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Adriana – El sentimiento de culpa

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Todos hemos sentido alguna vez ese juez interior que implacablemente dictaba sentencia.
En ese momento la sensación de malestar nos invade, pues sentimos que no vamos acorde en pensamiento, palabra o actos, de nuestro patrón fijo determinado. La culpa cae ante nosotros quedándose fijamente adherida y embarrando cualquier situación que se presente.

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Nada tiene sentido de disfrute experimentado culpa, pues ésta tratará de interponerse, para con su presencia, recordarnos que su ausencia no será producida por el mero hecho del arrepentimiento. La culpa gana poder desde el inconsciente, pues en muchos casos es de donde emergen estos sentimientos.
La culpa se impone en nosotros como la más adosada de las pieles, y se le añade la sensación de malestar y arrepentimiento que, mediante el canal del pensamiento, nos mortifica con su incesante condena. El enredo comienza al racionalizar -y no razonar- las justificaciones que provoquen remitir la magnitud del suceso.
El sentimiento de culpa puede ser más duradero que una condena carcelaria, pues ésta nos hace prisioneros de la más difícil y deseadas de las libertades: la interior. La culpa tiñe toda atmósfera vivencial. Se llega a incorporar nada más despertar por la mañana, e incluso su impulso sigue interfiriendo a través de las imágenes oníricas que se producen en los sueños

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La persona vive doblada con el peso de la culpa. Su carga cada vez se puede hacer más pesada e incluso acabar siendo incorporada a la rutina mental, ya que como un ruido de fondo, se mantiene a un lado de los procesos mentales. Su disolución puede ser provocada por el remiendo oportuno, por indiferencia, o por su propio desgaste.
Dependerá del grado de importancia que aportemos al sentimiento de culpa, y hasta qué punto el acto, palabra o pensamiento, llegan a tener un peso suficiente para provocar daños de inmensas magnitudes o resultados irreparables.

La ecuanimidad, seguida de la reflexión lúcida y consciente, se convierten en herramientas para chequear el origen de la culpa, pues ésta a veces se camufla como una parte ya instalada de nosotros mismos. El sentimiento de culpa puede tener origen en creencias impuestas, ideales hacia nosotros, relaciones basadas en proyectar culpa para ser manipulados, o darnos cuenta también que hemos sido nosotros los que hemos manipulado. Otras, tienen un carácter más leve, como saltarse la dieta, no ir al gimnasio… Pero en cada uno de los casos, la sensación se basa en que nos hemos traicionado a nosotros mismos. Otras, podemos ser nosotros los que proyectemos culpa en los demás, pues nos permite en muchos casos prescindir de ciertas responsabilidades y acoplárselas a otros, saliendo airosos de una circunstancia.

La culpa o arrepentimiento, produce una autoflagelación invisible hacia los demás. La consciencia se empaña y no ve más que la neblina de su sentimiento. La persona puede anhelar retroceder en el tiempo, pero empujado por el curso de la vida, siente que no queda otra alternativa que mirar hacia el frente.

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La culpa que no es instrumentalizada para reconocer el error y ejercitar el aprendizaje, sólo consigue robar paz y sosiego, pues solapado por la misma, estos estados no llegan a eclosionar en el sujeto. Las capas de culpa oscurecen cualquier florecimiento interior. Su fuerza compulsiva se va alimentando a medida que rumiamos con pensamientos repetitivos. Al no llegar a ser enfriado por la lucidez y la compasión hacia nosotros mismos, la culpa puede ir depositándose en el inconsciente, y en estado de letargo, esperar su activación a la mínima reacción que le despierte de su dormidera.
Una culpa mal digerida se transforma en basura emocional y se convierte en un lastre que impide avanzar en la circunstancia vital.

Una persona puede proyectar penitencias futuras que colmen la culpa interior. Otras veces se deja en manos de las casualidades, la señal o anticipo que afirme nuestra absolución, dejando la respuesta a calmar nuestro desasosiego en golpes de coincidencia que nos sirvan de orientación en la oscura inmensidad de la culpabilización.

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El sentimiento de culpa desgarra la paz interna, obnubila la consciencia y uno queda atrapado en la proyección de repercusiones anticipadas.
El ser se sumerge y a veces queda cubierto por la presencia del ego. Éste se protege mediante autoengaños y justificaciones de todo tipo, quedándose respaldado en sus opiniones y protegido por sus afirmaciones.
Sólo el anhelo de desinstalar la culpa nos puede hacer escarbar en nosotros mismos. Eso significa que iríamos profundizando hasta alcanzar el origen que promueve la culpa (siempre hablando de daños menores y sobre todo profundizando en el remordimiento; obviando los actos impunes o crueles, y menos aún, perversos), y descubriríamos el arsenal de miedos e inseguridades que hilan la culpa.

La culpa en sí no es provechosa y desgasta la energía sin ningún fin en concreto que el de la autocompasión y la fricción con nosotros mismos. Sólo tiene sentido cuando se alquimiza con la firme resolución de querer modificar la actitud y las acciones en cuanto la vida nos vuelva a presentar la oportunidad de una repetida situación y, la afrontemos con consciencia resolutiva.

Por no aceptar nuestros fallos evitamos que nos culpen; por no entender que los demás cometen fallos, buscamos culpables.

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El buscador comprende que la culpa desprende un hilo que, si lo sigue, le transporta hacia dentro. Trata de observar para no identificarse con ese proceso, entendiendo que sólo es una pequeña piedra dentro de un zapato y que a cada paso se manifiesta su molestia. Trata de analizar sus puntos de vista, inseguridades, miedos infundados y todo ese manantial de memorias instaladas que despiertan la incomodidad de la culpa. Trata de entender que el hecho de permanecer en este planeta va a distar de diversos intereses con el resto de personas y, que no por ello debe dejar de velar por los suyos, pero eso sí, tratando de no dañar a los demás. Comprende en su senda, que a medida que su personalidad se va desetiquetando, no hay lugar para culpas y reproches hacia uno, pues desarrollando la atención y la idoneidad, irá cubriendo sus circunstancias sin caer en negligencias y eligiendo con cordura, respuestas más conscientes y sabias.

Adriana – El misterio de la mente

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La mente es un gran misterio. Realmente poco sabemos de ella, y es en ella en donde se fundamenta todo. La mente es nuestra amiga más inseparable y depende de cómo nos relacionemos con ella, ésta puede ser aliada o enemiga. La mente tiene una gran facilidad para sumar sufrimiento al sufrimiento y conflicto al conflicto. Ese es su lado más inoperable, más destructivo y su naturaleza más indócil.

Por contra, en la mente también hay simientes de sabiduría, como la generosidad, la paciencia, la ecuanimidad… Todas ellas en estado de letargo y que con nuestro trabajo interior tenemos que despertar y potenciar.

La mente es nuestra intermediaría entre nuestra realidad interior y la realidad externa. La mente hace de filtro entre dos mundos interconectados y dependiendo de su dominio, ésta puede ser más fiable o tornarse como la más falsaria. Para ello hay que adiestrarla, ejercitarla y convertirla en nuestra fiel secretaria; mientras tanto, como la mejor de las ilusionistas, tratará de imponer sus prejuicios, miedos, inseguridades y un largo etcétera, distorsionando con todo ello la realidad aparente.

