Nota del editor: Kelly Wallace es corresponsal digital de CNN y editora en temas de familia, carrera y vida. Tiene dos hijas y vive en Manhattan. Lee sus otras columnas, sigue sus reportajes en CNN Parents o agrégala en Twitter.
(CNN) — Por lo general, me detengo antes de pronunciar la palabra “perfecta” cuando hablo con alguna de mis hijas, pero de vez en cuando se me escapa y entonces me estremezco.
“Luces perfecta”, puedo decir cuando alguna de ellas se arregla para una ocasión especial.
Después de hacer el comentario, inmediatamente deseo tener mi propio botón de borrar, porque he adquirido un intenso perfeccionismo durante casi toda mi vida y, lo que menos quiero, es pasarles esa horrible característica a mis hijas.
Todo empezó con la búsqueda de ser la hija perfecta, luego la estudiante, después la corresponsal de noticias, luego la profesional, luego la esposa y ahora la madre perfecta. Considero que he mejorado en ello si consideramos el hecho de que no me levanto a las 4:30 para escribir el artículo perfecto. Me di cuenta que dormir es igual de importante.
Sé que no estoy sola. En su nuevo libro, Wonder Women: Sex, Power and the Quest for Perfection” (Mujeres maravilla: sexo, poder y la búsqueda de la perfección), Debora Spar, presidenta de Barnard College, habla sobre esa incesante necesidad que muchas de nosotras,mujeres modernas, sentimos por ser perfectas en cada aspecto de nuestras vidas. Por alguna razón, casi 50 años después de que Betty Friedan escribiera The Feminine Mystique (La Mística de la feminidad) y del movimiento de mujeres, transformamos el feminismo enperfeccionismo, dice Spar.
“No estoy del todo segura de por qué, pero creo que una de las cosas que pasó sin que nadie tuviera la intención de que así fuera, es que a medida de que generacionalmente nos entusiasmamos por estas increíbles oportunidades creadas para las mujeres, construimos un mito y una ilusión a su alrededor”, sostiene Spar, madre de tres.
Los medios de comunicación sin duda jugaron un papel, considera Spar. La académica mencionó como ejemplo algunos comerciales, como el del perfume Charlie, de Revlon, de la década de 1970. El anuncio mostraba a la modelo Shelley Hack en el papel de una mujer de negocios elegante y sexy con un bebé, quien deslumbra a su esposo y a todos los hombres que pasan a su lado.
Así es como se supone que la vida debía ser para la mujer moderna trabajadora, ¿cierto? ¿Y eso tendría que ser fácil también?
“Creo que ese es el punto en realidad”, dice Spar. “No solo creíamos que íbamos a tener todas estas cosas a la vez, sino que de alguna manera, sería un cambio sin tener que trabajar demasiado, sin luchar, sin fracasar, sin deprimirse; el resultado de eso tristemente es que cuando nuestras vidas, por supuesto, se tornan más difíciles y complicadas, de alguna manera sentimos que hemos fracasado”.
A pesar de que hemos estado en esto del perfeccionismo desde hace varias décadas y los hábitos son tan difíciles de romper, Spar ofrece algunos consejos sobre cómo podemos tratar de cambiar poco a poco, y, quizás lo más importante es que comparte consejos sobre cómo podemos evitar que nuestras hijas sigan nuestros pasos no tan perfectos:
1. Confiesa: Las mujeres que aparentemente lo tienen todo deben empezar a admitir la verdad, dice Spar. “Aunque parezca que tengo todo bajo control y que puedo hacer varias cosas a la vez, todo se desmorona a mi alrededor”.
Puede parecer algo mínimo, pero el poder de las mujeres que hablan con franqueza acerca de las decisiones que toman y que son más honestas acerca de las compensaciones que “la vida de cualquier persona presenta” podrían quitarle algo de presión a las demás, añade.
2. Di no: N-O. Deletreo la palabra porque me resulta increíblemente difícil decirla y ese es parte de mi problema (y el de muchas otras mujeres modernas). Spar dice que debemos escribir todo lo que hacemos, suprimir tres o cuatro responsabilidades innecesarias y luego “decir no conscientemente” a las tareas adicionales.
“Creo que cuando me meto en problemas y cuando veo a mucha gente meterse en problemas es porque decimos tal vez. ‘Voy a tratar de estar allí. Trataré de hacerlo’. Solo di, ‘No hago eso. No viajo los fines de semana. No voy a conferencias. No hago ventas de pasteles’, cualquiera que sea el caso, y di conscientemente: ‘No voy a hacer eso’”. (Mi suegra utiliza una fabulosa expresión: “Eso no funciona para mí”. ¡Me funciona cada vez que tengo el valor de decirlo!)
3. Deshazte de la culpa: ¿Cuántas veces has ido a un evento del trabajo o a una reunión social solo porque sientes que debes estar allí y no porque quieres? Spar dice que a su hijo se le ocurrió hacerle una lista. “Cada vez que decidía si debía o no ir a un evento, él decía: ‘¿Es bueno para tu trabajo? ¿Tienes que ir? ¿Será divertido? Y si la respuesta a esas tres preguntas es no, no vayas’. Es increíble la cantidad de cosas que quitas del calendario si pones esa pequeña lista en práctica”.
4. Satisfice: Éste es un concepto que proviene de la economía y que los negociadores utilizan a menudo. Significa que no elijas la primera opción pero que no te conformes con menos. Es decir, tener un “conjunto entero” de opciones a considerar. “Creo que muy frecuentemente pensamos en términos de blanco y negro. Si no soy secretaria de Estado, he fracasado. Si no dirijo la empresa, he fracasado”, dice Spar.
“Creo que es útil darse cuenta de que solo porque no conseguiste exactamente lo que querías, no significa que no hayas conseguido algo que es realmente bueno”. (Por cierto, Spar dice que su sueño “era” convertirse en secretaria de Estado. Y yo le dije: “¡Todavía hay tiempo!”)
5. Los hombres también participan: No podemos hacerlo todo solas, dice Spar. Nuestros esposos, hermanos y compañeros de trabajo deben ser parte de esto también.
“Los hombres, obviamente, tienen que realizar algunas de las tareas del hogar, parte del cuidado de los niños y las mujeres tienen que dejar que ellos lo hagan”, aconseja. “No voy a dejar que mi esposo haga los almuerzos escolares porque no va a hacerlo tan bien como yo. No va a hacer las preguntas correctas en la conferencia de padres y profesores, por eso siempre tengo que ir yo. Tenemos que alejarnos de eso y creo que hay muchos hombres que realmente quieren estar más involucrados en la vida de sus hijos y en su hogar, pero a veces las mujeres los dejan fuera debido a que ellos harán las cosas de diferente manera“.