El próximo 15 de octubre en el Museo de Ciencias de Londres, la ESA presentará complejos componentes impresos hechos con metal, capaces de soportar los mil grados centígrados de temperatura y por tanto indicados para aplicaciones en que las condiciones sean muy exigentes, como en el espacio. En el acto participarán expertos del mayor consorcio europeo de ‘fabricación aditiva’.
La ESA y la UE, junto con socios industriales y del ámbito educativo, están desarrollando las primeras técnicas de producción a gran escala de impresión 3D con metales. Las impresoras 3D están llamadas a revolucionar nuestra vida cotidiana, pero hasta hace poco sólo podían trabajar con plástico, que no resulta muy útil para aplicaciones industriales.
Esta nueva tecnología ofrece muchas ventajas. La impresión 3D, o más técnicamente ‘fabricación aditiva’, puede crear formas muy complejas, imposibles de fabricar con técnicas tradicionales. Además con ella apenas se desperdicia material, y al reducir los pasos en la cadena de fabricación los costes de producción se reducen enormemente.
El proyecto AMAZE –acrónimo en inglés de los términos traducibles como Fabricación Aditiva para una producción eficiente y sin residuos de productos metálicos de alta tecnología- comenzó en enero. Se están montando fábricas en Francia, Alemania, Italia, Noruega y el Reino Unido para crear la cadena industrial de suministros.