Archivo de la categoría: frases y reflexiones

«Pacificar y unificar» Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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«¿Queréis una definición del trabajo espiritual? Es muy sencilla. Consiste en movilizar vuestros pensamientos, vuestros deseos e incluso todas las tendencias de vuestra naturaleza inferior para la realización de un ideal superior.
El Sol puede ayudaros a realizar este trabajo de unificación, de armonización.
Al mirarlo por la mañana, cuando sale, pensad que vuestra conciencia se acerca a vuestro propio Sol, a vuestro espíritu, a vuestro Yo superior, para fusionarse con él. Cuando hayáis logrado pacificar y unificar todas las fuerzas contrarias que tiran de vosotros, para lanzarlas en una única dirección, en una dirección luminosa, divina, os volveréis un foco tan poderoso que seréis capaces de irradiar a través del espacio, como el Sol.
Aquél que logra dominar a su naturaleza inferior ve, cada día, que el horizonte se despeja ante él. Ahora ya no es presa de sus viejos demonios y se siente libre para ensanchar el campo de su conciencia a todo el género humano y le envía, como el Sol, la luz y el amor que desbordan de él… Pero antes de poder irradiar, debe aprender a concentrar todas las potencias de su ser para orientarlas en una única y misma dirección.»

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«Prioridades» Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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«Muchos saben que dar la prioridad a la vida interior sobre las adquisiciones materiales, es una condición necesaria para su equilibrio y su desarrollo. ¿Por qué se comportan entonces como si no lo supiesen? Continuamente les vemos correr tras el dinero, los honores, la gloria. Y ¿cómo no iban a ser tentados? ¡Se habla tanto del éxito social! Los periódicos, la radio, la televisión, ensalzan cada día los éxitos de algunos individuos que han «triunfado». De esta manera, despiertan la envidia de otros, menos favorecidos, que están lejos de sospechar que toda esta gente tan admirada y famosa, no es verdaderamente feliz. ¿Por qué? Porque sienten confusamente que nada de lo que poseen les pertenece verdaderamente: están a merced de los acontecimientos, de las intrigas de sus rivales o de competidores que sabrán mostrarse más activos y más hábiles que ellos.
Por el contrario, aquél que ha trabajado para adquirir riquezas espirituales siente que éstas le pertenecen verdaderamente. Le permiten hacer frente a las dificultades que encuentra en su camino; y está siempre dispuesto a hacer que los demás se beneficien de ellas porque es consciente de que no sólo no perderá nada, sino que siendo generoso se enriquecerá aún más

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«Recursos» Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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«Si es cierto que a los humanos no les faltan recursos en el plano físico, es precisamente en el plano psíquico donde les han sido dadas las mayores posibilidades. Pero como son raramente conscientes de ello, no tratan de explotarlas y, ante el menor incidente, les vemos perder la cabeza, lamentarse, correr en busca de socorro material, cuando tienen dentro de ellos mismos tantos medios que les permitiría afrontar la situación.
El espiritualista es aquél que ha comprendido que, en las circunstancias difíciles, el espíritu es su único verdadero socorro. Empieza, pues, por entrar en sí mismo y se conecta con el mundo divino para recibir una luz que le inspirará la mejor conducta a adoptar, los mejores métodos a emplear. Por eso, pronto se le ve sosegado, confiado, dueño de la situación. Puede buscar después una ayuda material, pero que busque primero el socorro dentro de él. Si no, ¿cómo va a poder levantarse si ha perdido el control de sí mismo?»

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«Bellos encuentros» Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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«¿Cómo conservar vuestro amor y qué hacer para que dure el mayor tiempo posible?… Simplemente, evitar lanzaros sobre el ser que empezáis a amar para devorarlo. Porque tras esas grandes ebulliciones, muy pronto vendrá el hastío y perderéis vuestra inspiración y vuestro gozo. Como aquél que ha comido demasiado: la comida ya no le dice nada. ¡Los humanos siempre tienen tanta prisa para destruir todo aquéllo que puede embellecer su vida y darle un sentido! ¿Por qué sacrificar por unos minutos de placer este amor que les aporta todas las bendiciones, que les aporta el Cielo?
Habéis encontrado a una persona que os ha atraído inmediatamente. Es como un vaso lleno de una esencia preciosa que os sumerge en el éxtasis; ensancha vuestros horizontes y os revela las bellezas del cielo y de la tierra. Dad gracias al Señor por haberla encontrado, iluminaos, vivificaos, reforzaos junto a ella, pero mantened alguna distancia. Si escucháis bien este consejo y procuráis aplicarlo, nunca os veréis privados de bellos encuentros a lo largo de vuestra vida; y como sabréis apreciarlos, sabréis verdaderamente lo que es el amor.»

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«Pepitas de oro» Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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«Cada mañana, desde la aurora, el Sol proyecta por el espacio una profusión de pepitas de oro; y con estas pepitas de oro podemos llenar nuestro espíritu, nuestra alma, nuestro intelecto, nuestro corazón y también nuestro cuerpo físico. Todo nuestro organismo puede beneficiarse de este oro, desde el cerebro hasta los pies.
Existen diferentes clases de luz.
La que más necesita nuestro sistema nervioso y todo nuestro organismo es la luz que nos envía el Sol antes de su salida. Ésta es la luz más sutil, la más espiritual y actúa sobre nuestros cuerpos psíquicos. Por eso, si sabemos cómo mirar al Sol, algo se abre en nuestro plexo solar y empezamos a beber la luz. Es como un depósito que se llena de una quintaesencia preciosa. Cuando el depósito rebosa, ya sólo sentimos la necesidad de distribuir este elixir a todas las criaturas vivas. Y no hay mayor gozo que el de dar lo que hemos recibido del Sol

