Cuando en 1991 localicé las primeras publicaciones del Centro Tradicional Asgard, durante mi acercamiento a los grupos esotéricos nazis, creí haber identificado una nueva secta o sociedad secreta de inspiración blavanskiana, y decidí investigar este nuevo movimiento teosófico. En una carta que me dirigía en febrero de 1992 Santiago G., responsable del departamento de Relaciones Exteriores de Asgard, me sugería la lectura de varios títulos sobre ocultismo y esoterismo, de autores como Savitri Devi o Miguel Serrado. Títulos difíciles de conseguir en España, al estar censurados por numerosas distribuidoras, con lo cual, según me informaría Asgard, tan sólo podían ser adquiridos por correo, o en puntos de venta donde eran depositados personalmente por este grupo, como la librería esotérica El Sendero, de Madrid.
El Centro Tradicional Asgard además, contaba con una distribuidora bibliográfica llamada Nova Suévia que desde La Coruña, servía libros a toda España e incluso al extranjero. En el catálogo “Verano 92” de Nova Suévia se ofrecen libros de autores tan variados como René Laban, Inzo Nitobe, Julio Verne, Jean Cau, René Guenón, etc. Pero también se ofrecían otras de autores como J. M. Infiesta, conocidos por su vinculación a la extrema derecha española.
En aquella carta de Santiago G. se me ofrecía además la posibilidad de suscribirme a una publicación editada por Asgard llamada “Hiperbórea”, un ambicioso proyecto editorial sobre esoterismo tradicional, y cuidada presentación, que convertía cada número de “Hiperbórea” en un pequeño librito. Era tal la proyección que Asgard pretendía conseguir en el ámbito internacional, que cada número de “Hiperbórea” sería editado en diferentes idiomas (castellano, catalán, galaico-portugués, inglés, alemán, francés, ruso, etc), y distribuido, a través de sus delegaciones internacionales. Esto nos da una idea aproximada de la relevancia de tan ambicioso proyecto.
El primer número de “Hiperbórea” se abría, tras una presentación editorial, con un artículo de Miguel Serrano sobre la Weltanshauung, una compleja cosmogonía imaginada por Jörg Lanz von Liebenfels, a principios del siglo XX. Lanz, nacido el 1 de mayo de 1872, e influido por la obra de Guido von List primero, y Helena P. Blavatski después, había vestido hábito cisterciense con sólo 19 años, de ahí el notable conocimiento bíblico que muestran sus escritos, y su familiaridad con los movimientos sectarios del cristianismo -gnósticos, dualistas, templarios, rosacruces, etc.-. Lanz introdujo, con posterioridad a su abandono del Císter, un elemento nuevo en sus teorías esotérico-teologico-sociales: la veta cristiana, según la cual Cristo -Frauja, en nombre germánico antiguo- era un iniciado ario que se opuso a las fuerzas oscuras representadas por la sinagoga judía. A estos y a otros muchos movimientos sociales Lanz les otorgaba un grado biológico-existencial inferior al humano: mientras los arios eran los descendientes de los dioses, los pueblos «inferiores» eran los descendientes de los monos. Con esta pirueta Lanz incorporaba de un solo golpe la temática evolucionista a sus delirios místico-teosóficos, de un lado, y de otro introducía la antropología y zoología como ciencias de apoyo a su Welstanchaaung. El producto de todo esto sería la «teozoología» y su “bíblia” un libro de título ampuloso y enigmático: «La teozoología o los Simios de Sodoma y el Electrón de los Dioses”. Casi nada.
