Lejos del dinero

El dinero me apasiona, es verdad, pero no para amasarlo de forma egoísta sino para todo lo contrario, para acabar con él, para suprimirlo de una vez por todas. Creo que no tardando mucho podremos vivir sin dinero; sueño con la llegada de ese día, el día en el que podamos abolir algo que nos ha hecho tan dependientes, tan esclavos.
 
Imaginad lo que serían las relaciones humanas sin que el dinero estuviera de por medio. Imaginad las relaciones en el trabajo, con la familia y con los amigos. Imaginadlo. Imaginaos así, tranquilos y felices, pensando todo el tiempo de forma desinteresada. El mundo se convertiría como por arte de magia en un paraíso. Todo trabajo sería nuevo. Todo trabajo sería un servicio. Toda relación sería una relación de amor, nunca basada en el interés.
 
El dinero es una idea, una idea que un día se hizo realidad; ese es el motivo de que ahora seamos todos esclavos. Se trata simplemente de suprimir esa idea.
 
Metámonos más a fondo, tratemos de imaginar al completo un mundo sin dinero. Por ejemplo de un plumazo se borrarían del mapa la mayor parte de los delitos, de los robos; diríamos adiós a los bancos, a las hipotecas y a todo tipo de subyugación a causa del dinero. La abolición del dinero sería el final de la explotación, también de la propiedad privada (que no entren ahora en la mente las sombras de los postulados socialistas, que por cierto no comparto lo más mínimo).
 
La idea fundamental es no tener que pagar nada, la idea es no tener que utilizar nada para conseguir las cosas. Las cosas y las riquezas son de todos. La Tierra nos nutre. Tenemos todo lo que necesitamos. Desde que nacemos hasta que morimos no nos va a faltar de nada. Nuestras necesidades van a estar cubiertas por el mero hecho de haber nacido. No debemos nada a nadie. Nadie nos debe nada. Nos sentimos libres. Somos libres. Sin empleados ni desempleados, sin ricos ni pobres. Es este un camino tan nuevo que es verdad que al comenzar a formularlo produce vértigo, pero es sólo al principio, luego los nervios se calman y comenzamos a vislumbrar una senda muy hermosa.
 
Imaginad lo que sería fabricar únicamente por necesidades reales, no para conseguir más dinero con un producto. Si se dejara de fabricar lo que no es necesario, desaparecería la publicidad, porque justamente la publicidad se hace para incitarnos a comprar algo que no necesitamos. Si desapareciera la publicidad, desaparecerían millones de mercenarios que comercian con el hambre y la mentira. La supresión del dinero significaría dejar de contaminar la Tierra; significaría también la inmediata disminución de las enfermedades, porque la mayor parte de las enfermedades son creadas por los laboratorios que esperan conseguir dinero vendiendo las medicinas que fabrican como remedio para esas enfermedades. Sin dinero se acabarían de un plumazo las armas y los ejércitos, sin las armas y sin los ejércitos se acabarían las guerras, sin las guerras se acabaría la miseria y el hambre en el mundo. 
 
Para mí esto que estoy contando no es un cuento de Navidad, es algo que vivo como una posibilidad real para este Planeta. Sé que va a llegar. 
 
La banca ética nos habla siempre de otra forma de ver el dinero y de cambiar la mentalidad con respecto a las inversiones, pero es que ya no estamos hablando de dinero ni de inversiones, estamos hablando de la abolición completa del dinero, de su abolición definitiva.
 
La abolición del dinero iría aparejada a la abolición del Estado, porque Estado y dinero representan la misma cosa. El camino hacia la liberación consiste en suprimir el dinero y en suprimir el Estado. Nadie tiene que imprimir dinero, ningún Estado se ha de otorgar la legitimación para ello; esa legitimación es simplemente una imposición. Y no volveríamos al truque, porque el trueque crea esclavitud, sobre todo desde el punto de vista psicológico. La solución no es crear una nueva moneda, sino dejar de funcionar con moneda.
 
Para llegar a ese ‘lugar’ de no dinero hace falta un alto estado de conciencia. Hay que empezar a concebir ese estado desde ahora mismo. Hay algo que se puede ir haciendo mientras el dinero desaparece, es algo muy lógico pero que tiene unas implicaciones tremendas; como paso previo a ese vivir sin dinero, ¿qué tal si reclamamos SUELDOS ÚNICOS, iguales para todo el mundo? Que todos los sueldos sean iguales para todos. ¿Cómo lo veis? ¿Qué os parece? Sí, sí, el sueldo del gran ingeniero igualito al del ama de casa…

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