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«Naturalidad, sencillez» Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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«El discípulo de una enseñanza espiritual debe evitar las trampas de la vanidad, así como las de una falsa humildad que es, en realidad, otra forma de vanidad.
El verdadero espiritualista se manifiesta siempre con naturalidad, con sencillez. No tiene que llamar la atención con un comportamiento especial y unos aires misteriosos o inspirados. Diréis: «Pero, entonces, ¿no debemos mostrar en qué sentido trabajamos?» No, justamente no, porque no hay nada que mostrar. En aquél que trata de adquirir las verdaderas riquezas espirituales, estas riquezas acabarán revelándose. Puesto que ha emprendido un trabajo sobre sí mismo, poco a poco los rasgos de su cara, su porte, sus gestos, se expresarán en su favor. Siempre habrá ocasiones para que se manifiesten sus cualidades y los demás las notarán sin que él tenga que hacer nada para resaltarlas. Que deje que hable su trabajo interior: aunque no se dé cuenta, este trabajo dará testimonio de él

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AUNQUE NOS MURIÉRAMOS AL MORIRNOS

http://www.poemas-del-alma.com/gloria-fuertes-aunque-nos-murieramos-al-morirnos.htm

 

Aunque no nos muriéramos al morirnos,
le va bien a ese trance la palabra: Muerte.

Muerte es que no nos miren los que amamos,
muerte es quedarse solo, mudo y quieto
y no poder gritar que sigues vivo.

Lee todo en: AUNQUE NOS MURIÉRAMOS AL MORIRNOS – Poemas de Gloria Fuertes http://www.poemas-del-alma.com/gloria-fuertes-aunque-nos-murieramos-al-morirnos.htm#ixzz4Ha6DAI3p

«Reconciliaros en vuestro corazón» Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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«Un día abandonaréis la tierra y es importante que en el momento de partir os sintáis en armonía con todas las criaturas. Si hay algunas con las que estáis en conflicto, no dejéis que se prolongue esta situación, tratad de reconciliaros con ellas también, porque si no, esto se inscribirá en vosotros como una deuda que pagar. Y no esperéis al último momento.
Diréis que hay personas que ya nunca podréis ver y otras que no aceptarán jamás hacer las paces con vosotros. Admitámoslo… Pero podéis, con el pensamiento, buscar a estas personas y reconciliaros con ellas en vuestro corazón, en vuestra alma. Incluso si cuando se acerque la muerte no fuerais ya capaces de hacer gran cosa, os queda todavía la posibilidad de experimentar sentimientos de amor, de benevolencia hacia toda la creación, hacia los seres que os rodean, hacia aquéllos que habéis conocido. Tenéis que saber que el que ama es dueño de la muerte

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«Las estrellas» Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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«Cuando el cielo está claro, por la noche, deteneos un momento para contemplar las estrellas. Imaginaos que abandonáis la Tierra, sus luchas, sus tragedias, y que os volvéis un ciudadano del Cielo. A medida que ascendéis por el espacio, sentiréis que vuestra alma despliega unas antenas muy sutiles que le permiten comunicar con las regiones más alejadas y que Aquél que ha creado tantos mundos, los ha ciertamente poblado de criaturas más sabias, más bellas y más poderosas que los humanos. Porque cuando vemos a los humanos discutir, pelearse y matarse entre sí, ¿cómo podemos creer que el Creador haya puesto solamente en la Tierra -un grano de arena en la inmensidad- a sus criaturas más perfectas?
Al pensar que todas estas estrellas que contempláis existen desde hace miles de millones de años, que la Inteligencia que ha creado estos mundos es eterna y que vosotros habéis sido creados a su imagen, sentiréis que vuestro espíritu también es eterno

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«Una mano» Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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«En ciertas representaciones que se han hecho de él, Buda contempla su mano derecha. ¿Pero sólo la mira? En realidad, cuando Buda se concentra en su mano, entra en comunicación con la gran mano del Creador, es decir, con todo el universo, con los soles, las estrellas, las nebulosas. Y en esta mano del Creador, es la Vía láctea la que representa la línea de Saturno.
Si Buda se concentra en su mano, es porque una mano no es solamente un órgano físico que utilizamos como cualquier útil o instrumento: está impregnada de una materia fluídica gracias a la cual se comunica con los cuerpos sutiles de la naturaleza. Como Buda, el que se concentra en su mano, puede entrar en relación con el universo. Se siente él mismo en la mano del Creador, alimentado por las energías que recibe del centro de esta mano

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«Desarrollar esa parte divina de vosotros mismos» Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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«Estar sin hacer nada, no ha sido nunca la mejor manera de descansar. El mejor modo de descansar es cambiar de actividad. El trabajo espiritual, precisamente, es por naturaleza muy diferente de todas las otras actividades a las que estáis acostumbrados. No es como ir cada día al taller, a la fábrica o a la oficina para ganar vuestro sustento, a veces penosamente, y el de vuestra familia. En el trabajo espiritual, se trata de desarrollar esa parte divina de vosotros mismos que, en la existencia cotidiana, está ahogada y reprimida por toda clase de obligaciones y de preocupaciones.
Así pues, he aquí el mejor reposo: aprender a introducir en vosotros el orden y la armonía, permitir a vuestra naturaleza divina expandirse en la luz y el amor, con el fin de llegar a ser un día un factor benéfico para el mundo entero.»

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