Con el paso de los años, Lanz contactaría con otros esoteristas alemanes, con los que se reuniría para debatir sus insólitas teorías, en las que mezclaba la Biblia, el ocultismo ario, los Mahatmas hinduistas, y la pureza racial. Reuniones que, salvando las distancias, podrían recordarnos las pintorescas asambleas de La Ballena Alegre, para debatir las insólitas teorías de Fernando Sesma. Sin embargo, y pese a lo absurdo de muchos de sus postulados, Lanz terminaría materializando sus delirantes conjeturas en una publicación, “Ostara” (nombre de la Pascua
alemana, originado en una antigua divinidad indogermánica), cuyo primer ejemplar ve la luz en 1905. Durante dos décadas y en dos series (la primera, de 1905 a 1917, estará compuesta por 89 números y la segunda, de 1922 a 1927, de 101) “Ostara” divulgara las pintorescas teorías teosófico-teologico-raciales, que tanto influenciarán a uno de sus jóvenes lectores. Un muchacho, de pocos recursos económicos, que por aquella época se dedicaba a pintar meritorios lienzos en una pobre pensión de Viena, donde devoró todos los números atrasados de “Ostara” que había solicitado personalmente a Lanz. Este se los regaló inmpresionado por el evidente interés de aquel joven, de escasos recursos económicos, pero carismática personalidad. El nombre de ese muchacho era Adolf Hitler.
El hecho de que el número 1 de “Hiperbórea” se abriese con un artículo sobre la Welstanchaaug resultaba sintomático, por ello intenté averiguar si existía alguna relación entre el Centro Tradicional Asgard y Nova Suevia, con los grupos neonazis españoles. Así descubrí que el apartado de correos al que debían solicitarse los libros de Nova Suevia, el 612 de La Coruña, coincidía con el apartado postal de la delegación en Galicia de CEDADE. Esa coincidencia demostraba una relación directa entre la “secta” u orden ocultista, y la principal asociación neonazi europea. Meses después, en septiembre de 1992, y tras establecer contacto con CEDADE-GALIZA, su coordinador, M. Gabriel D. confirmaría mis pesquisas. Así comenzó mi investigación… y a mi remolque, la del CESID y la policía.
Creencias… la eterna justificación de la masacre
Existe abundante bibliografía sobre la semilla esotérica del III Reich, y yo no dispongo en tan breve espacio, de páginas suficientes para desarrollar esa evolución ideológica de las creencias ocultistas, políticas y eugenésicas, que perfilaron el Nacional Socialismo de Hitler. Tan sólo apuntaré algunas reflexiones, para comprender el fenómeno del “Hitlerismo Esotérico” que se está viviendo en algunos círculos neonazis del siglo XXI. El III Reich es la mejor demostración de todo lo postulado a lo largo de este libro; las creencias como elemento de propaganda y manipulación de masas, y condicionantes del comportamiento de una sociedad.
Adolf Hitler, apasionado lector de “Ostara”, y posteriormente vinculado a la Sociedad Thule –secta ocultista alemana de principios de siglo-, dejó sentir la influencia de sus inclinaciones esotéricas en la historia de la Europa del siglo XX, a través del III Reich, el mejor ejemplo de hasta que punto las creencias pueden influir en la política de un pueblo. Y dentro del Reich, sin duda la muestra más evidente de esa relación entre política y esoterismo se encontraba en las Waffen SS de Heinrich Himmler. Este cuerpo de elite no se limitaba a una función militar dentro de las tropas del Fuhrer. No sólo representaba la flor y nata de la burguesía alemana en el Reich. No solo estaba llamada, por la pureza racial que debían demostrar sus oficiales –de hasta cuatro generaciones atrás-, a fecundar a la futura sociedad aria que poblaría Europa. Además de todo eso, los SS eran los depositarios de los rituales, secretos y tradiciones esotéricas indoeuropeas, que habrían condicionado las vidas de todos nosotros, si los alemanes hubiesen ganado la II Guerra Mundial.
