No nos damos cuenta pero cuando aceptamos una condición como cierta realmente estamos vendiendo nuestra alma al Diablo; y esto… !no sólo pasa con las matemáticas!
No nos damos cuenta pero cuando aceptamos una condición como cierta realmente estamos vendiendo nuestra alma al Diablo; y esto… !no sólo pasa con las matemáticas!
Cosmólogos de la Universidad de Portsmouth (Reino Unido) y de la Universidad de Roma (Italia) han encontrado más concretamente indicios de que la materia oscura está desapareciendo poco a poco en el cosmos, porque la energía oscura la está ‘devorando’.
Los hallazgos realizados han aparecido publicados en un artículo de la revista Physical Review Letters, en el que se sostiene que los últimos datos astronómicos obtenidos señalan un incremento de la energía oscura, a medida que esta interactúa con la materia oscura. Este hecho parece estar desacelerando el crecimiento de la estructura del cosmos.
El Universo y su destino
El profesor David Wands, Director del Institute of Cosmology and Gravitation de la Universidad de Portsmouth y uno de los miembros del equipo de investigación explica en un comunicado de dicha Universidad que: «Este estudio es sobre las propiedades fundamentales del espacio-tiempo. En una escala cósmica, nos habla de nuestro universo y su destino».
«Si la energía oscura está creciendo y la materia oscura desapareciendo, vamos a terminar con un gran y aburrido Universo vacío», añade Wands. Esto es porque «la materia oscura proporciona un marco para el crecimiento de las estructuras del cosmos. Las galaxias que vemos, por ejemplo, han crecido en ese andamiaje. Sin embargo, nuestros hallazgos sugieren que la materia oscura se está evaporando».
La Cosmología se sometió a un cambio de paradigma en el año 1998, cuando los investigadores anunciaron que la velocidad de expansión del universo se estaba acelerando.
La idea de una energía oscura constante a lo largo del espacio-tiempo (la «constante cosmológica») se convirtió entonces en el modelo estándar de la cosmología, pero ahora los investigadores de Portsmouth y Roma creen que han encontrado una mejor descripción, incluyendo la transferencia de energía entre la energía oscura y la materia oscura.
Las estudiantes e investigadoras Valentina Salvatelli y Najla Said, de la Universidad de Roma, trabajaron en Portsmouth con el Dr. Marco Bruni y el profesor Wands; y en Roma con el profesor Alessandro Melchiorri. El equipo examinó los datos de una serie de registros astronómicos, entre ellos los del Sloan Digital Sky Survey, y utilizaron el crecimiento de la estructura revelada por estos registros, para probar diferentes modelos de energía oscura.
Profesor Wands explica: «Valentina y Najla pasaron varios meses aquí durante el verano analizando las consecuencias de las últimas observaciones. Mucho más datos están disponibles ahora que en 1998, y parece que el modelo estándar ya no es suficiente para describirlos todos. Creemos que hemos encontrado un modelo mejorado de la energía oscura».
«Desde finales de 1990, los astrónomos se han convencido de que algo está causando la aceleración de la expansión de nuestro universo. La explicación más simple es que el espacio vacío – el vacío – tiene una densidad de energía que es una constante cosmológica. Sin embargo, cada vez hay más evidencias de que este modelo simple no puede explicar toda la gama de datos astronómicos registrados y a los que en la actualidad se tiene acceso. En particular, el crecimiento de la estructura cósmica, de las galaxias y de los cúmulos de galaxias, parece ser más lento de lo que cabría esperar», concluye Wands.
Valentina Salvatelli, Najla Said, Marco Bruni, Alessandro Melchiorri, David Wands. Indications of a Late-Time Interaction in the Dark Sector. Physical Review Letters (2014). DOI: 10.1103/PhysRevLett.113.181301.
http://www.tendencias21.net/El-negro-final-del-Universo-La-energia-oscura-esta-devorando-a-la-materia-oscura_a38290.html
Esa simple pregunta es, probablemente, más a menudo pidió hoy que nunca. En nuestra sociedad reloj-tachonado, la respuesta es nunca más que un vistazo de distancia, por lo que puede particionar felizmente nuestros días en incrementos cada vez más pequeños para las tareas cada vez más estrechamente programados, la confianza de que siempre sabremos es 19:03
Revelaciones científicas modernas sobre el tiempo, sin embargo, hacen la pregunta sin cesar frustrante. Si buscamos un conocimiento preciso de las veces, lo infinitesimal elusiva de «ahora» se disuelve en una bandada de dispersión de nanosegundos. Obligado por la velocidad de la luz y la velocidad de los impulsos nerviosos, nuestras percepciones del presente esbozo del mundo tal y como era hace un instante, por todo lo que nuestra conciencia pretende lo contrario, nos puede nunca ponerse al día. Incluso, en principio, la sincronía perfecta se nos escapa. Relatividad establece que, al igual que un jarabe extraño, el tiempo fluye más lento en los trenes en movimiento que en las estaciones y más rápido en las montañas que en los valles. El tiempo para nuestro reloj de pulsera no es exactamente el mismo que el tiempo para nuestra cabeza. Es más o menos 19:04
Nuestras intuiciones son profundamente paradójico. El tiempo cura todas las heridas, pero también es el gran destructor. El tiempo es relativo, pero también implacable.Hay tiempo para cada cosa bajo el cielo, pero nunca hay suficiente. El tiempo vuela, se arrastra y razas. Segundos pueden ser a la vez dividida y se estiró. Al igual que la marea, el tiempo no espera a nadie, pero en los momentos dramáticos que también se detiene. Es tan personal como el ritmo de uno de los latidos del corazón, pero tan público como la torre del reloj en la plaza del pueblo. Hacemos nuestro mejor esfuerzo para reconciliar las contradicciones. Parece 19:05
Y, por supuesto, el tiempo es dinero. Es el socio de cambio, el antagonista de la velocidad, la moneda en la que se presta atención. Es nuestro más preciado, mercancía irreemplazable. Sin embargo, todavía decimos que no sabemos a dónde va, y dormimos un tercio de distancia de ella, y ninguno de nosotros realmente podemos dar cuenta de lo mucho que nos queda. Podemos encontrar 100 maneras de ahorrar tiempo, pero la cantidad restante, sin embargo, disminuye de manera constante. Ya es 19:06
El tiempo y la memoria de forma a nuestras percepciones de nuestra propia identidad.Podemos sentirnos a nosotros mismos para estar en la misericordia de la historia, sino que también nos vemos a nosotros mismos como agentes libres de voluntad del futuro. Esa concepción es preocupante en desacuerdo con las ideas de los físicos y filósofos, sin embargo, ya que si el tiempo es una dimensión como las de espacio, a continuación, ayer, hoy y mañana son todos igual de concreto y determinado. El futuro existe tanto como lo hace el pasado; es sólo en un lugar que todavía no hemos visitado. En algún lugar, es 19:07
«El tiempo es la sustancia de que estoy hecho», escribió el escritor argentino Jorge Luis Borges. «El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río; es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre; es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego. «Este número especial de la revista Scientific American resume lo que la ciencia ha descubierto acerca de cómo impregna tiempo y guías tanto nuestro mundo físico y nuestro ser interior. Ese conocimiento debe enriquecer la imaginación y proporcionar ventajas prácticas a cualquier persona con la esperanza de ganarle al reloj o al menos permanecer en el paso con él. Ahora es 19:08 sincronizar sus relojes.
