Archivo de la categoría: PSICOLOGÍA- CEREBRO

Por qué ser perfeccionista no es algo bueno como muchos creen

Por qué ser perfeccionista no es algo bueno como muchos creen

A menudo, el perfeccionismo es considerado como un rasgo positivo, hasta el punto de que autocalificarse como “un poco perfeccionista” se convirtió casi en un lugar común en las entrevistas de trabajo. ¿Es realmente así?

BBC Mundo

Muchos suelen alardear de ser perfeccionistas. Pero nuevas investigaciones muestran que la gente prefiere a los colegas que tienen expectativas realistas.

Cuando escuchas la palabra «perfeccionista», puede que te venga inmediatamente a la mente alguna persona en particular: un jefe, un colega o incluso un amigo del trabajo cuyos estándares tienen muy poco que ver con la realidad.

Ellos esperan lo imposible de ellos mismos o de los demás, dedican horas y horas a hacer cambios invisibles que solo ellos ven, y luego llegan al final de la semana totalmente agotados.

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LAS SABIAS RESPUESTAS DE RUMI

Preguntaron a Rumi, maestro espiritual persa del siglo XIII:

¿El qué es veneno?

– Cualquier cosa más allá de lo que necesitamos es veneno.
Puede ser poder, pereza, comida, ego, ambición, miedo, rabia o lo que sea.

¿Qué es el miedo?

– La no aceptación de la incertidumbre.
Si aceptamos la incertidumbre, se convierte en aventura.

¿Qué es la envidia?

– La no aceptación del bien en el otro. Si aceptamos su bien, se convierte en inspiración.

¿Qué es la ira?

– La no aceptación de lo que está más allá de nuestro control.
Si lo aceptamos, se convierte en tolerancia.

¿Qué es el odio?

– La no aceptación de las personas como son.
Si aceptamos incondicionalmente, a continuación, se convierte en amor.

¿Y qué es la madurez espiritual?

“Es cuando dejas de tratar de cambiar a los demás y te centras en el cambio de ti mismo.
Es cuando aceptas a las personas como son.
Es cuando comprendes que todo el mundo está acertado en su propia perspectiva.
Es cuando aprendes a «dejar ir»
Es cuando eres capaz de no tener «expectativas» en una relación y das por el bien de dar.
Es cuando comprendes que lo que haces, lo haces para tu propia paz.
Es cuando dejas de demostrarle al mundo lo inteligente que eres.
Es cuando no buscas la aprobación de otros.
Es cuando dejas de compararte con otros.
Es cuando estás en paz contigo mismo.
Madurez espiritual es cuando eres capaz de distinguir entre «necesitar» y «querer» y eres capaz de dejar ir a tu querer.

¡Y por último y muy importante!

Ganas madurez espiritual cuando dejas de anexar «felicidad» a las cosas materiales.»

(Visto en https://www.tunuevainformacion.com/)

Personas que siempre quieren tener la razón

Hay personas que siempre quieren tener la razón. Desean ganar a toda costa. Y aunque desmontes uno a uno sus argumentos, no darán su brazo a torcer. Es como si les fuera la vida en ello. Y de cierta forma es así porque han construido su identidad alrededor de esa necesidad imperiosa de estar en lo cierto e imponer su opinión a los demás.

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Cómo controlar tus pesadillas para que no te controlen a ti

Un investigador experto en este tema sostiene que aprender a controlar los sueños podría ayudar a evitar pesadillas en un nuevo confinamiento.

Cómo controlar tus pesadillas para que ellas no te controlen a ti

Ahora que se intuye la posibilidad de un nuevo confinamiento, muchas personas aprovechan para pensar qué facetas podrían mejorar con respecto al anterior: comer más sano, hacer más ejercicio, empezar nuevos hobbies… ¿Pero qué hay del sueño? El insomnio y las pesadillas supusieron dos de los mayores quebraderos de cabeza de muchos confinados. De cara a un posible nuevo encierro estaría bien recurrir a estrategias que nos ayuden a dormir mejor; pero, a la hora de la verdad, lo óptimo sería que fuésemos capaces de controlar los sueños.

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La ilusión de Moisés, o por qué somos más fáciles de engañar de lo que pensamos

Détente un segundo y responde a estas simples preguntas:

En la Biblia, ¿qué animal se tragó a Jonás?

¿Cuántos animales de cada tipo llevó Moisés en el arca?

Si eres como la mayoría de las personas, habrás respondido “ballena” a la primera pregunta y habrás dicho “dos” a la segunda. Muy pocos se dan cuenta de que no fue Moisés, sino Noé, quien construyó el arca en la Biblia.