En el Castillo de Wewelsburg, una especie de nuevo Camelot para los seguidores de Hitler, Himmler y sus devotos oficiales poseían un equipo de astrónomos, astrólogos, arqueólogos y ocultistas, dedicados exclusivamente a estructurar el cuerpo doctrinal de una teoría que sustentó desde sus comienzos la Alemania de Hitler: somos herederos de una raza superior, elegidos por los dioses para gobernar el destino de la humanidad…
Autores tan poco sospechosos de credulidades esotéricas, como el historiador Walter Schellenberg en su temprana obra “Los secretos del Servicio Secreto alemán” (Mateu, 1958), testifican las extrañas aficiones y rituales esotéricos que realizaba Himmler en el Castillo de Wewelsburg. Un castillo al que todavía en la actualidad, peregrinan líderes de conocidos movimientos esotéricos e incluso satanistas, como Michel Aquino, fundador de El Templo de Set, para empaparse de las “vibraciones sobrenaturales que impregnan aquellas paredes”. *1
En realidad los nazis no descubrieron nada nuevo. Todas las religiones, que con sus dogmas han condicionado la historia de la humanidad, han pretendido exactamente lo mismo. ¿Acaso ha existido alguna civilización en la historia que no haya justificado sus guerras, conquistas y masacres, al considerarse depositarios de una revelación, o herederos de una Verdad Superior? ¿Acaso las cruzadas cristianas, las guerras santas islámicas, o hasta los actuales conflictos entre israelíes y palestinos han producido huérfanos y viudas de, enfermos y mutilados, violaciones y asesinatos, de menor importancia que las tropelías de nazis, japoneses y aliados en la II Guerra Mundial?.
Ha sido tan desmesurada la huella que el nacional-socialismo ha dejado en nuestra historia, que ha conseguido eclipsar los orígenes de muchos de sus postulados ideológicos. Mucho antes de que Hitler utilizase la svástica como emblema de su movimiento, este símbolo era utilizado por los pacíficos monjes budistas del Tibet. De hecho, quienes hemos tenido la oportunidad de visitar monasterios budistas en Asia, nos hemos encontrado en multidud de ellos con la svástica decorando sus altares y oratorios. Y hemos podido presenciar más de una vez el comentario de algún turista ignorante: ¡coño, estos lamas son nazis!”. Por cierto, en algunos de esos mismos monasterios podremos toparnos el famoso símbolo )+(, que también existía en el budismo primitivo, tan familiar para Jordán Peña.
Y el racismo que tanto, y tan merecidamente, reprochamos a los represores nazis, no se originó en una visión espontánea y psicótica del Führer, sino que ya existía siglos antes del nacimiento de Hitler. Tal vez quienes mitifican la supuesta capital espiritual del mundo, y la trascendente esencia mística de la India, deberían reflexionar sobre el hecho de que la invasión aria a ese país, que generó la cultura védica e hinduista que todavía veneran hoy hippies, esotéricos y “new-age”, es la misma que originó el brutal y deshumanizador sistema de castas que rige a la sociedad hindú. Esos mismos Vedas, que supuestamente conservan la esencia espiritual de nuestro mundo, son los textos que justifican la abismal diferencia existente entre un Sudra y un intocable… más o menos la misma diferencias que los alemanes de 1933 intuían entre un oficial de la SS y un judío, un lisiado, un negro o un maricón… En realidad, la justificación ideológica es la misma. Y como apuntaba acertadamente Lincon “ningún hombre es lo bastante bueno para gobernar a otros sin su consentimiento”, ni siquiera un “espiritual” santón hindú.
Desde un punto de vista exclusivamente histórico, las creencias esotéricas, los postulados raciales, y las consideraciones geopolíticas de los visionarios SS pueden parecernos absurdas, ridículas y hasta deleznables. Pero esas creencias, hábilmente manipuladas por los técnicos propagandistas de Goebels, cambiaron la historia de Europa, y produjeron millones de muertos. Para que luego digan que las creencias no matan… Lo curioso, es que en la actualidad, esos mismos propagandistas intentan recuperar esas creencias para afianzar sus aspiraciones políticas, y abonar el terreno para su anhelado retorno. Lo que ha preocupado mucho al CESID.
Volviendo a la SS, evidentemente los componentes de la “Orden de los Caballeros Negros” de Himmler, no sólo eran los individuos racialmente mas puros del Reich. Entre sus oficiales se encontraban importantes componentes de la burguesía alemana de la época, y de su intelectualidad más preclara. Y esto no deja de ser un motivo de reflexión. Como responsables de inseminar la semilla del futuro en las nuevas generaciones de líderes, que dirigirían el futuro de Europa, los oficiales de la SS eran la elite racial, social y cultural de Alemania, y a la vez los más influenciados por la componente esotérica del Reich. Tanto su nivel cultural, como sus conocimientos esotéricos, resultan evidentes para quienes hemos tenido la oportunidad de interrogar a alguno de los ex–oficiales de la SS, que todavía viven ocultos en la España del año 2000. Ancianos débiles y decrépitos, en muchos casos, pero que han conseguido sembrar su semilla en nuevas generaciones de hitleristas.
