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Adriana – 7 buenas razones para ir al psicólogo

Psicología/Jennifer Delgado
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La decisión de pedir ayuda no siempre es fácil, sobre todo porque a veces pensamos que significa reconocer un fracaso o debilidad. Pedirle ayuda a un psicólogo es aún más complicado porque se le suman los estereotipos que existen sobre la salud mental. Sin embargo, lo cierto es que solicitar ayuda es un acto de coraje y madurez.

Aún así, normalmente la decisión de acudir al psicólogo es un proceso en el cual la persona va tomando conciencia de su estado y su malestar, se da cuenta de que el paso del tiempo no es el bálsamo que esperaba y comprende que necesita apoyo para lidiar con esa situación.

De la misma manera en que no tiene sentido soportar un dolor de muelas, tampoco tiene sentido aguantar el dolor emocional. Es importante que comprendas que no siempre tienes que enfrentar todo tú solo. En muchos casos, el paso del tiempo no es bálsamo suficiente y no sirve para curar la herida sino tan solo para añadir capas de resentimiento, odio y frustración.

De hecho, considera que las emociones reprimidas, antes o después salen a la luz. Los sentimientos y los traumas que no se expresan se acumulan en el inconsciente y, cuando confluyen ciertas condiciones, terminan explotando. En otros casos se traducen día tras día en patrones de pensamientos y comportamientos negativos que constituyen un obstáculo para tu felicidad y dañan tus relaciones interpersonales.

Además, no solo se acude al psicólogo cuando te sientes mal y la situación te desborda. Hay psicólogos en Madrid especializados en coaching que te pueden ayudar a tomar una decisión importante en tu vida, profundizar en tus necesidades y tener una visión más clara de la vida que deseas. Estos profesionales también pueden ayudarte a darle un vuelco a tu vida, a conseguir tus metas, a mejorar tus relaciones de pareja o simplemente a tener mayor autoestima y confianza en ti mismo.

El psicólogo no resuelve los problemas, te ayuda a encontrar la solución

1. Tener un espacio solo para ti. Muchas personas anteponen las necesidades de los demás a las suyas, ya sea porque se trata de sus hijos, los padres o la pareja. Sin embargo, relegarse siempre a un segundo plano pasa una gran factura desde el punto de vista emocional que puede generar sentimientos de soledad y vacío, a pesar de que estés rodeado de gente. Acudir al psicólogo es una forma de cuidarte y dedicarte atención, es como ir a un spa o darse un masaje, es un mensaje que te envías a través del cual indicas que te preocupas por ti y que eres importante. En la consulta tendrás tiempo solo para ti, para hablar de tus problemas, preocupaciones y/o sueños.

2. Comprender realmente qué te sucede. A veces las emociones toman el mando y nos impiden pensar con claridad, nos bloquean o nos impulsan a tomar decisiones que en otros momentos no habríamos siquiera considerado. En esos momentos podemos sentirnos confundidos, perdemos la brújula. Un psicólogo puede ayudarte a encontrar el camino y buscar explicaciones a lo que te pasa. De hecho, muchas personas se sienten aliviadas automáticamente cuando encuentran una explicación a los síntomas que han venido experimentando, es como si todo cobrará sentido y les resulta más fácil aceptarlo. Hablar de tus preocupaciones te ayuda concientizar muchos detalles que habías pasado por alto. Hablar clarifica tu mente, te hace dueño de tus sentimientos, te alivia y te permite tomar mejores decisiones.

3. Ser escuchado sin que te juzguen. El psicólogo te escuchará sin realizar juicios de valor, sin aplicar estereotipos ni etiquetas. Una sesión de terapia es un espacio en el que puedes hablar de todo sin temor a ser juzgado o criticado. De hecho, aunque no somos plenamente conscientes de ello, de vez en cuando necesitamos una dosis de aceptación incondicional que nos permita reequilibrar nuestra autoestima. El psicólogo no solo escuchará tus problemas sino que le prestará atención a tu lenguaje extraverbal y a tus emociones, no te examinará para evaluarte en términos de “bueno o malo” sino que intentará comprenderte para poder ayudarte.

4. Obtener un punto de vista más global y objetivo. El psicólogo no va a opinar sobre tus valores o experiencias catalogándolas como “justas o erróneas”, tan solo te brindará un punto de vista profesional sobre lo que está sucediendo. Te ayudará a buscar una explicación, para que comprendas qué te sucede y puedas encontrar la mejor solución para ti. Como este profesional no está involucrado emocionalmente en la situación, podrá brindarte una perspectiva más amplia y objetiva sobre el problema. De esta forma, podrás tomar conciencia de los factores que te impiden avanzar y te hacen sentir mal.

5. Conocerte mejor y comprender a las personas. La psicoterapia no solo te permitirá conocerte mejor sino que también te ayudará a comprender a las otras personas. A medida que profundizas en tus sentimientos, puedes ser más empático con los demás y entender los motivos de sus comportamientos. De hecho, cuando tenemos pensamientos negativos y no los procesamos, estos se convierten en una madeja de suposiciones que nos impide ver el mundo tal cual es. Cuando logras apartar esas expectativas ilusorias y creencias irreales, no solo te conoces mejor sino que puedes comprender con mayor facilidad las intenciones y motivos de los demás.

6. Aprender a gestionar tus emociones, pensamientos y comportamientos. La Psicología es una ciencia basada en años de experimentación y estudios científicos, con un arsenal de técnicas destinadas a aliviar determinados síntomas o ayudarte a conseguir tus metas. Un psicólogo te ayudará a identificar y cambiar los pensamientos disfuncionales que te hacen sentir mal, te enseñará a gestionar mejor tus emociones y a eliminar los hábitos negativos, poniendo en su lugar hábitos más saludables. Vale aclarar que el psicólogo no tiene una varita mágica para resolver todos tus problemas, pero te brindará técnicas y estrategias que puedes poner en práctica para que tú mismo puedas solucionar esos conflictos.

7. Desarrollar habilidades de solución de conflictos. Los conflictos forman parte de la vida cotidiana, así como los problemas. Por eso, los psicofármacos no son una solución definitiva sino tan solo un parche en una herida que continuará sangrando. Al contrario, la psicoterapia te ofrece herramientas útiles que no solo te permitirán resolver los problemas actuales sino también los que puedan aparecer en el futuro. La psicoterapia está orientada a desarrollar habilidades que te permita lidiar con el día a día, reconociendo en primer lugar tus emociones y creencias erróneas y, en segundo lugar, reflexionando sobre ellas y cambiándolas. Y es que la Psicología no solo tiene un carácter curativo sino también preventivo.

Lo hemos hecho mal toda la vida: ¿Cómo elegir la fila más rápida en el supermercado?

