Hoy en día parece que los humanos tendremos que lanzarnos al espacio exterior en busca de suficiente espacio para alojar a nuestra población aunque, a decir verdad, no siempre hemos sido tan grandes como especie. Hay por lo menos tres momentos en la historia en los cuales la raza humana estuvo muy cerca de la extinción.
1. Hace 1.2 millones de años: la humanidad antes de ser exclusivamente Homo sapiens
En 2009, algunos científicos analizaron dos secuencias de genoma humano en busca del ancestro común más reciente (ACMR). Los elementos genéticos móviles son pequeñas secuencias de ADN que no se mantienen en un mismo sitio; se mueven y se multiplican dentro del genoma, por lo que es más fácil replicar dichos elementos que eliminarlos, ya que una vez estando dentro de un gen tenderán a permanecer. De esta forma, los elementos se convierten en una especie de trazo o registro para determinar cuánto tiempo hace que se instalaron por primera vez.
Según dicho estudio:
La genealogía de una región genética que contiene uno o más de estos elementos móviles es en promedio más antigua que el resto. Dado que las genealogías con elementos polimorfos o móviles son antiguas, debieron haber sido formadas por eventos de fuerza mayor en la historia antigua, y son insensibles a eventos demográficos recientes, como expansiones y reducciones en la población.
Así pudieron leer la historia de la humanidad mediante los genes y, al parecer, hace 1.2 millones de años las cosas no marchaban del todo bien, pues el Homo sapiens, el Homo ergaster y el Homo erectus sumaban alrededor del planeta una población de apenas entre 18 y 26 mil personas.
Esto significa que, a lo largo del planeta, cualquier especie humanoide que pudo aportar genes a un humano de hoy en día era, en total, menor a la población actual de gorilas (considerando que los gorilas sólo habitan un continente y los humanos tanto África como Eurasia).
El resultado sorprendió debido a que otra evidencia indicaba que en aquel entonces los humanos no estaban en peligro de extinción, lo cual se sabe por herramientas de piedra halladas en Turquía hace 1.2 millones de años. En 2008 un grupo de arqueólogos encontró la mandíbula de un humano de alrededor de 30 años de edad en Atapuerca, España, lo que indica que nos encontrábamos dispersos, pero, ¿por qué tan próximos a la extinción?
De acuerdo con Chad Huff, coautor del estudio, más que una anomalía ello era el estado normal de la humanidad, «ya sea que la población aumentó exageradamente y posteriormente colapsó o bien que los humanos modernos siempre formaron una población pequeña durante millones de años».
Los humanos de entonces pudieron haber sido lo que hoy se consideraría una especie en peligro de extinción durante la mayoría de su historia. La pequeña población mundial de humanos sugiere que la idea de la expansión de la especie más allá del continente africano, si bien puede ser una observación correcta, resulta insignificante en términos genéticos.
Es posible que aquellos nómadas fabricantes de herramientas hayan perecido y sólo la población nuclear que se mantuvo cerca de casa pudo contribuir al historial genético.
2. Hace 150 mil años: Homo sapiens y el gran enfriamiento
Hace cerca de 195 mil años el mundo cambió, la temperatura disminuyó durante el invierno y también en verano. Los glaciares se extendieron al mismo tiempo que hábitats completos fueron destruidos. Esta era se llama oficialmente «isótopo marino etapa 6» (por darse a conocer mediante el análisis de isótopos de oxígeno sedimentados en las profundidades del océano) y se le conoce también como el período glacial o la última Edad de Hielo.
En África, las poblaciones humanas se dividieron; quizá esto ocurrió intencionalmente cuando ciertos grupos fueron desplazados ante la disminución de la tierra habitable, pero también pudo haber sucedido azarosamente, mientras el espacio habitable iba reduciéndose. De cualquier manera, la población humana sufrió grandes bajas. Algunos creen que la población reproductiva se redujo hasta sólo 600 personas.