Esos SS que consiguieron escapar al juicio de Nuremberg, o los miembros de cualquier otra unidad del Reich, tenían algo en común: su firme convicción en que una causa superior guiaba la mano del Führer, y con ella los destinos de Alemania. Y no solo las hábiles maniobras propagandísticas de Goebels, con las profecías y videncias que auguraban éxitos al nazismo –videncias en las que Goebels no creía pero que sabía manipular en beneficio del regimen-, conseguían subyugar al pueblo alemán. Pero eran un elemento más en una basta campaña de mentalización que Hitler inició desde su llegada al poder, y que incluía la enseñanza en todos los colegios del país, de las leyendas germánicas, de las tradiciones indoeuropeas y de la mitología nórdica, unidas a las recientes teorías eugenésicas. Esa mentalización sistemática, de que Alemania había heredado el legado de una raza superior, fue la anestesia que precisaban los corazones y los cerebros del pueblo, para consentir y/o participar en las mayores barbaridades que puede cometer un ser humano con otro ser humano. Como ocurre en todas las guerras.
Y el Führer se mudó a España
El 20 de Noviembre de 1988, mientras los dirigentes de la Iglesia de la Cienciología eran detenidos por el juez Vázquez Honrubia en el Hotel Melia Castilla, y mientras los ummitas revelaban nuevas informaciones a sus incondicionales en el Hotel Sanvy, ocurrían muchas más cosas en Madrid. Cientos de neonazis y componentes de diferentes colectivos de ultraderecha, se reunían en el Valle de los Caídos para conmemorar el aniversario de la muerte de Franco. Un ritual que se repite todos los 20N desde 1976. Entre esos manifestantes que enarbolaban svásticas, cruces gamadas y banderas españolas, brazo en alto, destacaban los miembros de CEDADE.
Podríamos datar el nacimiento del Círculo Español De Amigos De Europa (CEDADE), el 30 de septiembre de 1966, fecha en que el gobierno provincial de Barcelona aprobó sus estatutos. Sin embargo los fundadores de esa asociación, lógicamente, no nacieron ese día. Y como las ideologías no son un fenómeno espontáneo, sino un proceso lento, podemos intuir que quienes crearon esta asociación simpatizaban con el nazismo mucho antes. De hecho en esa época pre-CEDADE, los pioneros del nazismo español, aún no organizados, mantenían tímidos contactos con grupos fascistas y ultras de todo el mundo. Sin embargo no voy a profundizar en el origen del nazismo español posterior a la guerra, sugiero el desapasionado y apasionante ensayo de Xavier Casals “Neonazis en España” (Grijalbo, 1995) para quien desee ahondar en ese periodo histórico.
CEDADE es el punto de referencia del nazismo español contemporáneo, que se presentó en sociedad el 11 de enero de 1967, en los salones de Ricart (Barcelona) y que publicaría su primer boletín pro-nazi en marzo de ese año. Aquel primer núcleo de CEDADE, presidido por Angel Ricote y sus compañeros falangistas y fascistas, no tardaría en ampliarse con la afiliación de nuevos simpatizantes de la extrema derecha, originados en diferentes sectores políticos y sociales del país. Algunos de ellos, como Ramón Bau o Pedro Varela * 2, personajes claves en la historia del nazismo español.
No puedo pasar por alto que un año después, en 1969, surge en escena el Partido Español Nacional Socialista (PENS), una alternativa a CEDADE con mayores aspiraciones políticas. En aquel año el recién estrenado SECED de Carrero Blanco, se esmeraba por controlar los grupos subversivos que pudiesen originarse entre la juventud española, utilizando para ello, entre otras, una de las técnicas mas antiguas de control de masas; la contención del debate.