A la mente se la puede considerar de dos tipos: mente ordinaria y mente quieta.
La primera es con la que más nos relacionamos, se rige por los pares de opuestos y todo tipo de dualidad, algo es bueno o es malo, algo es blanco o es negro… En la mente ordinaria habitan todos los pensamientos, recuerdos, dudas, miedos… También se encuentra el goce y el placer. Esta mente es imprescindible para la vida cotidiana, para medir, comparar, evaluar. Es la herramienta del ego, en ella se sirve para, mediante el pensamiento, poder alzar su voz, y crear en la mayoría de las veces, un griterío espectral que nos envuelve y acapara. En el día a día cotidiano no podríamos manejarnos sin ella, pero a nivel interno puede provocar gran masa de desdicha. Una mente no dominada se vuelve dueña de todo, nos maneja cómo y cuando quiere, opera a su antojo y no se rinde a nuestra voluntad. Va del pasado al futuro y no consigue anclarse al presente, perdiéndose en último termino, el momento en el aquí y ahora. Como una gran hipnotizadora nos narcotiza en situaciones ya pasadas con su carga de culpabilidad, o de futuras vivencias con su carga de inseguridad. Todo ello se alimenta por nuestra atención dirigida incansablemente hacia el charloteo de nuestra mente. Como la proyección de un cinematógrafo, quedamos absortos ante el pase de imágenes que se van sucediendo en la pantalla mental, creyéndonos todo cuanto sale e identificándonos con todo su argumento.

La mente quieta se esconde tras las capas que configuran nuestra personalidad. Los antiguos sabios lo comparan con el inmenso océano, donde en su superficie se encuentra toda la agitación y llegando a sus profundidades encontramos un estado de calma . En la mente quieta se encuentra otras simientes como la serenidad, la calma, el sosiego y la lucidez. A veces todos tenemos algún atisbo de esta mente, pero al no ser conscientes de la misma, se nos escapa la sensación sin haberla vivido en su totalidad. Los obstáculos que nos encontramos para bajar a las profundidades de la mente quieta son: dispersión mental, pensamientos, miedos, inseguridades y su principal director de orquesta: el ego. Es necesario cultivar y reeducar la mente. Una mente quieta es menos imperturbable por bombardeos del exterior.

Para trabajar sobre nuestra mente debemos ejercitarla en la meditación, ya que como en un banco de pruebas, podremos ver desde otra perspectiva todo nuestro material psicomental. Primero aquietamos el cuerpo, para después aquietar la mente. Como se dice en el yoga: ¨Cuando cesa el pensamiento se revela el ser¨. Se trata, con diversos ejercicios, ir ganando poco a poco, cierto dominio en la mente. No se trata de dejar la mente en blanco como muchos piensan, ni de reflexionar sobre un tema hasta su conclusión final ( aunque hay un tipo de meditación de reflexión analítica), sino de observar de tal manera los pensamientos y emociones que permitan crear cierta distancia con los mismos. y así ganar el puesto de observador inafectado.
Ganar el puesto de observador es situarse en el presente, donde el ego pierde toda su argumentación, pues no tiene donde agarrarse y ante su perdida de identidad se disuelve. En ese momento el observador es testigo inafectado de todos sus procesos y atestigua sin dar ningún juicio de valor, acopiando energías y no desperdiciándolas en etiquetas y en identificaciones que nos alejan de nuestro ser real.

La experiencia integradora no se queda sólo en la práctica sentada, sino que poco a poco tenemos que ir incorporándola a nuestro día a día. Este estado permite sanear la mente, drenarla y disolver gran material inservible que por contra, nos aporta gran masa de sufrimiento.

Tras la experiencia meditativa, el ego, siente un choque adicional que permite irle debilitando y potenciando la experiencia de ser, más que la idea de lo que soy.
En miras hacia la realización integral, el buscador toma conciencia de que su principal obstáculo está en su mente, y tratando de sanearla, pondrá todos los medios a su alcance. Una mente bien encauzada será más fiable ante sus impresiones y tendencias, que hasta ahora han campado a sus anchas y tenemos que refrenar.

Se trata de desplegar la atención mental, la ecuanimidad, el sosiego, el desapego y así alcanzar, la lucidez, la sabiduría y la compasión.
Ganar la mente es parte de ganarse a uno mismo, pues como diría Buda: ¨ A veces el hombre no puede controlar sus circunstancias, pero si puede controlar su mente¨.

Adriana – LAS MISMAS CARAS REAPARECEN EN DISTINTOS ATENTADOS

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LAS MISMAS CARAS REAPARECEN EN DISTINTOS ATENTADOS

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Richard Gutjahr, periodista «free-lance» casado con una oficial de inteligencia israelí, estuvo presente en dos atentados prácticamente consecutivos «de modo fortuito». Pues ya es casualidad, pensamos algunos

Este blog ya ha informado en un más de dos (y de tres) de ocasiones de la presencia de actores, a veces recurrente, en escenarios de atentados a los que dan un toque de dramatismo añadido, algo que, pese a las evidencias aportadas, pone de los nervios a algún lector. Ahora amenaza con ser tendencia otra presencia reiterada: la de los mismos reporteros incluso en países distintos. Así, hemos sabido que un periodista independiente alemán filmó el ataque Niza el 14 de julio y también estuvo en Munich, justo afuera del centro comercial donde ocurrió el tiroteo que dejó 9 muertos y 27 heridos.

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Gutjahr en Niza

Hay «casualidades» más que sospechosas. Richard Gutjahr estaba en Niza el 14 de julio y el 22 casualmente estaba en Munich en el lugar de otro ataque terrorista. Fue el periodista independiente de Baviera que filmó desde el balcón de su hotel el infame vídeo del camión arremetiendo en el promenade des anglais (paseo de los ingleses).

En declaraciones al diario alemán Der Spiegel, Gutjahr dijo que pasó «un fin de semana largo» en Niza y que quería «vivir por primera vez» las fiestas del 14 de julio en Francia.

Ocho días después, el viernes por la noche, el se encontraba en Munich, su lugar de residencia. Pero extrañamente esa misma noche, se halló fuera del mismo centro comercial donde otro «ataque terrorista masivo» -o eso se dijo en un primer momento- se desarrolló ante sus ojos. (Porque hablamos del atentado en que probablemente mayor diferencia ha habido en los últimos tiempos entre las informaciones iniciales -que hablaban de hasta tres tiradores y de una motivación ultra- hasta llegar a la versión oficial del alumno que se venga del «bullying» que le hacían sus compañeros, y en que la información gráfica resulta, cuando menos, dudosa, nota del «blogger»).

En su cuenta de Twitter, que es seguida por cerca de 90.000 personas, Gutjahr publicó fotos del accionar de la policía después del tiroteo en Munich. Según el diario alemán Die Welt, el periodista tuiteó: «Estoy en el centro comercial» acompañando su tuit con fotografías de las fuerzas de seguridad mientras se preparaban para irrumpir en el edificio.

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¿Exceso de olfato o de morro? Decida el lector, que yo soy muy mal pensado (y aún así, a veces me quedo corto)

Los tuits de Gutjahr causaron un revuelo en Internet pues muchos usuarios lo acusaron de publicar información que potencialmente podría ayudar al tirador, según informa el diario alemán Tagesspiegel. En respuesta, Gutjahr afirmó que las fotos fueron tomadas «30 minutos antes de su publicación», pero que más tarde las borró por consejo de la policía alemana, y se disculpó.

