Los mirlos urbanos madrugan más para que sus cantos no compitan con el ruido del tráfico

Los mirlos urbanos madrugan hasta cinco horas más que los rurales. Imagen: André Künzelmann. Fuente: UFZ.
El ruido del tráfico y las luces artificiales nocturnas hacen que las aves del centro de la ciudad de Leipzig empiecen a estar activas hasta cinco horas antes que las aves de zonas más naturales. Estos fueron los resultados de una investigación realizada con 400 mirlos en Leipzig por el grupo de investigación interdisciplinar “Loss of the night” (La pérdida de la noche), del Centro Helmholtz de Investigación Medioambiental (UFZ).

El mirlo común era originalmente un habitante del bosque, pero desde principios del siglo XIX ha llegado a estar bien adaptado a las condiciones de las ciudades. En la primavera de 2011 y 2012, en ambos casos durante más de 15 semanas, se registraron datos sobre el comportamiento de los mirlos en 215 hectáreas de Leipzig. Además, los científicos utilizaron datos de las estadísticas oficiales para el cálculo de la distribución de la iluminación artificial y los niveles de ruido del entorno.

Los científicos encontraron una relación lineal entre la hora a la que se despertaban los mirlos y los niveles de luz artificial durante la noche, pero que se detenía al llegar a un umbral.

El motivo, explican, es que los mirlos necesitan que sus cantos (que marcan territorio) se oigan, y por ello deben realizarlos en horas del día sin demasiado ruido ambiental. Los pájaros madrugadores madrugan más todavía para no competir con el tráfico, y los que se acuestan tarde, cantan en el anochecer.

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