“Detesto a tu régimen, sus mentiras, su corrupción, su religión, su hipocresía y su disimulación [taqiyya]“, se lee en la carta de suicidio del hijo del presidente electo de Irán, Hassan Rohani, divulgada por el comentarista político Alireza Nourizadeh en el periódico árabe A Sharq al Awsat, editado en Londres.
Detrás de las sonrisas y las alegrías por la victoria del presidente iraní, se esconde una tragedia personal, el hijo mayor de Rohani se quitó la vida, en 1991, en protesta por los vínculos cercanos de su padre con el Supremo Líder de Irán, Alí Khamenei.
“Me da vergüenza vivir en este ambiente donde me veo obligado a mentir a mis amigos todos los días, diciéndoles que mi padre no está cortado por la misma tela que la elite y los jefe del régimen…. Diciéndoles que su corazón está con el pueblo, cuando sé que eso no es cierto. Me da asco cuando te veo besando la mano de Khamenei”, reza la misiva.
Rohani tuvo duras palabras para su hijo, diciendo que cometió un gran pecado al quitarse la vida; sin embargo, se aseguró de enterrarlo en una selecta parcela en el templo del ayatollah Ruhollah Khomeini, fundador de al República Islámica.
La prensa iraní adjudicó el suicidio del hijo de Rohani a un desengaño amoroso.
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