Hay aún un dato más que invita a ser malpensado: Gutjahr está casado con la política israelí de confesada filiación sionista Einat Wilf, quien completó su servicio militar como oficial de inteligencia en la Unidad 8200 con el rango de teniente.

(Fuente: http://www.nicematin.com/; visto en https://es.sott.net/)

Adriana – La Madurez

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Envejecer es inevitable, madurar no. Alcanzar la vejez es permitir a la naturaleza completar su plan; madurar significa implicarse en un desarrollo transformativo que nadie puede hacer por uno mismo.

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Hay una diferencia muy notable entre la persona anciana y la que ha madurado. En una persona madura no sólo ha cambiado la “carcasa”, sino quien la habita. En cambio, una persona puede envejecer manteniendo internamente los mismos rasgos que la conformaban décadas atrás.

La vida puede convertirse en un tránsito que nos acerque poco a poco hacia la muerte o en un camino donde la persona proceda a hacer de su recorrido una vía de transformación y desarrollo. Madurar no es gratuito, hay que estar presente. No se genera a nuestras espaldas ni por un descuido. Es un florecimiento arduo en el que se debe ser consciente de cada momento que es regado. Nadie madura por accidente. Puede alguien parecer maduro o madura en apariencia, pero en esencia mantener los mismos condicionamientos arraigados que impiden evolucionar en la senda de la maduración.

Madurar no es acumular experiencias, sino extraer la sabiduría de las mismas. La madurez no es haber agotado años con un gran cúmulo de sucesos vividos, sino haber alcanzado cierto grado de plenitud y haber comprendido de una manera profunda la dinámica de las circunstancias. Esa extracción enriquece un conocimiento más allá del intelectivo, pues al ser experiencial sólo le pertenece a quien lo ha vivido.

Que no es madurez
Para entender la madurez, primero hay que entender qué no lo es. Alcanzar el destino no significa haber disfrutado del paisaje. Alcanzar una cuantía de edad no significa haber progresado en la realización de uno. Se puede haber aprovechado esos años para alcanzar logros, aspiraciones y un montón de cúmulos materiales. Pero haber nacido antes no nos sitúa en un peldaño de madurez; lo que sí indica es que hemos dispuesto de más tiempo para alcanzar dicho peldaño, y serán nuestras actitudes las que mostrarán si hemos llegado a subir ese escalón.

La madurez es una construcción cuyos cimientos se originan en el interior de la persona. Se derrumban y se vuelven a construir. Es un proceso lento y de reconversión a cada momento. La persona madura no alardea de ello, pues entiende que este proceso no tiene un final.

La madurez es sencillez, humildad y no un revestimiento de sofisticación. La madurez no es una coraza rígida sino, todo lo contrario, un estado de apertura. La persona madura halla en sí misma las habilidades para manejarse con las circunstancias de la vida. Ha ido forjando recursos y convierte el paso del tiempo en una herramienta más para su autoaprendizaje y desarrollo. Ha sabido ir cambiando de actitudes para permitir el fluir de las circunstancias debilitando la fricción y ganando la batalla al bienestar.

La persona que transita la senda de la madurez ha ido perdiendo toda clase de enemistades. Sabe tomar las riendas de la responsabilidad sin tener que cargarla a las espaldas de nadie. Entraña un margen de entendimiento que no deja a la persona desprevenida ni indefensa ante los acontecimientos.

Son síntomas de madurez y de salud emocional los estados de visión cabal, ecuanimidad, sosiego ante los imprevistos, desarrollo de la capacidad de entendimiento y empatía, comprensión, contento interior y predisposición a cooperar. Son síntomas de inmadurez la envidia, celos, animadversión, reacciones desmesuradas, falta de comprensión, egoísmo, alardeo de cualidades de las que se carece…

Un mismo hecho no será igual recibido por la persona madura que por la inmadura. En la primera puede desencadenar todo tipo de conflictos mientras que la segunda puede observarlo y desarrollar la capacidad de comprenderlo y proceder a su solución inmediata. La persona madura no se aflige constantemente, sabe tomar y soltar a cada momento. Entiende la diversidad de los fenómenos de la vida y la observa desde la consciencia, sin impulsividad. En la senda de la realización de sí, la madurez va de la mano de la consciencia.

El buscador persigue la madurez espiritual no como un logro ni una recompensa sino como un acceso a su naturaleza más real, lejos de los vaivenes emocionales que entorpecen la senda de la realización. Su corazón no está atrincherado por las heridas recibidas, sino que mantiene una actitud compasiva y trata de hacer de su experiencia, a veces amarga y otras dulce, un valioso tesoro donde guarda el más preciado valor que jamás nada ni nadie puede sustraerle.

Adriana – Deepak Chopra: “La sombra de América: El verdadero secreto de Donald J. Trump”

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Hay una poderosa manera de explicar el alza de Donald Trump que la mayoría de los comentaristas se han perdido por completo o la han infravalorado. La línea estándar describe a Trump como una extraña anomalía. Comenzando como un candidato de celebridad improbable, él ha desafiado todas las reglas convencionales de la política, lo que debería haber sido mortal. Pero en cambio Trump ha barrido todo lo que tenía por delante en el lado republicano. Poseyendo un “genio” para aprovechar la oportunidad, sigue dominando la escena de manera que ningún político anterior lo ha logrado en los tiempos modernos – por lo que la visión convencional continúa.

Pero en realidad Trump no es extraño o anómalo. Respalda algo universal, algo justo delante de nuestros ojos. Es un aspecto de la psiquis humana del que nos sentimos turbados y avergonzados, lo cual lo convierte en nuestro secreto colectivo. Retrocediendo un siglo en el campo de la psicología profunda, el lado secreto de la naturaleza humana adquirió un nombre especial: la sombra.

La sombra combina todos los oscuros impulsos – el odio, la agresión, el sadismo, el egoísmo, los celos, el resentimiento, la transgresión sexual – que están ocultas a la vista. El nombre se originó con Carl Jung, pero su origen básico provenía de una visión de Freud de que nuestras psiquis son duales, fuertemente divididas entre el consciente y el inconsciente. El surgimiento de la civilización es un tributo a lo bien que obedecemos a nuestra mente consciente y reprimimos nuestro lado inconsciente. Pero lo que se esconde en las sombras saldrá a la luz.

Cuando lo hace, las sociedades que se ven bien ordenadas y racionales, justas y equitativas, cultas y refinadas, de repente estallan en horribles despliegues de todo lo que no son: violencia, prejuicios, caos e irracionalidad ingobernable. De hecho, la trágica ironía es que las peores erupciones de la sombra se producen en las sociedades que en la superficie tienen menos de qué preocuparse. Esto explica por qué toda Europa, en el apogeo de su comportamiento asentado, civilizado, se arrojó a sí misma al infierno de la Primera Guerra Mundial.