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El escenario es siempre el mismo: llegas a la tienda, coges las cosas que vas a comprar y te detienes delante de las cajas, preferentemente en un sitio donde tengas una visual amplia. Le echas un vistazo rápido a la longitud de las filas y a los carritos de las personas. Si es posible, también te fijas en la velocidad con la que los objetos pasan por la cinta. Y así elijes la fila que te parece que va más rápido. Sin embargo, apenas te colocas en la cola, te das cuenta de que elegiste mal, las filas de al lado parecen ir más rápido. ¡No es justo! Por qué siempre te pasa eso?

¿Por qué la fila que has elegido siempre va más lento? 

Si siempre crees que la fila que has elegido es la más lenta, solo hay dos explicaciones posibles: el universo conspira contra ti o existe un sesgo cognitivo, es decir, se trata tan solo de una percepción errónea. Y es más probable que se trate de la segunda opción.

En todo este asunto, nuestra capacidad para pensar en términos de causa-efecto desempeña un papel fundamental. De hecho, se trata de un legado de nuestros antepasados, quienes para sobrevivir debían establecer relaciones causa-efecto continuamente. Por ejemplo, debían aprender que cierto alimento les hacía enfermar o que determinado patrón de nubes vaticinaba la llegada de una tormenta.
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SE TRATA DE SALIR DE LA ZONA DE CONFORT.

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La vida siempre tiene sus altas y sus bajas, pero de alguna manera tiende a estabilizarse. Sentir la seguridad que te da la estabilidad laboral, familiar y sentimental, es grandioso para estar tranquilo y vivir sin el estrés que genera la incertidumbre.

Sin embargo, es necesario tener presente que la forma como aceptemos la estabilidad, o zona de confort, puede tener efectos negativos. Nos han educado para buscar la estabilidad, pero la realidad es que nos toca aprender a vivir en un eterno cambio, ya que aunque a veces puede ser difícil de aceptar, nada es constante.

 La zona de confort, a pesar de ser placentera tiene varias consecuencias negativas que afectan tu capacidad para aceptar cambios, para valorar las nuevas oportunidades, aumenta tu temor a los cambios, limita tu visión a largo plazo y lo peor es que evita que evalúes riesgos adecuadamente y por ende cuando las cosas cambian nunca estás preparado. No estar preparado para los cambios casi siempre es catastrófico.

La zona de confort, como todo lo que genere algún tipo de placer, puede generar adicción y quiero compartir contigo algunos de los síntomas de que presentas un caso de adicción a la zona de confort: 

1. Crees que has logrado todas tus metas.
El éxito mal manejado puede ser contraproducente; creer que tienes todo, limita el sano inconformismo de pensar en qué puedes mejorar y más aún elimina la capacidad de crear e innovar. 
2. Crees que nada puede afectar negativamente tu estado actual. 
La sensación de invulnerabilidad generalmente es una forma de negar la existencias de riesgos. No es que nada te pueda afectar, sino que decides ignorar lo que te preocupa y confiar ciegamente en que nada va a pasar. 
3. Consideras que nada puede mejorar tu situación. 
El conformismo es otra forma de negar nuevas oportunidades y generalmente termina sirviendo para autojustificar tu decisión de no intentar cosas nuevas por temor a perder lo que ya tienes. 
4. Ves algunas cosas que quisieras hacer, pero no actúas por «razones justificadas». 
A veces tu eres el obstáculo de tu progreso. Eres un ser racional pero tu inteligencia se pierde explicándote por qué dejaste de hacer algo, de una manera que te suene creíble. 
5. Te alejas de personas que no comparten tu visión de «estabilidad». 
No es que los demás no tengan puntos válidos; es que simplemente no piensan como tú.  
6. Te parece bien verte en unos años haciendo lo mismo y recibiendo iguales beneficios.
Al aceptar tu zona de confort, esto implica creer que va a durar de manera indefinida, por lo que aceptas que al hacer lo mismo, en un futuro seguirás igual de «bien».

 7. Sientes que tienes talentos sin aprovechar, pero no te importa porque ya no los necesitas. 

Al convencerte de que ya tienes lo que quieres, lo que no has usado, sin importar que tan bueno seas en ello ni que tanto lo disfrutes; es simplemente innecesario. Dejas de hacer lo que disfrutas por lo que simplemente necesitas.

 8. Hay personas cercanas que se asombran al saber que sigues igual. 

Al estar encerrado en tu zona de confort, quienes no están en ella o simplemente andan en la suya, pueden ver fallas en tu visión de estabilidad. Esas personas son las que siempre dicen: ¿Aún sigues ahí?…. Que bueno… eres muy estable. 
9. Aceptas tus limitaciones como absolutas y tolerables sin cuestionar. 
El conformismo generado en la zona de confort te lleva simplemente a vivir con lo que puedes, incluyendo lo que no puedes hacer ni obtener. La resignación es muy fuerte y sirve para negarte que puedes hacer algo por mejorar. 
10. Estás explicando constantemente a tus amigos y conocidos el motivo para seguir como estás. 
Si tu estado actual fuera aceptable, no deberías estar justificando con nadie el por qué estás ahí. 
11. Tienes amigos que han actuado, cuando tu no lo has hecho y han logrado algo. 
Has dejado de aprovechar oportunidades que otros han tomado y para tí fue solo cuestión de suerte el que ellos hubieran podido lograr una meta a la que tu pudiste llegar también. Pero no importa, para ti no justificaba el riesgo. 

12. Ves cualquier elemento que pueda afectar tu estado actual como una amenaza, sin evaluarlo. 

Ya sea una oportunidad o un riesgo, lo intentas evitar porque amenaza tu estabilidad.

 13. Siempre piensas que no tienes los recursos o el conocimiento suficiente para aprovechar algunas oportunidades. 

Siempre dejas de intentar ideas porque sientes que no tienes como lograrlas y aún cuando alguien te dice que puedes hacer algo, siempre encuentras la manera de explicar de una manera razonable, por qué no te conviene actuar. 
14. Te quejas de muchas cosas y no haces nada para buscar mejorarlas. 
La queja de adultos no es más que la evolución del berrinche o pataleta de niños. Te sientes mal, lo expresas, pero al final, eso no te dará lo que quieres y seguirás igual. 
15. Has aceptado como ciertos muchos de los síntomas que has leído hasta aquí y aún crees que todo está bien. 

La racionalización es la forma como nos autoexplicamos cosas para convencerte de que están como las deseas y te ayuda a ignorar lo que no quieres aceptar. Al final todo, incluyendo lo malo, te suena razonable, creíble y más aún te crees capaz de convencer a otros de tener el criterio para tomar la decisión.

Buscar la estabilidad y disfrutarla no está mal; lo que está mal es creer de manera absoluta en que nada se puede mejorar y que no puedes hacer nada por ti y por los que te rodean, más que seguir igual,  quejándote por lo que no te gusta, sin actuar.

