valladar continental. El conflicto, hasta en el desequilibrio de fuerzas, es la metáfora contemporánea entre mundialismo y soberanismo, desarraigo y nación, y para algunos, incluso entre materialismo y religión.
Putin es, como Orbán y ahora también Trump, otro elemento desestabilizador para el proyecto mundialista. A ojos de Soros, «Putin es una amenaza mayor para Europa que el ISIS». No es pues, extraño, que el magnate apoyará a los ucranianos en su guerra con Rusia. Por su parte, Putin expulsaba a Soros y a todas sus organizaciones de Rusia. Y lo propio ha empezado a hacer Orbán: «(Soros) sirve a los intereses globalistas y fuerza la correción política sobre las naciones-estado«.
Discípulo de Popper y ascenso meteórico en las finanzas neoyorkinas
El que estaba llamado a ser el mesías del mundialismo sobrevivió, siendo aún un niño, a la II Guerra Mundial, que en Budapest llegó a librarse casas por casa. Con Hungría aún en ruinas el joven Soros emigró al Reino Unido, donde estudiaría Filosofía y Economía con el que iba a convertirse en su principal influencia intelectual: Karl Popper.
Tras graduarse comenzaría una vertiginosa carrera como hombre de negocios y especulador financiero que le llevaría hasta los Estado Unidos en 1956. Allí trabajaría en temas de arbitraje, análisis financiero y hasta elaboraría una teoría socioeconómica propia: la reflexividad. Compraba y vendía, invertía y recogía beneficios, casi siempre con éxito. Su ascenso fue meteórico en el mundo de las finanzas norteamericano; en 1963 entró a formar parte de uno de los más importantes bancos de inversión del mundo, el neoyorkino «Arnhold and S. Bleichroder». Durante una década ocupó diferentes puestos de alta dirección hasta llegar a vicepresidir la compañía. Y fue en este momento cuando decidió poner la primera piedra de su futuro imperio: Grupo Quantum, hoy una plataforma de ingeniería financiera de alcance planetario que opera desde las Antillas holandesas.
Capitalismo especulativo vestido de filantropía
Y es a través de la batería de capitales especulativos de Quantum desde donde empieza a actuar políticamente. Las operaciones contra el sovietismo en Europa del Este (respaldó al sindicato Solidaridad en Polonia, la Revolución de las Rosas en Georgia o la Carta 77 en Checoslovaquia) constituyeron la primera fase del gran proyecto ‘sociedad abierta’, esto es, un mundo sin fronteras ni soberanías nacionales en el que el movimiento de personas, y sobre todo de dinero y mercancías, no estuviera sometido a restricciones nacionales.
Soros ha dedicado miles de millones de dólares a poner las bases de la sociedad abierta en todo el mundo, dineros las más de las veces presentados como «donaciones» para causas «educativas» y de «derechos humanos». Todo ello sin abandonar la especulación financiera. Durante el conocido como «miércoles negro» del Banco de Inglaterra -16 de septiembre de 1992-, Soros obtuvo unas ganancias de más de 1000 millones de dólares. El Estado inglés perdió 3400 millones de libras.
En 1993 Soros ya no disimula su vocación de ingeniero político mundial y, además de ocupar un asiento del consejo directivo del Council del influyente Foreign Relations, crea su hoy celebérrima «Open Society Foundations», un entramado financiero-empresarial presente en 39 países y con un presupuesto anual de 900 millones de euros que persigue, ya a las claras, la consolidación de la «sociedad abierta» descrita por su maestro Popper en «La sociedad abierta y sus enemigos».
«Soros es potencialmente más peligroso que una bomba nuclear«
Ultraliberal en lo económico y ultraprogresista en lo moral, Soros financia desde movimientos favorables a la legalización de la marihuana, hasta sociedades proabortistas, pasando por movimientos LGTB u ONGs promigratorias. Todas ellas constituirían los pilares ideológicos sobre el que se sostendría el gran proyecto de nuevo orden mundial. Un futuro -¿presente?- gobierno único, de inspiración materialista y dirigido por élites económicas internacionales.
En el bestseller «The new Reagan revolution» (2011), el periodista Jim Denney describía con estas palabras al mesías de origen húngaro: «Soros es potencialmente más peligroso que una bomba nuclear. Actúa en la sombra y con determinación usando su dinero y poder para manipular nuestra economía y sistema político. Un misil nuclear puede destruir una ciudad. George Soros puede destruir nuestro estilo de vida».
https://es.sott.net/article/58780-Soros-abre-en-Barcelona-su-primer-centro-de-operaciones-para-Europa