Ciencia Imposible

Hay algo que no está bien con la opinión general sobre la historia de la humanidad.
La percepción general de que los antiguos eran mucho atrasados se está desmoronando a medida que averiguamos más sobre ellos. Los científicos ya no pueden negar que las civilizaciones antiguas como los sumerios, los egipcios, los chinos y los mayas tenían extraordinarios conocimientos astronómicos.
Como se dijo anteriormente, una rama completamente nueva de la ciencia – arqueoastronomía – ha sido fundada sobre él.
Lo más sorprendente de todo es que parece que nuestros antepasados conocían el ciclo precesional de 25,920 años. En un capítulo posterior, vamos a revisar también la conciencia del cambio precesional de Tauro a Aries más de cuatro mil años atrás. Por ahora, hay que señalar que, en el siglo II A.C., Hiparco se refirió al “desplazamiento de la señal del solsticio y equinoccio” – una clara referencia a la precesión.
¿De dónde adquirió Hiparco sus conocimientos?
En sus escritos, él les da el crédito a varios mentores, especialmente los “astrónomos babilónicos de Errec, Borsippa y Babilonia”. Ahora sabemos que los antiguos babilonios, conocidos como los caldeos, eran de hecho muy avanzados en astronomía, pero a su vez adquirieron sus conocimientos de una civilización anterior.
Fue en Sumer – la primera civilización – que la astronomía comenzó, y en Sumeria que los diversos signos fueron atribuidos por primera vez a las doce casas del Zodíaco. Parece que esta primera astronomía surgió en una forma perfecta, justo en el comienzo de la civilización sumeria hace casi seis mil años.
Pero en vez de progresar, el nivel de conocimientos astronómicos disminuyó. Los estudios han demostrado que los babilonios, que le siguieron a los sumerios en Mesopotamia, utilizaban efemérides (listas de los movimientos planetarios) que eran menos precisos.
En algún lugar de las profundidades oscuras de la historia, este conocimiento entonces entró en un nuevo descenso. Tanto es así que, dos mil años después de la caída de Sumer, los griegos y los romanos de alguna manera desarrollaron la idea de una Tierra plana en el centro del universo. Era como si alguien estuviera jugando una broma, pero no es cosa de risa que este nuevo nivel de ignorancia dominó el pensamiento del establecimiento por alrededor de dos mil años.
Cuando Copérnico colocó al Sol en el centro del Sistema Solar, podría haber parecido, a la vez, una propuesta revolucionaria.
Pero Copérnico no fue el primero en identificar la verdadera imagen – sólo estaba redescubriendo lo que ya era conocido en la antigüedad. Es muy posible que Copérnico sacara directamente de las fuentes antiguas la información, pues no hay duda de que habían sobrevivido bolsas de conocimientos antiguos en la clandestinidad, dentro de las tradiciones secretas religiosas.
Por ejemplo, el siglo XIII, el Zo’har, una obra fundamental en la literatura de la mística judía conocida como la Cábala, afirmaba con toda claridad que la Tierra giraba alrededor de su propio eje:
La Tierra entera gira, dando vueltas como una esfera. Cuando una parte está hacia abajo, la otra parte está arriba. Cuando hay luz en una parte, es oscuro en la otra parte, cuando es de día para esta arte, es de noche para la otra. La fuente de la Zo’har fue el rabino Hamnuna del siglo tercero.
Otra antigua epopeya, el Vishnu Purana de la India, repitió su tradición de larga data de que “el Sol está siempre está en un solo lugar”, mientras que el Surya Siddhanta describe a la Tierra como “un globo en el espacio”
En el siglo VI A.C., Pitágoras enseñaba sus estudiantes que la Tierra era una esfera. En el siglo V A.C., el filósofo jónico Anaxágoras explicó que la Luna oscurecía al el Sol durante un eclipse, y que durante un eclipse lunar, la sombra de la Tierra caía en la Luna.
En el siglo III A.C., Aristarco de Samos deduce que la Tierra giraba alrededor del Sol y el geógrafo Eratóstenes utilizó geometría combinada con el conocimiento astronómico para calcular la circunferencia de la Tierra con un error de menos de 200 millas frente a la geografía moderna.
En China, durante el siglo II D.C., Chang Heng describe a la Tierra como un “huevo”, y explicó que su eje señala a la Estrella Polar. Y la lista sigue…
Estos sorprendentes ejemplos de la ciencia antigua se encuentran convenientemente barridos bajo la alfombra, porque para ellos, reconocerlos es plantear la inevitable pregunta de cómo estas personas podrían haber adquirido sus conocimientos y, en particular, cómo los sumerios pudieron haber tenido conocimiento astronómico de tal forma perfecta, sin evidencia de ningún período de evolución intelectual.
La misteriosa fuente de la astronomía sumeria plantea una serie de preguntas:
¿Quién podría haber trazado la Antártida antes de que estuviera cubierta de hielo?
¿Quién podría haber diseñado el increíble equipo de Antikythera?
¿Quién podría haber trazado un templo de Tiwanaku c. 4050 A.C.?
¿Quién tenía la experiencia para seleccionar la ubicación única de Stonehenge para construir un observatorio c. 3000 A.C.?
¿Quién diseñó las características astronómicas de Machu Picchu c. 2300 – 2100 BC?
Estos son sólo algunos de los misterios que la ciencia convencional no logra responder.
La pregunta de por qué es aún más interesante que la cuestión de “quién. ¿Por qué, por ejemplo, estaban los sumerios, y casi todas las culturas antiguas, obsesionados con un calendario que registraría de forma precisa el movimiento de la Tierra en los cielos?
Los sumerios no podrían haber necesitado un nivel sofisticado de astronomía con fines agrícolas. Por el contrario, la obsesión de los sumerios con el comienzo del Año Nuevo en el día exacto del equinoccio de primavera se vio impulsado por la religión.
Nuestro estudio de lo “imposible”, y la búsqueda de una poderosa fuerza motivadora, nos ha traído cuidadosamente de vuelta a lo que todas las civilizaciones antiguas nos dijeron – que eran gobernados por una raza tecnológicamente sofisticada de “Dioses”.
Los sumerios los llamaban por nombres como Anu, Enlil y Enki.
Los egipcios los llamaban por nombres como Isis, Osiris y Horus.
Los babilonios se centraron en un solo Dios, Marduk.
Los israelitas dijeron a adorar a un solo Dios, Yahvé.
Los antiguos habitantes de las Américas adoraban a Dioses llamados Quetzalcoatl o Viracocha.
Y en todas estas tierras existían los llamados mitos de la creación de los Dioses creando al hombre y otorgándole la civilización y la ciencia.

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