LOS EDITORES editors@sciam.com
http://www.scientificamerican.com/article/what-time-is-it/
Así, encontramos numerosos ejemplos de ello entre la novela de 1884,Planilandia: Una novela de muchas dimensiones de Edwin Abbott Abbott y la película de Robert Zemeckis de 1985, Regreso al futuro, en la que el protagonista viaja al pasado y, cuando regresa, se encuentra con un futuro alternativo, por mencionar solo dos casos.
Pero, ¿acaso tiene este concepto una base científica? Parece ser que sí, pues el desarrollo de la mecánica cuántica(que se ocupa del estudio del mundo material a nivel microscópico), la búsqueda de una Teoría del Todo (que explique y conecte todos los fenómenos físicos conocidos) y otras hipótesis de la física actual han hecho entrever la posibilidad de la existencia de múltiples dimensiones y universos paralelos conformando un multiverso (un universo compuesto por múltiples universos).
De hecho, según explicaba en Tendencias21 en 2007 el físico del Laboratorio de Física Subatómica y de Cosmología de Grenoble, Aurélien Barrau, desde la ciencia “existen buenas razones para considerar seriamente la interpretación de muchos mundos de Hugh Everett”.
Una de ellas es bien conocida: la paradoja del gato de Schrödinger. En un experimento imaginario ideado en 1935, se encerró a un gato en una caja opaca con veneno. El animal tenía el 50% de probabilidades de vivir o morir, antes de que la caja se abriese y un observador “colapsara” o determinase una opción u otra. Sin embargo, si los universos paralelos realmente existiesen, nos dicen los físicos, ninguna de estas dos opciones sería más verdadera que la otra: el gato seguiría vivo en un universo y muerto en otro universo paralelo.
Lo curioso es que esta tercera opción, completamente contraintuitiva, permitiría explicar paradójicas cuestiones que emergen de la mecánica cuántica. Por eso, como explica Barrau, la física cuántica “se encuentra probablemente entre las primeras ramas de la física que han conducido a la idea del multiverso”.
Desde esta perspectiva de búsqueda de explicaciones a los fenómenos más incomprensibles de la mecánica cuántica desde los universos paralelos, trabaja un equipo de investigadores de la Universidad de Griffith y el Centro Griffith de Dinámica Cuántica, en Australia; y de la Universidad de California, en Estados Unidos.
En este caso, lo que los investigadores proponen –y en esto radica la novedad de su planteamiento- es que los universos paralelos no solo existen sino que, además, interactúan entre ellos influyéndose entre sí por una sutil fuerza de repulsión. Es decir, que en lugar de evolucionar de forma independiente, estos mundos cercanos se condicionan unos a otros.
Los científicos Howard Wiseman, Michael Hall y Dirk-Andre Deckert muestran, además, en un artículo publicado en la prestigiosa revista Physical Review X, que tal interacción podría explicar todos los elementos extraños de la mecánica cuántica que, cuando se aplica a escala macroscópica, “parecen violar las leyes de causa y efecto”.
Según un comunicado emitido por la Universidad Griffith a través de Eurelakert, el profesor Wiseman y sus colaboradores proponen más concretamente lo siguiente. Por un lado, que el universo que experimentamos es sólo uno entre un número gigantesco de mundos. Algunos de estos son casi idénticos al nuestro, pero la mayoría son muy diferentes.
Por otro lado, los científicos plantean que todos estos mundos son igualmente reales, existiendo continuamente a través del tiempo; y que poseen propiedades precisas. Asimismo, señalan que todos los fenómenos cuánticos surgen de una fuerza universal de repulsión entre los mundos ‘cercanos’ (es decir, similares), que tiende a hacer que estos sean más disímiles.
Michael Hall asegura por último que su teoría, bautizada como “Muchos Mundos en Interacción” («Many-Interacting Worlds») podría incluso generar una posibilidad extraordinaria: probar la existencia de otros mundos (prueba que, por cierto, también están buscando investigadores del Instituto de Física Teórica Perimeter, de Canadá, con una simulación informática).
Hall explica sobre “Muchos Mundos en Interacción” que su belleza radica en que, “si hay un solo mundo, esta teoría se reducirá a la mecánica newtoniana; pero si hay un número gigantesco de mundos reproducirá la mecánica cuántica”. Dicho enfoque por tanto, añade el físico, «predice algo nuevo que no es ni teoría newtoniana ni teoría cuántica”.
“Creemos que, al proporcionar una nueva imagen mental de los efectos cuánticos, (esta teoría) resultará útil en la planificación de experimentos destinados a probar y explotar los fenómenos cuánticos”, por ejemplo, en ámbitos como la dinámica molecular, donde juegan un importante papel en las reacciones químicas.
Pendiente de pruebas
A modo de conclusión, retomamos las palabras de Barrau, que nos dice “bien podría ser que la idea entera de múltiples universos sea engañosa. También que el descubrimiento de las leyes más fundamentales de la física vuelvan obsoletos los mundos paralelos en unos cuantos años o que con el multiverso la ciencia esté entrando en un camino sin retorno”.
“La prudencia es una máxima cuando la física nos habla de los espacios invisibles. Pero también podríamos encontrarnos ante un profundo cambio de paradigma que revolucionaría nuestra comprensión de la naturaleza y que abriría nuevos campos de posibles pensamientos científicos”. Mientras llegan o no las pruebas, y por fortuna, en el universo paralelo de la imaginación los múltiples mundos siguen generando realidadesapasionantes.
Michael J. W. Hall, Dirk-André Deckert, Howard M. Wiseman. Quantum Phenomena Modeled by Interactions between Many Classical Worlds. Physical Review (2014). DOI: 10.1103/PhysRevX.4.041013.
http://www.tendencias21.net/Los-universos-paralelos-no-solo-existen-sino-que-ademas-se-influyen-unos-a-otros_a38254.html
De construirse una máquina del tiempo, una vez conectada lo primero que recibiremos será un mensaje desde el futuro, uno que quizá nos habremos mandado nosotros mismos. Así lo cree Ronald Mallet, físico teórico de la Universidad de Connecticut.
