Olga Porqueras es un mujer extraordinaria, ecléctica, con una fuerte personalidad vestida de dulzura que no hace mas que mostrar su inmenso amor a la vida, en mayúsculas, a través del reino animal.
Transmite la sensación de saber muy bien lo que se hace, de haber reconocido los dones que le otorgó esta vida que tanto le maravilla así como la validez del camino elegido. Una mujer que aprovechó los acontecimientos adversos de su etapa empresarial para, tras una larga y oscura noche del alma, descubrir en ella capacidades insólitas.
Retomó el desarrollo de habilidades terapéuticas que habían permanecido desatendidas durante la primera parte de su vida. Aunando estudios con su gran capacidad autodidacta, fruto de su curiosidad sin límites, Olga supo compaginar con gran acierto diferentes técnicas en su etapa de terapeuta humano como terapeuta y elaboradora floral , Medicina Sintergetica, Reiki…) y su aplicación tanto en seres humanos como en el reino animal.
Pero el camino la llevó más lejos. Su concepción holística de la salud incluía la de la propia vida, la de la red vital de la que formamos parte, y en ella pudo ver el desamparo actual que sufre el reino animal y las negativas repercusiones tanto para el ser humano como para la propia vida. Convencida de la importancia en el equilibrio de esta red vital para mantener vigente la belleza de la Madre Tierra y la esencia que la dinamiza, no dudó en poner sus conocimientos al servicio del reino animal.
Con valentía hoy abre nuevas rutas a sus pacientes animales y a sus alumnos humanos. Su currículo vitae impresiona y está plagado de términos desconocidos para el gran público pero que son muy significativos en el entorno de las terapias alternativas para animales en países como EEUU, Canadá, Alemania…
En este momento está inmersa en su proyecto Tama’s Essences – orientado a la concienciación y cuidado de la importancia que tiene el reino animal en nuestra vida terrenal y espiritual.
Tengamos presentes los animales en la toma de conciencia
Hemos olvidado en gran medida nuestra parte animal. Esa parte vital más primaria que configura los cimientos para la evolución de la personalidad humana y, en un continuo temporal, nos permite la trascendencia hacia nuestra alma. Olvidar o despreciar nuestra animalidad es limitar o frenar nuestra evolución y la de la propia consciencia de vida.
Como decía Anatole France “Mientras no hayas amado a un animal una parte de tu alma estará dormida ” La sola forma de despertar esa parte de alma es restableciendo la conexión y el amor hacia el reino animal, la comunicación con él. Y, sin ninguna duda, todos somos capaces de restablecer una comunicación con otras especies, solo hemos de recordar cómo hacerlo.