El S.XXI Sinónimo de Desinformaciónción: ni Agencias de Verificación ni Rating Informativo de administración la Infoxicación Global

Pablo Heraklio & Cols, PHkl/tctca. Contact at Tarcoteca@riseup.net

El S.XXI es Sinónimo de Desinformaciónción: ni Agencias de Verificación ni Rating Informativo detienen la Infoxicación Global

El S.XXI es sinónimo de Infoxicación

El mundo entero está siendo objeto de sucesivas campañas de desinformación producidas por expertos y publicadas como verídicas por los principales medios de comunicación, sobre todo las televisiones públicas nacionales. Con el control de los medios masivos acaparan el espectro informativo clásico, con las redes sociales RRSS tienen la vía de entrada perfecta a la mente de los interpelados ya que la audiencia se presenta segmentada, permitiendo el bombardeo social con mensajes adaptados a cada audiencia. El desarrollo de IAs y el Big-Data en manos particulares hace esperar que estas oleadas de información tendenciosa se recrudezcan.

El revelador artículo de Caitling A Johnstone «La CIA solía infiltrarse en los medios. Ahora la CIA son los medios» de abril 2021 confirmó con nombres y apellidos lo que todo el mundo intuía, que para las centrales de inteligencia es tan importante la recolección como la difusión de información. Y que para ello se requieren cantidades ingentes tanto de agentes que recolecten las distintas informaciones, como de estructuras que difundan informaciones coordinadamente. Denuncia que la CIA y otras agencias militares han comprado directamente agencias informativas y medios de comunicación, tanto en EEUU como en el extranjero. Y que muchos de los considerados periodistas son en realidad agentes de inteligencia de dichas agencias militares. Se aproxima a unos 27.000 agentes periodistas.

Es muy distinto proporcionar información a un periodista para que confecciones un artículo a que el periodista sea quien forma parte de la organización y trabaje seleccionando y elaborando la información a publicar. Esto es lo que está sucediendo actualmente en EEUU, la estrategia del Multiplicador de propaganda, propulsado por los laboratorios de Ingeniería Social situados en el infame Fort Bragg usando a la Casa Blanca como lanzacera.

Por las filtraciones de Edward Snowden sabemos que el monitoreo es masivo y que las RRSS están totalmente intervenidas. Los distintos estados organizaron tanto los buscadores como google como las redes sociales como facebook. Tal fue su éxito que en 2013 quisieron sacar una red microblog tipo twitter para Cuba, Zunzuneo. En 2015 Cambridge analytics se achaca el tanto de que su intervención directa en RRSS propició el Brexit que sacó al país de Europa; también con software de Defensa. La última contienda informativa la seguimos sufriendo en estos instantes desde que empezó la pandemia del covid19, con corporaciones emitiendo información contra otras corporaciones, gobiernos medidas placebo, campañas de pánico, partidos desmintiendo ambas o la publicidad antivacunas. Posteriormente durante la campaña electoral norteamericana de 2020 donde se emitieron 158 millones de Fakes para 153 millones de electores por redes sociales.

Sale barato mentir. Prácticamente cualquier gran organización usa algún tipo de técnica desinformativa, los nazibots surcan la red. Una campaña en redes oscila entre los 40 mil € y los 4 millones €. El estilo desinformativo se instauró oficialmente en la política a través de las elecciones presidenciales de EEUU de 2016 con la campaña de Donald Trump. Una campaña basada en las imprecisiones, contradicciones y grandes titulares que mantenía tenso el panorama político y añadía incertidumbre a las decisiones del POTUS. Desde entonces la veracidad y coherencia han perdido valor político frente a la espectacularidad y grandilocuencia; lo que en otras palabras se llama populismo.

El resultado final es que llega un punto en que nadie sabe a quién creer ni qué información es, no verídica, sino válida, ni si quiera el emisor de la información. Eso es lo que significa Infoxicación.