Estar en la zona de confort no es malo; pero creer que siempre va a ser así puede traer consecuencias catastróficas, Aprovecha la estabilidad para buscar nuevas ideas de manera tranquila, pero deseando siempre hallar una mejor manera de hacer las cosas y progresar.

¡Deja tu adicción a la zona de confort! 

Germán Andrés Castaño Vásquez

Aida. CLAVES PARA ACEPTARNOS TAL Y COMO SOMOS

by Aleja

CLAVES PARA ACEPTARNOS TAL Y COMO SOMOS

Ha llegado el momento de dejar atrás los complejos físicos o mentales en relación a la percepción que tenemos de nosotros mismos. Veamos cómo hacerlo.

1. Acéptate

– Tienes que quererte tal y como eres, con tus cualidades y limitaciones. Todo suma, nada resta.

– Mírate al espejo y practica en voz alta afirmaciones positivas que te ayuden a mejorar la idea que tienes de ti mismo (que bien me veo hoy, me siento feliz, voy a conseguir llegar al peso que me he propuesto de una forma saludable, etc.).

– Deja de infravalorarte, no eres menos que los demás. Elimina pensamientos de tu mente como (me siento gordo, no soy lo suficiente guapo, si fuese algo más alto, mi pecho no me gusta, etc.).

2. No pierdas el tiempo comparándote con los demás.

– No hay nadie igual a ti, eres único. Si insistes en compararte con los demás siempre encontrarás a alguien más guapo que tú, más inteligente que tú, con mejor físico que tú, etc. Se trata de que te aprecies y te valores tal y como eres, porque así como te veas a ti mismo construirás tu autoestima.

– La mejor manera de hacerlo es concentrarse en ser la persona que quieres ser, y no seguir el mismo cliché que las demás. Alcanzarás un buen concepto de ti mismo cuando te veas y sientas pleno por ser tú, con todo lo que ello implica.

3. No te obsesiones con tu apariencia.

– Todas las personas son bellas a su manera. No hay guapos o feos, son cánones de belleza que se nos imponen socialmente pero que nada tienen que ver con el sentir más profundo del ser humano.

– Si quieres sentirte bien contigo mismo, empieza por eliminar pequeños malos hábitos como pasar más de 10 o 15 minutos al día frente al espejo haciendo una valoración crítica de cómo te ves en ese momento.

– Tu prioridad tiene que ser sentirte sano y en equilibrio emocional, y no tu apariencia física. La belleza empieza por el interior, eso es lo que más debes aprender a cultivar.

– Cuida de ti mismo.

– Opta por una alimentación saludable, una buena nutrición es esencial para el buen funcionamiento de la mente.

– El ejercicio te ayudará a liberar tensiones y sentirte mejor. El aumento de la actividad física aumenta la secreción de las hormonas de la felicidad (endorfinas).

– El agua es nuestra gasolina, ayuda a oxigenar la mente y con ello conseguirás la calma.

– Haz pequeños cambios en tu aspecto físico (un corte pelo, ropa nueva, etc.). Verse con un nuevo aspecto mejora el estado de ánimo.

4. Desarrolla tu propio estilo.

– Elige una ropa que te haga sentir bien. Si no lo tienes claro experimenta probándote varios estilos hasta que des con uno con el que te sientas cómodo y seguro.

– Da igual que creas que algo no te sienta bien (ropa, peinado, calzado, etc.), anímate a probar cosas nuevas, seguramente llegarás a descubrir partes de ti que hasta el momento te eran desconocidas. Sal de tu zona de confort.

5. Realiza una autocrítica constructiva.

– Esfuérzate por desarrollar una actitud positiva. La actitud determina el estado de ánimo, así que si hay algo que no te gusta de ti misma acéptalo como es y busca soluciones tranquilas y meditadas que te acerquen a la imagen que crees que es la ideal para tu persona.

– Analiza tus puntos fuertes y débiles (¿Cómo eres?, ¿Cómo te sientes con tu cuerpo?), Capacidades, Habilidades, Dificultades que nos limitan, etc.)

– Analiza tus pensamientos y emociones (¿Qué piensas cuando te miras al espejo?, ¿Cómo te hace sentir?, ¿Qué debes cambiar para sentirme mejor?, ¿Qué pautas vas a seguir para conseguirlo?, etc.).

6. Eres el único responsable de lo que te pasa.

– No culpabilices a nadie por lo que te sucede o el concepto que tienes de ti mismo. Eres tú quien, a través de tu sistema de creencias, das valor a palabras o pensamientos de otras personas.

– Debes ser capaz de valorar y aceptar las críticas de los demás, desechando las que son hirientes. No hay que confundir crítica con menosprecio.

7. Dedica un momento del día sólo para ti.

– Celebra los momentos positivos que has tenido en el día, siempre hallarás alguno.

– Mímate, se nos olvida con demasiada facilidad que la vida es algo más que asumir responsabilidades (démonos un masaje, disfrutemos de las caricias de nuestra pareja, olvidémonos del trabajo, etc.).

– Disfruta de la tranquilidad (date un baño caliente, léete un buen libro, toma un té mientras tomamos el sol en la terraza, etc.).

– De vez en cuando date un capricho, porque lo mereces. La vida está para disfrutarla.

8. Apuesta por el sentido del humor, que la risa sea tu aliada.

– Reírte aporta a tu estado de ánimo enormes beneficios, tanto a nivel físico (reduce el colesterol en sangre, favorece la oxigenación de cuerpo y mente, elimina tensiones musculares, limpia los pulmones, ayuda a paliar el insomnio, etc.) como psicológico (favorece la reducción de las principales hormona que producen el estrés, ayuda a estados de ánimo adversos como la depresión y la ansiedad, aumenta la confianza en uno mismo, etc.).

– Rodéate de personas alegres, la risa se contagia. Sumérgete en este optimismo.

9. Establece pequeñas metas alcanzables.

– Por mucho que quieras llegar a todo es imposible. Estableciendo pequeñas metas alcanzables irás animándote a seguir avanzando por el camino del autodescubrimiento.

– Aprende a priorizar lo que es más urgente, desechando todo aquello que no lo es, veremos que de esta forma la carga se hace mucho más llevadera.

Por Ciara Molina

Adriana – Lo hemos hecho mal toda la vida: ¿Cómo elegir la fila más rápida en el supermercado?

Psicología/Jennifer Delgado
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El escenario es siempre el mismo: llegas a la tienda, coges las cosas que vas a comprar y te detienes delante de las cajas, preferentemente en un sitio donde tengas una visual amplia. Le echas un vistazo rápido a la longitud de las filas y a los carritos de las personas. Si es posible, también te fijas en la velocidad con la que los objetos pasan por la cinta. Y así elijes la fila que te parece que va más rápido. Sin embargo, apenas te colocas en la cola, te das cuenta de que elegiste mal, las filas de al lado parecen ir más rápido. ¡No es justo! Por qué siempre te pasa eso?