Los cálculos de Mallet no indican que el aparato deba tener grandes dimensiones o un aspecto similar a una cabina de ascensor, como se han encargado de hacernos creer la literatura y el cine de ciencia ficción. Podría consistir simplemente en un haz de rayos láser que permita utilizar la energía luminosa para curvar el tiempo. Eso se podrá conseguir mediante espejos e instrumentos ópticos dispuestos debidamente, cree el científico.
Durante un tiempo el científico investigó los agujeros negros porqué creía que saber más sobre ellos nos permitiría comprender mejor los viajes intertemporales, pero ahora admite que utilizó los estudios sobre esos objetos celestes en parte también “como tapadera”, revela el sitio web Guardian Liberty Voice. La razón de ello es que entonces hablar sobre viajes en el tiempo se consideraba una locura. De todas formas, lograr reproducir las condiciones de los agujeros negros en la Tierra ayudaría a avanzar en el estudio de los viajes por el tiempo, pues se cree que el espacio-tiempo se enrosca alrededor de estos objetos espaciales.
Mallet insiste en que sus investigaciones se circunscriben a los cálculos matemáticos teóricos y que la construcción del aparato correspondería a los físicos experimentales. Asegura, no obstante, que en los desplazamientos hacia delante o hacia atrás en el tiempo no hay nada improbable, siempre que se disponga de una máquina del tiempo conectada como punto de partida y punto de llegada.
Los primeros ‘viajeros’ en el tiempo serían los códigos binarios, capaces de transmitir cualquier objeto en forma virtual. En esa etapa ni se podría hablar de enviar un mensaje al período jurásico, puesto que los dinosaurios lo tendrían harto difícil para descifrar códigos binarios.
Si la máquina del láser estuviera conectada durante 200 años consecutivos sería posible mandar mensajes binarios a cualquier momento puntual dentro de este periodo de dos siglos, asegura el profesor. De todas formas es poco probable que utilicemos esta hipotética máquina para visitar a nuestros futuros yoes durante el fin de semana o para entablar amistad con los hombres prehistóricos, ya que lo más seguro es que su acceso esté muy restringido y solo se utilicen para prevenir sobre desastres naturales.
http://actualidad.rt.com/ciencias/view/145588-viajes-maquina-tiempo-posible
La metafísica no se reduce a la física, pero, si quiere estar referida a la razón, debe contar con la imagen del universo que hoy nos proporcionan las ciencias físicas. En un artículo anterior publicado en Tendencias21 de las Religiones reflexionamos en general sobre el lenguaje de la física.
En un segundo artículo comentamos la imagen del universo que instauró durante siglos la mecánica clásica, mostrando por qué el rígido determinismo inicial acabó entrando en crisis por razón de los principios estadísticos que eran necesarios para la misma mecánica clásica.
En este tercer artículo abordamos ya la gran cuestión sobre el lenguaje y la ontología de la mecánica cuántica. Finalmente, en un cuarto artículo seguiremos abordando igualmente el análisis de las consecuencias de la mecánica cuántica en nuestra imagen del universo y las grandes cuestiones metafísicas.
El lenguaje de la física cuántica
La novedosa mecánica cuántica de la segunda década del siglo XX supuso una revolución epistemológica en la ciencia física. Si ya la mecánica estadística decimonónica asestó un duro golpe a quienes pretendían explicar el Universo a partir de un conjunto determinista de ecuaciones diferenciales con unas condiciones iniciales concretas, el desarrollo de la física cuántica hizo prevalecer las predicciones estadísticas sobre las deterministas.
El indeterminismo cuántico de Niels Bohr y otros fundadores derrocaba a la epistemología newtoniana de un universo determinista descrito por leyes universales y necesarias. El nacimiento de la física cuántica traería consigo el desarrollo de un nuevo lenguaje físico, más técnico y sorprendente.
Los experimentos de finales del siglo XIX y principios del XX que provocaban la interacción entre luz y materia producían resultados inexplicables en el marco clásico. La incidencia de luz sobre una lámina de metal producía un espectro de electrones (efecto fotoeléctrico) con distintas velocidades cuyas características sobrepasaban cualquier explicación clásica. Del mismo modo, el estudio de la interacción de luz con las paredes de un cuerpo negro, originaba un espectro térmico que desafiaba a la estadística clásica de Maxwell-Boltzmann.
Otros resultados como el discreto espectro de luz que emitían los átomos de la materia, o los fenómenos de interferencia y difracción de luz por la estructura de la materia, no hacían sino poner en entredicho la teoría clásica y sugerir la introducción de nuevos conceptos en el lenguaje de la física cuántica.
La mecánica cuántica es una teoría unitaria que admite la superposición de diferentes estados del sistema, cuyo lenguaje descriptivo asume discontinuidad, indeterminismo y no-localidad. El estado de un objeto cuántico puede ser una combinación lineal de distintos estados cuánticos, que evolucionan unitariamente en el tiempo, sin perder la coherencia de la superposición.
Por ejemplo, un electrón en el régimen cuántico, es descrito por una función de estado que lo ubica simultáneamente en dos regiones distintas, correspondientes a dos estados en coherencia cuántica. Si el sistema cuántico está suficientemente aislado del entorno, la evolución temporal unitaria de la función de onda, simétrica en el tiempo, mantiene la coherencia cuántica de los estados superpuestos; es decir, el electrón sigue, simultáneamente, distintos caminos cuánticos.
El proceso de reducción del estado cuántico, la medida de un sistema cuántico, supone una pérdida, con carácter absoluto, de la relación de fase (coherencia) entre los estados en superposición. Una vez se mide un observable del sistema, el sistema se encuentra en uno de los anteriores estados en superposición coherente.
Se trata de un proceso que impide al sistema revertir el efecto de la medida y volver al estado de superposición cuántica. La reducción del vector de estado es pues, un proceso asimétrico en el tiempo que no evoluciona unitariamente. La medida cuántica sigue una evolución no unitaria y temporalmente asimétrica.
Como vemos, el lenguaje de la física cuántica incluye ya toda una terminología basada en la posibilidad de describir la evolución de una multiplicidad de estados físicos simultáneos que no son observables. Las leyes estadísticas permiten describir los patrones clásicos que resultan tras una sucesión de medidas cuánticas. Las fluctuaciones cuánticas impiden en general predecir el estado clásico concreto que emerge tras un proceso de medida.
Sin embargo, estas fluctuaciones son balanceadas cuando el número de medidas es suficientemente elevado para que se forme un patrón estadístico. En el límite clásico las fluctuaciones cuánticas se anulan y el proceso estocástico de la medida se reduce a una simple medición clásica bien determinada.
Con el desarrollo exitoso de la mecánica cuántica se intensifica el proceso de tecnificación del lenguaje físico y surgen nuevos conceptos sin referencia en la física clásica, que originan nuevas carencias ontológicas. Desprovistos de un soporte ontológico bajo el ras del lenguaje matemático de la física cuántica es muy razonable caer en un idealismo formal, que tan solo es una interpretación bastante reduccionista de la realidad con altas probabilidades de rozar un cierto irracionalismo causal. Esto es, entender la realidad como una manifestación sin causas: un epifenómeno cuántico que se liga muy fácilmente con la idea de un mundo ideal entendido como la fenomenología de una información cuántica sin más soporte ontológico que ella misma.