Si Trump es la última expresión de la sombra no es una anomalía extraña, lo cual sería cierto si los valores racionales normales fueran el único estándar de medición. Den vuelta la moneda, haciendo que el inconsciente sea su nivel de medición, y él es absolutamente típico. Cuando la sombra estalla, lo que está mal es correcto. Ser transgresor se siente como un alivio, porque de repente la psiquis colectiva puede brincar en campos prohibidos. Cuando Trump se entrega a la mala conducta desenfrenada y al mismo tiempo dice a sus audiencias tumultuosas “Esto es divertido, ¿verdad?”, él está expresando en público nuestro impulso vergonzoso de dejar de obedecer las reglas.

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Pero la diversión de la Primera Guerra Mundial, que casi alegremente envió jóvenes a luchar, rápidamente se convirtió en horror, y la sombra cerró una trampa insidiosa. Una vez liberada, es muy difícil obligar a la sombra a regresar a su búnker subterráneo. El partido republicano ha mantenido a la sombra a fuego lento durante décadas, desde que Nixon descubrió cómo tomar ventaja del racismo sureño, de las agresiones de la ley y el orden en contra de las minorías, y las actitudes de “ellos contra nosotros” hacia el movimiento en contra de la guerra de Vietnam. Con el fin de no sentir vergüenza de sí mismos, las buenas gentes de la derecha encontraron después de Nixon figuras decorativas que exudaban respetabilidad. La ironía es que, tal como en las sociedades civilizadas que parecen las menos propensas a permitir que la sombra corra libremente, cuanto más benignos actuaron un Reagan o un Bush, más fuerte se volvió la sombra detrás de la fachada.

Trump ha arrancado la fachada, intoxicado por la “diversión” de dejar a sus demonios correr y descubriendo para su sorpresa (tanto como lo hizo Nixon) que millones de personas rugieron con aprobación. Sin embargo, en comparación, Nixon retuvo un relativo control sobre las fuerzas que desató, mientras que Trump puede que esté montando un tigre – esa parte de la historia aún tiene que mostrar sus efectos.

Si la sombra se niega a volver bajo tierra, que siempre es el caso, ¿qué resultados podemos anticipar para los próximos seis meses? La situación actual nos encuentra atrapados entre la negación y el desastre. La negación es cuando ignoras la sombra; el desastre es cuando te rindes totalmente a ella. Sin estar en cualquiera de los extremos, en este momento muchos estadounidenses sienten el síntoma inquietante de estar fuera de control. Trump glorifica el estar fuera de control, y mientras este estallido siga su curso – el cual nadie puede predecir – él permanecerá inmune a todas las restricciones normales.

¿Qué hacer mientras tanto? Algunas cosas vienen a la mente.

1. Ver el Trumpismo como lo que es, un enfrentamiento con la sombra.

2. En vez de demonizarlo, reconocer que la sombra se encuentra en todo el mundo y así lo ha sido siempre.

3. Al mismo tiempo, reconocer que al final la sombra nunca gana.

4. Encontrar cada oportunidad de reforzar el valor de volver a lo correcto y razonable en tu propia vida.

5. No combatir la sombra con la sombra, lo que significa no agacharse a jugar con las reglas nihilistas de Trump – él siempre estará dispuesto a ir más bajo de lo que estás dispuesto a ir.

Estados Unidos ha sido afortunado con nuestra capacidad para dejar salir el vapor y reconocer que tenemos demonios. Durante la Gran Depresión, los ladrones de banco se convirtieron en héroes populares, pero nadie sugirió elegir de presidentes a Bonnie y Clyde. Las limitaciones racionales que permiten la evolución humana han tenido éxito durante miles de años, ya que la parte superior del cerebro se convirtió en dominante sobre la parte inferior del cerebro. Ese dominio todavía es válido, sin importar lo cerca que coqueteemos con las áreas primitivas de la mente. Trump representa algo auténtico en la naturaleza humana, y en tiempos difíciles él es el chico malo que se convierte en un héroe popular. Nadie puede predecir si su postura Incorrecto = Correcto lo llevará a la Casa Blanca. La contienda con nuestra propia sombra no ha terminado todavía.

Deepak Chopra MD, FACP, fundador de la Fundación Chopra y co-fundador del Centro Chopra para el Bienestar, es un pionero de renombre mundial en la medicina integral y la transformación personal, y está certificado en Medicina Interna, Endocrinología y Metabolismo. Él es un miembro del Colegio Americano de Médicos y miembro de la Asociación Americana de Endocrinólogos Clínicos. Chopra es el autor de más de 80 libros traducidos a más de 43 idiomas, entre ellos numerosos bestsellers del New York Times. Sus últimos libros son “Super Genes” en coautoría con Rudolph Tanzi, PhD y “Curación Cuántica (revisada y actualizada): Explorando las fronteras de la medicina mente / cuerpo”.

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Publicado en el San Francisco Gate, sección Política, el 6 de junio de 2016
Por Deepak Chopra, Doctor en Medicina
Traducción: Marcela Borean

Fuente: https://www.deepakchopra.com/blog/article/5608

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Adriana – Cerrando Círculos

(Texto atribuido a Paulo Coelho; corregido por él)
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Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegrí­a y el sentido del resto. Cerrando cí­rculos, o cerrando puertas, o cerrando capí­tulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.

¿Terminó tu trabajo?, ¿Se acabó tu relación?, ¿Ya no vives más en esa casa?, ¿Debes irte de viaje?, ¿La relación se acabó? Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente “revolcándote” en los porqués, en devolver el cassette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste ya a ser infinito, porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos encaminados hacia ir cerrando capí­tulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.

No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos porqué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse.

No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardí­os, ni empleados de empresas inexistentes.¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!

Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros.

Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente…

El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú… Suelta el resentimiento. El prender “tu televisor personal” para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarte lentalmente, envenenarte y amargarte.

La vida está para adelante, nunca para atrás. ¿Noviazgos o amistades que no clausuran?, ¿Posibilidades de regresar? (¿a qué?), ¿Necesidad de aclaraciones?, ¿Palabras que no se dijeron?, ¿Silencios que lo invadieron? Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra capí­tulos. Dite a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino, porque tú ya no encajas allí­ en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio.

Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos dí­as, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver.

Cierra la puerta, da vuelta a la hoja, cierra el cí­rculo.

Adriana – El equilibrio

Leticia R. Villaseñor & Javier G. Delgado
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Todo equilibrio se sustenta desde un control de las emociones. Es aquí, desde este enfoque como sucede la calma, el sosiego real. Si queremos conseguir un equilibrio ecuánime con nosotros mismos respecto a cualquier suceso, podemos vernos reflejados en un estado de paz en el que la calma vuelve a recobrar el propósito natural al que pertenece; que es la calma misma. Esto lo vamos a intentar fotografiar textualmente para verlo en su mayor relieve. Cuando ocurre algo que dices que no te gusta, puedes observar que en un tanto por ciento bien grande, siempre se debe a una oposición tuya ante el hecho. Los hechos de la vida van a seguir sucediendo digamos o nos pongamos como queramos. Estamos tratando el tema desde un enfoque de sucesos continuos porque es así como se alimenta la vida si cabe la expresión.