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Cómo el cerebro construye un sentido de sí mismo a partir de las personas que nos rodean – nueva investigación

Somos muy sensibles a las personas que nos rodean. Cuando somos bebés, observamos a nuestros padres y maestros, y de ellos aprendemos a caminar, hablar, leer y usar teléfonos inteligentes. Parece que no hay límite para la complejidad del comportamiento que podemos adquirir del aprendizaje observacional.

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LA KETAMINA PUEDE DESCONECTAR TEMPORALMENTE EL CEREBRO

Las experiencias ‘extracorporales’ que la ketamina genera en pacientes humanos son bastante conocidas, pero los científicos estiman ahora que se podría convertir este comportamiento del cerebro en una herramienta para tratar enfermedades neurológicas.

Imagen ilustrativaPixabay / geralt

Una serie de experimentos con ovejas para desarrollar tratamientos contra la hereditaria enfermedad de Huntington ha llevado a los científicos a un descubrimiento sorpresa.

Cuando aplicaron altas dosis del analgésico ketamina a los animales, registraron en sus cerebros un estado cercano a la muerte, pero el tejido neuronal volvía a operar minutos después.

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Ecuanimidad, dejar que todo fluya y que nada influya

La ecuanimidad nos permite mantener la calma y la serenidad en medio de la tormenta. Es una cualidad imprescindible para afrontar la adversidad sin venirnos abajo y, sin embargo, es una de las más difíciles de desarrollar ya que normalmente nos movemos al ritmo que marcan las emociones.

Cuando dejamos que los pensamientos negativos campen a sus anchas y las emociones tomen el mando es difícil encontrar la serenidad y equidistancia necesarias para tomar buenas decisiones. Entonces corremos el riesgo de caer en una espiral autodestructiva.

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Tenemos los códigos neuronales para interpretar los pensamientos

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay
Los científicos llevan tiempo intentando construir un entendimiento común y compartido (una ontología) del conocimiento humano que incluya la biología del cerebro.

El pasado octubre, un equipo de investigadores de la Universidad Carnegie Mellon liderado por Marcel Just, director del Centro de Imágenes Cognitivas del Cerebro (CCBI) de la citada universidad, anunció en la revista Cerebral Cortex un logro significativo en este proceso.

Pudo determinar dónde ocurre la representación de conceptos abstractos en el cerebro humano y comprobar, por ejemplo, cómo se representa neuronalmente el concepto “manzana”.

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LA ACTITUD DEL VICTIMISMO

Hacerse la víctima consiste en “quejarse excesivamente buscando la compasión de los demás”, según la RAE, pero las quejas son solo la punta del iceberg del victimismo, un rasgo de la personalidad que abarca una variada gama de comportamientos no adaptados a la realidad.

Llamamos “victimismo” a la utilización del sufrimiento como recurso de modo habitual. Esta actitud supone una trampa, en el sentido de que constituye uno de los mayores obstáculos para la evolución personal.

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El cerebro construye puentes a través del tiempo

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay
 Una investigación desarrollada en la Universidad de Columbia ha descubierto cómo el cerebro construye puentes a través del tiempo para desarrollar la memoria.

El cerebro tiene la sorprendente capacidad de recordar y conectar eventos separados en el tiempo.

Puede registrar un episodio y asociarlo con un ruido o una imagen. Cada vez que presenciamos ese elemento asociado, recordamos el evento.

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Lo que aceptas te transforma; lo que niegas te somete: Carl Jung

A menudo se escucha que el sufrimiento y en general las adversidades son importantes potenciales de crecimiento. Esto es algo que encontramos en todas las tradiciones religiosas y filosóficas, por ejemplo, en la popular frase «Lo que no te mata te hace más fuerte» (la cual viene de Nietzsche, pero cuya idea aparece mucho antes, entre los estoicos). El autor del Eclesiastés observa que la sabiduría y el sufrimiento están conectados: «Con la sabiduría viene mucho dolor; y con mayor conocimiento, más dolor».

Sin embargo, hay que precisar que el sufrimiento y la adversidad no necesariamente traen beneficios –bendiciones disfrazadas–, fuerza o crecimiento. Por el contrario, como resulta lógico, suelen traer destrucción, desesperanza, depresión, etc. ¿Por qué encontramos en las vidas de grandes personalidades de la historia episodios claves de sufrimiento y adversidad como medios de transformación? ¿En qué yace la diferencia?