¿Por qué la fila que has elegido siempre va más lento?

Si siempre crees que la fila que has elegido es la más lenta, solo hay dos explicaciones posibles: el universo conspira contra ti o existe un sesgo cognitivo, es decir, se trata tan solo de una percepción errónea. Y es más probable que se trate de la segunda opción.

En todo este asunto, nuestra capacidad para pensar en términos de causa-efecto desempeña un papel fundamental. De hecho, se trata de un legado de nuestros antepasados, quienes para sobrevivir debían establecer relaciones causa-efecto continuamente. Por ejemplo, debían aprender que cierto alimento les hacía enfermar o que determinado patrón de nubes vaticinaba la llegada de una tormenta.

Por tanto, no es sorprendente que hagamos automáticamente este tipo de juicios. Tomamos decisiones basándonos en la experiencia y la intuición. Es una buena estrategia cuando no tenemos suficiente tiempo para pensar y sacar probabilidades, pero a menudo no contamos con que esas decisiones tienen un efecto secundario: nos hacen cometer algunos errores en nuestras predicciones.

Uno de esos errores se denomina “correlación ilusoria”, un fenómeno según el cual dos cosas parecen estar asociadas, cuando en realidad no lo están. En muchos casos, nuestros estereotipos o expectativas nos llevan a establecer esos vínculos. En el caso de las colas en las tiendas, el problema radica en la perspectiva egocéntrica que asumimos; es decir, cuando nuestra cola se mueve, obviamos cuánto estamos avanzando pero cuando se detiene, inmediatamente miramos hacia la otra fila y nos lamentamos de nuestra mala suerte.

Por tanto, aunque en ciertas ocasiones es cierto que las demás filas se mueven más rápido, desde el punto de vista estadístico es absolutamente imposible que nuestra fila siempre sea la más lenta, se trata simplemente de una percepción basada en nuestra tendencia a recordar los hechos negativos (las veces que nos hemos quedado atascados en la cola), obviando los hechos positivos (las veces que nuestra cola ha sido la más rápida).

Aún así, las Matemáticas tienen buenas noticias para todas aquellos que quieran elegir las filas más rápidas.

El peliagudo asunto de las filas

Para comprender el mecanismo de las filas, debemos remontarnos un poco en el tiempo, al Copenhague de 1900. En aquel entonces, un joven ingeniero llamado Agner Krarup Erlang estaba intentando descubrir el número óptimo de líneas telefónicas para la centralita de la ciudad ya que en aquella época eran las personas quienes tenían que conectar las llamadas telefónicas enchufando un conector a un circuito.

Para ahorrar en mano de obra e infraestructura, Erlang quería saber cuál era el número mínimo de líneas que serían necesarias para asegurarse de que todas las llamadas se pudieran conectar. Por ejemplo, si el cuadro de distribución de Copenhague tenía que asumir una media de dos llamadas telefónicas por hora, bastarían dos líneas, pero el problema era que hay horas en las que se producen más llamadas y otras en las que hay menos.

Por tanto, durante los picos de llamadas, el cuadro de distribución podría recibir cinco solicitudes de conexiones, lo cual significaría que habría que poner a tres clientes en espera. Si las primeras personas hacían una llamada larga, los demás podrían estar esperando 30 minutos o incluso una hora.

Erlang creó una ecuación en la que no solo tuvo en cuenta el número medio de llamadas telefónicas que se realizaban en una hora sino también el tiempo promedio que duraba cada llamada. Así creó lo que se conocería como “teoría de colas”.

En la actualidad su ecuación se sigue aplicando, también en las tiendas. Las grandes superficies calculan el número óptimo de cajas para brindar un servicio lo más rápido posible. Aún así, en determinados días y en ciertas horas, el sistema se satura.

Una buena solución es utilizar las colas únicas, de forma que los compradores se van distribuyendo por cada una de las cajas, como se suele hacer en los aeropuertos. No obstante, estas colas tienen dos problemas: primero, que es necesario más espacio, y segundo, que tienen un gran impacto psicológico pues una fila demasiado grande puede hacer que desistamos de la compra.

La fila más rápida es la de las personas con los carritos más llenos

El matemático Dan Meyer se ha tomado en serio la cuestión de las colas y ha aplicado la ecuación de Erlang para analizar con mayor profundidad el asunto. Así, ha descubierto que en un gran supermercado, el dependiente de la caja tarda una media de 41 segundos con cada cliente, mientras que cada objeto de compra requiere unos 3 segundos.

Este matemático clasificó el número de objetos como un “elemento variable” mientras que el “elemento fijo” son las interacciones sociales, el tiempo que el dependiente le dedica a cada cliente, que incluye el saludo, el momento del pago, la despedida y el tiempo que la persona tarda en desocupar el espacio para que el próximo cliente pueda pasar.

Así descubrió que, un dependiente tarda con un cliente que tiene 100 artículos una media de 6 minutos. Sin embargo, si estás en una fila de 4 personas y cada una tiene 20 artículos, tardarás una media de 7 minutos en llegar a la caja. ¡Un minuto más!

Esto se debe a que, al elegir una fila en la que hay muchas personas con una compra pequeña, la variable catalogada como “elemento fijo” aumenta considerablemente, lo cual se traduce en un mayor tiempo de espera. Al contrario, si elegimos una fila en la que hay pocas personas con los carritos llenos, es probable que pasemos más rápido ya que el “elemento fijo” es pequeño y cada uno de los “elementos variables” suele consumir poco tiempo. De hecho, en muchos casos se trata de los mismos artículos, los cuales pasan aún más rápido por caja. Recuerda que un dependiente tarda más en procesar seis botellas de diferentes marcas que un pack de la misma bebida.

Por tanto, ahora ya lo sabes, como norma, las filas más pequeñas con carritos más llenos suelen ir más rápido. A menos que el universo realmente conspire en tu contra 🙂

El mal humor del padre causa estragos en el desarrollo emocional y cognitivo de sus hijos

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Friedrich Nietzsche afirmó: “aquel que no tiene padre, debería procurarse uno”. El filósofo se refería a que los padres son tan importantes para el desarrollo de los niños como las madres. De hecho, tanto el amor como el rechazo de cualquiera de los dos progenitores pueden afectar profundamente el equilibrio emocional, la autoestima y la salud mental de sus hijos.
En diferentes estudios se ha apreciado que la ausencia del padre conlleva a problemas de adaptación en los niños, así como a la aparición de comportamientos disruptivos y de riesgo a medida que crecen. Obviamente, su presencia y comprensión tienen el efecto contrario: facilitan la adaptación del niño y promueven un desarrollo psicológico saludable.