El Servicio Secreto español potenció entidades como la Asociación Nacional de Universitarios Españoles, con objeto de canalizar y controlar a los posibles elementos subversivos. Y de la misma forma intentó controlar a los jóvenes nazis de los incipientes núcleos activistas, como PENS, ofreciéndoles un pacto de colaboración. De esta forma, las publicaciones Nuevo Orden y Europa Joven, editadas por el PENS se pudieron multiplicar, de unas docenas de fotocopias, a 1500 ejemplares ciclostilados a cuenta del SECED. El PENS seguía las sugerencias del Servicio Secreto de Carrero Blanco, y le informaba sobre sus actividades. En los años sucesivos el PENS establecería contacto con otros grupos de afinidad ideológica, como los seguidores de Blas Piñar y Fuerza Nueva. Por cierto, en aquella época, 1971, el director de PENS era Ernesto Milá, a quien me referiré posteriormente, y habían conseguido que el SECED les pagase un local social, en la Plaza Medinaceli de Barcelona.
Según Xavier Casals, y el mismo Ernesto Mila, en aquellos años diferentes dirigentes nazis, como R. Bau o J. Mota –de CEDADE- asistían a cursos organizados por el SECED a través de Acción Universitaria Nacional (AUN) –no confundir con la Alianza por la Unidad Nacional de Ynestrillas, que merecería un capitulo aparte-. La instrumentalización que hacía el Servicio Secreto de los nazis españoles era notable: “… el SECED utilizó a las organizaciones de ultraderecha con finalidades diversas y, cuando la situación política lo requirió, no dudó en elaborar materiales contra estos mismos grupos, mientras alentaba su actuación. El SECED, por ejemplo, editó una octavilla de una fantasmagórica asociación condenando los atentados de PENS. El hecho, aparentemente anecdótico, ilustra la táctica del SECED: contrarrestar el radicalismo de extrema izquierda con el de la ultraderecha”. *3 “Aceptamos ser instrumentalizados… con la ingenua creencia de instrumentalizar al instrumentalizador” –declararía Ernesto Milá, que poco después fundaría el Frente Nacional de la Juventud.
Durante esos años, concretamente en 1973, CEDADE comienza su expansión, constituyéndose delegaciones en otras ciudades española. La de Madrid, inaugurada el 30 de marzo, sería impulsada por los hermanos Jesús e Isidro Juan Palacios. Posteriormente se establecería en Portugal, creando sucursales nazis en Lisboa, Porto, Ovar, Vila Nova de Gaia y Guimaraes. Casi al mismo tiempo, y de la mano de Carlos Romero –un cubano anticastrista afincado en Miami- llegaría a editar una revista CEDADE-Miami, en un intento de cruzar el charco y asaltar el mercado ultra norteamericano.
Durante los primeros ochenta el nazismo español gozó de “buena salud”, como demuestran la ingente cantidad de revistas y publicaciones que surgieron en torno a CEDADE: Ataque, Tizona, Halcón, Raza y Estirpe (en Madrid), Aitor (en Pamplona), Año Cero –no confundir con la revista esotérica- (en Alicante y Palma de Mallorca), Europa Nacional-Revolucionaria (en Murcia), Orden Negra (en Zaragoza), Waffen (en Sevilla), etc. Y por esas fechas surge una corriente entre los ultra-católicos históricos de CEDADE, y un nuevo movimiento de inspiración pagana y “Nietzscheaniana”, que produjo algunas distensiones entre la cúpula neonazi. Entre los jóvenes neopaganos que se acercaron a CEDADE en los años ochenta yo terminaría descubriendo a los cabecillas de algunas de las logias satánicas más importantes del país, como Juan José Comas García –detenido junto con otros dos líderes
satánicos en 1999, por la Policía Nacional barcelonesa), y José C., último Presidente de la Iglesia de Satán en España, funcionario del Ministerio de Justicia, y colaborador directo del CESID.