Una de las formas de responder a esto es haciendo referencia a la noción de aceptación. Esto en dos sentidos interconectados. Por una parte la aceptación en su sentido biológico, de no ejercer una fuerza de choque sobre un fenómeno, una respuesta de estrés e inflamación. No gastar energía huyendo o peleando, cuando es posible simplemente esperar. La otra es una aceptación psicológica y espiritual que, de manera similar, no genera aversión o avidez ante un fenómeno.

La clave parece estar, en ambos casos, en que si algo negativo ocurre y somos capaces de no interferir demasiado lo que nos amenaza se disuelve, se revela como impermanente. Además, al no tener una respuesta violenta, podemos observar el fenómeno y aprender. Y acaso, también podemos aprender a soltar. En gran medida, esta parece ser la enseñanza estándar de un momento crítico de adversidad: soltar o renunciar a aquello innecesario –a veces incluso por la fuerza, pues de otra forma es imposible sanar– y, a través de ello, reconfigurar la experiencia con sólo lo esencial en la mira.

El psicólogo Carl Jung es especialmente relevante en este tema. Jung no sólo observó a cientos de pacientes atravesar momentos críticos y en muchos casos alcanzar, gracias a estos descensos o confrontaciones del alma o del inconsciente, una transformación: él mismo vivió una serie de episodios que transformaron su vida radicalmente. Esto ocurrió antes y durante la Primera Guerra Mundial, cuando tuvo una serie de episodios, posiblemente esquizofrénicos. En una de esas perlas de penetración psicológica que se encuentran abundantemente en su obra, Jung señala:

Aquellos que no aprenden nada de los hechos desagradables de sus vidas, fuerzan a la conciencia cósmica a que los reproduzca tantas veces como sea necesario para aprender lo que enseña el drama de lo sucedido. Lo que niegas te somete; lo que aceptas te transforma.

Aquí Jung claramente evoca su visión psicológica particular, basada en la teleología de la mente inconsciente que tiende por su propia cuenta, si el paciente es capaz de no interferir y traer a la luz los aspectos negativos de su mente, a integrarse, a formar una especie de profunda armonía con las corrientes vitales de la existencia. La aceptación es transformación, de una forma más dinámica y más positiva y numinosa que la sublimación de Sigmund Freud, más cercana a la noción de Nietzsche de una sublimación artística. El inconsciente mismo hace de la vida del individuo una obra de arte llena de significado, si este acepta lo que le sucede y pone atención a los mensajes del inconsciente y de la realidad misma como dimensión psíquica. Por otro lado, en la medida en la que el individuo se resiste a escuchar y aceptar lo que se le presenta, la fuerza oceánica del inconsciente no deja de producir eventos cada vez más tortuosos y complicados. Como dijera un alumno de Jung, James Hillman, «el alma, hasta que no obtiene lo que quiere, te enferma».

Evidentemente las ideas de Jung parten de un postulado difícil de aceptar para la ciencia, el hecho de que existe un sentido o telos inherente a la psique y que esta es lo fundamental (y no la materia). De cualquier manera no es difícil ver en estas ideas algo que podemos aplicar a la vida diaria, suscribiéndonos o no al psiquismo de Jung. Pues es cosa resonante con la experiencia cotidiana el hecho de que resistirse a cosas que se presentan y están fuera de nuestro control –las cuales ocurren todo el tiempo, aunque a veces somos tan arrogantes que no lo vemos– es una mala estrategia de salud.

Para concluir y ampliar el entendimiento de la aceptación, meditemos sobre una frase de Simone Weil, una de las grandes filósofas del siglo XX:

El espíritu no es forzado a creer en la existencia de nada… Es porque el único órgano de contacto con la existencia es la aceptación, el amor. Es porque la belleza y la realidad son idénticas. Es porque la alegría pura y el sentimiento de realidad son idénticos.

(Cahiers, 7)

Simone Weil iguala aquí el amor con la aceptación y en otras partes incluye en esta relación a la atención. Atención, aceptación y amor son de alguna manera sinónimos o, por lo menos, términos complementarios. El amor es un vaciarse de egoísmo, y por lo tanto del apego y de los juicios de valor. La aceptación es un modo de ascetismo a través del cual la percepción se transforma y se puede entonces percibir la realidad sin proyecciones. En la gracia –opuesta a la gravedad y al aferramiento– de la aceptación, el mundo se revela como luminoso, como constante epifanía. A través de los ojos de quien acepta –y ama– el mundo es pura belleza. Weil, siguiendo a Platón, creía que, de hecho, el mundo era la encarnación de una belleza infinita.

https://pijamasurf.com/2020/05/lo_que_aceptas_te_transforma_lo_que_niegas_te_somete_carl_jung/