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Adriana- 10 pautas para eliminar nuestra basura emocional

Psicología/Ciara Molina
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A continuación te dejamos 10 técnicas escritas por la psicóloga Ciara Molina.

1. Pensamientos positivos o negativos, tú eliges. Según Molina, «los pensamientos negativos generan una enorme cantidad de malestar, y su manifestación común es la ansiedad». Los positivos, en cambio, provocan todo lo contrario a nivel emocional. Así, con afirmaciones positivas, lograremos modificar el pensamiento a través del uso del lenguaje. Se trata, prosigue esta experta, «de que te creas lo que te dices, no solo que te quedes con las palabras: «me quiero», «me valoro», «soy capaz»… Hay que animarse a potenciar aquello que quieres atraer y tu pensamiento abrirá el camino emocional que te ayudará a alcanzarlo», asegura.

2. Creando expectativas, acumulando frustraciones. Tendemos a fijarnos demasiado en lo que consideramos que nos hace falta, y esto nos dificulta poner atención en lo que somos, sentimos y pensamos en nuestro día a día. No podemos saber lo que v a pasar de aquí a cinco años, pero sí podemos gestionar adónde queremos llegar dando pequeños pasos desde el hoy. «La mejor manera de no excedernos en nuestras expectativas será establecer pocas y a corto plazo, al hacerlas alcanzables ganaremos confianza», asegura Molina.

3. La actitud determina el estado de ánimo. ¿Alguna vez has tenido la sensación de vivir un día pésimo desde que te levantas hasta que te acuestas? o, por el contrario, ¿no te ha pasado que de repente sientes que te comes el mundo y que todo lo que acontece a tu alrededor parece estar en sincronía contigo? «Lo que determina uno u otro es la actitud con la que nos enfrentamos a él», afirma esta psicóloga. «El mundo según lo vemos no es más que un reflejo de nuestro estado interior: cuanto más optimistas seamos a la hora de interpretar lo que nos pasa, mejor valoración haremos de nosotros mismos (autoestima) y mejor adaptación al medio tendremos. Por tanto, toda actitud positiva comienza por tener una autoestima saludable».

4. Voluntad sin acción es papel mojado. Cuando nos sentimos decaídos, lo primero que perdemos es la voluntad. «Sabiendo que la voluntad es nuestra capacidad para decidir si realizar un determinado acto o no, ¿por qué escoger quedarse en la oscuridad pudiendo ver la luz?», se pregunta Molina. Para tener una buen a predisposición a la acción voluntaria ella aconseja ser receptivo, priorizar los pasos, visualizar positivamente aquello que queremos que suceda…

5. Salir de la zona de confort, definiendo zona de confort como todo aquello que nos rodea y con lo que nos sentimos cómodos. ¿Cómo salir de la zona de confort? Molina aconseja al respecto explorar nuevos horizontes y dejar que la vida nos sorprenda. «Perder el miedo a avanzar, a descubrir nuevos mundos y buscar oportunidades que nos aporten nueva sabiduría. Cuando decidimos explorar más allá de los límites que nos autoimpusimos empezamos a entrar en lo que se conoce como la «zona de aprendizaje»».

6. Quiero, puedo, me lo merezco. «Tenemos que tener claro que lo que nos define no son las opiniones positivas que los demás puedan tener o las críticas a las que nos veamos expuestos, sino la valoración que hacemos de nosotros mismos. Es decir, de la autoestima», señala Molina.

7. Autoestima: camino al bienestar. Para hacer que mejore, esta psicóloga recomienda que «nos aceptemos, tengamos confianza plena en lo que hacemos, nos cuidemos a nosotros mismos, seamos autosuficientes emocionales, aprendamos a poner límites, realicemos autocrítica constructiva, sepamos que somos los únicos responsables de lo que nos pasa, nos dediquemos un momento al día solo para nosotros, y apostemos por el sentido del humor, entre otras muchas cosas que podemos hacer».

8. Aceptación, pero no olvido. No se olvida, se supera, dice Molina. «Superamos relaciones, miedos, malestares, frustaciones, pérdidas y heridas emocionales. Eso sí, el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional y pensar constantemente en borrar nuestros recuerdos negativos no hará más que hacerlos más conscientes», afirma. Por eso para que un malestar se supere no podemos negar que exista, necesitamos admitirlo para cambiarlo», añade.

9. Críticas, ¿constructivas o destructivas? Lo que diferenciará que una crítica sea catalogada de constructiva o destructiva será la intención con la que se dice, las palabras que se escogen y la manera de decirla. «Pero por muy destructiva que sea la crítica, si no se le da importancia, no se vivirá como una ofensa». «Asimismo, cuando seamos nosotros los que formulemos la crítica, no debemos ser apresurados a la hora de opinar, debemos dejar claro el aprecio, basarla en el respeto, y expresarla en el momento adecuado… además de ser conscientes de que el otro tiene derecho a réplica», recuerda.

10. La comunicación, por último, como base del equilibrio emocional. Resulta imprescindible saber comunicarnos, entendernos y comprendernos los unos a los otros. Una buena o mala comunicación puede marcar la diferencia entre tener una vida feliz o tenerla llena de problemas. Para que la comunicación sea efectiva y emocionalmente sana partiremos de las siguientes premisas: Tendremos la actitud adecuada, nos centraremos en un tema en concreto, escucharemos con atención, nos expresaremos de forma clara y directa, diremos lo que pensamos y sentimos, aceptaremos la opinión del otro, no daremos nada por supuesto, preguntaremos, y seremos coherentes con lo que decimos y lo que expresamos de una manera no verbal.

Adriana – 20 cosas que la persona mentalmente fuerte no hace

Gustavo Aldunate
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1. Vivir en el pasado

Individuos mentalmente fuertes se centran en el momento presente y en el futuro próximo. Ellos entienden que el pasado esta fuera de su alcance y que el futuro lejano es demasiado impredecible como para tenerlo en cuenta.

2. Permanecer en la zona de confort

La zona de confort es un lugar peligroso, un oscuro abismo donde cualquiera que permanece allí por mucho tiempo se termina perdiendo. Mantenerse dentro de la zona de confort es renunciar a la vida.

3. Omitir las opiniones de los demás

Sólo los necios creen ser suficientemente buenos en todos los aspectos. Cuando se trata de una lluvia de ideas, éstas pueden ser tan forzadas como capturadas. Una buena idea es una buena idea, independientemente de si se me ocurrió a mí o no. No dejes que tu ego saque lo mejor de ti; si alguien te ofrece un consejo, tómalo.

4. Evitar el cambio

Lo que la gente mentalmente fuerte entiende y los demás, no es que el cambio es inevitable. No tiene sentido tratar de evitar lo inevitable. Por lo tanto, tratar de evitar el cambio no tiene sentido; es una mera pérdida de tiempo y energía.

