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Hay un término bastante común en literatura espiritual anglosajona que es el término de “wanderer” y, en castellano, casi siempre traducido como “errante”. Su definición es un poco más compleja pero probablemente a algunos de vosotros os resuene lo que os explico al respecto.
En todos estos años que llevo tratando de aprender más y más sobre la parte “no visible” de este juego de la “existencia” en el que estamos metidos me he encontrado mucha gente que te comenta que tienen la impresión de que ellos no son de aquí, o de que, por lo menos, se sienten extraños, raros, y fuera de lugar en este planeta. No hablo de que no te guste la sociedad en la que vives o que no encajes dentro de los modelos culturales o sociales que tenemos, sino que realmente, sientes que no “eres de este planeta”. Sea lo que sea que exista detrás de esa sensación, en algunos casos, es posible que quizás se trate del concepto de “alma errante”.
Echar un cable desde dentro
Cuando una entidad que ha superado el nivel evolutivo actual en el que estamos, y ha progresado por los siguientes “cursos”, sea la cuarta, quinta o sexta densidad, decide “repetir” y volver a la tercera, nos encontramos con un “errante”. Son entidades que regresan a densidades inferiores, y niveles evolutivos por los que ya han pasado, con el único propósito de ayudar en los procesos de transición de los lugares en los que encarnan.
Errantes existen de ambas polaridades, de Servicio a uno Mismo y de Servicio a otros, lo cual significa que hay entidades negativas que encarnan de nuevo a nivel 3D para tratar de fomentar la polaridad de servicio a uno mismo en el planeta (las tenemos por aquí), así como hay entidades positivas que encarnan para colaborar en la transición al nuevo nivel 4D positivo que tratamos de instaurar (muchas más). El propósito además, de estas almas, no es solo encarnar para ayudar en un paso de nivel, sino para trabajar, enseñar o colaborar “desde dentro”, ya que las reglas del libre albedrio imponen la no intervención exterior, de forma que para poder ayudar, debes encarnar con las mismas condiciones que tienen aquellos nativos del nivel evolutivo en el cual entras.
Lo planeas, y luego no te acuerdas
Sin embargo, uno de los problemas, es que muchos de estos errantes nunca completan su misión, aquella que se habían propuesto desde su densidad de origen, pues no son capaces de despertar espiritualmente una vez dentro del sistema actual, ya que al verse activado el velo de memoria que toda entidad 3D tiene por defecto, debe trabajar igual de arduo que el resto de almas nativas para “despertar”, pues respetando las reglas del juego, encarnas sin saber quien eres, de dónde vienes, y cual era tu misión. La diferencia de un alma de una densidad superior, es que no solo se sentirá bastante fuera de lugar en este planeta y en este nivel evolutivo con todas sus limitaciones que por su propia evolución ya ha dejado atrás, sino que si no completa su misión, tras el fallecimiento físico del cuerpo que ocupa y la restauración de la memoria de quien es en realidad y cual era su objetivo, el “trauma” por no haber podido “despertar” y llevarlo a cabo puede ser bastante deprimente, y suponer o bien desistir y dejarlo correr, o bien seguir intentándolo en nuevas encarnaciones, especialmente si ha generado cualquier tipo de karma, que deba completar y balancear a lo largo de nuevas entradas y salidas de la tercera densidad.
Un largo camino
Así, el camino evolutivo de un errante podría perfectamente tener una pinta como esta:
Un alma puede haber completado su ciclo evolutivo 1D, 2D, 3D, 4D y 5D, por ejemplo, en cualquier parte del universo, pero antes de seguir adelante, decide que, por puro deseo de ayudar y servir a otros, quiere encarnar de nuevo en aquellos lugares donde otras entidades están teniendo dificultades con sus procesos de graduación. Así que se lía la manta a la cabeza y reduce entonces su nivel frecuencial para convertirse de nuevo en entidad 3D, encarnar, e iniciar una laaaaarga serie de encarnaciones con el propósito, original, de ayudar a aquellas almas nativas del planeta. A partir de aquí, no hay diferencia entre un errante y un alma nativa que proviene de una evolución “normal” (1D –> 2D y ahora 3D). Si, hay diferencia a nivel del conocimiento, experiencias y lecciones acumuladas a nivel del Yo Superior, pero ese alma que ha vuelto atrás, no recuerda nada, y no trae ninguna ventaja inicial sobre el resto. En realidad, casi todo lo que trae son inconvenientes.
Gran diferencia frecuencial
Debido a la diferencia extrema de los patrones frecuenciales entre la densidad o nivel evolutivo de origen y las del nuestro, un errante, como regla general, no lo tiene demasiado fácil para adaptar su nivel vibracional actual al de la presente tercera densidad, con lo que presentan algún tipo de problema físico, dificultad o sensación de incomodidad al tener que adaptar su vibración a un vehículo físico muy por debajo, en muchos casos, de su nivel evolutivo.