Pero también es en esta década cuando comienza el declive de la ultraderecha española. Los viejos combatientes que habían luchado con Franco se hacen mayores, y la intentona golpista del 23 de febrero de 1981 se había estrellado contra una democracia ya consolidada en España. Las aspiraciones políticas de CEDADE se van haciendo cada vez más remotas, su intento de convertir su revista en una publicación comercial resultó un fracaso (tiraron 10.000 ejemplares y sólo vendieron 3.000); J. M. Iniesta y R. Bau dejan la dirección de CEDADE en 1983 a Pedro Varela… Vamos, que era el momento de cambiar la estrategia. Y “casualmente”, por esas fechas, surge el “Hitlerismo Esotérico” en España. Es el año 1986.
Dos años antes Ramón Bau había sacado Mundo NS, una de las revistas neonazis más importantes hasta la fecha. En ella, y en libros como “Raza y Ciencia” (del mismo Bau en coautoría con Ramírez Bosca y Caballero), se reivindican principios estéticos e ideológicos del nazismo original, como la pureza racial, amparada en argumentos científicos. Por cierto, en 1988, y aunque Mundo NS continua publicándose, sin periodicidad estricta, aparece “Disidencias”, con redacciones en Barcelona, Madrid y Valencia, y según apunta Jose Luis Rodríguez Jiménez en “¿Nuevos fascismos?” (Península, 1998), con Ricardo Rabane en la dirección; Ernesto Milá como Jefe de Redacción, y colaboradores como Enrique Bisbal, Migue Angel Vázquez (fundador de Ediciones Barbarroja), Carlos Caballero (fundador del Centro de Estudios Revisionistas), etc (pag. 325). Surgen también boletines y revistas de grupos nazis independientes como Zylon B, La Peste Negra, La Alcantarilla, etc. En esas publicaciones comienza a nacer, tímidamente, el germen de la nueva tendencia esotérica del nazismo europeo.
En 1985 se había producido una escisión en CEDADE liderada por su vicepresidente Francisco Sánchez Blas, quien constituiría poco después la Sociedad Thule. El nombre es una alusión directa –aunque desvinculada históricamente- de la sociedad secreta creada en 1918 en Alemania, y a la que habían pertenecido los principales dirigentes nazis; Rudolf Hess, Heinrich Himmler, Dietrich Eckart, Alfred Rosenberg, o el mismísimo Adolf Hitler, entre otros. Insisto en que no hay pruebas de ninguna continuidad histórica entre la Thule alemana, y la Thule española, aunque eso, de cara a los hechos posteriores, tampoco es relevante.
En su número correspondiente a febrero del 85, CEDADE había publicado un artículo titulado “El mito de la sangre; La Orden Negra de las SS”, y en el número de marzo se insertaba ya un anunció del libro “Adolfo Hitler, el último avatara”, de Miguel Serrano. Serrano había entrado en España por la puerta grande del Nacional Socialismo patrio, ya que CEDADE, es y ha sido, el punto de referencia de todos los colectivos nazis españoles, con independencia de sus criterios. Y su distribuidora de video/audio y bibliográfica, la Librería Europa, la despensa donde se han nutrido la mayoría de los neonazis europeos.
Miguel Serrano era el ideólogo que necesitaba el nuevo nazismo europeo para justificar y argumentar su supuesta herencia aria y su misión mística en la Nueva Era. Nacido en 1917, durante la Segunda Guerra Mundial se convirtió en un activo colaborador del nazismo en Chile, iniciando después su carrera diplomática * 4. En 1947 viajó a la Antártida (este dato será importante más adelante), y entre 1953 y 1962 ejercería como Embajador de Chile en La India, lo que lo convertirá en un experto en las tradiciones, leyendas y ocultismo tibetano. Mas tarde llevaría la embajada chilena en Yugoslavia (1962 a 1964, con acreditación en Rumanía y Bulgaria) y posteriormente en Austria (1964 a 1970). Miguel Serrano además, sería el representante diplomático de Chile en el Organismo Internacional de Energía Atómica en Viena (Austria), y en el Organismo de las Naciones Unidas para el Desarrollo de la Industria. Mantuvo una buena amistad con Indira Gandi, Julius Evola, Herman Hesse y C. G. Jung, y su relación con el Dalai Lama, a quien recibió en La India cuando esté escapaba de la invasión
china al Tibet, raya en la “hermandad espiritual”. No es de extrañar por tanto que cuando el máximo responsable del budismo visitó Chile, en 1992, se saltase todo el protocolo para acudir a abrazar efusivamente a Miguel Serrano en el Aeropuerto de Santiago, ante la comprensible incomodidad de las autoridades chilenas. Esta anécdota, por cierto, es repetida con asiduidad por los neonazis esotéricos españoles para ilustrar la relevancia política de su máximo ideólogo.