Pero nunca vamos a defender ningún tipo de existencia que nos arrastre o nos lleve para cualquier lugar porque hay cosas elementales que nunca cambian y una de ellas es tu libertad de elección dada por tu libre albedrío. Dicho de otra forma: todo cuanto llega a tu vida lo has elegido tú en un cien por ciento. Aclarado esto proseguimos con el tema que nos ocupa. Algunos ven enseguida el absurdo de poner resistencia a las cosas que suceden, teniendo en cuenta que todo es elegido por uno. De todas formas, intentaremos exponer para aquellos que no vean el absurdo y quieran verlo. Porque el mismo tema que nos ocupa se va a hacer cargo de la situación para cuadrar ambos temas. Siguiendo aun de un tema para otro, añadimos que la forma en que eliges cómo suceden las cosas es a través de tus pensamientos, tus palabras, tus hechos, tus emociones, en definitiva tu forma de proceder ante la vida, o mejor dicho, en la vida, ya que Vida Eres.

Cuando sucede algo que dices que no te gusta y por tanto tiendes a cambiarlo, en muchas ocasiones se cambia, pero da la causalidad que se cambia por otra cosa que tampoco te gusta y a menudo llega un momento en que ya no quieres retocar más el/los sucesos. De todas formas el cuadro del aprendizaje sigue inacabado. El problema de que se acumulen sucesos (que podrían ser diferentes), viene precisamente por la oposición o resistencia hacia el mismo. La pregunta aquí es: ¿qué te impide fluir ante lo que llegue? Una enorme cantidad de personas aún tienen pendiente hacerse esta pregunta. ¿Será que no quieren recibir la respuesta por la carga avasalladora de honestidad a la que tendrían que enfrentarse? Es muy sencillo mirarlo así si queréis: cuando te opones a algo estas enfocado en oposición, y precisamente ésta es la misma puerta a la que estás llamando en tu experiencia, oposición tras oposición.

Y todo el mundo sabe cuáles son aquellas cosas a las que nos referimos que en nada te puede afectar directamente y por tanto no tendrían por qué alterar el control de tus emociones que es de lo que trata este escrito. Sabemos que aún las altera, es cierto, y por ello estamos intentando desmenuzar en lo posible el texto aunque de todas formas siempre queden flecos por recortar, más cosas por decir, ya que la vida no tiene fin. Proseguimos: imagina por un momento que está ocurriéndote en este instante un suceso que no deseas y que nada tiene que ver contigo y en él hay varias personas interviniendo. Recuerda que dices que no lo deseas y lo dices para ti y para nadie más: ¿te dice esto algo? Imagina que solo lo estás observando, sin emitir juicios, sin tomar partido, sólo observas. ¿Podrías pasar por esta nueva experiencia? ¿Cuál es el miedo? ¿Lo que piensen los otros?
Si cada uno está sumergido en sus propias películas. . .

¿Entiendes a dónde queremos llevarte? En un caso como éste, solo tienes dos opciones: aceptar o sufrir. Recuerda que nadie elige por ti. No hay sufrimiento que no nazca desde una queja. Comienza en queja, viene enseguida el sufrimiento y con él, el juicio. Mira cuántas cosas has llamado a tu vida en breves instantes. Y después te quejas diciendo que tú no eliges nada, que todo lo eligen los demás por ti. ¿Otra queja? ¿Más sufrimiento? ¿Más juzgar a la Vida? ¿A que parece una película sin fin? Para aquellos que se hayan respondido a esta última pregunta con un sí, están de enhorabuena por saber que es precisamente eso, una película, una ficción, el montaje de tu vida, el guión elegido cada día… Pero cansa, ¿verdad…? ¿Cansa más que la observación? Dejamos esto en el aire.

Vamos a proseguir, para algunos se pone interesante y queremos que sepáis que para nosotros también por el hecho de estar dando este escrito sin esperar nada a cambio y lo damos también sin defensión y con la libertad de sentir que no somos ni peores ni mejores que nadie. No queremos nada, y si algo quisiéramos es que seas feliz. Tan sólo somos dos personas que sentimos desde otro lugar y hasta ahí, lo que viene detrás, cada uno tiene que llegar solito/a. Eso sí, hay lugares donde todo está más claro, las personas pueden verse mejor entre sí, los enojos se terminan para siempre, la relaciones y los estrechamientos de manos, los abrazos, son todos más transparentes, el secreto se diluye, las viejas sensaciones de incomodidad sin sentido no tienen lugar, porque todo se ha vuelto más sutil (a veces de repente, otras no…), menos denso… Hay momentos en la vida en que el equilibrio llama a tu puerta, y llama, y llama… ¿pero quién abre? ¿Otro?

Queremos de corazón que abras tú, tú eres nuestro sustento y para ti vivimos sin que nadie le deba nada a nadie. Y si la próxima vez (que está al caerte encima) tampoco abres, no pasa nada. Entiende al menos que esto te lo entregamos con amor sin pedirte nada. ¿Comprendes nuestras emociones?

LA VERDAD
Leticia R. Villaseñor & Javier G. Delgado

Adriana – El complejo mercado petrolero global

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Demasiada dependencia del petróleo árabe
De modo discreto, EE.UU comenzó su retirada estratégica del Medio Oriente. La región, antes vital por el abastecimiento petrolero, dejaba de ser importante para Washington. El shale oil & gas, cambió la ecuación. Tienen ahora las reservas petroleras más grandes, y se autoabastecen. Por eso los sauditas decidieron derrumbar el precio del barril: estaban perdiendo mercado a manos de otros productores. El precio cayó, pero la estrategia de Riyad no rinde todos los frutos previstos. Ahora Irán e Iraq exportan todo lo que pueden, lo que aumenta la oferta de la Opep. Y ya se percibe el precio que han pagado los sauditas. Una nueva y atrevida movida política intenta reducir la dependencia económica del petróleo. Entre tanto, la monarquía debió liquidar activos y pedir prestado para mantener los gastos del Estado. El proceso puede ir en una dirección no esperada por quienes desataron la crisis de los precios bajos.

La International Energy Association (IEA) teme que el mundo esté desarrollando demasiada dependencia del petróleo proveniente del Medio Oriente, advierte en un comunicado.

araboil

Los productores de Medio Oriente, como Arabia Saudita o Irak tienen ahora la mayor porción de los mercados petroleros del mundo. La demanda aumento con los bajos precios que rigen desde hace dos años y que ha desalentado la producción de petróleo de más alto costo en países como Estados Unidos, Canadá y Brasil.

Los productores de Oriente Medio tienen ahora 34% de la producción petrolera mundial y extraen 31 millones de barriles por día, según cálculos de la IEA. Es la mayor producción desde 1975, cuando tenían 36% de la producción global.

La creciente producción de petróleo y gas de esquisto (shale) en Estados Unidos provocó el colapso de los precios, pero a diferencia de lo que ocurrió en los años 80, los productores de la OPEP, liderados por Arabia Saudita, decidieron mantener la producción para defender su participación en el mercado mundial en lugar de cortarla para subir los precios.

Adriana – Mente y conciencia.

Leticia R. Villaseñor & Javier G. Delgado
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comciencia

Antes de entrar en profundidad, vamos a intentar aclarar cada uno de los dos aspectos tan importantes. Para definir la mente en el contexto que queremos expresar, podemos decir que es una herramienta del Ser que sirve para enfocarnos en aquello que deseamos crear por medio de los pensamientos. Ahora bien, para ahondar un poco más desde el punto de vista práctico, no todo ser vivo dispone de mente, por ejemplo, un árbol no dispone de mente pero sí de conciencia ya que la conciencia está en todas las manifestaciones sean o no materiales. Podemos decir entonces, siguiendo el esquema por donde os queremos llevar, que el cuerpo mental es una de las tres entidades (nos parece el término más adecuado) que dispone el ser humano junto con el cuerpo emocional y la conciencia. Sentimos que todo ser vivo puede vivir sin cuerpo mental, pero TODO TIENE CONCIENCIA, nada escapa a esto, ni siquiera una piedra o un trozo de metal. Todo vive, todo posee una vibración.

