Por Kamal Taha
Los refugiados en Jordania ofrecen a sus hijas adolescentes para darlesprotección y alejarlas del peligro por los violentos enfrentamientos provocados por Al Assad
Con un conflicto armado en Siria que no parece tener fin, los refugiados en Jordaniaofrecen a sus hijas adolescentes en matrimonio con la esperanza de asegurarles protección y escapen de la miseria.
Abu Mohamad, un refugiado sirio, optó a regañadientes por casar a su hija adolescente con un rico saudita de 40 años, esperando darle así una vida próspera y mejorar la situación económica de la familia.
“Era lo último que quería hacer”, asegura Abu Mohamad, de 50 años, a la AFP frente a su tienda de campaña en el campo de refugiados de Zaatari, en el norte de Jordania, donde se agrupan más de 160.000 sirios, el equivalente a la población de la quinta mayor ciudad de Jordania.
Este padre de seis hijos asegura que el marido saudita de su hija “prometió ayudarlos hasta que acabe la crisis y vuelvan a su casa”, después de la boda celebrada hace tres meses. “Dios sabe cuándo ocurrirá”, dice.
El caso de Abu Mohamed y de su hija no es el único. “Hombres jordanos y otros árabes vienen a menudo a pedirme si conozco a refugiadas sirias para casarse”, explica Fares Hocha, un vendedor de electrodomésticos en Zaatari. “Dos hombres que no eran del campo me hicieron la pregunta hace poco. Un cliente dijo que tenía dos hijas. Abandonaron la tienda juntos y no sé qué pasó después”, relata.
Para este comerciante, los refugiados aceptan “estos matrimonios rápidamente y sin condiciones porque temen lo desconocido y quieren garantizar la seguridad de sus hijas”. Es lo que le pasó a Said, quien casó el mes pasado a sus dos hijas, de 15 y 16 años.
“Estoy sin trabajo, parapléjico y no puedo satisfacer las necesidades de mi familia”, se lamenta este padre de diez hijos. “El campo es un lugar peligroso y tengo miedo por mis hijas. Pensé que el matrimonio era la solución”, añade.
“Esclavitud disimulada y negocio del sexo”
Los comerciantes no son los únicos a los que recurren los hombres en busca de chicas con las que casarse. La asociación caritativa Kitab wa Sunna, que ayuda a decenas de miles de refugiados, dice recibir decenas de demandas de hombres que buscan esposa en Zaatari.
“Somos una asociación humanitaria y queremos quedarnos concentrados en nuestra misión. No queremos vernos implicados, eso podría crear problemas”, explica su jefe, Zayed Hamad.
Otros han visto un negocio en estos matrimonios. En la principal avenida de Zaatari, Abu Ahmed alquila, desde hace seis meses, vestidos de novia por una veintena de euros diarios. “Cada día alquilo al menos uno”, asegura mientras una pareja observa su mercancía.
Resulta difícil medir la importancia de estos matrimonios precoces, pero numerosas señales muestran que el fenómeno se desarrolla, según Dominique Hyde, representante de Unicef en Jordania, donde el matrimonio es legal a partir de los 15 años para las chicas. “En todas las situaciones de emergencia, mujeres y chicas jóvenes se ven expuestas a un riesgo de explotación creciente”, afirma.
Jordania dice acoger al menos a 500.000 sirios en su territorio. Entre los refugiados que huyeron de la guerra civil que asola desde hace dos años a Siria, el 70% son mujeres y niños, según la ONU.
“Los sirios explican que incluso si los matrimonios precoces eran frecuentes en su país antes de la crisis, hay cambios desde que llegaron a Jordania. La principal novedad es la creciente diferencia de edad entre los esposos”, añade la representante de Unicef.
En el Ministerio jordano del Interior, sin embargo, se estima que las cifras de matrimonios están “en la media”, con 1.029 matrimonios entre jordanos y sirios desde la llegada de los primeros refugiados en el país en 2011. Y hay “331 sirias casadas con no jordanos”, indica el Gobierno.
Por su parte, la organización Campaña Nacional para la Protección de las Mujeres Sirias alerta sobre “estas demandas de matrimonio de árabes del Golfo y otras regiones motivadas por instintos puramente sexuales”. En su página Facebook, seguida por más de 20.000 internautas, la organización denuncia una “esclavitud disimulada” y “el negocio del sexo”.
Al contrario, refugiados como Said Hariri, de 60 años, defienden estos matrimonios tempranos. “En la tradición siria, es normal que una chica se case con 16 años”, explica este ex miembro de las fuerzas de seguridad.