5. Mantener una mente cerrada

Uno nunca sabe todo. Incluso las cosas que uno cree saber, posiblemente no sean totalmente verdaderas. Si uno mantiene una mente cerrada, uno se impide a sí mismo aprender nuevas cosas. Si dejas de aprender, dejas de vivir.

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6. Dejar que los demás tomen decisiones por ellos

Solo usted debe tomar sus propias decisiones; no podemos permitir que otros las tomen por nosotros. Todo lo que esto hace es trasladar la responsabilidad de uno hacia otra persona, pero al final quien termina fracasando es uno mismo.

7. Ponerse celoso por el éxito de los otros

Uno debería ponerse feliz cuando los demás tienen éxito. Si ellos pueden lograrlo, uno también puede. El éxito de los demás no significa, de ninguna manera, que se disminuyen las probabilidades de que usted tenga éxito. En todo caso, esto nos debe motivar para seguir empujando hacia adelante y, así, conseguir el éxito.

8. Pensar en las posibilidades de fracaso

Nuestros pensamientos controlan nuestra perspectiva; nuestra perspectiva controla nuestro éxito. La gente mentalmente fuerte entiende esto y lo usa a su favor. Siempre existe la posibilidad de fracasar, pero mientras existe la chance de triunfar, vale la pena hacer el esfuerzo.

9. Sentir pena por sí mismos

Cosas malas siempre suceden. La vida puede ser muy dura. La gente se lastima; otros mueren. La vida no es todo color de rosa. Uno se caerá del caballo una y otra vez. La cuestión es si uno es lo suficientemente fuerte como para volver a levantarse.

10. Concentrarse en sus debilidades

Aunque trabajar en nuestras debilidades tiene sus beneficios, es más importante concentrarse en potenciar nuestras fortalezas. La persona más completa no es quien llega más lejos en la vida. Ser del promedio en todos tus aspectos te convierte en alguien promedio. Sin embargo, el dominio de ciertas habilidades o rasgos te permitirá vencer a los demás con menos esfuerzo.

11. Tratar de complacer a la gente

Un trabajo bien hecho es un trabajo bien hecho, sin importar quién esté juzgando el producto final. Uno no puede complacer a todo el mundo, pero siempre podemos hacer nuestro mayor esfuerzo.

12. Culparse a sí mismos por cosas que están fuera de su control

La gente mentalmente fuerte sabe qué cosas puede controlar, y sabe lo que no puede controlar, y por eso, evita pensar en lo que escapa de sus manos.

13. Ser impaciente

La paciencia no es solo una virtud; es “LA” virtud. La mayoría de la gente no fracasa porque no es lo suficientemente buena o porque es incapaz de triunfar. Esa gente falla porque es impaciente y se rinde antes de tiempo.

14. Ser malentendido

La comunicación es clave para que cualquier sistema funcione correctamente. Cuando se trata de personas, las cosas se tornan un poco más difíciles. No es suficiente solo con entregar la información; si los oyentes no te entienden, el mensaje no se recibirá correctamente. La gente mentalmente fuerte realiza su mayor esfuerzo por ser entendida, y además, tiene la paciencia necesaria para aclarar cualquier malentendido.

15. Sentir que los demás están en deuda contigo

Nadie te debe nada en la vida. Uno nace; lo que resta depende de nosotros mismos. La vida no nos debe nada. Los demás no nos deben nada. Si uno quiere conseguir algo en la vida, solo te lo debes a ti mismo; está en uno salir a buscarlo. En la vida, no existen las limosnas.

16. Repetir los mismos errores

Comete un error una vez, está bien. Comete el mismo error dos veces… no esta tan bien. Comete el mismo error por tercera vez, deberías considerar alejarte del alcohol y las drogas. Tú eres estúpido o estás bajo los efectos de la droga.

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17. Ceder ante sus miedos

El mundo puede ser un lugar escalofriante. Hay cosas que nos asustan y tenemos razón en tener miedo, pero la mayoría de nuestros miedos son ilógicos. Si sabes que quieres probar algo, pruébalo. Si tienes miedo, entiende que tener miedo al fracaso significa que tener éxito es muy importante para ti.

18. Actuar sin pensar

La gente mentalmente fuerte sabe que no debe apresurar sus decisiones. Si tienes el tiempo para reflexionar sobre algo y cubrir todos sus aspectos, entonces hazlo. No hacerlo es pura pereza.

19. Rechazar la ayuda de otros

Tú no eres Superman; no puedes hacer todo. Incluso si pudieras, ¿por qué lo harías? Si otros te ofrecen su ayuda, acéptala. Sé social. Escucha las ideas de los demás y observa cómo ellos actúan. Puedes aprender algo. Si no, tú puedes enseñarles algo y hacer lo que los humanos solemos hacer: sociabilizar.

20. Tirar la toalla (rendirse)

La mayor debilidad de los humanos es rendirse –poner un punto final, tirar la toalla–. Las personas mentalmente fuertes realizan las cosas de cierta manera. Solo haz las cosas que son importantes para ti; olvídate de lo que no te importa. Si son importantes para ti, persíguelas hasta tener éxito. Sin excepciones.

​El condicionamiento clásico y sus experimentos más importantes

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El resumen definitivo sobre el Condicionamiento pavloviano.

El condicionamiento clásico y sus experimentos más importantes

El Condicionamiento clásico (oCondicionamiento pavloviano) es uno de los temas introductorios que se estudian en la carrera de psicología, y es uno de los principios básicos del aprendizaje.

Por eso, seguramente todos los psicólogos y maestros tienen conocimiento sobre su importancia en el aprendizaje asociativo o en la formación de patologías como las fobias. Son pocos los que no conocen a Iván Pavlov y sus experimentos con perros. Para aquellos que todavía no lo conocen, a continuación explicamos su teoría al detalle.

El Condicionamiento clásico, explicado

Una de las características más importantes de este tipo de aprendizaje es que implica respuestas automáticas o reflejas, no conductas voluntarias (a diferencia delCondicionamiento operante o instrumental). Se denominó «condicionamiento clásico» a la creación de una conexión entre un estímulo nuevo y un reflejo ya existente, por tanto, es un tipo de aprendizaje según el cual un estímulo originalmente neutro, que no provoca una respuesta, llega a poder provocarla gracias a la conexión asociativa de este estímulo con el estímulo que normalmente provoca dicha respuesta.

El Condicionamiento clásico sentó las bases del conductismo, una de las escuelas más importantes de la psicología, y nace como consecuencia de los estudios Pavlov, un psicólogo ruso que se interesó por la fisiología de la digestión, especialmente en los reflejos de salivación en perros.

