Cientos de seguidores del derrocado presidente de Egipto, Mohamed Mursi, manifestaron en la noche de este domingo frente a la casa del embajador de Israel en El Cairo, Yaakov Amitai, para pedir su expulsión por ser el presunto “cómplice de los ataques” contra la península de Sinaí (noreste).
Los manifestantes acusaron al diplomático sionista de ser también el responsable de los ataques de drones y de la violación del espacio aéreo del país árabe.
Según señalaron los seguidores de Mursi, el ataque aéreo del pasado viernes que mató a cinco personas en Sinaí, fue perpetrado por Israel en cooperación con el Ejército del Gobierno de facto de Egipto.
Porteriormente, la aviación egipcia lanzó el pasado sábado una ofensiva en Sinaí Norte, fronterizo con los territorios ocupados palestinos, que dejó como resultado cuatro uniformados muertos y otros siete heridos.
Tras estos hechos, el Gobierno israelí advirtió que no dejará que los recientes “rumores y conjeturas” perturben el tratado de paz con Egipto.
El ministro sionista de Defensa, Moshe Yaalon, sin embargo, no negó que Israel efectuara los ataques y dijo que el Estado israelí está al tanto de la creciente actividad militar egipcia en la península de Sinaí.
Yaalon ensalzó al Ejército egipcio por “combatir primero y por encima de todo para proteger a los ciudadanos y la soberanía de Egipto”.
En julio pasado, el Partido Revolucionario egipcio pidió la suspensión de los acuerdos con Israel porque Tel Aviv “intenta socavar y debilitar” a Egipto. Enfatizó la necesidad de adoptar una política hostil contra el Gobierno de Israel y la suspensión del acuerdo de Camp David, porque el régimen sionista “busca debilitarnos (…) Hay que luchar contra las conspiraciones de este régimen”.
El acuerdo de Camp David fue firmado por el expresidente egipcio Anwar El Sadat y el primer ministro israelí Menachem Begin el 17 de septiembre de 1978 tras doce días de negociaciones secretas con la mediación del expresidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, y mediante los cuales Egipto e Israel firmaron la paz en los conflictos territoriales entre ambos países.
A través de este tratado, Egipto se convirtió en el primer país árabe en sellar una paz “duradera” con Israel. Tanto el pueblo egipcio como varios países musulmanes de la región consideran este acuerdo como una “traición”.
Tras el derrocamiento de Mursi por parte del Ejército egipcio el pasado 3 de julio, decenas de personas han muerto y otras más han sufrido heridas en Sinaí, región que diariamente es asaltada por militares.
Las relaciones entre El Cairo y Tel Aviv se han deteriorado a raíz del levantamiento popular egipcio de 2011 que provocó el fin del Gobierno de Hosni Mubarak (1981-2011) y la llegada al poder de un islamista como Mohamed Mursi.
Durante la revuelta, el pueblo egipcio saqueó la embajada israelí, sede que aún se encuentra cerrada. Desde entonces, los egipcios han organizados varias marchas, en todo el país, reclamando romper todo tipo de relaciones con los sionistas.