Del indeterminismo al irracionalismo causal
El nuevo lenguaje de teoría cuántica queda globalmente caracterizado por el principio de indeterminación de Heisenberg: es imposible conocer con exactitud, simultáneamente, la posición y velocidad de una partícula. Tanto más indeterminado es el valor de la posición de un electrón cuanto más precisa es la medida de su velocidad, y viceversa.
En el lenguaje técnico de la física cuántica se dice que posición y momento son magnitudes conjugadas. Al igual que la posición y el momento, magnitud que resulta del producto de la velocidad por la masa de la partícula, son magnitudes conjugadas, existen otros ejemplos físicos como el tiempo y la energía.
Antes de la medida de la posición de un electrón, la interpretación canónica de la teoría cuántica afirma que existe una nube de carga negativa espacialmente distribuida, sin una posición concreta. Posteriormente, una vez realizada la medida cuántica, observamos un sistema físico con posición bien definida (en el instante mismo de la medida), es decir, una partícula puntual: un electrón con una determinada posición. ¿Qué es, pues, el electrón: onda o partícula?
A la vista de los experimentos, Bohr concluyó que el electrón es una onda y una partícula: una ondícula. De acuerdo con su principio de complementariedad, la naturaleza del mundo físico sólo es inteligible en términos de conceptos complementarios que se manifiestan, de un modo (onda- momento) u otro (partícula-posición), según las condiciones experimentales.
La naturaleza ondulatoria de la materia que anticipó de Broglie con el principio de dualidad onda-corpúsculo fue desarrollada con mayor precisión matemática por Schrödinger, quien obtuvo una ecuación diferencial que determinaba la evolución de la onda. La famosa ecuación de Schrödinger es el análogo cuántico para las ondas de las ecuaciones clásicas de Maxwell que describen los fenómenos electromagnéticos.
Los electrones –superada ya la idea atomista clásica de las partículas esféricas macizas– se concebían como ondas de densidad de carga cuya evolución era predicha por la ecuación de Schrödinger. Esta interpretación, factible en sistemas electrónicos confinados (como el átomo), fracasaba cuando las partículas eran libres, pues la onda de carga se desperdigaba rápidamente por todo el espacio.
El esparcimiento espacial de la onda suponía que las partículas no tenían una posición bien definida sino que se asemejaban a una especie de nube electrónica. Desde la perspectiva de la física cuántica, el átomo se concebía como una pobremente definida y ligera nube electrónica alrededor de un diminuto núcleo pesado y positivo, cuya forma dependían de las condiciones físicas del entorno. Esta idea de los electrones no podía comprenderse a la luz de los experimentos con electrones libres que eran casi siempre detectados dentro de una cierta región especial limitada.
Fue Born quien propuso que la función de onda de la ecuación de Schrödinger se interpretara como una densidad de probabilidad; es decir, la probabilidad matemática de encontrar el electrón en una cierta región espacial. El punto de vista de Bohr restringe el alcance de la función de onda como descripción precisa de una sola partícula (electrón) en el régimen cuántico. La interpretación de Born sobre la función de onda, tan acorde con los resultados experimentales donde intervienen muchas partículas, fracasa cuando el sistema físico bajo estudio es una sola partícula.
En este caso, debido a fluctuaciones cuánticas, no es posible determinar, con mayor precisión que la permitida por el principio de Heisenberg, el momento y posición de la partícula individual. En el mejor de los casos es posible restringir una región espacial donde existe la máxima probabilidad de encontrar al electrón después de medir su posición, sin certeza de que tal predicción ocurra finalmente.
La nube electrónica se interpretó en el lenguaje matemático como una nube de probabilidad que, pudiendo localizarse por todo el espacio físico, permanece más o menos confinada en una región espacial donde la función de onda marca probabilidades más altas. Al medir la posición de electrones que tuvieran la misma función de onda, se alcanzaría un patrón de medida cuya distribución espacial coincidiría con la predicha por la función de onda.
La mayoría de las medidas daría una posición del electrón próxima al máximo de la función de onda y sólo tras muchas medidas más se apreciaría una distribución de electrones alejados de dicho máximo. La facilidad de la mecánica cuántica para describir con gran precisión las probabilidades de transición entre distintos estados cuánticos (órbitas estacionarias de un átomo) permitió la consolidación, hasta nuestros días, de la interpretación estocástico-estadística de la teoría cuántica.
En rigor positivista, la actuación del aparato de medida sobre el sistema observado modifica su estado físico previo de tal manera, que la medida cuántica genera un sistema físico distinto al que se pretendía estudiar.
Siguiendo esta epistemología empirista radical, los positivistas llegaron a la conclusión de que no tiene sentido hablar de las propiedades previas de un sistema físico: las nubes electrónicas no tienen propiedades físicas hasta que no les son atribuidas por una determinada observación experimental. La posición o el momento de un electrón no son propiedades internas del ente físico, sino adquiridas momentáneamente en un proceso de medida.
De acuerdo con el lenguaje de la teoría cuántica estándar los estados físicos de los sistemas cuánticos evolucionan unitariamente y deterministamente bajo el rectorado de la ecuación de Schrödinger. Consecuentemente, todo sistema en superposición cuántica no puede transformarse en un estado concreto clásico.
Una vez más, la teoría física no se adecua correctamente a la experimentación, puesto que no se observan sistemas físicos en estados cuánticos superpuestos. La observación es el resultado clásico de la medida de alguna magnitud del sistema. El hecho de medir un sistema cuántico produce la pérdida de coherencia cuántica interna y genera un proceso no unitario e indeterminista que finaliza en la concreción del estado clásico.
Con el principio de complementariedad de Bohr, la epistemología de la física cuántica retoma la propuesta inicial de de Broglie plasmada en su principio de la dualidad onda-corpúsculo. En vez de reconsiderar la nebulosa ontología de los experimentos cuánticos, la ciencia física se consagró a un lenguaje técnico sin cabida para el discernimiento ontológico. Los grandes físicos condujeron a la ciencia del mundo físico hacia una década dorada de relevantes descubrimientos en el campo de las partículas elementales y sus interacciones fundamentales; aunque a un elevado precio: la pérdida de todo sustrato físico donde basar los fenómenos cuánticos.
Fueron los grandes momentos del positivismo físico-matemático donde Bohr y el prestigioso matemático John Von Neumann parecían dar por definitiva la doctrina que reducía la ontología a una triunfante epistemología de predicciones físicas basadas en complejos cálculos matemáticos.
