ZOROASTRO… LE LLAMABAN ZARATUSTRA

Una colaboración de lalunagatuna

Zoroastro, también conocido en lengua castellana como Zaratustra -sí, sí, el del libro de Nietzsche- según unas fuentes fue un filósofo persa a caballo entre los siglos VII y VI ac. Según otras fue el último de una serie de sabios iranios (hasta cuatro) que dieron cuerpo a la que parece ser fue una de las primeras religiónes monoteistas de la que tenemos noticias mas o menos históricas, aunque sea por referencias indirectas. Dicha religión recibió el nombre de “mazdeismo”. El nombre de mazdeísmo procedería del nombre de la deidad a la que rendían culto, “Ahura Mazda”. Llamado Ormuz en árabe, como es habitual en todas las religiones monoteístas, estaba contrapuesta a un ente maligno, que recibe el nombre de Ahrimán o Ahramán. Pero más allá de los pormenores historiográficos de la religión de Zoroastro lo verdaderamente curioso es el por qué de su prácticamente desconocimiento absoluto en nuestra cultura. Bien es sabido que su doctrina sobre el dualismo antropológico -la división del ser humano en una parte física (cuerpo) y otra espiritual (alma)- va a influenciar a la mayoría de las religiones monoteistas actuales de la mano del también influenciado Platón. La también división pseudomaniquea entre el Bien y el Mal, el mesianismo zoroastrista… están también muy presentes en nuestras religiones más actuales. Sin embargo, Zaratustra, acallado en nuestra tradición hasta que el susodicho Nietzsche lo convirtiera en el sabio implacable de su obra cumbre, defendía algunas cosas la mar de extrañas en sus textos doctrinales. Dichos textos conocidos como “Avesta” en Occidente a partir del siglo IX defienden una serie de principios entre los que cabe destacar los siguientes:
– La defensa a ultranza de la igualdad de todos los seres humanos sin diferencias de sexo, raza, creencias, clase social…
– Respeto radical de todas las formas de vida existentes, animal o vegetal. Condena pues abiertamente la esclavitud, el sacrificio de animales, la crueldad, la opresión…
– La naturaleza es el mayor don que se nos ha regalado, es por ello que estamos obligados a cuidarla y defenderla por encima de todas las cosas. Dentro de este precepto se incluyen las fiestas vinculadas a los cambios de estaciones, cosecha…
– El hombre debe trabajar duro y compartir caritativamente sus riquezas y bienes con los más desfavorecidos.
– La lealtad, fidelidad y amor a los seres humanos, la familia y los seres queridos son obligatorios para todo aquel que quiera seguir las enseñanzas del Avesta.
Y todo ello hace nada más que 2.600 años, normal que le hayan querido tapar la boca a semejante loco. Para muestra, valga este botón:
“Aborrezco ser el adorador de los Devas; me confieso adorador de Mazdah, como seguidor de Zarathustra, enemigo de los Devas, confesor del Señor, alabador de los bienhechores inmortales. Al Sabio Señor prometo todo bien, todo lo mejor que existe; a él, el Bueno, el Benévolo, el Justo, el Magnífico, el Espléndido, de quien se origina la vaca, de quien viene la ley, las luces celestiales, con las cuales se uncen los goces de la felicidad. Escojo para mí la santa y la buena docilidad; ella debe pertenecerme. Reniego del hurto y de la rapiña del ganado, del saqueo y de la devastación de las aldeas de los adoradores de Mazdah. Concedo libre entrada y permanencia a los moradores de mi casa, y lo mismo a los animales domésticos con quienes habito sobre la tierra. Prometo a los hombres justicia con la debida reverencia: de ahora en adelante no saquearé, ni devastaré las aldeas de los mazdeos, ni condescenderé con el amor al cuerpo y a la vida. Confiésome mazdeo, discípulo de Zarathustra con voto y confesión. Prometo pensar bien, hablar bien y obrar bien”.

(Fragmento del Yasna 12. I, contenido en el Avesta, según la traducción incluida en el libro de Carlos Cid y Manuel Riu, “Historia de las religiones”)

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