El equipo de investigadores de Atapuerca ha descubierto una roca de sílex por debajo del nivel donde se encontró la mandíbula humana más remota, de 1,2 millones de años, por lo que la nueva pieza podría remontarse a 1,5 millones de años, durante la primera ocupación de Europa occidental. Los científicos también han presentado una escápula infantil deHomo antecessor, la segunda conocida de esta clase.
Herramienta de más de 1,2 millones de años encontrada en la Cima del Elefante. / Jordi Mestre-EIA.
IPHES |
El grupo de científicos de Atapuerca ha hallado en la Sima del Elefante en Atapuerca (Burgos), un sílex cretácico del denominado ‘modo 1′ –tecnología muy rudimentaria–, en el nivel TE8. Se localiza unos dos metros por debajo del TE9, datado en 1,2 millones de años, donde en 2007 se encontró la mandíbula humana más antigua de Europa occidental.
Por lo tanto, dicha herramienta es todavía más arcaica y se aproxima al límite aceptado para la primera ocupación de Europa occidental, que se sitúa en 1,5 millones de años.
Además se ha dado a conocer una escápula infantil de Homo antecessor, la segunda documentada de un homínido tan antiguo. Este fósil, aunque se descubrió en 2005, ha necesitado siete años de restauración en el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES).
Para Eudald Carbonell, codirector del equipo de investigación de Atapuerca (EIA), no hay duda de que uno de los resultados más destacados de la campaña de excavación que finaliza este viernes es el hallazgo en la Sima del Elefante de la herramienta mencionada.
Es más antigua que la mandíbula humana documentada en 2007, y según ha comentado “pensamos que con el nuevo fósil nos acercamos al límite aceptado para la primera ocupación de Europa Occidental que se sitúa en 1,5 millones de años”.
Este hallazgo, junto con los nuevos fósiles de industria lítica aparecidos en otro yacimiento de Atapuerca este verano, “confirma la continuidad del poblamiento humano en Europa desde que este se originó, hace aproximadamente 1,5 millones de años, hasta la aparición de Homo antecessor, hace unos 850.000”, explica Carbonell.
El hallazgo confirma la continuidad del poblamiento humano en Europa desde que se originó
Para el arqueólogo, esto es muy importante porque “contradice las hipótesis planteadas por algunos investigadores que explicaban el primer poblamiento de Europa a partir de la sucesión de pequeñas oleadas de homínidos sin continuidad en el tiempo y condenadas a la extinción ante su incapacidad de adaptarse a los nuevos espacios”.
“Aunque se trata de una industria lítica muy arcaica, ésta ya refleja –prosigue Carbonell– el desarrollo de actividades complejas, como el aprovechamiento de animales caídos en las torcas. Estas actividades implican un cierto control del territorio, al ser necesario leer e interpretar las señales que se producen en el medio cuando un animal cae en una trampa de este estilo, tales como los bramidos de los propios animales o el revoloteo de aves carroñeras en las inmediaciones”.
Más descubrimientos
Pero sin duda, el rey de las cuevas de Atapuerca hace un millón de años fue el Ursus dolinensis, un oso de gran tamaño antepasado directo de los futuros osos de las cavernas (Ursus spelaeus) y muy cercano al ancestro común de los osos pardos actuales. De esta especie se han encontrado varios restos junto al de otros animales como rinocerontes, cérvidos gigantes, gamos, bisontes y asnos silvestres.
Respecto al otro hallazgo, la escápula de Homo antecesor, se encontró en 2005, en el nivel TD6 de Gran Dolina. Perteneció a un niño o niña de entre cuatro y seis años y representa una gran oportunidad de investigar sobre el desarrollo y la locomoción de esta especie.
Este fósil se encontraba literalmente incrustado en un bloque de arcilla calcificada, pero tras siete años de trabajo, el equipo de restauración del IPHES ha conseguido liberarlo. Además ya está en condiciones de ser analizado, tras lo que se expondrá en el Museo de la Evolución Humana de Burgos.
En el registro fósil de los homininos arcaicos, especies que ya se desplazan de forma bípeda, tan sólo se conocen las escápulas de un individuo inmaduro de unos tres años de edad, perteneciente a la especie Australopithecus afarensis, localizado en la localidad de Dikika, en Etiopía.