Miles de empleados de importantes cadenas de comida rápida de Estados Unidos continúan hoy por quinto día consecutivo en las calles de siete ciudades para exigir mejoras salariales y el derecho a sindicalizarse.
Desde principios de esta semana, trabajadores de restaurantes operados por McDonald’s, Wendy’s, KFC, Burger King, Subway, Checkers, Little Caesars y Popeyes, entre otras firmas, protestan en Nueva York, Chicago, Detroit, Flint, Kansas City, Milwaukee y Saint Louis para que aumenten su salario mínimo a 15 dólares la hora.
Los manifestantes denuncian que mientras la industria de la comida rápida está en auge, obtiene ganancias de hasta 200 mil millones de dólares al año y tiene perspectivas de crecer en 12 por ciento en 2018, ellos están al borde de la pobreza con sueldos bajos que no les alcanza para vivir.
El personal de ese tipo de restaurantes sólo reciben el sueldo mínimo federal de 7,25 dólares por hora y a diferencia de sus colegas de otros establecimientos gastronómicos no reciben propinas.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, prometió elevar a nueve dólares el salario durante su segundo mandato pero el Congreso aun no aprobó esa medida.
A la huelga se sumaron los trabajadores de tiendas pertenecientes a las marcas Victoria’s Secret, Macy’s y Sears, y el paro cuenta con el apoyo de organizaciones gremiales, grupos eclesiásticos y de la Unión Internacional de los Empleados del Servicio.
Según noticieros estadounidenses, muchas de las demostraciones tienen el estilo del movimiento Occupy, una campaña realizada en 2011 por el fin de las desigualdades socioeconómicas y del poder de las corporaciones y de los bancos, considerarlos culpables de la crisis económica global.
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