Aclarados estos conceptos básicos, continuamos ocupándonos de la mente o cuerpo mental. En un lenguaje coloquial, decimos que el ser humano ha ejercido un papel fundamental en el intento de separar la mente de la conciencia y del cuerpo emocional. A partir de aquí, ha intentado y conseguido ver la vida tan sólo desde la mente (herramienta válida para el raciocinio) y lo que ha visto, no parece gustarle, ya que entendemos que el querer ver toda la magnitud de la vida desde esta herramienta es prácticamente lo más parecido a un suicidio. La mente se ha convertido básicamente en una estructura lineal donde todo tiene un nacimiento, una continuidad y un final. Es por esto que la mente no puede ni por asomo atisbar de qué se trata la vida. Por tanto, si queremos ser ecuánimes con la labor más adecuada para la mente, nosotros sentimos que tan sólo se debería utilizar para las cosas cotidianas, prácticas.

Ahora, ahondando un poco más, diríamos de forma imparcial: cuando una mente vive por completo en el presente (esto significaría el no perderse ningún instante con pensamientos impropios del momento), es la Conciencia quien toma el timón. Sentimos que la Conciencia no admite definiciones por admitirlo todo. Queremos decir con esto que intentar definirla desde el raciocinio mental seria como tirar unos dados sin formas y sin números y sin embargo los dados siempre Serían. Sólo te podemos decir que en verdad, la Conciencia es Quien Realmente Eres. Lo es todo y es nada. Así que ahora ya sabes que Eres todo y Eres nada, pero sobre todo eres Amor y para Amar no necesitas pensar. Amar es un concepto mental, la verdadera palabra es Energía. Ya hemos dicho antes que todo está vivo, pero ahora añadimos que no puede existir nada sin vida. Y tú, el Amor, no puedes dejar de vivir al igual que no puedes ir en contra de tu verdadera naturaleza que es la Vida.

Por tanto no puedes matar nada ni a nadie, tan sólo puedes como mucho jugar con la materia y la materia es sólo una simulación de vida. Tu cuerpo físico (materia), es como un actor y cuando cae el telón, todos se levantan y sonríen. También te podemos decir que Eres eterno. Ahora intenta analizar todos estos datos desde tu mente y dime que todo esto es cierto. No puedes. Queremos decirte que no puedes utilizar la mente para referirte de una forma racional a la grandeza que Eres porque la Energía no es racional o irracional, no es verdad o mentira, simplemente Es. También sentimos claramente que si tú no existieras, nosotros tampoco podríamos existir, ni nosotros ni nadie. Y ahora puedes volver a tener sesenta mil pensamientos diarios para seguir perdiéndote a ti mismo. ¿Sigues aquí? ¿Quieres seguir en este instante irrepetible? ¿Quieres amarlo todo? Cuidado, ¡que serás feliz! Queremos explicaros cómo entendemos ver la vida desde Quien Realmente Somos.

Y es por esto que se hace bastante cuesta arriba intentar procesar todo esto desde el anquilosado lugar de siempre. Pero no importa, bastará que niegues todo esto para seguir jugando a quien no eres. Y todo eso que no te gusta, volverá a repetirse una y otra vez hasta que te canses, hasta que te canses de verdad y no quieras más de lo mismo.

Vivir desde Quienes Realmente Somos implica la felicidad que tiene el que todo sea nuevo a cada instante, a que nada se repita porque sólo las ilusiones son las que siempre se repiten ya que son limitadas y no puedes aplicar aquí otra brújula que no sea tu verdadero sentir. Solo puedes confiar en estas palabras si en verdad resuenan dentro de ti. Y es más, sentimos que si confías en este texto es porque confías en ti. No es nuestra pretensión crear polémica, sí es nuestro entusiasmo acercarte a que puedas mirar con otros ojos no mentales. Y así, descubrir que la magia de la vida siempre estuvo observándote y sin embargo siempre decidiste sentirte solo. Vivir desde la Conciencia que Eres es una máxima sin igual, ninguna droga puede igualar el tener una vida plena y sin dependencias, conflictos, automatismos, miedos, sistemas de creencias… todo eso que inhabilita tu verdadero existir, todo eso que entorpece la libertad de SER UNO CON TODO.

LA VERDAD
Leticia R. Villaseñor & Javier G. Delgado

Adriana – El contento interior

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Toda persona desea hallar estados de dicha y felicidad, y por contra, alejar todo lo que se pueda el dolor y el sufrimiento.
Al buscar la felicidad estamos proyectando hacia el futuro, y es más, posponiendo la que podríamos disfrutar ahora. La felicidad sería otro gran tema a tratar, pero sucintamente… ¿Qué es la felicidad? ¿Ausencia de sufrimiento? ¿Alegría eterna?

Son cuestiones que parecen enfocadas a que llegarán más tarde o temprano, si hacemos esto o lo otro, o si alcanzamos estos objetivos o aquellos. La verdad es que, aun logrando lo que nos propongamos, algo en nosotros no varía. Todos los esfuerzos nos han permitido ir, pero no llegar.

contento

Habría entonces que diferenciar entre goce y gozo.

El goce está influenciado por factores externos y su cambiante dinámica. Éste se verá coloreado en función de los acontecimientos externos, y además, de nuestra interpretación mental, ya que para lo que algunos no es preocupante , para otros es la mayor de las fatalidades. El goce, que también puede ser sensorial, llega a veces a ser muy exaltado, provocando un posterior decaimiento debido a un reequilibrio de opuestos. Entonces, lo que se torna como una felicidad perdurable se convierte en pasajera, ya que al igual que los acontecimientos, está sometida a la transitoriedad. Además de disolverse dicha felicidad, nos deja el anhelo de la misma, ya que se provoca un apego al disfrute y un rechazo de su ausencia .

El gozo viene de dentro. No está sometido al exterior, aunque eso no impida que el sujeto experimente todo tipo de sensaciones. No es alegría desbordante, no es felicidad compulsiva por consecución de resultados. Es un estado de contento equilibrado que no oscila entre sus extremos, permitiendo disfrutar con claridad mental y sin crear resistencias a las influencias del exterior. Nace de lo más interno; por ello es necesario el cultivo interior y su armonización. Éste permanece como un poso mientras se van sucediendo las eventualidades que ya no nos arrastran ni nos colorean.

Alcanzar el contento interior siempre se verá precedido por cultivar la ecuanimidad, el discernimiento y la visión clara. Es cuestión de actitud, de dar a la cosas su peso específico sin enredar más de la cuenta.
Un discípulo siempre veía contento a su maestro y éste le preguntó:
– Maestro, ¿cómo que siempre que te veo estás contento?
El maestro sin perder la media sonrisa, contestó:
– Cada mañana al despertar me propongo dos opciones para durante el día. Estar contento o no estar contento, y mira, siempre elijo estar contento.

