La segunda guerra mundial evidenció la ferocidad autodestructiva del capitalismo. Tras 15 años de depresión los gurus del neoliberalismo se escondían bajo las piedras, el sistema se disfrazaba (Estado del bienestar) frente al peligro de revolución social y se lanzaban proclamas por una reconstrucción de la economía mundial sobre bases más estables y justas.
En 1944 se celebró en Bretton Woods, un pequeño pueblo del estado norteamericano de New Hampshire, una conferencia dónde se discutió sobre la manera de establecer alguna clase de normativa monetaria internacional para evitar una nueva espiral depresiva como la de los años treinta.
En Bretton Woods nacerían dos instituciones hermanas (el FMI y el Banco Mundial) cargadas inicialmente de buenas intenciones pero que en el curso de los años mutarían en organismos degenerados de destrucción masiva.