Von Neumann enfatizó la dimensión lógica y coherente del formalismo cuántico hasta construir una estructura matemática, el teorema de von Neumann, que corroboraba el principio de complementariedad de Bohr. En él se afirma que es imposible verificar experimentalmente cualquier teoría causal que prediga de modo determinista el comportamiento de un sistema físico individual.
Con otras palabras, la teoría cuántica de Bohr contiene todo el conocimiento accesible de la naturaleza. La ausencia de trayectorias cuánticas, las incertidumbres en la posición y momento de una partícula cuántica, no son limitaciones propias del desarrollo tecnológico-experimental sino consecuencias físicas manifiestas de la ausencia de leyes sub-cuánticas que determinen la evolución física.
En última instancia, el teorema de von Neumann niega cualquier interpretación causal que explique por qué una partícula se detecta en un determinado lugar. Es decir, no hay explicación posible para la existencia de las fluctuaciones cuánticas observadas experimentalmente en sistemas de partículas individuales. El azar, la arbitrariedad es la ley estocástica fundamental que rige los sistemas cuánticos. Sólo un sistema de muchas partículas, donde se contrarresten dichas fluctuaciones, puede ser descrito con determinación estadística sujeta a caprichosos golpes de suerte en la naturaleza del mundo físico.
A continuación enumeramos las tres primeras afecciones ontológicas consecuentes con el nuevo lenguaje de la física cuántica, de un total de siete que presentamos en este artículo (y en el siguiente, en que concluiremos esta reflexión sobre la mecánica cuántica).
1) Fin del determinismo ontológico
El principio de incertidumbre invalida cualquier referencia a leyes causales que predijeran resultados bien determinados. La incertidumbre en las condiciones iniciales de las partículas supone el fin del determinismo en la ciencia física. No es posible conocer la evolución futura exacta de una partícula sin medir con precisión absoluta su posición y velocidad.
Sin importar cuán sofisticado sea el diseño instrumental de un experimento, la precisión de la medida de dos magnitudes conjugadas (momento-posición, energía-tiempo) no puede ser inferior al límite establecido por Heisenberg: la mitad del cuanto mínimo de acción (h).
La incertidumbre cuántica no es solamente una limitación experimental que impide conocer simultáneamente la posición y la velocidad precisas de una partícula. La física cuántica describe una realidad cuántica donde las magnitudes clásicas como la posición y la velocidad no están bien definidas.
No solamente la partícula clásica pierde sus atributos clásicos. También la misma idea clásica de partícula se desvanece en favor de una existencia cuántica distinta. En consecuencia, el determinismo causal propio del lenguaje de la física clásica se resiente ante un tipo de existencia sin los parámetros clásicos que predicen el comportamiento futuro de una partícula que, cuánticamente, ya no se entiende como una pieza individual de materia.
La física cuántica presenta una realidad cuántica de fondo muy distinta del mundo clásico macroscópico. La materia se presenta en un estado de indefinición cuántica con el potencial de producir la realidad clásica ordinaria.
Esta falta de determinismo ontológico exige una alternativa epistemológica que explique el incontrolable e impredecible resultado de una medida cuántica. De acuerdo con los cánones de la física cuántica, la definición de las propiedades físicas clásicas se produce tras un proceso indeterminista en el régimen cuántico conocido como la transición clásico-cuántica en la medida de un sistema cuántico.
El denominado “problema de la medida cuántica” arroja luz sobre el fondo ontológico de la realidad cuántica. Aún hoy el problema de la medida es controvertido y suscita interesantes debates entre los físicos cuánticos. El planteamiento del problema es cómo explicar la emergencia de la realidad concreta y delimitada del régimen clásico desde un fondo cuántico indefinido. La incertidumbre cuántica hace inviable una explicación causalbottom-up.
No es fácil explicar la determinación del sistema físico clásico desde un fondo cuántico de indeterminación. En el mejor de los casos es posible explicar el problema de la medida cuántica como una anulación de las fluctuaciones cuánticas cuando se observa el sistema cuántico con la interacción de un instrumento de medida clásico.
La compensación de las fluctuaciones es un proceso indeterminado que solo puede ser estudiado clásicamente a partir de leyes estadísticas cuando el número de sucesos es elevado. En este sentido, la indeterminación cuántica se entiende desde la indefinición ontológica de la realidad que se proyecta clásicamente en un conjunto de sucesos individualmente estocásticos cuya regularidad solo admite leyes estadísticas cuando se repite muchas veces.
La consideración absoluta del principio de Heisenberg exige renunciar a la imagen de un mundo físico macroscópico constituido por entidades microscópicas bien definidas en interacción causal. No es posible, pues, mantener por más tiempo la idea griega de un mundo determinista constituido por átomos.
Más bien, la teoría cuántica invita a pensar en una realidad ontológica dinámica e indefinida. Desde nuestra habitual perspectiva clásica, fruto de la experiencia de fenómenos concretos y bien definidos, diríamos que el mundo clásico emerge de un turbulento fondo de indefinición cuántica.
2) Fin del continuismo ontológico
La renuncia de la continuidad del movimiento de una partícula en el régimen cuántico, así como la pérdida de la causalidad clásica en la mecánica cuántica, fueron consideradas por Bohr como las irracionales consecuencias de haber introducido el cuanto elemental de acción física. Podemos decir que la irracional epistemología advertida por Bohr fue el precio que los físicos fundadores de la mecánica cuántica se dispusieron a pagar para poder explicar –con excelente grado de precisión experimental– los novedosos fenómenos físicos que hicieron temblar los cimientos de la física clásica.
Como consecuencia del fin del determinismo ontológico, es lógicamente necesario prescindir del concepto de trayectoria en sentido clásico. El concepto clásico de trayectoria desaparece en el régimen microscópico, pues no es posible definir experimentalmente la geometría lineal continua descrita por la partícula. Conocer la trayectoria exige determinar con absoluta precisión los sucesivos valores de la posición de una partícula.
Si bien la relación matemática del principio de incertidumbre permite conocer sin error la posición de una partícula, la incertidumbre consecuente en su momento se hace infinita y la partícula se dispersa en una región de espacio enorme, impidiendo así, hallar su posición en un instante posterior. En el mejor de los casos, se puede regular la precisión de la posición y velocidad de la partícula y describir una banda geométrica donde con probabilidad se encuentre la partícula.
Desde nuestra perspectiva clásica diríamos que la incertidumbre en la posición y velocidad haría que la partícula fuera saltando cuánticamente de una posición a otra de la banda de probabilidad que sustituye a la trayectoria clásica. Ahora bien, desde la teoría cuántica las consecuencias son aún más sorprendentes, pues ni siquiera podemos decir que haya una partícula clásica definida. Si la analogía con el mundo clásico fuera posible, entonces la partícula describiría una trayectoria discontinua. Pero en la realidad ontológica que se intuye bajo la teoría cuántica no hay una partícula siquiera –al menos en sentido clásico.