El famoso experimento de los perros de Pavlov: El reflejo condicionado

Las investigaciones de Pavlov son una de las bases de las ciencias del comportamiento. En sus investigaciones iniciales, Pavlov había observado que tras poner alimentos en la boca de del perro que estaba investigando, éste empezaba a segregar saliva procedente de determinadas glándulas. Pavlov denominó este fenómeno como «reflejo de salivación».

Al realizar el experimento en repetidas ocasiones, observó que su presencia (la del propio Pavlov) causaba que el perro empezara a segregar saliva sin tener la comida presente,pues había aprendido que cuando Pavlov se presentaba en el laboratorio, iba a recibir comida. Entonces, para poder saber si estaba en lo cierto, puso un separador entre el perro y la comida, de esta manera el can no podía visualizarla. El investigador introducía el alimento por una compuerta y registraba la salivación del animal.

Más adelante, Pavlov empezó a aplicar distintos estímulos (auditivos y visuales) que entonces eran neutros, justo antes de servirle la comida al perro. Sus resultados indicaron que, tras varias aplicaciones, el animal asociaba los estímulos (ahora estímulos condicionados) con la comida. Pavlov llamó “reflejo condicionado” a la salivación que se producía tras esta asociación.

La teoría del Condicionamiento clásico: conceptos generales

El Condicionamiento clásico también se denomina modelo estímulo-respuesta o aprendizaje por asociaciones (E-R). Los resultados de sus investigaciones, le valieron a Pavlov el premio Nobel en 1904.

En el proceso, diseñó el esquema del Condicionamiento clásico a partir de sus observaciones:

  • El Estímulo Incondicionado (EI) es un estímulo que de manera automática provoca una respuesta del organismo.
  • La Respuesta Incondicionada (RI) es la respuesta que ocurre en el organismo de manera automática cuando está presente un estímulo incondicionado. Para Pavlov sería la cantidad de saliva que el perro segregaba cuando se le presentaba la comida.
  • El Estímulo neutro (EN) es un estímulo que cuando está presente en el medio no provoca ningún tipo de respuesta en el organismo.
  • Cuando un estímulo neutro se ha asociado temporalmente con un estímulo incondicionado, éste pasa a ser Estímulo Condicionado (EC), ya que es capaz por sí mismo de provocar una respuesta parecida a la que provocaba el estímulo incondicionado.
  • La Respuesta Condicionada (RC) es la respuesta que aparece al presentarse sólo el estímulo condicionado. Para Pavlov sería la cantidad de saliva que segregaban los perros cuando se les presentaba sólo el estímulo auditivo o visual.
  • Generalmente la RC es más débil que la RI y tiene una mayor latencia, es decir, tarda más en darse una vez que el estímulo está presente.

Las aportaciones de Watson al conductismo

Fascinado por los descubrimientos de Pavlov, John Watson propuso que el proceso de Condicionamiento clásico podía explicar también el aprendizaje en los humanos. Como conductista clásico, pensó que las emociones también se aprendían mediante la asociación condicionada, y de hecho, pensó que las diferencias en el comportamiento entre humanos eran provocadas por las distintas experiencias que cada uno vivía.

El experimento del pequeño Albert (de John Watson)

Para ello, llevó a cabo “el experimento con el pequeño Albert”, un bebé de 11 meses, junto con su colaboradora Rosalie Rayner, en la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos), pues pretendía averiguar si es posible condicionar a un animal cuando éste se asocia a un ruido fuerte (golpe de martillo sobre una tabla metálica) que provoca una respuesta de miedo.

La asociación del golpe de un martillo sobre la tabla de metal (EI) y la presencia de una rata blanca (EC) que previamente era un estímulo neutro, acabó por provocar una respuesta emocional de miedo (RC) ante la sola presencia de la rata, demostrando así que el miedo podía ser aprendido por condicionamiento clásico. Este es el mecanismo más habitual de adquisición de fobias. Huelga decir que este experimento no se podría realizar hoy en día, puesto que sobrepasa los límites de la ética científica.

Puedes descubrir más sobre el experimento del pequeño Albert entrando en este post:

«Los 10 experimentos psicológicos más perturbadores de la historia»

En 1913, Watson publicó un artículo llamado Psychology as the behaviorist views it, yproponía analizar la psicología desde el análisis de la conducta observable en lugar de hacerlo desde el análisis de la conciencia, perspectiva vigente hasta entonces. Con este fin, propuso la eliminación de la introspección como método válido para la psicología, sustituyéndolo por la observación y la experimentación objetivas.

Aida. los niños expresan nuestros conflictos


Una de las primeras preguntas que uno se hace cuando empieza a descubrir la biodescodificación es¿Qué pasa con las enfermedades o síntomas que padecen los niños? ¿también ellos tienen conflictos inconscientes? y la respuesta nunca es fácil… claro que tienen conflictos inconscientes, pero no de la misma forma que nosotros, son conflictos que nacen de sus necesidades no satisfechas que cuando son muy pequeños son necesidades tan básicas como comer, dormir y el afecto en forma de contacto físico y a medida que vamos creciendo las necesidades se van volviendo más complejas…

Cada vez tenemos más información respecto a lo que sienten y lo que viven los niños en cada edad, y  hay muchos autores que estan de acuerdo en el hecho de que a nivel emocional, la madre y el niño están totalmente conectados desde la concepción hasta que el niño tiene 7 años, incluso hay autores como Laura Gutman que sostienen que los niños hasta los 3 años experimentan una fusión emocional con la madre, comparten con ella todo su campo emocional, así el niño vive como suyas las emociones de la madre porque en este momento, todavía no puede distinguir entre unas y otras…

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En biodescodificación sabemos que existe un periodo al que llamamos proyecto sentido, que va desde la concepción hasta los 3 años, donde se graban multitud de programas que vamos a desarrollar a lo largo de nuestra vida… se graban programas de si somos deseados o no desados, se graba toda la información de la situación de la pareja o de la familia en ese momento, todas las emociones de la madre, sus conflictos, sus dudas, se graban las situaciones sociales o históricas del lugar donde estamos, toda la información del embarazo, también información sobre como hemos llegado al mundo, como se ha recibido al bebé y todas y cada una de las experiencias propias del niño y de la madre durante este tiempo.

Hasta los siete años, los niños son una auténtica esponja emocional, porque como todavía no tienen el neocórtex totalmente desarrollado, son especialmente sensibles a las emociones, que son el lenguaje que les es propio y además las perciben de forma limpia, sin contaminación racional alguna.

