El 14 de diciembre de 2009, la NASA envió al espacio uno de sus proyectos más ambiciosos: el telescopio WISE. Su objetivo no era otro que escanear el universo lejano, donde descubrió miles de planetas menores y cúmulos estelares, generando con ellos un completo mapa del cielo. También tuvo un papel muy importante en el descubrimiento de asteroides troyanos. Pero dos años después, su misión estaba cumplida. Inicialmente se optó por ponerlo en hibernación; pero, después, los científicos del proyecto decidieron darle un nuevo uso. Lo sacaron del modo de hibernación, lo rebautizaron como NEOWISE y lo pusieron a realizar la encomiable tarea de buscar objetos que pudiesen ser amenazas para la Tierra.
Ese ha sido su trabajo hasta este verano, cuando finalmente se dio por terminada su misión. Desde entonces ha estado vagando por el espacio, pero finalmente el pasado 1 de noviembre se quemó al atravesar la atmósfera de la Tierra.
No ha sido un accidente. Normalmente es lo esperable cuando se jubila un instrumento como NEOWISE. Su situación sigue bajo la supervisión de los científicos, que continúan atentos para comprobar que no genera ningún tipo de incidente. Hasta que finalmente se queman, permanecen convertidos en basura espacial y eso es peligroso para otros instrumentos e incluso para las observaciones desde la Tierra. Pero ese es otro tema.
Volviendo a NEOWISE, en todo este tiempo ha realizado una encomiable tarea. Su jubilación ha sido más que merecida, aunque, como es habitual en los instrumentos espaciales, su forma de celebrarla haya sido convertirse en un puñado de llamas.
El largo viaje de NEOWISE
No debemos confundir este telescopio con el cometa que lleva su nombre. Este se hizo muy famoso en 2020, cuando nos amenizó el año de la pandemia con un bonito espectáculo celestial.
Se podía ver a simple vista, pero también muchísimos los astrofotógrafos captaron imágenes de este cometa cuyo nombre se debe precisamente a que fue descubierto por el telescopio NEOWISE. Fue uno de los objetos cercanos a la Tierra monitorizados por este proyecto de la NASA; pero, como el resto, finalmente ayudó a descubrir que no eran un peligro.
En todos estos años NEOWISE ha detectado muchos objetos que a bote pronto podrían convertirse en amenazas, pero cuyas trayectorias finalmente no se han acercado lo suficiente para suponer un riesgo. Aun así, a medida que se iban descubriendo nuevos objetos cercanos a la Tierra (NEOs), las agencias espaciales iban comprendiendo la necesidad de poner en marcha un plan por si hubiese que desviar alguno de esos asteroides o cometas. Fue así como nació la misión DART, que en 2022 logró impactar exitosamente contra un asteroide, desviando ligeramente su trayectoria.
Sin un telescopio como NEOWISE, capaz de captar las amenazas, DART no servirá de nada.
Última imagen tomada por NEOWISE. Crédito: NASA/JPL-Caltech/IPAC/UCLA
Entonces, ¿qué pasará ahora?
NEOWISE ha desaparecido tras quemarse en su reentrada en la atmósfera terrestre. Incluso ha tenido tiempo de enviar una última foto, de la constelación de Fornax. Pero ya no volverá. ¿Quién nos avisará ahora de la cercanía de objetos peligrosos? Hay varios instrumentos destinados a ese fin, pero ninguno tan potente como NEOWISE. Por suerte, la NASA ya está preparando a su sustituto. Se llama NEO Surveyor y planean lanzarlo en 2028.
Mientras tanto, que no cunda el pánico. Hay otros telescopios, como el sistema ATLAS, con una misión similar. Tenemos muchos más ojos sobre el cielo de los que podríamos creer.
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