La incertidumbre cuántica impide definir tanto la continuidad de la trayectoria como la continuidad de la partícula. La partícula en sentido figurado es un concepto clásico. En sentido cuántico la partícula se diluye en un fluido cuántico desperdigado cuya geometría no asume necesariamente el continuismo clásico, sino que tiene una existencia más modulable como consecuencia de una ontología fluctuante que aún no se ha definido en una realidad clásica concreta.
3) Fin de la causalidad ontológica clásica
En mecánica clásica los fenómenos físicos son efectos consecuentes con unas causas que lo preceden. Las leyes de causa y efecto de la física permiten predecir el comportamiento futuro de numerosos sistemas clásicos. Especialmente, la evolución futura de los sistemas planetarios, galácticos y cosmológicos se rige de manera precisa por leyes clásicas universales.
La prolongación de la incertidumbre cuántica hasta el nivel planetario obliga a renunciar al determinismo y tener en cuenta factores caóticos que impiden predecir claramente el futuro de un sistema físico. Igualmente, en retrospectiva, la ley de la causa y el efecto nos sitúa frontalmente y sin escapatoria con el clásico problema filosófico acerca del primer origen de toda actividad física.
Al seguir la concatenación causa-efecto se alcanzaría finalmente el primer efecto con sentido físico sin posibilidad de explicarlo físicamente a partir de una causa precedente o sin recurrir a una sucesión ilimitada de causas y efectos. No es posible, por tanto, explicar el origen del universo físico sin recurrir a una primera causa de origen metafísico.
En mecánica cuántica la dimensión casual propia de un proceso de medida –suerte en última instancia– es una parte integrada en los fenómenos cuánticos descrita en términos estocásticos y generalizables a leyes estadísticas. La dinámica natural es esencialmente azarosa. Desde la perspectiva clásica diríamos que está regida por leyes casuales cuya explicación trasciende las fronteras de la ciencia física.
En física cuántica no hay una explicación causal para la definición clásica de un sistema físico desde la indefinición ontológica que rige el comportamiento cuántico. No existe una ley causa-efecto que define la trayectoria desde lo clásico a lo cuántico. Es más, algunas interpretaciones físicas introducen la idea de un salto cuántico totalmente opuesto a la idea del continuismo clásico.
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Un equipo de científicos israelíes ha puesto a prueba y confirmado la teoría de Stephen Hawking referente a los agujeros negros. El estudio se ha realizado en un laboratorio a partir de ondas de sonido que recrean estos fenómenos
Jeff Steinhauer, físico del Instituto Technion-Israel de Tecnología en Haifa, ha publicado un estudio en la revista ‘Nature Physics’ que prueba la teoría de Hawking sobre los agujeros negros mediante una simulación realizada a partir de ondas de sonido que imitan las partículas que escapan de estos. Su objetivo consistía en demostrar que los agujeros negros emiten la llamada ‘radiación de Hawking’.
La teoría del famoso astrofísico británico Stephen Hawking propone que los agujeros negros emiten una determinada radiación que les hace perder masa hasta el extremo de su propia desaparición en el espacio.
De esta forma, pone en duda las teorías sobre la noción del horizonte de sucesos, la frontera invisible a partir de la cual nada puede escapar a un agujero negro, afirmando que este es más bien un «horizonte aparente» que mantiene temporalmente a la materia y la energía prisioneras.
Para simular esta situación experimental, el equipo de Steinhauer creó en el laboratorio un agujero negro sónico a partir de átomos de rubidio enfriados a menos de una milmillonésima de grado por encima del cero absoluto.
Tras ello, manipularon dichos átomos con el uso de una luz láser para que viajaran más rápido que el sonido y así recrear un primer horizonte de sucesos, dentro del cual se introdujo un segundo horizonte de sucesos recreando de manera satisfactoria la buscada radiación de Hawking.
A día de hoy, Steinhauer trabaja en el desarrollo de un agujero negro artificial sin necesidad de amplificar la radiación sónica. Sus hallazgos podrían permitir saber más acerca del misterioso comportamiento de los agujeros negros.
Texto completo en: http://actualidad.rt.com/ciencias/view/143455-recreacion-agujero-negro-laboratorio-teoria-hawking
Lo han hecho en un acelerador de partículas de Alemania, de la siguiente forma. Para probar el efecto de la dilatación del tiempo, compararon el funcionamiento de dos relojes. Uno de ellos se dejó quieto, mientras que el otro se puso en movimiento.
Según se explica en la revista Nature, para hacer esto, los investigadores usaron el Anillo de Almacenamiento Experimental del Centro Helmholtz GSI en Darmstadt, un dispositivo que permite almacenar partículas de alta velocidad.
En su interior, se “fabricó” el reloj en movimiento. Para ello, se aceleraron iones de litio hasta que estos alcanzaron un tercio de la velocidad de la luz. En el interior de dichos iones, se produjeron entonces transiciones electrónicas (los electrones comenzaron a saltar entre diferentes niveles de energía). La medición de dichas transiciones aceleradas arrojó una frecuencia, que fue considerada como el “tic-tac” del reloj en movimiento.
Por otra parte, las transiciones electrónicas acaecidas dentro de iones de litio que no se movieron, hicieron de “tic-tac” del reloj estacionario. Los resultados demostraron que el tiempo corría más lento para el reloj en movimiento que para el fijo.
Antecedentes
Este resultado es la culminación de 15 años de trabajo de un grupo internacional de colaboradores, entre los que se encuentra el premio Nobel Theodor Hansch, director del Instituto Max Planck de Óptica; y se considera la prueba más rigurosa del efecto «dilatación del tiempo» que Einstein predijo.
«Es casi cinco veces mejor que nuestro antiguo resultado; y entre 50 y 100 veces mejor que cualquier otro resultado obtenido con otros métodos «, ha afirmado el coautor del estudio, Gerald Gwinner, físico de la Universidad de Manitoba en Winnipeg, Canadá.
En 2007, el equipo había conseguido ya la mejor marca de medición de la dilatación del tiempo. En aquella ocasión, lo hicieron con una precisión 10 veces mejor que la lograda en experimentos antes realizados; usando también iones de litio que fueron acelerados a una velocidad de entre el tres y el 6% la de la luz.
Además, emplearon una técnica láser de espectroscopia por saturación, para medir la dilatación temporal. Pero ahora se han superado a sí mismos. La primera vez que se consiguió comprobar la dilatación temporal fue en 1938.
Pero, como de momento esa posibilidad no existe para el común de los mortales, hablaremos de consecuencias más realistas, como que la dilatación temporal puede afectar a los Sistemas de Posicionamiento Global (o GPS).
Estos dispositivos cuentan con precisos relojes atómicos a bordo para enviar señales sincronizadas, que a su vez sirven para señalar una posición en la Tierra. Como están en movimiento a altas velocidades, orbitando nuestro planeta, deben dar cuenta de diminutos desplazamientos temporales en el análisis de los datos de navegación.