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Para muchos de nosotros esta actitud se nos resiste constantemente, pues nos vemos arrastrados una y otra vez por lo que nos sucede y no terminamos de anclarnos en nuestro eje. El contento debe surgir tan espontáneamente como una flor exhala su aroma. Debemos drenar la mente de impurezas, descodificar condicionamientos y, algo muy importante, evitar reacciones que producen samskharas, es decir, latencias subliminales. Ésta definición en el yoga es muy importante, ya que dichas latencias o impresiones que se van depositando en el inconsciente son muy poderosas y roban paz interior. La huella queda a través de la reacción, precedida de una percepción y una sensación. Para erradicar dichas impresiones se necesita la herramienta de la meditación, ya que ésta que consiste en la observación sin reacción, permite ir resolviendo conflictos del inconsciente y no permitiendo su incorporación al consciente.

La persona que intuye un mejoramiento vital se pregunta una y otra vez cómo alcanzar ese contento, pues de todo lo que ha experimentado, no consigue sentir la plenitud que dicha experiencia debe proporcionar. Todo lo que hasta ahora denominaba contento estaba basado en exaltaciones que después daban paso a decaimientos; otras, alegrías que eran muy fugaces y en su desgaste afloraba y daba paso a la implacable insatisfacción.

A veces, el buscador, accede a estados de ánimo renovado y de completud, y trata en las vicisitudes de mantener un talante sosegado y equilibrado. Esos estados los experimenta de manera intermitente y no consigue alcanzar la vía directa hacia aquello que no esta sujeto a condiciones y se le denomina incondicionado.
Una esfera donde la pantalla se mantiene al margen de lo proyectado en ella. Se proyecta fuego pero ésta no se quema, se proyecta lluvia, pero nunca es salpicada por el agua.

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El trabajo espiritual germina la semilla del contento interior, pues no se alcanza, sino es el resultado de un florecimiento. Las emociones negativas se van enfriando y las reacciones, grandes causadoras de sufrimiento, se van debilitando. Todo ello permite el acceso de estados más ecuánimes que no dejan ser interferidos por aquellos que agitan y roban la paz interior. La ecuanimidad, deja a su vez, paso a la visión clara y la mente ubicada en el aquí y ahora. Todo ese desarrollo hace percibir en el sujeto que las vivencias pueden ser catalogadas desde otro prisma allende a ley sujeta de los opuestos.

En definitiva, el contento interior hay que ganarlo, y a su vez, dejarse ganar por él. No es cuestión de idealizar un estado de dicha permanente, porque no hay nada que no esté sujeto al cambio, sino corregir actitudes para no inclinarse en extremos estados de ánimo y mantenerse en el centro de quietud. Ese puesto permite atestiguar todo aquello que surge y se desvanece, no dando mayor sustancia a lo insustancial, y no tomando por permanente aquello que se disolverá.

Así se gana menos distancia a la libertad interior, y permitimos que brote en nosotros mismos aquello que nos pertenece, que no es más que un estado pleno de contento y satisfacción interior.

Adriana – David Topí: Cuarenta piedras en el camino‏

piedras

El proceso de crecimiento por el que todos pasamos camino a estadios personales más elevados de consciencia pasa por muchos altibajos: volvemos atrás cuando creíamos haber avanzado un montón, nos enredados en problemas o situaciones que creíamos superadas, nos encontramos con montañas que pensábamos que ya habíamos escalado, y volvemos a caer en los mismos pozos de los que tanto trabajo nos había costado salir. Es normal. Es así como funciona. El camino de crecimiento no nos lleva en línea recta y sin retrocesos, más bien al contrario, cada cosa que aprendemos, integramos y nos hace expandirnos, consiste en un montón de pasos adelante y unos cuantos hacia atrás, hasta llegar a cristalizar y afianzar ese algo nuevo, sea un nivel evolutivo, sea un conocimiento convertido en sabiduría, sea una habilidad desarrollada y afianzada.

Funciona como las olas que llegan a la orilla donde van erosionando una piedra que lleva ahí quieta durante mucho tiempo, cada ola que llega la moja un poco, la recubre, la envuelve, le quita un poco de la arena que tiene alrededor, pero solo una de ellas, la ola final, es la que por fin arranca la piedra de la playa arrastrándola de vuelta al mar. Si la roca es un problema, un obstáculo o una meta que nos hemos propuesto, hay miles de asaltos hasta que finalmente se conquista el castillo, y con cada asalto que nos acerca un poco más nos alegramos y pensamos que ya estamos casi a punto de conseguirlo, y con el siguiente paso que damos resulta que nos quedamos a medio camino o incluso parece que hemos retrocedido en el intento.

Pero teniendo esto en mente, uno aprende a tomarse los objetivos con humor y sobretodo con constancia. No hay nada que no se pueda conseguir con constancia, y sabiendo que muchos pasos que demos adelante luego tendrán por ahí en medio uno o más pasos hacia atrás. Lo que sucede es que los pasos adelante nos parecen normales e incluso “lo que toca”, lo lógico siempre es avanzar, y nos duele o nos desanima cuando vemos que, en algún momento, parece que nuestra ola no llega nunca a alcanzar la piedra.

La necesidad innata de crecer

El ser humano es un ser que por naturaleza propia siempre tiende al crecimiento, pues las fuerzas interiores de la Creación que moran en cada uno de nosotros, desde las partículas que forman nuestros átomos hasta la consciencia del ser que somos no concibe la existencia si no es como un proceso de crecimiento y aprendizaje en cualquiera de los sentidos y formas en los que el concepto de aprendizaje pueda llevarse a cabo. Como todo sirve para algo, incluso los pasos hacia atrás en pos de objetivos de crecimiento y transformación interior están destinados a que se aprenda o se consolide algo. Cada paso siempre es como una piqueta puesta en la roca de una montaña para que mucha gente pueda escalarla, aunque el primero que pone la piqueta nunca sube en línea recta y sin tener que volver atrás cientos de veces para revisar, ajustar, encontrar la mejor forma de poner los seguros, etc.

Los que abrís caminos para otros estáis destinados a avanzar y retroceder múltiples veces, estáis destinados a dar mil vueltas a las cosas antes de comprenderlas, estáis destinados a sucumbir ante mil engaños y desinformaciones antes de encontrar la fórmula que os permite desenterrar la verdad y la información correcta. Como todo, además es un gran juego, dentro de la burbuja holocuántica que representa vuestra propia realidad individual, así que escalar la montaña para abrir camino a los demás se convierte en una prueba de auto superación donde te tienes que divertir mientras vas buscando la forma de sostener las cuerdas que quizás alguna otra persona, en algún otro momento, quiera usar para apoyarse en su propio camino de escalada personal. Que use tus cuerdas no significa que siga tus pasos, simplemente se cruzan ambos caminos y en esos puntos puede usar uno de los puntos de apoyo que otros que van por delante nuestro, en sentido figurado y en cualquier dirección, han puesto para ellos mismos y han dejado ahí para el bien común de quien quiera usarlos.

