La ciudad de Detroit se acogió hoy al Capítulo 9 de la protección por bancarrota en un tribunal federal, sentando así las bases de un esfuerzo histórico para rescatar a una ciudad que se hunde bajo miles de millones de dólares en deuda y décadas de mala gestión y la pérdida de ingresos fiscales.
La declaración de quiebra de la ciudad de Detroit se convierte en la más grande en la historia de EEUU. Según informan los medios de comunicación del país, Kevyn Orr, el director designado por el Estado de Emergencia ha pedido hoy a un juez federal permiso para colocar a la ciudad bajo la protección del capítulo 9 de la Ley de Bancarrota del país.
La presentación de los documentos comenzará en un plazo de entre 30 y 90 días que determinará si la ciudad tiene derecho a la protección del Capítulo 9 y definir el número de demandantes que podrían competir por los recursos limitados de liquidación que Detroit tiene para hacer frente a sus acreedores. La petición de bancarrota tiene como objetivo buscar la protección de los acreedores y los sindicatos que están renegociando cerca de 18.500 millones de dólares en deuda y otros pasivos.
Orr, quien en junio dio a conocer un plan de reestructuración de la deuda y las obligaciones que intentaba dejar a muchos acreedores con mucho menos de lo que se les debía, ha advertido reiteradamente que si las negociaciones no llegaran a buen puerto, se movería con rapidez para buscar la protección por bancarrota y así lo ha demostrado.
Detroit, la capital caída de la industria del automóvil
Con más de 5 millones de habitantes, se trata del centro urbano más grande en la historia de Estados Unidos en declararse en quiebra, pasando ahora su administración financiera a manos de su jefe del comité de emergencia financiera, Kevyn Orr, y de un juez de bancarrotas, informó el periódico local Detroit News.
Se trata de la caída más dramática de una ciudad en EEUU, que en el transcurso de un siglo pasó de ser un ícono del desarrollo y la producción -sobre todo de automóviles- a una urbe en decadencia, con pérdida de población, altos niveles de desempleo, y una base de problemas financieros cada vez más difíciles de manejar.
La decisión sigue a casi un mes de negociaciones, en que Orr sólo pudo lograr acuerdos con dos de sus acreedores: Bank of America y UBS, quienes aceptaron recibir 75 centavos por dólar sobre una deuda de 340 millones de dólares.