La Agencia Espacial Europea (ESA) planea, por otra parte, probar la dilatación del tiempo en la Estación Espacial Internacional en el año 2016. Para ello usará su reloj atómico, el Ensemble in Space (ACES), cuyo funcionamiento en un entorno de microgravedad se espera sirva para estudiar no solo aspectos de la teoría de la relatividad general como el de la dilatación del tiempo, sino también la teoría de cuerdas.
Benjamin Botermann, Dennis Bing, Christopher Geppert, Gerald Gwinner, Theodor W. Hänsch, Gerhard Huber, Sergei Karpuk, Andreas Krieger, Thomas Kühl, Wilfried Nörtershäuser, Christian Novotny, Sascha Reinhardt, Rodolfo Sánchez, Dirk Schwalm, Thomas Stöhlker, Andreas Wolf, Guido Saathoff. Test of Time Dilation Using Stored Li+ Ions as Clocks at Relativistic Speed. Phys. Rev. Lett. (2014). DOI: 10.1103/PhysRevLett.113.120405.
Sascha Reinhardt, Guido Saathof, Henrik Buhr, Lars A. Carlson, Andreas Wolf1, Dirk Schwalm, Sergei Karpuk, Christian Novotny, Gerhard Huber, Marcus Zimmermann, Ronald Holzwarth, Thomas Udem, Theodor W. Hänsch, Gerald Gwinner. Test of relativistic time dilation with fast optical atomic clocks at different velocities. Nature Physics (2007). DOI: 10.1038/nphys778.
http://www.tendencias21.net/Verifican-la-dilatacion-del-tiempo-predicha-por-Einstein-con-una-precision-sin-precedentes_a37270.html
Se considera la disciplina de las matemáticas como un campo del saber en que no hay incertidumbres ni dudas y que todo funciona a la perfección. Lo cierto es que como en todas las cosas humanas esto no es así y de hecho hay misterios y cosas sorprendentes que ocurren. Existe, además, una cercana relación entre genialidad, locura, tragedia y suerte que acompaña al desarrollo de esta disciplina. A continuación solo algunos ejemplos notables y sin embargo desconocidos para la gran mayoría:
http://www.guioteca.com/matematicas/enigmas-de-las-matematicas-cuando-lo-exacto-es-reemplazada-por-el-misterio-casos-sorprendentes/
Una de las grandes maravillas que nos ha enseñado el impresionante mundo de las partículas es que las cosas extrañas que ocurren a ese nivel, son totalmente naturales y tienen una explicación científica perfectamente inserta en todo el sistema de la realidad. Aun así, resulta difícil para nuestras mentes ―y también para la de los grandes científicos como Einstein― entender una serie de leyes que aparentemente entran en contradicción con el macromundo. Para que conozcas un poco más sobre el tema, hoy te traigo 6 rarezas del universo cuántico que te causarán asombro.
Siempre nos imaginamos el espacio como un lugar completamente vacío, sin embargo, a la luz de las últimas observaciones, la ciencia considera que en el cosmos es una gran masa de partículas que pueden surgir de repente tomando para ello energía del universo. Igualmente pueden desaparecer sin más ni más.
Que los agujeros negros no son negros en lo absoluto no solo resulta una rareza sino una afirmación ilógica. Y aun así, es cierta. Los agujeros negros son oscuros pero no negros, pues emiten una luz llamada Radiación de Hawking ―descubierta por el físico Stephen Hawking―. Eventualmente, el agujero irá perdiendo su masa y su energía hasta desaparecer.
La ubicuidad de las partículas es una de las mayores rarezas del universo cuántico. Una partícula puede estar en dos lugares al mismo tiempo y eso, definitivamente, desafía nuestra lógica cartesiana. En efecto, los experimentos prueban que, antes de ser medido, un electrón que es colocado ante una placa con dos aberturas no atraviesa una u otra, sino ambas entradas.
A lo largo de los años, los científicos han llegado a una conclusión muy interesante en relación con las partículas: la observación humana de estos eventos, de cierto modo, obliga al propio universo a tomar un camino. En el ejemplo anterior, cuando se realiza una medición, el electrón asume una de las dos aberturas. En el famoso experimento de Schrödinger, el gato está vivo-muerto mientras no abrimos la caja, pero al hacerlo, aparece una de las dos variantes. Es algo extraño, confuso, pero que señala una relación indisoluble entre el conocimiento humano y su percepción.
Otra cosa extraña es que nunca podemos saber con exactitud dónde se encuentra una partícula y cuál es su velocidad en un mismo instante de tiempo. Ello significa que si conocemos a qué velocidad va esa partícula no podemos localizarla, en cambio, si sabemos dónde se encuentra, no sabremos cuán rápido se está desplazando.
Más extraño aún resulta el siguiente fenómeno: en el mismo experimento del electrón ante una placa con dos aberturas, se ha comprobado que si se observa cuál de las dos entradas atraviesa la luz, esta se comporta como una partícula, sin embargo, cuando se observa la pantalla a la cual llega ese haz, la luz se comporta como onda. Ahora bien, si se espera a que la luz atraviese las aberturas y se observa el camino que esta ha seguido, se fuerza a las partículas a atravesar una u otra abertura. Lo que significa que nuestra observación presente determina el comportamiento pasado de la luz.
No me cabe duda de que debes haberte asombrado mucho con estas 6 rarezas del universo cuántico. Los científicos también, y están metidos de lleno en investigaciones que les ayuden a entender por qué suceden todas estas excentricidades en el mundo de laspartículas elementales.
Quizás no lo lleguemos a saber nunca, en cualquier caso, aproximarnos a la realidad y explicarla es parte de nuestra esencia como seres humanos y es algo que el hombre seguirá haciendo hasta el fin de los tiempos. ¿Tú que dices?
http://curiosidades.batanga.com/6939/6-rarezas-del-universo-cuantico-que-te-causaran-asombro
(CNN) — Mira a tu alrededor y limpia al azar todo salvo una pequeña fracción de lo que puedes ver, pretende que el extenso resto de realidad está allí pero es invisible.
Probablemente quisieras un dispositivo que te ayude a ver mucho más de eso.
Los científicos que trabajan en el CERN, la Organización Europea de Investigación Nuclear, progresaron hacia esa dirección con el Espectrómetro Magnético Alfa (AMS, por sus siglas en inglés), que ha estado en la Estación Espacial Internacional desde 2011.
Los físicos creen que sólo 4% del universo se manifiesta como la materia y energía que podemos percibir. De éste porcentaje, 70% es la llamadaenergía oscura y 20% lo que conocemos como materia oscura, ninguna de las dos puede ser detectada directamente por los ojos humanos.
Pero los científicos están seguros de que debe existir, en parte debido a la gravedad que ejerce sobre el universo visible.
