Los gatos domésticos son mascotas capaces de trepar hasta alturas considerables y avanzar sobre superficies angostas sin sufrir demasiados inconvenientes ya que consiguen coordinar a la perfección cada uno de sus miembros y, de este modo, tener equilibrio. Incluso, cuando por alguna razón pierden estabilidad, adoptan una postura corporal determinada para caer de pie y no lastimarse al llegar al suelo.

El equilibrio de estos animales de estructura atlética es admirable y se logra por una combinación de factores óseos y musculares que tienen los felinos a disposición para realizar hazañas y piruetas asombrosas sin exponerse a grandes riesgos. Gracias a ellos, pues, los gatos pueden desplazarse por ramas de apariencia quebradiza, caminar por cornisas y moverse por zonas donde hay poco espacio.

Los bigotes, la cola y las uñas, en este marco, resultan imprescindibles ya que los primeros funcionan como una especie de radar que le proporciona a estas mascotas datos importantes del entorno que lo rodea, mientras que la cola es utilizada para direccionar saltos y garantizar la estabilidad. Las uñas, por su parte, les aseguran un contacto poderoso con la superficie ya que les permite aferrarse con seguridad.

Cabe destacar también que el paso del tiempo puede ocasionar dificultades de coordinación ya que con los años los animales se vuelven más débiles y están expuestos a episodios de desorientación y trastornos motrices, así como pueden surgir problemas de inestabilidad en cualquier etapa de su vida como consecuencia de un cuadro de ataxia. Por esa razón, cuando un amo descubre que su mascota luce como perturbada o insegura y su andar es fluctuante, debe consultar de inmediato con un veterinario para identificar cuanto antes la causa de esta anormalidad que puede resultar mortal para más de un ejemplar ya que, al carecer de equilibrio, puede sufrir golpes o problemas de consideración.

Fuente: Mundo – Gato