Esta claro que Miguel Serrano no es un “facha” marginal, ni un “cabeza rapada” sin formación cultural. Miguel Serrano era el impulso que necesitaba la nueva corriente surgida en el seno del neonazismo mundial. Una corriente que buscaba una nueva motivación, y una nueva justificación de su “misión revolucionaria en el corrupto sistema consumista…”
La críptica trilogía de Miguel Serrano; “Adolfo Hitler, el último Avatara”; “El Cordón Dorado” y “Manu, el hombre que vendrá”, se convertiría en la fuente de inspiración para un colectivo, surgido en el seno de CEDADE, y consolidado en torno a la Sociedad Thule. Una sociedad que pretendía heredar toda la carga esotérica, mítica y heroica de las Waffen SS, y de los templarios, en su sagrada misión de encontrar las fuentes del Conocimiento. “Nuestro espíritu ha de ser descubierto por nosotros –escribiría Sánchez Blas- y esta es nuestra obligación, llegar al Nacimiento del Río, aquel del cual Una Vez nos alejamos, allí donde manan los Rayos de la Divinidad”.
Las pruebas iniciáticas de los “caballeros” de Thule concluían con un recorrido por el Camino de Santiago, que en el verano de 1985 realizaría el mismo Sánchez Blas con otros seguidores de Serrano en España. En “El Cordón Dorado” Serrano sugiere que cerca de Santiago de Compostela, en el Pico Xacro se encuentra una de las entradas al Mundo Subterráneo. Y los nazis esotéricos siguen en este caso el ejemplo del mismo Serrano, que realizó la peregrinación a Compostela “en busca de mis antepasados celtas y me encontré a los arios” (“El Cordón Dorado”, pag. 95). El modelo heroico a seguir, que postulaban los componentes de la Sociedad Thule, era Rudolf Hess, a quien llegaron a comparar, en su calidad de mártir del nazismo alemán, con el mismo Jesucristo.
Los libros de Serrano, y en menor medida de Savitri Devi (nacida en Lyon en 1905 y recientemente fallecida, famosa en el mundo del yoga y del ocultismo tras su matrimonio en La India con un brahmán llamado Sri Asit Krishna) comenzaron a circular entre algunos grupos neonazis y hasta skin-heads, ofreciéndoles la justificación que necesitaban para validar su fracasada opción política. Devi y Serrano los habían convertido en los herederos por derecho de una raza superior, oculta en el reino perdido de Agarta –en el Tibet-, y depositarios de una sagrada misión, la de protegernos de las hordas maléficas sionistas y del complot judeo-masónico para controlar el mundo.
Para algunos históricos de CEDADE o de PENS, como Isidro Juan Palacios o Ernesto Milá, personajes de gran relevancia en el mundo esotérico español (Palacios dirigió revistas como Próximo Milenio, y Milá es el jefe de redacción de la revista Nuevos Horizontes, del famoso Profesor Darbó), Serrano fue el perfecto punto de intersección entre el nazismo alemán, y las tradiciones esotéricas. Y a pesar de que algunos, como me ha confirmado Milá personalmente, no comparten del todo los complejos razonamientos del diplomático chileno, nadie niega la huella indeleble que ha dejado en el neonazismo español. Sobretodo a partir de 1989.