Veracidad no significa verdad, equidad ni justicia

La información tiene básicamente dos componentes, uno subjetivo y otro objetivo. A partir de un mismo hecho objetivos se pueden obtener al menos dos relatos subjetivos. El componente objetivo suele ser una evidencia, un hecho concreto, datos. El subjetivo depende del emisor.

Para que la propaganda surta efecto no basta con acaparar el espacio mediático, estos medios y reporteros deben contar subjetivamente con buena reputación y relaciones públicas RRPP, lo cuál complica mucho la maniobra después de las primeras inexactitudes. Aunque no es suficiente. Necesitan empresas de verificación para certificar los hechos subjetivos presentados como objetivos. Se cierra así el circulo de la mentira y se puede seguir engañando ad infinitum.
La maniobra más habitual suele ser la de distracción, usada por ejemplo por las petroleras. Mientras no niegan los escándalos sobre vertidos implicaciones en guerras o prácticas extractivistas se centran en hechos puntuales, inversiones, empleos, donaciones, para realzar su valor social sobre el expolio.

De eso se encargan las empresas de Relaciones Públicas; como en España la Atlas Network, encargada a demás de gestionar cuentas políticas de extrema derecha, diseñar campañas electorales o simples campañas mediáticas. Las más grandes son LLYC, Apple Tree o Atrevia, aunque no las más influyentes. Hay muchas, en el mundo tal vez las más potentes sean las Fact Check de las grandes agencias, AFP, Reuters. También Snopes o Polifact. No son ábitros neutrales, son parte interesada.

Las revistas de divulgación científica son otro ejemplo. Basan su éxito en su prestigio,  la excelencia de sus artículos y minuciosas revisiones Peer to Peer. Pero dentro de ellas no todas son iguales, y mientras a algunas se le cuelan artículos no verificados como en Science, otras publican directamente artículos procedentes de corporaciones, como the Lancet y su información médica. Otras son compradas por grupos de inversión y pasan a trabajar para el grupo industrial como National Geographic. El resultado es que grandes proyectos, como el repositorio sanitario cochrane.org sobre prácticas basada en la evidencia, enciclopedias médicas cargadas de publicidad farmacológica, caen en desuso por su extrema manipulación.

La trampa de las Agencias de Verificación

Las distintas agencias de verificación, como en España Newtral/ Atresmedia, Maldita/ Atresmedia, son propiedad de grupos mediáticos. Así es en la práctica totalidad de países. De hecho agencias como Reuters o AFP poseen sus propias agencias de verificación. Son parte interesada. Mientras son capaces de analizar el aluvión de fake news y bulos, son incapaces de realizar un balance neto sobre las cualidades de un escrito, de calificarlo informativamente. Lógico, en el momento en que tuviese que calificar una noticia de su grupo editorial o bien perjudicarían al medio o a sí mismas al mentir y sesgar. Los medios de comunicación viven del sesgo, del error, la especulación y la incertidumbre. Y del dinero de los patrocinadores.

La producción de bulos es 1000 veces superior a las capacidades verificadoras, está mejor calificada por los buscadores al ser información impactante, catalogada como importante, y su efecto en la opinión pública es inmediato. Su objetivo primario es atacar al Sesgo de Anclaje; es decir, la persona acepta como válida la primera impresión recibida y se acomoda el resto sobre esta; coloquialmente «pense que…», «creí que…». Es la práctica empleada por la Iglesia durante 2 milenios. El proceso de verificación es lento, mal calificado en los buscadores y mal aceptado, al tratarse de una segunda opinión. Mentir es comunicativamente más ventajoso que decir la verdad. La Rana Pepe gana la partida.