Los sobrevivientes se tornaron tanto ágiles como afortunados, pues tuvieron la suerte de establecerse junto al mar, en lo que hoy es Sudáfrica; ese sitio era particularmente rico en plantas que almacenaban su energía en las raíces, bajo la tierra; además el agua era levemente tibia, lo cual procuró una fuente de alimentación (mariscos).
Gracias a esto, los humanos pudieron reunir suficiente alimento para sobrevivir, además de desarrollar maneras de ayudarse. Una cueva conocida con el código PP13B cerca de Pinnacle Point, en Sudáfrica, demuestra que los pobladores de esa zona usaban las conchas a modo de herramientas. También es posible que hayan templado sus herramientas de piedra mediante calor, lo cual demuestra que la conducta de estos pobladores fue más moderna de lo que se admitía.
3. Hace 70 mil años: la catástrofe de Toba
Hace cerca de 70 mil años, Sumatra voló en pedazos, o mejor dicho, un supervolcán situado en el lago Toba hizo erupción. Según la Sociedad Geológica, una “supererupción” difiere de una erupción volcánica común y otras catástrofes ambientales como los terremotos porque «sus efectos ambientales amenazan a la civilización». Localmente, la erupción creó un cráter que posteriormente se convirtió en el lago Toba; globalmente, arrojó tanta ceniza y escombro al aire que, según algunos cálculos, pudo haber atenuado la luz del Sol durante 6 años.
Cuando esto ocurrió, los humanos ya se encontraban en una situación adversa pues padecían el clima seco y frío, y ahora, encima de años de invierno, se extendía en la atmósfera un gas nocivo. Algunos expertos estiman que la población llegó a reducirse a entre uno y 10 millares de personas.
Si el Toba tuvo tanto impacto como algunos creen, de un año a otro la gente se vio en un mundo distinto. Un análisis de polen de antes y después de la explosión, proveniente de una muestra recolectada en la bahía de Bengala, mostró que la flora arbórea y boscosa fue reemplazada por un crecimiento de pastizales, lo que supone un cambio drástico para el ecosistema.
De acuerdo con las primeras teorías los humanos, más que sobrevivir, se dividieron y lograron subsistir. Steven Ambrose, quien promueve la teoría de la catástrofe de Toba, asegura:
Una consecuencia del invierno volcánico pudo haber sido la rápida diferenciación de pequeñas poblaciones migrantes originarias del continente africano hacia lo que se conoce como las razas humanas modernas. El cuello de botella plantea una solución a la pregunta: ¿Por qué las poblaciones humanas lucen tan distintas entre sí a pesar de tener su origen en África? Cuando la diáspora de humanos africanos pasó a través del prisma del invierno volcánico de Toba, apareció un arcoíris de diferencias.
O quizás no. La teoría del Toba continúa en debate. Mientras algunos creen que una serie de cuellos de botella transformó a los humanos en las diversas poblaciones actuales, otros consideran que sólo significó una breve etapa de años desagradables que no modificó tangiblemente a la humanidad.
La bahía de Bengala pudo haber sido devastada por la explosión, pero diversos análisis de muestras del lago Malawi indican que el efecto en el clima y el ecosistema fue mínimo. La gente pudo haber cambiado y emigrado debido a una serie de circunstancias climáticas, de conducta o del medio ambiente, sin que necesariamente ello se debiera a la erupción del volcán.
https://pijamasurf.com/2020/09/tres-momentos-en-los-que-los-humanos-escaparon-de-la-extincion/
Poner nuestras opciones de futuro en colonizar otros mundos es un error mayúsculo porque eso no va a ocurrir.
Mejor haríamos en esforzarnos por preservar aquel que habitamos, ya que para cuando nos demos cuenta del error puede ser demasiado tarde.
Aquí lo que falla es la premisa, si cogieras a toda la humanidad, unos 7500-8000 millones de personas y los pusieras en el territorio de China, tendríamos cada ser humano unos 6 km cuadrados cada uno, y el resto del mundo estaría completamente vacío, así asta que no refuten esta ecuación no deberían avalar la teoría eugenista de la superpoblación.