Ese año, coincidiendo con el centenario del nacimiento de Hitler, CEDADE alcanza una popularidad perdida años atrás. Dedica dos números especiales de su revista al Füher, y sus manifestaciones públicas adquieren una participación inusitada. Las fotos publicadas en su número 171 (diciembre 1989, pag. 52 y 64) así lo demuestran. Y ese año, en el transcurso de las Cursos de Verano de la Universidad Complutense, Miguel Serrano es invitado a participar en el curso “Gnosis, o el conocimiento de lo oculto”, que dirige Fernando Sánchez Dragó y coordina Isidro Juan Palacios. Pero la presencia del ideólogo del Hitlerismo Esotérico desata un escándalo, y la manifestación de numerosos antinazis en los salones de la Complutense, que hacen imposible a Serrano impartir su conferencia. Y, según me explicaría Palacios, mientras los componentes de Thule distribuyen entre los presentes una síntesis de la obra de Serrano publicada en Excalibur –la revista de nazismo esotérico antecesora de Hiperborea y obra del mismo Palacios-, un grupo de privilegiados pueden asistir a una improvisada disertación que el diplomático ofrece en una de las salas de la universidad.*5 Al año siguiente nacería el Centro Tradicional Asgard, su publicación “Hiperbórea” y su distribuidora “Nova Suevia”.
Manuel Carballal
Vicepresidente 2º CIAC
Fragmento del libro “Los Expedientes Secretos” (Planeta, 2001)
· 1- Durante mis investigaciones sobre las sectas satánicas en España, descubrí que algunos grupos, como el Templo de Set o la Iglesia
de Satán, habían comenzado a sustituir sus antiguas prácticas de Tantra y “alquimia sexual”, por practicas paramilitares cercanas al esoterismo SS, a causa del temor al SIDA. Por esa razón algunos líderes satánicos han aproximado su líneas doctrinales al hitlerismo esotéricos, en los últimos 15 años. Si nadie lo impide, publicaré en el futuro estas investigaciones.
* 2 Pedro Varela, que en realidad se asoció a CEDADE un poco después de Bau, llegó a dirigir la organización, y en 1999 fue procesado y condenado a cinco años de cárcel por hacer apología de sus ideas revisionistas, y alentar al racismo. Un delito de opinión, en suma.
* 3 Casals, Xavier. “Neonazis en España” (Grijalbo, 1995) Pag. 107.
* 4 En su extensa obra “Los nazis en Chile” (Seix Barral, 2000), el historiador chileno Victor Farías rastrea los archivos nazis, como el Archivo Secreto del Estado de Prusia (GSTA, Gehimes Staatsarchiv), recomponiendo meticulosamente la participación de Chile en el Reich. Desde que en abril de 1931 se funda en Osorno una Asociación Nacionalsocialista chilena, este país tuvo un papel relevante en la penetración del nazismo en America latina, coordinada por el General Wilhelm Faupel. De esta forma, en 1939 el Reich contaba con 1005 militantes en Chile, y en 1944 subía a 1107. Sin embargo, según los documentos aportados por Farías, el tratamiento que los alemanes asentados en Chile daban a los chilenos era absolutamente despectivo, considerando racialmente inadmisible que un miembro del Reich mezclase su sangre con un indígena latinoamericano; calificando a la chilena de “raza bastarda”, y llegando a utilizar a sectores de la población, incluidos –según Farínas- 469 niños de 5 a 18 años, como conejos de indias para estudios raciales. El hecho de que, ya en 1932, existiesen el mismo número de militantes nazis en Chile que en Argentina y Brasil, pese a la notabla diferencia de población, ilustra el protagonismo chileno en la implantación del Reich en Latinoamérica. Casos como el de Walter Rauff, cuya extradición fue solicitada personalmente por Simon Wiesenthal a Salvador Allende en 1972, negándose el presidente a la misma, ilustra sobre las esperanzadoras expectativas que los nazis podían encontrar en Chile. Por eso no debe extrañarnos que sea, ya en el siglo XXI, el punto de origen de la nueva estrategia ideológica del nazismo: el Hitlerismo Esotérico.
* 5 Pocos años después sería el filósofo de pasado nazi Ernest Jünger quien visitaría la Universidad Complutense. Sobre la vida y obra de Jünger Isidro Juan Palacios organizaría una mesa redonda en la Complutense poco después.
http://manuelcarballal.blogspot.com.es/2007/01/el-cesid-y-las-sectas-neonazis-en-espaa.html