Así, nadie está destinado a seguir el camino evolutivo de nadie más, de hecho, es imposible, ya que no hay dos hojas de ruta iguales en el universo que el ser que somos haya podido copiar o calcar del ser de al lado. Cada mónada, cada esencia, cada Yo Superior, cada SER tiene sus propias ecuaciones de elección a la hora de preparar el sendero que desea recorrer, y hay a quien le gusta ir a un ritmo y hay a quien le gusta ir a otro. Hay quien escoge picos escarpados para ver desde la cima de la montaña todo el valle y luego con vista de pájaro va animando a otros escaladores con la información recogida desde sus alturas, y hay quien escoge senderos amables y tranquilos y va explicando cada detalle del mismo con minucioso detalle para los que no se paran nunca a ver los paisajes.

Los que estáis destinados a trabajar para asistir a los demás, os caeréis más de una vez de la roca, os tropezareis más de una vez con las piedras, os perderéis en múltiples laberintos una y otra vez, u os dará más de una rama en la cabeza al ir mirando por todos lados las pistas de la supuesta senda correcta, pero no importa, pues no deja de ser espectacular comprender cómo se puede uno caer y gracias a ello encontrar nuevas técnicas para levantarse, no deja de ser espectacular aprender como se puede uno chocar contra una rama y enseñar a otros a no hacerlo, y no deja de ser espectacular darse cuenta de lo estupendo que es ir abriendo camino y enfrentándose a lo desconocido, para luego marcar con una X el punto en el camino y decir, yo pase por aquí, cuarenta veces, antes de poder seguir adelante.

un abrazo,
David Topí

Adriana – La relación con los demás

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Somos seres de relación, y eso es algo indudable. Todos estamos abocados a relacionarnos con el resto de personas y seres que ocupan este planeta. Desde que nacemos requerimos atenciones; mientras vivimos podemos prestar las mismas y, en las postrimerías, necesitaremos nuevamente cuidados de los demás. Esto indica que, de uno u otro modo, la vida se encarga de acercarnos a los demás, y es ahí donde la calidad de las relaciones dará sus frutos.

La relación, a diferencia del encuentro, debe ser moldeada y perfeccionada, pues el encuentro es casual y el modo de relacionarnos, causal. Esto indica que muchas veces el resultado de una relación es la mezcla de los contenidos de las personas que la componen, y otra parte, es la ley de impermanencia que también condiciona el desgaste de las relaciones, pues éstas no escapan a su naturaleza de transitoriedad.

relacion 1

Por ello, las relaciones son el claro reflejo de nuestra capacidad de manejarnos e interactuar con las demás personas, ya que permite en muchos casos, dejar visibles nuestras carencias o erróneos puntos de vista, y trazan una vía de aprendizaje que comienza siempre en uno mismo.

Nos podemos relacionar desde el ser o desde el ego. Si permitimos que el ego medie, nos veremos atravesando continuas veces una neblina que no nos dejará ver la otra persona en cuestión, pues ésta se verá coloreada, rotulada, etiquetada y le arrogaremos cualidades incluso de las que carece. El ego desde su autodefensa, tratará de proyectar en los demás connotaciones que surgen muchas veces de nuestras propias deficiencias, pues ante la inseguridad y el miedo de enfrentarnos a ellas, preferimos verlo argumentado en los demás. Esa visión empañada nos hace creer lo que no es y no nos permite ver lo que es. Así se pierde la fluidez en el canal de comunicación (que no siempre es verbal), pues con tanto tráfico de ideas, se produce un alejamiento de la realidad.

Este motivo nos dirige, primero, a amigar con nosotros mismos. Eso permitirá que la relación no se convierta en una negociación, y no se produzca la excesiva demanda de ajustar a los demás nuestras ideas preestablecidas y configuradas. De otro modo, la otra persona lo deja de ser para convertirse en un objeto con la responsabilidad de rellenar aquello que, por nosotros mismos, no somos capaces de insuflar.

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Otras veces, uno puede ser la víctima de esa transacción, viendo que nuestras necesidades siempre están solapadas por la de los demás y convirtiéndonos en meros figurantes de la escena. Entonces queda mermada nuestra participación en la relación, siempre a merced de la figura que resalta, y haciendo de la misma, una inclinación hacia el mismo lado y perdiendo lo genuino de lo que podría ser un encuentro de seres. Es cuando la relación se torna una pose, un teatro de títeres, una fotografía que nunca termina de ser enmarcada.

En otras ocasiones, las relaciones o amistades pueden ocultar un interés escondido, pues lo que se ve en la otra persona es en sí los beneficios que nos reporta asociarnos a ella a través de fijar unos lazos que, aunque son en apariencia, se maquilla al exterior como de únicos y genuinos. En ese caso todo estará en la superficie de las apariencias y no habrá capacidad de ahondar en la esencia. La relación se convierte en un escondite, un juego de ahora sí y ahora no, pues no hay base donde sustentarla y al no haber sido sembrado en terreno fértil, jamás podrá dar sus frutos.

Hay otras relaciones que observamos empiezan con un exacerbado apego por ambas partes, como si su canal de enlace fuera desconocido para el resto. Esa exaltación acaba declinando con el tiempo, pues también se observa con qué facilidad el amigo se convierte en enemigo. Otra cosa es la sensación de familiaridad que uno experimenta con un determinado tipo de personas que escapa a la comprensión racional, ya que más que un conocer, se trata de un reconocer, y queda creada una cercanía adelantada al patrón general de la amistad.

Muchas más relaciones se van cruzando en el recorrido existencial, desde las de trabajo o la paterno/filial, que pueden servir, en el caso de un padre, para hacer de la vida de un hijo una extensión de la suya propia, que al no haber alcanzado diversos propósitos, lo proyecta como parte de la responsabilidad que debe ser acometida y rellenada por su descendiente.

Si comenzamos por integrarnos en nosotros mismos será más fácil la interrelación con los otros, pues en esa abundancia, estaremos más capacitados para dar sin la necesidad de ser rellenados por los demás.

Hay incluso en las relaciones de pareja que el principal sentido es conocer a la otra persona, ¡qué paradoja! Uno pretende conocer a otro cuando apenas hace por conocerse a sí mismo, y lo que es más curioso, uno quiere conocer a otra persona que tampoco se conoce a sí misma. ¿Entonces, dónde quedaría la fusión? Serían dos hojas a merced del viento, y en este caso, de las circunstancias.

Relacionarnos es compartir el mismo escenario vital con los demás seres. Hagamos por reconciliarnos primero con nosotros mismos y estaremos más capacitados para intercalar con los demás. Hagamos del ego un secretario, pero que no se inmiscuya más de lo necesario. Hagamos de las relaciones un aprendizaje para explorarnos y aprender. Todos tenemos algo que contar. Veamos que emociones negativas emergen cuando nos relacionamos, como envida, rabia, celos…, y tratemos de amplificar otras cualidades positivas como paciencia, comprensión, ecuanimidad… Relacionémonos desde la firmeza, sin aprovecharnos y sin ser aprovechados, sin desconsiderar y sin ser desconsiderados.

relacion final

Somos un planeta conformado por seres sintientes que necesitamos todos de todos. Hagamos por equilibrar y armonizar cada una de nuestras relaciones, para así, enriquecernos de las mismas.

El buscador entiende que en el camino no se halla solo, pues parte de él se basa en interactuar con los demás. Sabe que es de todos y de nadie, y que aunque ha emprendido un viaje de relación hacia dentro, comprende que son las externas en donde se verá reflejado el equilibrio que emana de uno.