El ejemplo de que toda información veraz no tiene el mismo valor, depende de su uso, es la campaña publicitaria militar que acompaña a la guerra y que se denomina ‘guerra humanitaria’ practicada por ejemplo en Yugoslavia, Afganistán, Irak o Libia. Todo el mundo entiende que ‘la guerra’ es un mal. Pero la guerra humanitaria está bien considerada. Mientras se derroca el gobierno, se destruye las instalaciones civiles y se saquean los recursos, tanto legal como ilegalmente, se establece una serie de medidas paliativas, campos de refugiados, hospitales de campaña o comedores, que conforman el cuerpo de la noticia de los medios principales. La técnica, el truco, es bien conocido: desviación de la atención. «…el tonto mira al dedo». Mientras una agencia de verificación certificará que tanto la información sobre el bombardeo como sobre el paliativo son igualmente válidas, reales, una empresa de rating informativo debería penalizar el manejo de la información, el sesgo, la imprecisión, la exageración o la elucubración, publicidad encubierta o propaganda; en este caso que un bombardeo salva vidas; y a demás avisar de cuánto es el desvío sobre la realidad. Como este ejemplo hay miles.

Fair News y Rating Informativo

Las Fair news no solo deberían ser verídicas, sino poseer más tipos de valores: relevancia, claridad y coherencia entre muchas otras características.

¿Por qué no calcular la calidad total de la información, no solo su veracidad?  ¿Qué valor tendría la información de una editorial independiente sobre la de en un medio esponsorizado y financiarizado, convirtiéndolo en parte interesada? ¿Por qué no clasificar cada artículo por lo que verdaderamente son? ¿Por qué calificar un artículo como periodístico cuando se trata de un publi reportaje, como los financiados por Defensa o Bancos? Sería curioso ver cómo se califica un discurso político en cuanto a veracidad, lógica discursiva, objetividad o equidad social. Este es el principio de Rating informativo el discernir entre la calidad de dos informaciones vertidas sobre un mismo tema. Si, es quitar la gracia al periodismo, pero la sociedad ganaría en salud mental y económica.

La empresa de InfoRating como tal se plantea muy factible: se crea un grupo de trabajo, se plantean unos parámetros, se plantean unos indicadores, se crea un algoritmo, se aplica a los documentos entrantes y se publican los resultados. El principio de calificación informativa, rating informativo, no debería ser distinto del rating crediticio aplicado por empresas calificadoras de riesgo como S&P, Fitch o Moodys; de cualquier banco al valorar la solvencia financiera de su cliente; o de las mismas bibliotecas al seleccionar sus textos. En España existen unas 600 empresa de clasificación de datos, aunque la mayoría dedicadas a la sector industrial.

La aplicación de esta práctica clasificatoria tan aparentemente sencilla es sistemáticamente evitada en los medios masivos. El rating informativo afectaría , a estados y medios, pero también a los propios Mercados de Valores mundiales. Recordar que el 90% de las bolsas están gestionadas por grades grupos de inversión que utilizan, a parte de información reservada, el rastreo sistemático de noticias en la red para gestionar automáticamente sus compraventas y la emisión de información para influir en el mercado. La información es un arma. Gran parte del software usado es de nuevo de origen militar. Lo cuál involucra a numerosos grupos de inversión con diversificaciones hasta el extremo y poseedores de numerosos medios de comunicación, como Blackrock o Blackstone, Vanguard, Quantum, Capital, o el propio Bloomberg. Para ellos es tan importante controlar la información masiva emitida en RRSS, como en medios tradicionales, índice del volumen de ventas o los índices SEO Search Engine Opimization.

En pleno S.XXI estados y empresas sostienen una lucha a muerte por el control de la información, porque quien controla la información controla la voluntad, y hablamos de muchos miles de millones de personas. El espacio radioeléctrico, el espacio virtual, no son neutros, son acaparados y pueden ser bloqueados de muchas maneras. Las plataformas no compiten en igualdad de condiciones, los pueblos no se ven representados.

Desde este medio recomendamos a quien pueda o quiera se ciña a sus fuentes confiables, si es que queda alguna, porque está claro es que el capital y los poderes intentarán por cualquier vía para llegar a nuestras mentes, y los medios digitales son los más indicados para este propósito hoy día.

https://tarcoteca.blogspot.com/2021/06/el-sxxi-sinonimo-de-desinformacioncion.html

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