Y así es como los niños, a través de las enfermedades y síntomas que padecen, nos están reflejando nuestros propios conflictos inconscientes, como el más amoroso de nuestros espejos: un niño que tiene a menudo dolor de barriga puede estar expresando una dificultad de la madre para digerir algo que le está ocurriendo, o un niño que se enferma de bronquitis o que tiene asma habitualmente está denunciando un ambiente tóxico en casa y dificultades de relación en su entorno más cercano o un niño con otitis frecuentes está expresando una irritación de la madre por escuchar algo que no quiere oír…

Dejando atrás la culpa, si queremos ayudar a nuestros hijos pequeños a que estén más sanos, si queremos evitarles sufrimiento, ocupémonos de nosotros mismos, tomemos conciencia de nuestras emociones, expresemos como nos sentimos, hablemos, busquemos ayuda… pero sobretodo no hagamos como que no pasa nada, porque ellos, los niños, perciben desde su inocencia muchísimo más de lo que nos parece y están dispuestos a mostrárnoslo incansablemente… así que acojamos la oportunidad que nos da la vida para crecer y hacernos cargo de nosotros mismos. Y sería fantástico aprovechar para expresarles como nos sentimos, para que ellos puedan distinguir lo que no es suyo y empezar a poner palabras a las emociones que están sintiendo…

A veces ocurre que trabajando con la mamá no encontramos nada relacionado con este malestar del niño… entonces es muy habitual que los niños estén expresando un conflicto del clan, de hecho siempre que un niño nace con una enfermedad congénita es algo que obviamente no es suyo, y va a ser muy útil hacer el estudio del árbol genealógico, para tratar de entender que está reparando este niño con esta enfermedad y así poder liberar al niño y al clan.

Todo lo que le ocurre al padre también va a influir al niño, pero de otra forma, de hecho el niño lo va a sentir pero a través de la madre y con las emociones de la madre, por lo que hemos dicho de la conexión… Es decir que si por ejemplo el papá se queda sin empleo y la mamá no se siente preocupada porque confía en que va a encontrar algo pronto, no le da importancia porque son cosas que pasan y piensa que de alguna forma van a salir de esta… aunque el padre se sienta muy frustrado o tenga miedo a la escasez o se sienta deprimido… el niño no va a sentir estas emociones como si fueran suyas, y  en cambio si la mamá lo vive con angustia y sufrimiento, el niño va a vivir esa angustia como propia y puede que la exprese a través del cuerpo, que es la via más directa para que los niños expresen las emociones que no pueden comprender.

Así como la mamá va a ser el punto de referencia desde la concepción hasta los 7 años, el papá va a ser clave desde los 7 a los 14, época importante para incorporar aprendizajes que tienen que ver con los límites, las consecuencias de nuestras acciones en los demás, las normas, la autoridad, la sociabilidad… pero esto ya es otro tema porque a partir de los 7 años, el niño ya empieza a expresar sus propios conflictos y justamente la figura del padre a partir de esta edad ayuda a diluir esta fusión con la madre, permite que el niño sea más autónomo y que se empiece a regular por el mismo

Aida. SI TODO TE LO TOMAS PERSONAL, VIVIRÁS OFENDIDO LA MAYOR PARTE DE TU VIDA

by Aleja

SI TODO TE LO TOMAS PERSONAL, VIVIRÁS OFENDIDO LA MAYOR PARTE DE TU VIDA

Solemos preocuparnos por lo que los demás nos dicen, solemos ofendernos y sentirnos lastimados por los mensajes que alguien dirige hacia nosotros, pero si vemos la vida de una manera más práctica y evitamos que sea el ego el que reaccione a lo que recibe, podemos darnos cuenta de que cuando interactuamos con otra persona, lo que ella manifiesta a través de sus palabras y acciones, poco tiene que ver con nosotros, es el reflejo de sus propios conflictos internos.

Cada persona lidia una batalla interna, su enojo, su insatisfacción, la inconformidad, la brecha que existe entre lo que anhela y lo que vive, sale de sus acciones como un reflejo de su propio interior que no ha podido resolver. Cada uno ve al mundo desde sus cristales, desde su verdad y desde allí se manifiesta.

Inclusive cuando dejamos de prestarle atención a aquello que no queremos recibir, veremos como paulatinamente nos vemos expuestos a ese tipo de situaciones, cuando nos centramos y le damos vuelta a la cabeza y armamos un drama, armonizamos con esa energía, bajo la cual la otra persona, entra en resonancia para drenar aquello que le perturba en su interior.

Así que no tomarnos nada como personal, que de hecho es uno de los acuerdos de la sabiduría tolteca, nos permitirá vivir y transitar nuestro camino sin cargas que no nos pertenecen. Escucha con los oídos del corazón, trata de ver si hay alguna manera de mostrarle a esa persona que se dirige a nosotros con un mensaje que no nos sentimos agradados de recibir, de ayudar a dar luz a su interior, para que pueda proyectar algo diferente.

Lo importante es no vernos afectados, cubrirnos de teflón y que no nos lastime, cuando nos victimizamos, cuando nos sentimos mal, nos restamos el poder de reaccionar de la manera más conveniente a las situaciones de la vida, nada ni nadie tiene el poder de ofendernos, somos nosotros los que donamos ese poder, somos responsables de nuestras emociones y de nuestros pensamientos.

Que nadie nos turbe con sus cargas, si no podemos ayudarlos, al menos ayudémonos a nosotros mismos, tomando el control de lo que recibimos, así actuaremos sin involucrar al ego, que siempre se siente amenazado, que es susceptible a la crítica, al enfado ajeno, a los juicios… Y esa defensa permanente, cuando nos identificamos con ella, nos hace sentirnos frecuentemente ofendidos por otros.

Actuemos con ligereza, sin reaccionar de manera emocional ante lo negativo que recibimos, inclusive el ego puede transformar lo positivo que recibimos en algo nocivo para nosotros, alimentando nuestra vanidad o cualquier otra cualidad neta de él. Dejar de identificarnos con esas emociones nos aporta libertad y tranquilidad, que son las bases donde podemos fundamentar nuestra real felicidad.

Que se nos haga un agravio no significa nada, a menos que insistamos en recordarlo. ― Confucio

-Sara Tibet-


de Consejos del Conejo.

El rasgo de la personalidad que aumenta en un 48% el riesgo de sufrir demencia

http://www.rinconpsicologia.com/

¿Te exaltas prácticamente por todo?
¿Te enfadas cuando algo no marcha como tenías previsto?
¿Te estresas por los pequeños contratiempos del día a día?
Cada una de estas emociones y estados de ánimo tienen un impacto sobre tu cuerpo y, obviamente, sobre el cerebro. Podemos comprender las emociones como pequeñas gotas. Por sí solas, no pueden causar un gran daño e incluso pueden pasar desapercibidas para el organismo, pero cuando se acumulan, día tras día, pueden llegar a colmar el vaso.
La Medicina tradicional ha tardado mucho en reconocer el impacto de las emociones y las características de personalidad en la aparición y el agravamiento de las enfermedades, pero en la actualidad se están llevando a cabo numerosos estudios que demuestran el impacto que el estado emocional tiene sobre nuestra salud.

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