Escuelas públicas en manos de militares, ¿el futuro de la educación en Brasil?

A soldier of the Brazilian Armed Forces stands guard outside the 2016 Rio Olympics Park in Rio de Janeiro, Brazil, July 21, 2016.

© REUTERS / Stoyan Nenov
AMÉRICA LATINA

Joan Royo Gual

RÍO DE JANEIRO (Sputnik) — Colegios públicos administrados por la Policía Militar, con agentes de uniforme en los pasillos y patios de las escuelas es la polémica solución que varios estados de Brasil encontraron para la crisis del sistema educativo, y que podría expandirse por todo el país con el arranque del futuro Gobierno de Jair Bolsonaro.

En el estado de Goiás (centro), 57 de 1.160 colegios públicos ya están siendo administrados por militares, 5% del total.

No se trata de los colegios militares donde se forman los futuros integrantes de las Fuerzas Armadas, sino de escuelas públicas convencionales, donde se enseña matemáticas o portugués, pero que pasan a ser administradas por militares.

«Es un ambiente más controlado, con más apego a la disciplina (…) practicamos una política de tolerancia cero», comenta en una entrevista con Sputnik el coronel Júlio César Mota, superintendente de Seguridad Escolar y Colegio Militar de Goiás, que remarca que no hay interferencias con el programa académico.

En su opinión, que haya policías militares en el patio, en los pasillos o en la recepción de los centros «lo contagia todo» y crea un círculo virtuoso, fomentando un ambiente más propicio para el estudio.

El modelo empezó a implantarse tímidamente en 1998, pensado únicamente para hijos de militares, pero después se amplió a todos los alumnos y creció exponencialmente en los últimos años, gracias a los buenos resultados académicos (en poco tiempo, Goiás pasó a estar en los primeros puestos del ranking nacional).

Los alumnos de estos colegios estudian las mismas asignaturas que en las escuelas públicas civiles, pero además tienen una asignatura extra sobre educación moral y cívica, similar a la que se impartía en Brasil durante la dictadura militar (1964-1985).

«Enseñamos civismo, ciudadanía, respeto a los símbolos nacionales, un poco de patriotismo, los valores de la familia, de la patria», comenta Mota, que subraya que el resto de asignaturas son impartidas por profesores civiles.

En estos colegios, donde una vez a la semana se realiza una ceremonia de izado de la bandera, la disciplina es férrea: los estudiantes, que aprenden a realizar el saludo militar, deben acudir con la cabeza rapada si son chicos, y con el pelo cuidadosamente recogido en una coleta, si son chicas.

El militar subraya que no hay castigos físicos, adoctrinamiento ni homofobia, pero el modelo es muy criticado por sectores progresistas, sindicatos y parte de la comunidad educativa.

La presidenta del Sindicato de los Trabajadores de la Educación de Goiás (Sintego), Bia de Lima, cree que una generación entera de jóvenes se está formando sin una visión crítica de las cosas.

«Hay decenas de policías, incluso dentro de las aulas, vigilando cómo se da la clase (…) hay una interferencia directa en la actuación de los profesores, aunque no haya un control próximo, de alguna manera afecta, muchos profesores de esas escuelas temen entrar en huelga, sufrir persecuciones», critica De Lima en una entrevista con Sputnik.

Además, De Lima lamenta que las escuelas militarizadas se hayan convertido en la «niña mimada» del Gobierno de Goiás, con mejores infraestructuras, equipamientos nuevos y paredes siempre recién pintadas.

«Se está instalando en el imaginario la idea de que las escuelas militares son buenas y las públicas no (…) hay una estrategia para abandonar la escuela pública tradicional», lamenta.

Los padres parecen apostar por este modelo, hay una lista de espera de más de 3.000 alumnos, según el Gobierno de Goiás; la sindicalista asume que muchos profesores también, ya que ven en los policías militares un respaldo, se sienten más protegidos y les resulta más fácil dar clase.

Lo que ocurre en Goiás y en otros estados brasileños es una tendencia al alza y una especie de laboratorio de lo que podría llegar con el Gobierno de Bolsonaro.

Una clase en la escuela
© FOTO : JOAN ROYO GUAL

Durante la campaña, el presidente electo, un militar reservista, prometió que cada capital del país contaría con al menos uno de estos colegios militarizados.

Según un recuento de la revista Época, entre 2013 y 2018 el número de escuelas militarizadas en Brasil aumentó un 212%, pasando de 39 a 122; y ya están presentes en 14 de los 27 estados del país.

Fuentes del Ministerio de Educación consultadas por Sputnik evitaron comentar la militarización de la educación pública alegando que las competencias en este caso son de los estados y municipios brasileños, y no del Gobierno federal.

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