Mike Gazzaniga, el «padre del síndrome de cerebro dividido», le contó a la BBC sobre el caso que permitió empezar a atisbar qué estaba ocurriendo dentro de nuestras cabezas.
«De repente, estás ahí sentado y dices: ‘¡Wow…! ¿Será posible que haya dos mentes?».
¿Qué había pasado para que Mike Gazzaniga, profesor de psicología de la Universidad de California, Santa Bárbara, se sorprendiera tanto y llegara a considerar algo en ese entonces insospechado?
«Era 1961… ¿puedes creerlo?», dice Gazzaniga a la BBC, refiriéndose al inicio de la investigación que lo llevaría a ganarse el curioso título de «padre del síndrome de cerebro dividido».
Lo que observó despertó su interés.
«Luego pasamos como 50 años tratando de entenderlo«, afirma entre risas.
En esa época, hace 58 años, algunos casos severos de epilepsia se trataban dividiendo el cerebro.
La cirugía consistía en cortar las conexiones principales entre los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro del paciente.
El resultado final no parecía ser particularmente perjudicial, a pesar de que, por el resto de sus vidas, los pacientes funcionaban efectivamente con dos cerebros separados.
Un paciente, identificado como WJ, fue sometido a ese procedimiento en el Instituto de Tecnología de California (Caltech), donde Gazzaniga trabajaba como investigador.
«Lo llevé a una habitación en la que había un panel en el que podíamos proyectar información», cuenta Gazzaniga.
«Resulta que si tú o yo o cualquier otra persona fijamos la vista en un punto, todo lo que aparezca a la izquierda de ese punto se va al hemisferio derecho del cerebro y todo lo que esté a la derecha, se va al izquierdo», explica.
«Eso significa que si te muestro la imagen y eres una persona con la conexión cerebral normal, podrás nombrarla así esté a la izquierda o a la derecha«.
«Lo que descubrimos esa tarde fue que WJ podía nombrar todo lo que aparecía a la derecha.
«Pero no tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo a la izquierda«.
«No solo eso: WJ no sabía qué habíamos proyectado a la izquierda del punto fijo, pero cuando tratamos de que lo comunicara de otra manera, nos dimos cuenta que lo podía hacer si no tenía que decir la palabra.
«De hecho, demostró que podía responder correctamente señalando con su mano izquierda«.
El hemisferio derecho de WJ estaba plenamente consciente de lo que había visto, pero no se lo podía comunicar al hemisferio izquierdo, que en general es dominante para el lenguaje y la capacidad matemática.
No obstante, WJ podía señalar lo que sabía con su mano izquierda.
Hubo muchos otros experimentos, como el de la paciente NG, a quien le mostraron una cuchara que estaba a su izquierda.
Cuando le preguntaron qué vio, respondió: «Nada».
Luego le pidieron que metiera su mano izquierda en un compartimento escondido debajo del escritorio y que, entre todos los objetos allí presentes, localizara solo con el tacto aquello que no había visto.
Tras palpar otros objetos, su hemisferio derecho identificó sin dudar la cuchara.
Sin embargo, el izquierdo siguió sin saber -ni poder decir- qué tenía en la mano.
Luego le pidieron que adivinara qué estaba sosteniendo, para ver qué pasaba.
NG se rió y dijo: «Un lápiz».
«Cuando hicimos esos experimentos decíamos que habíamos creado dos mentes», explica Gazzaniga a la BBC.
«Con el correr de los años aprendimos que realmente hay múltiples mentes y que hay toda clase de zonas en el cerebro».
«Y que, tras hacer el primer corte, que separó la derecha de la izquierda, lo que estábamos observando era lo que cada mitad del cerebro con sus agregados podía hacer».
«Resulta que eran diferentes, aunque existen variaciones individuales», dice el investigador.
«Pero hay principios generales».
En palabras de Gazzaniga: «El cerebro dividido nos dio la técnica para ver qué estaba ocurriendo ahí dentro y entender la naturaleza de esa organización».