Esta semana, los científicos del CERN publicaron un análisis de datos del AMS, que detecta partículas subatómicas que constantemente bombardean la Tierra. Incluye partículas extremadamente raras de antimateria que pueden resultar de la descomposición de materia oscura.
Cuando la materia oscura choca
Se llaman positrones y también son conocidos como antielectrones. Tienen la misma masa que los electrones pero tienen una carga positiva.
Los científicos creen que la materia oscura choca y se divide en pares de electrones y positrones, así que la capacidad de examinar positrones a detalle podría ayudar a probar la existencia de materia oscura.
Los positrones se producen en cantidades pequeñas en nuestra parte del universo, y en su mayoría vienen volando desde sus confines, atados con conjuntos de otras partículas subatómicas, principalmente protones y electrones.
Las partículas voladoras llevan el nombre “rayos cósmicos”, un nombre poco apropiado que se les da en una época en la que no son tan bien comprendidos.
El proyecto AMS analizó 41,000 millones de partículas de rayos cósmicos, y determinó que 10 millones de estos estaban compuestos de electrones y positrones.
Datos sin precedentes y esperanza
Hubo fluctuaciones en la cantidad de positrones que había, y gracias al espectrómetro que orbita, por primera vez en medio siglo de investigación de rayos cósmicos, los científicos pudieron medir un auge importante en positrones.
«El AMS ahora reveló datos que ningún otro experimento había podido registrar”, dijo el vocero del CERN, Arnaud Marsollier.
Los datos apuntan a la existencia de materia oscura. Pero los científicos del CERN no están completamente seguros todavía de que la materia oscura sea la verdadera fuente de los positrones.
«Podría venir de fenómenos de alta energía en algún lugar de nuestro universo: ¿pero qué?”, pregunta Marsollier. “¿Púlsares? ¿Supernovas?”.
Los púlsares son estrellas similares a los hoyos negros que rocían partículas y luz a través del universo. Las supernovas son antiguas estrellas que explotaron.
Debido a que detecta partículas opuestas a la luz, de la forma en la que lo haría un telescopio, el AMS también puede ver otros fenómenos cósmicos que un telescopio no puede.
Los datos mostrados esta semana necesitan más estudio, pero a primera vista, según el CERN, lo que han visto hasta ahora se ve “tentadoramente consistente con las partículas de materia oscura”.
Si ese es el caso, el AMS podría comenzar a quitar la mayor ceguera de la humanidad.
http://mexico.cnn.com/tecnologia/2014/09/22/los-cientificos-estan-cerca-de-ver-un-universo-extenso-e-invisible
Científicos suecos han logrado captar por primera vez el sonido que produce un solo átomo, el sonido más débil que es posible captar, según los físicos.
¿Y cómo es ese sonido? Resulta que es la nota re, pero 20 octavas más alta que la nota más alta en el piano, algo que queda muy fuera de lo que puede detectar el oído humano.
Para su experimento los investigadores, que publicaron su estudio en la revista ‘Science‘, crearon un átomo artificial de 0,01 milímetros de tamaño y lo pusieron en un lateral de un material superconductor. Después dirigieron ondas acústicas sobre la superficie del material, reflejaron las oscilaciones del átomo y grabaron el resultado con un diminuto micrófono puesto en el otro lado del material.
¿Para qué se hizo? Los investigadores señalan que manipulando el sonido en el nivel cuántico les llevará a nuevos descubrimientos en la computación cuántica.
“Hemos abierto una nueva puerta al mundo cuántico, escuchando a los átomos y hablando con ellos”, así calificó el descubrimiento Per Delsing, uno de los coautores del estudio. “Nuestro objetivo a largo plazo es aprender física cuántica para poder beneficiarnos de sus leyes, por ejemplo, crear computadoras superrápidas”.
http://actualidad.rt.com/ciencias/view/140103-captan-primera-vez-sonido-atomo
Conocido y respetado en el mundo académico por sus descubrimientos sobre los agujeros negros y sus planteos sobre física teórica, y popular gracias a sus libros de divulgación (entre ellos, el más conocido: ‘La teoría del todo: el origen y el destino del universo’), ahora se refirió a la llamada ‘partícula de Dios’, que se descubrió en 2012 durante las investigaciones que se está llevando a cabo en un laboratorio ubicado en la frontera entre Suiza y Francia.
Según Hawking, la búsqueda que se lleva adelante en el enorme laboratorio construido por la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN, su sigla en francés) podría desatar el colapso total del Universo.
Según el científico, la partícula descubierta en 2012 (Bosón de Higgs o ‘partícula de Dios’) tiene la potencialidad de convertirse en megaestrella con energía superior a 100 mil millones de giga-electrón-voltios (GeV), lo que provocaría un «retraso catastrófico de vacío» si es que se somete a una presión extrema.
Luego de advertir que ese colapso «se producirá en cualquier momento y no lo veremos venir», Hawking señaló que, no obstante, para ello haría falta un acelerador de partículas del tamaño de la Tierra para experimentar con esta clase de energía, lo que parece poco probable en el corto plazo.
http://www.diarioregistrado.com/tec-y-ciencia/101576-hawking-afirmo-que-la-particula-de-dios-haria-colapsar-al-universo.html
Los científicos por primera vez han observado correctamente un pariente teórico del bosón de Higgs. El descubrimiento fue posible gracias a las observaciones de comportamiento de los fotones en los superconductores.
Se cree que el campo de Higgs, que da lugar al bosón de Higgs, regala peso a otras partículas, ralentizando su movimiento a través del vacío del espacio. Supuesta en la década de 1960, la partícula finalmente apareció en el Gran Colisionador de Hadrones en el CERN, cerca de Ginebra, Suiza, en 2012, y algunos de los científicos detrás de este descubrimiento recibieron el Premio Nobel de Física en 2013.
La idea en realidad apareció tras observar el comportamiento de los fotones en los superconductores, metales que, cuando se enfrían a temperaturas muy bajas, permiten que los electrones se muevan sin resistencia.
Cerca de cero grados kelvin, en el material superconductor se configuran vibraciones que ralentizan los pares de fotones que se desplazan por él, haciendo que la luz actúe como si tuviera masa. Este efecto está estrechamente ligado a la idea del Higgs; «en realidad, es su madre», dice Raymond Volkas, de la Universidad de Melbourne, en Australia.
Esas vibraciones son el equivalente matemático de las partículas de Higgs, dice Ryo Shimano, de la Universidad de Tokio, quien dirigió al equipo que realizó el descubrimiento, informa ‘The New Scientist’. La versión del superconductor explica la masa virtual de la luz en un superconductor, mientras que el campo de partículas de Higgs explica la masa de los bosones W y Z en el vacío
Texto completo en: http://actualidad.rt.com/ciencias/view/139466-boson-higgs-madre-superconductores-fisica