La simbiosis alma-cuerpo siempre está acorde a los parámetros establecidos para cada vida, un alma 3D “encaja” perfectamente con un cuerpo human 3D, y si se presentan defectos físicos, estos suelen estar debidos a lecciones de vida, karmas o aprendizajes pendientes que el Yo Superior de esa alma 3D ha decidido experimentar. Sin embargo, un alma 4, 5 o 6D tiene siempre problemas para encajar en un cuerpo físico 3D, la reducción vibratoria debe hacer forzosamente y siempre trae ciertas dificultades, lo cual puede causar distorsión en el recipiente (el cuerpo) manifestándose de una o más formas como problemas o defectos físicos, o incluso mentales, en el errante.
Otro problema es que el errante no puede regresar a su densidad original cuando lo desee, debe completar el proceso de graduación de la densidad actual como cualquier otra alma y es por ello que debe ganarse su propia graduación. Lo que si que trae de serie es su polarización, siendo en la mayoría de los casos hacia el servicio a otros, de forma que pueden avanzar más rápidamente y “despertar” más rápidamente, con menos esfuerzo al tener una clara polaridad positiva traída de su camino evolutivo anterior. Luego, el errante, una vez graduado de la tercera densidad, tampoco tiene porque volver a la quinta, por ejemplo, de donde partió, sino que puede continuar todo el proceso de nuevo volviendo a recorrer la cuarta, acompañando a aquellas almas con las que se ha graduado, teniéndose que currar de nuevo su graduación. Es una decisión del errante y su Yo Superior que se toma en cada caso.
Características de errantes de 4, 5 y 6D
Una entidad que regresa a la tercera densidad desde la cuarta, siendo esta genéricamente hablando la densidad del amor y la compasión, tenderá a vivir su vida y proyectar su comportamiento en esta encarnación más bien en grupos, antes que quizás en pareja. La gran mayoría de errantes 4D entraron en nuestro planeta en la época de los 60, para incrementar precisamente esa vibración de la que provenían, dando lugar a la famosa cultura hippie de la vida en comunidades. De forma instintiva, es uno de los patrones que se dan en el siguiente nivel evolutivo, el de integración profunda entre miembros de la sociedad 4D, siendo el movimiento hippie que todos conocemos, la manifestación de esa energía y forma de concebir las relaciones del grupo de errantes 4D.
Por otro lado, y de forma completamente opuesta, errantes que provienen de la quinta densidad son personas bastante solitarias. Siendo la quinta densidad la densidad de la sabiduría y la búsqueda del conocimiento, este tipo de errantes traen consigo la necesidad de soledad, sin ningún tipo de problema o sensación negativa asociada, que les permite dedicarse a este tipo de actividades, ya que han traspasado el aprendizaje de las lecciones del amor y la compasión, y ahora deben balancearlas y compaginarlas con un estudio más profundo de la creación y una búsqueda de conocimiento, que es el motor que dirige el aprendizaje en la quinta densidad. Este tipo de errantes, al volver a esta tercera densidad, traen consigo esas facetas que los convierten a veces en personas que gustan y necesitan de cierta soledad para poder funcionar en nuestro nivel. Además, buscan muchas veces formas de compañerismo que emulan aquellas relaciones entre maestros, personas que estén con su mismas ganas de adquirir conocimiento y dedicarse a ello.
Finalmente, errantes que provienen de la sexta densidad son mucho menos usuales, mucho menos en número, pero siendo la unidad y la perdida de polaridad la característica principal de este nivel evolutivo, son personas que buscan sobretodo asociarse estrechamente con los que se encuentren únicamente en la misma línea de pensamiento, de resonancia, de nivel “de espíritu”, pues las relaciones “familiares” tienen menos peso que las relaciones entre personas que “vibren” como ellos, y esa es la frecuencia que traen a nuestro planeta.
Mismo objetivo
Al final, resulta que no importa nada si ya has pasado por la cuarta, quinta o sexta densidad en tu propio camino evolutivo, porque has aceptado las reglas de este nivel y tienes que ganarte de nuevo tu graduación completando, una vez más, todas las lecciones de la tercera densidad si quieres salir de aquí y “volver a casa”. Pero si que es muy importante que si resulta que eres un errante, despiertes a tu trabajo, misión o aquello por lo cual dejaste un proceso evolutivo para repetir curso, ya que si has venido para hacer algo, es porque consideraste que era importante hacerlo, y arriesgarte a no conseguirlo, sabiendo que lo olvidarías. Yo empezaría a machacar a vuestro Yo Superior, guías y demás para que empiecen a daros pistas de por donde van los tiros. No hay demasiados errantes comparados con el número de total de la humanidad, se estima que solo unos pocos millones de los 7 billones de personas son almas errantes, pero nunca se sabe, y seria una pena desperdiciar esta última encarnación sin haber completado el trabajo predestinado para ella.