En los últimos meses, las autoridades africanas han elevado el estado de alerta por ladetención de miembros del Hezbollah y de ciudadanos iraníes acusados de estar implicados en acciones terroristas dentro de sus territorios.

La red de Hezbollah, con el apoyo provisto por el gobierno de Mahmoud Ahmadinejad, extendió su brazo tanto a África Oriental, como Occidental. El objetivo principal es acrecentar la esfera de influencia de Irán en la región.

De acuerdo con un artículo de Ely Karmon, investigador del Instituto Internacional contra el Terrorismo (ICT), publicado en el periódico español El Imparcial, Irán y Hezbollah están desarrollando las bases para una amplía red terrorista que ataque objetivos judíos e israelíes en África.

El especialista remarca que, en junio de 2012, dos ciudadanos iraníes, Ahmad Abolfathi Mohammad y Sayed Mansour Mousavi, fueron detenidos en Nairobi, Kenia. Tenían en su poder 15 kilos de explosivos, aunque llevaban otros 85 que nunca fueron hallados.

Ambos fueron condenados en mayo por un tribunal keniata a cadena perpetua por posesión de explosivos para su supuesto uso en atentados con bombas en Nairobi y Mombasa.  

Nigeria también se ha convertido en un reducto para los miembros de Hezbollah y los agentes iraníes. Karmon precisa que ya en 2004 fuentes israelíes habían acusado a un diplomático iraní de espiar la Embajada de Israel en Abuya, la capital nigeriana.

En febrero de este año, el Servicio de Seguridad Estatal de Nigeria (SSS) detuvo a Abdullahi Mustapha Berende y a otros dos nigerianos acusándolos de pertenecer a una célula terrorista entrenada en Irán, según el artículo.

En mayo, Azim Aghajani, un iraní, y su cómplice nigeriano fueron condenados a cinco años de prisión por su implicación en una trama para introducir de contrabando un cargamento de armas en África Occidental.

El cargamento tenía como destino Gambia. La ONU y el gobierno los EEUU vincularon a Aghajani con la Fuerza Qods de la Guardia Revolucionaria Islámica, una unidad de élite secreta que actúa contra intereses extranjeros, de acuerdo con Karmon.

Ese mismo mes, fueron detenidos cuatros libaneses sospechosos de ser miembros de Hezbollah. Las autoridades encontraron un depósito de armas. Fueron acusados de importación ilegal de armas y quedaron bajo custodia del Gobierno Federal.

La situación ha llegado a tal punto que el presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, se reunió con los jefes de los servicios de seguridad el 10 de junio pasado para evaluar las posibles consecuencias de una crisis diplomática con el Líbano.

Las operaciones de Hezbollah también fueron registradas en Sierra Leona, Senegal y Costa de Marfil. La agrupación de radicales chíitas libaneses opera, además, en otros lugares del mundo, como América Latina.

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